Revolución
egipcia, segundo acto
Por
Alain Gresh
Le
Monde Diplomatique / Viento Sur, 24/11/11
Traducción de
Faustino Eguberri
Las
previsiones más pesimistas se habían vuelto moneda
corriente. Tras la primavera venía el otoño árabe, la
contrarrevolución estaba en marcha, y, para algunos, ni
siquiera la revolución había tenido lugar. Este
sentimiento era sin duda tanto más profundo porque el
derrocamiento de los regímenes tunecino y egipcio se había
realizado con una aparente facilidad, creando la ilusión de
que las transformaciones serían sencillas. En cuanto el
proceso pareció ralentizarse, los augurios anunciaron que
la revolución había perdido. Sin embargo, toda la historia
de las revoluciones, de la revolución inglesa a la revolución
francesa, de la revolución bolchevique a la revolución
argelina, prueba que las transformaciones necesitan tiempo,
energía, a menudo enfrentamientos violentos. Raramente las
clases dominantes ceden sin combatir. Pero si la
contrarrevolución es una realidad, nada indica que deba
necesariamente triunfar.
La caída del
presidente Hosni Mubarak no había sido más que una primera
etapa, seguida del nombramiento de un nuevo gobierno, y
luego de la detención del presidente y de miembros de su
familia y del comienzo de su proceso, que el Consejo Supremo
de las Fuerzas Armadas (CSFA) no deseaba. Otras medidas habían
sido impuestas por la calle, particularmente la disolución
del Partido Nacional Democrático (PND, de Mubarak) y luego
el nombramiento de una dirección provisional del sindicato
oficial.
Pero, en todo
el país, los responsables del antiguo régimen luchaban
denodadamente para mantener sus privilegios. El ejemplo más
llamativo era el de los medios del estado, prensa oficial y
televisión. A pesar de algunos pequeños cambios, estos
medios difundían el punto de vista del CSFA, no dudaban en
utilizar la mentira y la calumnia, como en tiempos del
antiguo presidente. En cada empresa, en cada universidad, en
cada administración, se mantenían también “pequeños
Mubarak” que habían participado en las malversaciones del
antiguo régimen. Y en todas partes se multiplicaban huelgas
y luchas para obtener a la vez el cambio de dirección y una
mejora de las condiciones de vida de los asalariados. Como
las movilizaciones obreras habían preparado la actual
revolución /1 .
Paralelamente,
las elecciones en diversos sindicatos profesionales llevaban
a profundos cambios en organizaciones que tienen un peso
real en la sociedad. Primero el sindicato de los médicos:
los Hermanos Musulmanes, aún guardando la mayoría a nivel
nacional, perdían el control de la mayoría de las
secciones regionales /2. Ganaban las elecciones del
sindicato de enseñantes (no he podido obtener los
resultados exactos), pero perdían también la presidencia
del sindicato de periodistas, y sobre todo la del poderoso
sindicato de abogados. Más que los reveses (a veces
relativos) de los Hermanos, era la fuerte participación en
todos esos escrutinios lo que indicaba la voluntad de los
afiliados de ver a esas organizaciones jugar un papel
combativo.
Esta
actividad, como las huelgas y las movilizaciones locales
contra la corrupción o contra dirigentes del antiguo régimen
aún en su puesto no eran espectaculares, y se encontraban
en parte disimuladas por el juego de los aparatos políticos,
las interminables discusiones entre los partidos y las
fuerzas armadas sobre el calendario electoral, el futuro
contenido de la Constitución, etc.
Más que
cualquier otra cosa, lo que va a perder al CSFA –que
disponía, al menos al comienzo, de una cierta
credibilidad–, es el mantenimiento de su política
represiva hacia todos los opositores, y más en general
respecto al conjunto de la población: mismas detenciones
arbitrarias, malos tratos, torturas…; uso de los
tribunales militares para juzgar a civiles; negativa a
investigar sobre los casos de tortura, incluso de muerte, en
las prisiones. La prosecución de estas prácticas ha
desacreditado al ejército no solo entre la juventud
intelectual movilizada desde el 25 de enero, sino también
en todas las capas populares. La participación activa en
los enfrentamientos de los grupos de forofos de los clubs de
fútbol, cuya odio a las fuerzas del orden no deja de
recordar el odio de la juventud de las barridas francesas
hacia las brigadas anticriminalidad (BAC), testimonia el
hartazgo general frente al autoritarismo y la arbitrariedad
/3.
El caso del
bloguero Alaa Abdel Fattah /4, detenido por motivos
absurdos, ha conmovido aún más a la opinión pública
porque la carta que ha enviado desde la prisión ha puesto a
la luz las condiciones de detención de sus compañeros de
celda y la situación de decenas de miles de jóvenes, a
menudo salidos de los medios populares y que no disponen de
conexiones que les protejan. Esta arbitrariedad y la
inaudita violencia de cada represión –contra la
manifestación de los coptos /5, en octubre, igual que
contra los manifestantes de Tahrir, el viernes 18 de
noviembre y los días siguientes /6– han sido el elemento
esencial de la extensión de las manifestaciones. Recordemos
que la consigna de “dignidad” (karama) ha sido el
cemento de todas las capas de la sociedad, tanto en Egipto
como en el resto del mundo árabe.
Por otra
parte, la adopción de un documento
“supraconstitucional”, que quería fijar límites
estrictos al futuro Parlamento encargado de escribir la
Constitución, ha levantado numerosas oposiciones,
particularmente la de los Hermanos Musulmanes que veían en
él una herramienta para apartarles de todo ejercicio real
del poder. En efecto, este texto daba al ejército la
posibilidad de rechazar toda decisión del futuro
Parlamento, incluso la posibilidad de disolverlo. Era el
“modelo turco” –pero no el actual: el de hace treinta
años, cuando el ejército “velaba” el poder civil… un
derecho que le ha sido arrebatado por las reformas de los
diez últimos años.
El CSFA
empujaba así a los Hermanos Musulmanes a una oposición
abierta y éstos convocaban, con otras fuerzas a una
manifestación de un millón de personas el viernes 18 de
noviembre: por primera vez desde la primavera de 2011, los
Hermanos Musulmanes salían a la calle. La amplitud de la
manifestación y luego su violenta represión han
desencadenado los acontecimientos actuales –y una
removilización que ha superado ampliamente el marco de El
Cairo y de Alejandría. La negativa de los Hermanos
Musulmanes a participar en las nuevas movilizaciones –a
pesar de su denuncia clara de la represión–, confirma que
tienen dificultades para adaptarse a la nueva situación del
post-Mubarak, lo que no deja de crear divisiones entre ellos
/7. Es cierto que su objetivo a corto plazo es la celebración
de las elecciones el 28 de noviembre, que les garantizarían
un número elevado de diputados.
Es aún difícil
saber cómo se desarrollará esta etapa /8. Lo que es
seguro, es que los egipcios no buscan, como afirma de forma
despectiva el editorial del Figaro del 23 de noviembre, su
“nuevo faraón”. El CSFA ha hecho la noche del 22
algunas concesiones: dimisión del gobierno, promesa de que
las elecciones presidenciales tendrán lugar antes del fin
de junio de 2012, de que el poder pasará entonces a los
civiles, apertura de investigaciones sobre la represión.
Pero parece que es demasiado poco, demasiado tarde… Las
manifestaciones prosiguen, la movilización se extiende
–se ha visto así, hecho sin precedentes, a 250 diplomáticos
con plaza demandar la vuelta del poder a los civiles. La
revolución continúa.
23/11/2011
Notas:
1/
Raphaël Kempf, « Racines ouvrières du soulèvement égyptien
», Le Monde diplomatique, mars 2011 http://www.monde-diplomatique.fr/2011/03/KEMPF/20245.
2/
http://blog.mondediplo.net/2011-10-23-Echec-relatif-des-Freres-musulmans-aux-elections
3/
Claire Talon, « Egypte : génération ultra », LeMonde.fr,
17 octobre 2011
http://www.lemonde.fr/afrique/article/2011/10/17/egypte-generation-ultras_1589030_3212.html
4/
http://blog.mondediplo.net/2011-11-15-Dans-les-prisons-egyptiennes
5/
http://blog.mondediplo.net/2011-10-10-Egypte-sanglante-repression-contre-les-coptes
6/
http://www.arabist.net/blog/2011/11/22/tahrir-what-next.html
7/
. (Hany El Waziry y Ghada Sherief, « Discord within
Brotherhood for not participating in demo », Al-Masry
Al-Youm in English, 22 noviembre)
8/
Isandr El Amrani, « Tahrir : What next ? », The Arabist,
22 noviembre
http://www.arabist.net/blog/2011/11/22/tahrir-what-next.html
http://blog.mondediplo.net/2011-11-23-Revolution-egyptienne-acte-II
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