Primeras elecciones desde la caída de
Mubarak
Masiva votación en Egipto bajo
estricto control
de los militares
Hubo una participación muy elevada;
los Hermanos Musulmanes,
los grandes favoritos
Por Temoris Grecko
Desde El Cairo
temorisblog.wordpress.com, 29/11/11
Si las cifras oficiales confirman lo
que vieron ayer los ojos, la alta participación en la
primera jornada de votación de este largo proceso de
elecciones legislativas anticipa un éxito para la junta
militar que gobierna Egipto. Y si la presencia de los
Hermanos Musulmanes -tan amplia como bien organizada- pudo
anticipar algo, fue que este partido islamista se alzaría
con una importante victoria.
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Largas colas para votar... |
En ambos casos, quienes parecerían
haber sufrido una fuerte derrota son los revolucionarios de
la plaza Tahrir. Paradójicamente, porque fueron ellos
quienes abrieron la puerta a que se realizaran elecciones
libres, una de sus principales demandas.
En cualquier caso, el acto de millones
de egipcios formando largas y ordenadas filas para ejercer
su derecho al voto (el horario incluso se extendió dos
horas más del cierre estipulado) no transforma automáticamente
a Egipto en un país democrático.
El pueblo salió a expresar su voluntad
no sólo sometido a un estricto control militar, sino bajo
las amenazas del jefe del ejército y presidente de facto ,
el mariscal de campo Mohammed Hussein Tantawi, y ante la
ominosa perspectiva de que, sea cual fuere el resultado, las
fuerzas armadas ya han expresado su determinación de
mantener su influencia, sus acciones y sus negocios por
encima de todo control civil: al estilo de una monarquía
autoritaria, los generales se reservaron el derecho a regir
por encima de la Constitución.
Boicot
Por eso los manifestantes , que
conquistaron su derecho a actuar desde la plaza Tahrir tras
resistir durante cinco días de enfrentamientos con policías
y soldados (que dejaron 41 muertos reconocidos por el
gobierno), se oponen a las elecciones que ellos mismos
pidieron. Una serie de acciones del Consejo Supremo de las
Fuerzas Armadas (CSFA, junta militar) los convenció de que
expulsar al dictador Hosni Mubarak no fue cambiar el régimen.
Si alguien tenía dudas, desaparecieron
el domingo por la tarde cuando Tantawi dejó en claro que
los militares no permitirán que la voluntad popular,
expresada a través de los legisladores que sean elegidos,
les quite privilegio alguno cuando se elabore la nueva Carta
Magna. "El papel del ejército será el que tiene en la
Constitución actual, como el que tuvo en la Constitución
anterior, el que tendrá en la próxima Constitución y en
todas las futuras constituciones", dijo.
Esto significa que el CSFA rechaza la
idea de que los militares deben subordinarse a los civiles y
quiere mantener sus decisiones y su presupuesto (incluido lo
que hace con los 1300 millones de dólares que le entrega
anualmente Estados Unidos en ayuda militar) bajo su control
exclusivo.
Además, se arroga el derecho a
intervenir, con derecho de veto, en la redacción de la
Constitución. Y quiere seguir teniendo el privilegio de
declarar la guerra: para los soldados, la política exterior
bélica no es competencia de diplomáticos o políticos,
sino de generales.
Tantawi también advirtió que se
convocó a los egipcios para elegir un Parlamento destinado
únicamente a redactar la nueva Constitución. En tanto el
CSFA no decida entregar el poder a los civiles, seguirá
decidiendo unilateralmente a quién le encarga la tarea de
gobernar, sin importar a quiénes les otorguen los
ciudadanos su confianza.
Trucos de campaña
La advertencia provocó gran disgusto
en la plaza Tahrir. Y también entre los Hermanos
Musulmanes, que impresionaron en la primera jornada
electoral al colocar simpatizantes en numerosos centros de
votación, supuestamente con la tarea de contribuir a
garantizar la seguridad (aunque el ejército vigilaba) y de
ayudar a la gente que los necesitara. En realidad, siguieron
haciendo campaña, a pesar de que las reglas establecen que
el proselitismo debe suspenderse en el día de los comicios.
En tiempos de dictadura, a veces bajo
una dura represión, otras precariamente tolerados, los
Hermanos Musulmanes fueron la única organización que
alcanzó presencia nacional, actuando desde sus bases en las
mezquitas y gracias a obras de bienestar público para la
población necesitada.
Ahora, se preveía que su Partido
Justicia y Libertad se convirtiera en el más importante,
con estimaciones que le auguraban alrededor del 30% de los
escaños parlamentarios. Por eso, han expresado su demanda
de que la organización política más votada reciba el
encargo de formar gobierno.
"Esa sería una espantosa
burla", dijo Mansour Moussa, un activista de la plaza
Tahrir, que pertenece a la línea que rechazó boicotear las
elecciones y que sí fue a votar. Muchos de ellos no creen
que los Hermanos sean tan moderados como hasta ahora se han
mostrado y temen que su objetivo sea crear una república
islámica.
"Hemos luchado tanto, nuestros
hermanos han dado su sangre? ¿para que nos impongan una
dictadura religiosa? Las elecciones están mal planteadas,
pero no tenemos alternativa: nuestra voz en las calles dejará
de escucharse si no la llevamos también a la política
electoral.".
Los
Hermanos Musulmanes habrían
obtenido el 40% de los votos
Los islamistas, cerca de su primera
victoria en Egipto
Por Temoris Grecko
Desde El Cairo
temorisblog.wordpress.com, 01/12/11
"Hubo muchos debates en [la plaza]
Tahrir y nuestros hermanos explicaron muy bien por qué no
deberíamos participar en las elecciones , ya que los
militares nos piden salir a votar por un Parlamento al que
le niegan plenos poderes", explica Maryam Eseldín, una
estudiante de ingeniería de 21 años, activista de la
revolución del 25 de enero.
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...mientras la Plaza Tahrir se
vaciaba (vista de la Plaza el 30 de noviembre) |
Lo curioso es que después cuenta, con
alegría, que soportó una fila de cuatro horas para poder
llenar las dos boletas electorales y depositarlas en las
urnas. "Nunca lo había hecho. Y alguna gente mayor que
sí había votado no sabía lo que era saber que su decisión
iba a valer, que no la iban a alterar". A final, la
joven creyó: "Era importante ejercer el derecho que
exigimos y por el que mis compañeros mártires murieron.
Eso nos dará fuerza para ir por más".
Acudir a los centros de votación fue
un acto de gran valor simbólico para los egipcios: la mística
revolucionaria se desplazó de Tahrir a los cuartos oscuros,
de la revolución a la democracia formal.
Por ahora, los primeros datos de ayer
adelantan una victoria de los partidos religiosos de
tendencia islamista.
Para Ahmed Salah, un ingeniero
petrolero de 60 años que como segunda nacionalidad tiene la
española, éste fue también su bautismo electoral:
"Con Mubarak no tenía razones para votar -explica-. No
permitían que participaran los políticos de oposición,
salvo en raras ocasiones y en distritos alejados. En el mío,
jamás. Nos reíamos porque aseguraban que la mayoría de
los egipcios había votado, pero casi nadie conocía a
alguien que lo hubiera hecho."
Ahora es al revés. Prácticamente toda
la gente de sus círculos de amistades y trabajo le dijo que
acudiría a las urnas. "La única cosa más difícil
que meter la boleta en la urna fue encontrar el nombre de
mis candidatos", comenta jocosamente.
Hay 47 organizaciones políticas y, al
añadir a los aspirantes independientes, el votante se
encuentra con una tarea muy complicada para elegir. En el
distrito de Salah, la primera boleta tenía 19 listas de
partidos. La segunda, 113 candidatos: es un papel del tamaño
de una mesa de escritorio, que hay que doblar con cuidado
para introducirla en la urna.
Gracias a una vieja costumbre que se ha
utilizado en muchos países, para facilitar que las personas
analfabetas reconozcan a quienes quieren apoyar, cada
pretendiente se identifica con un objeto: desde un busto de
Nefertiti hasta un cohete espacial, y desde una pistola
hasta una paloma. "¿A quién se le ocurre hacerse
representar por una aguja? -se ríe Salah-. ¡Cuánto busqué
en este pajar! Casi voto al que usa un pollo asado, lo vi
primero? y se me antojó."
Las cosas se complican más porque la
junta militar dividió el proceso electoral en seis fases,
subdividas en primera y segunda vuelta, cada una de dos días.
El 12 de marzo será la última de 24 jornadas electorales
en cuatro meses.
De acuerdo con las estimaciones
preliminares de esta primera vuelta, los Hermanos Musulmanes
quedaron adelante. La Alianza Democrática, que encabeza su
Partido de la Libertad y la Justicia, incluye a otras seis
organizaciones, dos laicas, y habrían alcanzado el 40% de
los votos, muy por encima del 20 o 30% que auguraban los
observadores.
En Túnez y en Marruecos, otros
partidos de orientación semejante, que ganaron elecciones
recientes, han establecido coaliciones de gobierno que
incluyen a partidos laicos liberales y de izquierda, como
una forma de desactivar las acusaciones de que quieren
implantar regímenes de extremismo religioso.
A los Hermanos les conviene que en
segundo lugar no haya quedado una formación laica, sino los
radicales de la Alianza Islamista, liderada por el Partido
Al-Nour, con entre 5 y 15%. Esto los ayudará a destacar su
carácter "moderado" pues, como dicen ellos, los
salafistas aspiran a adaptar la vida moderna a la sharia
(ley islámica), mientras que los Hermanos tratan de adaptar
la sharia a la vida moderna.
En tercer sitio, no quedaron los
partidos que surgieron en Tahrir, varios de los cuales se
agruparon en la alianza La Revolución Continúa, sino la
coalición Bloque Egipto, que se formó alrededor del
partido Egipcios Libres, creado hace pocos meses por un
potentado de las telecomunicaciones, Naguib Sawiris.
La cadena Al Jazeera estima que se han
cancelado los derechos electorales de por lo menos 30.000
personas que en algún momento sufrieron arrestos, sin que
se distinga entre criminales comunes y detenidos políticos.
Islam Saiyyudin Mohammed, un activista
que inicialmente se inclinaba por boicotear el proceso,
cambió de opinión y pidió, desde su blog Literary
Revolutions, que sus compañeros participaran. El no pudo:
"Busqué mi nombre y aparezco como excluido".
Es una paradoja para una plaza Tahrir
que, si el proceso electivo continúa siendo exitoso, tendrá
que enfrentarse a un dilema existencial.
¿Cuál será ahora el objetivo de la
protesta ? No hay consensos y en muchos egipcios empieza a
calar la propaganda que describe a los manifestantes como
necios problemáticos o como saboteadores inspirados por
misteriosos enemigos extranjeros.
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