Por qué Bahréin no es Siria
Por Pepe Escobar
Asia Times 15/02/82012
Rebelión, 16/02/2012
Traducido por Germán Leyens
Qué penoso es que el primer
aniversario de un verdadero movimiento árabe por la
democracia en el Golfo Pérsico –implacablemente
reprimido– caiga el 14 de febrero, cuando celebran el Día
de San Valentín en Occidente. Un romance condenado al
fracaso. ¿Y cómo honra Washington ese trágico romance?
Reanudando las ventas de armas a la represiva dinastía suní
al-Khalifa en el poder en Bahréin.
Solo para recapitular: El presidente
Barack Obama de EE.UU. dijo al presidente de Siria Bashar
al-Asad que “renuncie y permita que tenga lugar una
transición democrática inmediatamente” mientras el rey
Hamad al-Khalifa obtiene más juguetes para reprimir a sus súbditos
subversivamente pro democracia.
¿Es un caso de disonancia cognitiva?
Claro que no, después de todo Siria está apoyada por Rusia
y China en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
mientras Bahréin alberga a la Quinta Flota de EE.UU.,
defensor del “mundo libre” contra esos malignos iraníes
que quieren cerrar el Estrecho de Ormuz.
Hace un año la abrumadora mayoría de
la población de Bahréin –en su mayoría chiíes pobres,
desatendidos, tratados como ciudadanos de tercera clase,
pero también suníes educados– salió a las calles a
exigir que el gobierno de los al-Khalifa permita un mínimo
de democracia.
Como en Túnez y Egipto –a diferencia
de Libia y Siria– el movimiento por la democracia en Bahréin
es legítimo, no violento y no contaminado por la infiltración
occidental o del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).
La reacción fue una enérgica represión
y una invasión saudí por la carretera elevada a Manama.
Fue el resultado tácito de un trato entre la Casa de Saud y
Washington: os daremos una resolución árabe que os permita
ir a la ONU y luego lanzar el bombardeo humanitario de la
OTAN contra Libia; nos dejáis solos para que aplastemos esa
insensatez de la Primavera Árabe (Vea: Revelado el acuerdo
entre EE.UU. y Arabia Saudí, Rebelión, 2 de abril de
2011.)
El gobierno de Obama no tardó en
adelantarse a la “celebración” de la represión de la
democracia en Bahréin enviando a un mandamás del
Departamento de Estado a ese país.
Como informa Gulf Daily News, la
llamada “Voz de Bahréin” pero más bien la voz de los
al-Khalifa, el secretario adjunto de Estado para Asuntos de
Medio Oriente de EE.UU., Jeffrey Feltman, elogió
ampliamente los pasos del rey Hamad para “disipar
tensiones” –como “la liberación de prisioneros políticos,
una reestructuración parcial del gabinete y la retirada de
fuerzas de seguridad”.
Los informantes de Feltman debían de
estar ciegos porque los prisioneros políticos siguen en la
cárcel, la reestructuración del gabinete es un lavado de
cara y la represión por parte de las fuerzas de seguridad
funciona a toda marcha.
Feltman dijo que Washington destaca el
“diálogo nacional”, soluciones “hechas en Bahréin”
y la “no interferencia de Estados extranjeros en el
proceso”. ¿Deberían seguir los bahreiníes el modelo
OTANCCG como se aplica en Siria?
También dijo: “Los bahreiníes
pueden contar con el apoyo de EE.UU. para respaldar un
consenso bahreiní respecto al camino a seguir” y elogió
la “sinceridad” del príncipe heredero Salman, también
comandante supremo adjunto y conductor del diálogo
nacional. Con amigos semejantes, el movimiento pro
democracia en Bahréin verdaderamente no necesita enemigos.
Por lo tanto este es, en pocas
palabras, el mensaje de Washington: haced que la gente deje
de hacer ruido y mantendremos nuestra base para defenderos a
vosotros y a vuestros primos de las masas mugrientas.
La vida real en Bahréin es
completamente diferente. Lo que los medios corporativos de
EE.UU. califican de “tenso emirato” sigue todavía bajo
una ley marcial de facto. Los manifestantes pro democracia
“liberados” –cientos de ellos– siguen en la cárcel.
Human Rights Watch, dicho sea a su favor, pero basándose
todavía en eufemismos, dice: “Existe poca rendición de
cuentas por la tortura y los asesinatos, crímenes en los
cuales está implicada la Fuerza de Defensa de Bahréin”.
De hecho, ninguna rendición de cuentas
Anticipando más represiones
relacionadas con el primer aniversario de la revuelta, el
Ministerio de Salud ha ordenado a los hospitales privados
que informen al aparato de seguridad de todos los heridos;
cientos de doctores y enfermeras acusados de atender a los
manifestantes heridos han sido arrestados en los últimos
meses.
El ejército colocó alambradas de púas
en todas las áreas cerca de la rotonda Pearl donde
derribaron el monumento Pearl, el mayor símbolo de la
democracia arrasado. Dos ciudadanos estadounidenses, Huwaida
Arraf y Radhika Sainath, fueron arrestados recientemente en
Manama durante una protesta pacífica no violenta. Ayat
al-Qormozi fue encarcelada porque leyó un poema criticando
al rey Hamad en la rotonda Pearl.
El pasado mes de noviembre la Comisión
Independiente de Investigación de Bahréin acusó a los
al-Khalifa de utilizar “fuerza excesiva, incluida la
extracción de confesiones forzosas, contra los
detenidos”. A finales de enero, Amnistía Internacional
pidió “investigaciones y responsabilidades por más de
una docena de muertes debidas a la utilización de gas
lacrimógeno” y llamó a Washington a “suspender el envío
de gas lacrimógeno y de otro equipo de control de
disturbios a las autoridades bahreiníes”.
El servicio local de seguridad,
respaldado por los saudíes, se basa fuertemente en policías
paquistaníes de control de disturbios, por no hablar del
gas lacrimógeno y las granadas aturdidoras hechos en EE.UU.
que se utilizan para dispersar cualquier manifestación pacífica
contra el gobierno. Numerosos ciudadanos mayores y niños
han muerto de asfixia después de que las tropas del régimen
dispararan gas lacrimógeno en áreas residenciales e
incluso dentro de las casas. La represión respaldada por
los saudíes llegó a afectar a pacíficos asistentes a las
procesiones funerarias de los manifestantes eliminados por
el aparato de seguridad de al-Khalifa.
¿Cuál es el problema? Todo forma
parte del “diálogo nacional” del príncipe heredero.
Sin embargo, a pesar de la continua
represión, las manifestaciones que exigen la partida de los
al-Khalifa suceden casi a diario. No era una demanda inicial
del movimiento pro democracia, pero lo fue después de la
invasión saudí.
Y para probar definitivamente que
vivimos en el mundo de El Sentido de la vida de Monty
Python, basta con leer la entrevista del rey Hamad publicada
en el semanario alemán Der Spiegel [1].
El rey dice que pidió al CCG que
invadiera el país en marzo de 2011 para proteger las
“instalaciones estratégicas” de Bahréin “en el caso
de que Irán fuera más agresivo”. Teherán no tuvo
absolutamente nada que ver con las protestas, causadas por
una monarquía que trata a la mayoría de sus súbditos indígenas
de la misma forma que los Emiratos Árabes Unidos tratan a
sus trabajadores extranjeros del sur de Asia.
El rey dijo también que “nuestras
mujeres están muy asustadas y es el deber de un caballero
proteger a las mujeres”. Tal vez, en lugar de una invasión,
tortura, asesinatos y represión ininterrumpida, el rey podría
haber calmado a sus “mujeres asustadas” con un reparto
de carteras Louis Vuitton auspiciado por el Estado.
(*)
Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized
World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007)
y de “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the
surge”. Su nuevo libro, recién aparecido, es
“Obama does Globalistan” (Nimble Books, 2009).
Nota:
[1]
Vea Bahrain's King Says Assad Should Listen to His People,
Der Spiegel, 12 de febrero.
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