La
Hermandad Musulmana se alía al FMI
y a los bancos de EEUU
Por
Charles Levinson
Desde Egipto
Wall
Street Journal, 21/02/2012
El Cairo.–
El mes pasado, la Hermandad Musulmana recibió una llamada
del Fondo Monetario Internacional. Egipto se abalanzaba
hacia el colapso económico y el organismo había decidido
que no seguiría adelante con un préstamo de US$3.200
millones sin un compromiso de los nuevos pesos pesados del
país.
Después de 80
años funcionando como un movimiento clandestino con muchos
de sus miembros en la cárcel, la Hermandad se encontró en
medio de un momento histórico. Su decisión podría
determinar el futuro de un crédito considerado vital por
muchas autoridades occidentales y el empresariado egipcio.
En Egipto
impera una profunda desconfianza hacia el FMI, alimentada
por una sospecha generalizada de intromisiones occidentales
e invasiones extranjeras para recolectar deudas en los
siglos XVIII y XIX. Muchos egipcios creen que las reformas
económicas occidentales de los últimos años enriquecieron
a un puñado de amigos del gobierno, pero hicieron poco por
el resto.
La Hermandad,
no obstante, aprobó provisionalmente el préstamo de
US$3.200 millones del FMI. "De repente, nos encontramos
por primera vez y después de un período de aprendizaje muy
corto con que nos piden adoptar una posición que podría
afectar la vida de todos", cuenta Essam al–Haddad, el
nuevo asesor de la Hermandad para asuntos internacionales.
Desde su
legalización después del derrocamiento del presidente
Hosni Mubarak en febrero de 2011, la Hermandad Musulmana ha
tratado de reinventarse. Hace un año era una organización
hermética, dominada por líderes de edad avanzada que
pasaron mucho tiempo en prisiones egipcias y poco en
capitales occidentales. Hoy, tras adjudicarse una mayoría
relativa de escaños en las recientes elecciones
parlamentarias, está a punto de convertirse en la nueva
clase dirigente.
Enfrentada a
una economía en declive, la Hermandad no puede permitirse
el lujo de debatir eternamente sobre conspiraciones
sionistas, la hipocresía estadounidense y las turistas que
se pasean en bikini. No, al menos, si quiere reparar Egipto.
El turismo,
por ejemplo, cayó al menos un tercio durante el
levantamiento, según estadísticas oficiales. Y el grifo de
miles de millones de dólares anuales en inversión
extranjera (que alcanzó el máximo de US$13.700 millones en
2007) prácticamente se cerró. "Egipto va de cabeza a
estrellarse contra una pared económica", afirma Karim
Sadek, director ejecutivo de Citadel Capital, una firma de
capital privado de El Cairo.
Una encuesta
de Gallup realizada entre abril y diciembre de 2011 reveló
que 54% de los egipcios considera el empleo y el desarrollo
económico como sus prioridades, mientras que menos de 1%
citó la implementación de la ley musulmana. Los resultados
fueron consistentes entre todos los partidos políticos,
incluso los islamistas. "Sus seguidores quieren que se
arregle la economía, no soluciones religiosas", señala
Dalia Mogahed, directora del Abu Dhabi Gallup Center, que
hizo la encuesta.
Los escépticos
temen que una vez que la Hermandad se ancle en el poder, su
agenda social volverá al primer plano, en particular si la
economía egipcia sigue decayendo. "Es un gran temor
que, si no logran reparar la economía, intentarán limpiar
la sociedad", dice Heba Morayef, investigadora de
Egipto en Human Rights Watch.
Hay diferentes
opiniones dentro del movimiento sobre cuán estrechamente
ligarse a Occidente. Si bien algunos miembros de la
Hermandad han cortejado recientemente a Washington, la
relación sigue siendo tensa. "¿Se puede confiar en la
Hermandad Musulmana? No lo sé", dijo un diplomático
occidental. "Tienen caras diferentes. Son
conservadores, son históricamente antioccidentales pero
también son muy estratégicos".
La Hermandad
ha recibido múltiples delegaciones de inversionistas
extranjeros, incluyendo J.P. Morgan Chase & Co. y Morgan
Stanley. También se ha reunido con ejecutivos de grandes
empresas estadounidenses que operan en Egipto, como
Coca–Cola Co., General Electric Co. y General Motors Co.
Los encuentros
forman parte de un amplio y tentativo acercamiento entre
Occidente y las fuerzas musulmanas en el poder como
resultado de la Primavera Árabe. Defensores de esta relación
con los islamistas mantienen que una integración de los
movimientos en la política es la manera más segura de
moderarlos.
Al frente de
la Hermandad se encuentra un nuevo frente de refinados
empresarios del grupo. Lucen trajes hechos a la medida y
corbatas de Burberry, llevan iPads forrados en cuero y
hablan inglés con fluidez. Con todo, la influencia que
estos nuevos pragmatistas tendrán finalmente en una
organización históricamente dominada por elementos
conservadores está por verse.
El problema
actual es que el análisis de la economía egipcia es casi
unánimemente pesimista. El gobierno militar acudió a los
bancos locales en busca de préstamos y empezó a recurrir a
los US$43.700 millones en reservas extranjeras, que ahora
son de apenas US$13.600 millones, el equivalente a menos de
tres meses de importaciones, según el banco central.
"Durante
60 años trabajamos sumergidos y ahora hemos salido y
estamos viendo la luz por primera vez", señala Haddad.
"Estamos pestañeando y restregándonos los ojos, como
los mineros chilenos".
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