No
a la guerra sectaria
Por
Elías Khoury (*)
Al–Quds al–Arabi /
Traducciones de la revolución siria,
28/02/2012
La tragedia de
Baba Amro en Homs es un resumen conciso de las políticas
del régimen sirio: bombardeos, disparos a quemarropa,
asesinato y pisoteo de todos los valores humanos sin piedad.
Desde hace tres semanas, el barrio está bajo las balas y
estas no cesan.
Está claro
que la masacre de Baba Amro se ha convertido en un nuevo
punto de inflexión de la situación en siria. El bombardeo
de este barrio no es un intento de atemorizar al resto de
ciudades, ni de llegar a zanjar el asunto militarmente. El régimen
es consciente de que el miedo ha caído y que la revolución
se traslada de ciudad en ciudad. También sabe que la lógica
del terror ya no sirve. En lo que respecta al hecho de
zanjar militarmente la situación, ello tampoco está ya en
sus manos, ya es tarde, por no decir que desde el principio
era ya una ilusión: nadie puede zanjar con balas y fuego
una revolución que se ha extendido por todos los rincones
de Siria. Entonces, ¿por qué Baba Amro?
¿Acaso
algunas cabezas del régimen siguen pensando que es posible
aplastar la revolución como se hizo en Hama? ¿O tal vez
estás cabezas dirigen al país, consciente o
inconscientemente, y lo más probable es que sea
conscientemente, a una guerra civil? Hemos visto cómo la
dictadura al estilo baasista se convierte en un anuncio de
suicidio, pero se trata de un suicidio acompañado del
sacrificio y la destrucción de la nación.
Es decir, la
única estrategia de la dictadura es probar que el dictador
es capaz de destruir y dividir la nación en el momento de
su caída. En este sentido Baba Amro no es un antecedente de
que la revolución vaya a ser zanjada, sino que es la puerta
que las autoridades han abierto hacia el infierno. Es decir,
la continuación del salvaje bombardeo no es más que un
indicio de que el único plan del régimen es perder a Siria
en los derroteros de una guerra civil.
El régimen
quiere decir hoy que su caída no se parecerá a la del
resto de dictadores árabes, sino que implicará la caída
del estado y que anunciará la entrada de Siria en una etapa
de fragmentación. El pueblo sirio no podrá enfrentarse a
este peligro encomendándose al apoyo de los “amigos de
Siria” porque a pesar del apoyo moral a la revolución que
ha insuflado la conferencia en Túnez, los sirios no se
librarán del derramamiento de sangre al que los conduce la
dictadura si no es por sus propios medios y con sus propias
manos.
Está claro
que las estrategias de las grandes potencias no tienen nada
que ver con exigencias. Ni Rusia apoya la independencia de
Siria, ni EEUU apoya la democracia. Ello es parte de la
hipocresía del lenguaje político en las relaciones
internacionales. Ciertamente, una democracia naciente en
Siria no reporta ningún beneficio a Israel, porque lo
primero que hará un gobierno sirio elegido será comenzar a
trabajar en la liberación del Golán.
El régimen
sirio ha conseguido implicar al Hezbollah libanés para que
lo apoye, del mismo modo que ha podido encomendarse a las
ayudas iraníes, lo que ha situado a la revolución Siria en
el centro de la lucha entre los estados del Golfo e Irán, y
es ahí donde reside el peligro de que Siria se convierta en
un campo (de batalla). ¿Acaso la guerra civil en siria es
un destino del que no se puede escapar?
Deslizarse a
una guerra civil significa que la revolución entre en un túnel
sin salida, o al menos, en un túnel muy costoso, que puede
llevar a Siria a la destrucción. Lo peligroso es que el régimen
ya no amenaza con la guerra civil para atemorizar al pueblo,
sino que el fracaso de la política del terror ha hecho al régimen
legitimar la fundamentación efectiva y palpable de la lógica
de la guerra civil. La revolución siria está hoy ante un
punto de inflexión entre las posibilidades de la guerra
civil y su total eliminación. Se trata además de un punto
extremadamente importante porque no pueden permitirse el
fracaso y cualquier error puede ser mortal. Por tanto, es lícito
preguntar a los amigos en el Consejo Nacional Sirio (CNS)
que han hecho y qué van a hacer.
¿Es lógico
que no nos llegue más que el eco de las diferencias políticas
y las amenazas en torno a los puestos mientras la gente está
siendo asesinada en las calles? El CNS que recibió un apoyo
popular sin precedentes cuando fue fundado parece hoy como
si disipara ese apoyo por medio de su inmovilismo político
y el haberse convertido en algo así como una palestra mediática.
La aparición en los medios es solo una pequeña parte de la
misión de quien representa al pueblo sirio, mientras que su
misión política se compone de tres puntos básicos:
Primero: la
elaboración de un discurso político claro para la revolución
siria, que delimite el significado del horizonte democrático,
y se dirija a todos los sectores del pueblo, especialmente a
los que aún se mantienen dudosos. También ha de ser claro
en su discurso sobre la cuestión de las minorías
religiosas y nacionales. ¿Qué significa un estado civil
democrático? ¿Cómo puede la idea de ciudadanía con
igualdad de derechos y deberes disipar los temores? No es lógico
ni aceptable que tales cuestiones se apoyen meramente en
declaraciones a periódicos y televisiones que muchas veces
parecen contradecirse. Apagar la mecha de la guerra civil
supone estar profundamente concienciado de la necesidad de
evitar el sectarismo y rechazar todas sus formas y prácticas,
reafirmando el lema de la unidad del pueblo sirio que el
pueblo ha elevado en sus manifestaciones.
Segundo:
construir las instituciones de apoyo a la resistencia de la
gente, llevando a cabo la tarea de crear instituciones
populares creíbles y transparentes. La situación actual ya
no puede aceptarse, pues la tragedia crece a diario y ello
exige una coordinación entre el interior y el exterior para
desarrollar medios constructivos de trabajo.
Tercero: Hasta
hoy la tarea del Ejército Sirio Libre (ESL) era proteger a
los manifestantes y conformar el marco de la resistencia
popular, pero la falta de coordinación entre los comités
locales y este ejército puede amenazar con que las cosas se
vayan de las manos.
En cuarto y último
lugar, debe reafirmarse que el horizonte democrático en
Siria es la base sobre la que se construirán las
instituciones del estado y que la democracia es la antesala
del compromiso con la cuestión de la liberación del Golán,
que guarda una estrecha relación con la cuestión palestina
y el derecho palestino.
Estas cuatro
acciones son lo primero que ha de acometerse para hacer
fracasar el plan del régimen de ahogar a Siria en el caos
de la guerra civil. Es hora de que la oposición siria sea
consciente de lo peligroso de la situación para actuar en
consecuencia y en respuesta a la llamada de la sangre en
Homs, Daraa, Idleb, Hama, Zabadani, Alepo, Damasco y Deir
Ezzor.
No hay más
opción que la revolución y la resistencia, y no existe más
horizonte que la conciencia de que el camino del cambio lo
construyen la conciencia, la sabiduría y la paciencia.
*
Escritor y crítico literario nacido en Beirut en 1948. Fue
militante de al–Fatah y de la Organización para la
Liberación de Palestina (OLP) de Yasser Arafat, combatiendo
con ellos en la Guerra Civil libanesa, resultando gravemente
herido. En el terreno literario, y aunque sólo tiene dos
obras traducidas al español (la antología poética “Década”
y la novela “La cueva del sol”), es conocido como uno de
los autores en lengua árabe más importantes de la
actualidad.
|