Occidente
elude la intervención directa en Siria
Gara,
desde Túnez, 25/02/2012
La reunión
del grupo de «Amigos de Siria» en Túnez concluyó con una
declaración de condena del régimen de Bashar al Assad, la
exigencia del cese de la violencia, el llamamiento a adoptar
más sanciones y el apoyo a la oposición. Sin embargo, no
incluyó el aval a una intervención de una fuerza árabe en
Siria, la salida con inmunidad de Al Assad o la petición de
armar a los insurgentes, como habían pedido varios países
árabes.
Túnez.–
Representantes de alrededor de 60 países de la Liga Árabe,
la Unión Europea, Estados Unidos o Turquía y de los grupos
de oposición sirios debatieron ayer en Túnez cómo hacer
caer al régimen de Bashar al Assad evitando el veto que
Rusia y China mantienen en la ONU a la injerencia
extranjera. En la reunión del denominado grupo de «Amigos
de Siria», en un hotel de la capital tunecina, el
presidente del país anfitrión, Moncef Marzuki, puso sobre
la mesa la «opción yemení», garantizando la salida de
Bashar al Assad «con inmunidad judicial para él, su
familia y los miembros de su régimen, y un lugar para
refugiarse que puede ofrecer Rusia».
Las monarquías
árabes y el propio presidente tunecino también plantearon
una intervención militar directa o bien armar abiertamente
a los grupos insurgentes .
Condena
y sanciones
Finalmente, la
conferencia concluyó con una condena del Gobierno sirio, un
llamamiento al cese inmediato de la violencia, la liberación
de todos los detenidos y la retirada de las fuerzas
militares y armas de las ciudades y los pueblos. También
pidieron que se garantice el derecho de las manifestaciones
y la aplicación de nuevas sanciones contra Damasco, pero
dejaron de lado el desplazamiento de una fuerza de
intervención, limitándose a registrar la petición de la
Liga Árabe.
El grupo se
comprometió, sin concretarlo, a prestar apoyo efectivo a la
oposición.
Entre las
sanciones propuestas, figuran la prohibición de viajar a
miembros del régimen, la congelación de sus bienes,
interrumpir la compra de petróleo sirio y reducir los lazos
diplomáticos con Damasco.
«La situación
actual exige una intervención árabe en el cuadro de la
Liga Árabe para preservar la paz y la seguridad, y acompañar
los esfuerzos diplomáticos para convencer a Bashar de que
se vaya», había afirmado con anterioridad el presidente
tunecino. El ministro de Exteriores de Qatar, el jeque Hamad
bin Jassim al Thani, también defendió «la necesidad de
crear una fuerza árabe y abrir corredores humanitarios para
prestar seguridad al pueblo sirio». Pero Túnez reconoció
los límites de esta propuesta porque «sería un peligro
salirse del marco de la ONU» y podría «conducir al pueblo
sirio al caos».
La oferta de
inmunidad para Al Assad no fue acogida con satisfacción por
parte de la oposición siria presente en la cita. También
pareció un desplante la salida del debate del representante
de Arabia Saudí, que había criticado que basar toda
respuesta en el envío de ayuda humanitaria «no era
suficiente». El propio ministro de Asuntos (sigue en la página
20) (Viene de la página 19) Exteriores francés, Alain Juppé,
alertó de que la creación de una fuerza árabe que entre
en Siria debería obtener la autorización del Consejo de
Seguridad de la ONU, improbable ante el veto ruso y chino.
Pero el verdadero temor a la intervención directa son las
imprevisibles consecuencias de una guerra abierta en la
zona.
Con todo, Juppé
dijo que «si la situación no mejora en un breve plazo
todas las opciones pueden considerarse». El CNS tachó de
«decepcionante» el resultado del encuentro de Túnez
porque «no ha correspondido a las aspiraciones del pueblo
sirio».
¿Armar
a la insurgencia?
Ante el
rechazo a la intervención, cobra fuerza la solución «a la
libia», armando a la oposición. El ministro de Exteriores
saudí, el príncipe Saud al Faisal, calificó de «excelente
idea» la posibilidad de entregar armas a la oposición para
que contrarreste a las bien equipadas fuerzas leales al
Gobierno.
El jefe de la
diplomacia saudí insistió en que la solución a la crisis
en Siria pasa por un traspaso del poder «voluntariamente o
por la fuerza» de Al–Assad y que las ayudas humanitarias
«no son suficientes». «El régimen sirio ha perdido toda
legitimidad y se ha convertido en un régimen de ocupación.
No puede argumentar cuestiones de soberanía o de
convenciones internacionales para impedir a la comunidad
internacional proteger a su pueblo que es objeto de masacres
cotidianas», afirmó.
El Ejército
saudí ya intervino en Bahrein, aunque en esa ocasión en
apoyo al régimen que reprimía las protestas de la población
chií.
A pesar de las
diferencias de criterios, el presidente de EEUU, Barack
Obama, dijo sentirse animado por «la unidad internacional
mostrada en Túnez» y pidió que se adopten «todas las
herramientas disponibles para impedir las masacres».
La secretaria
de Estado de EEUU, Hillary Clinton, advirtió a al Assad, de
que pagará «un alto precio» por violar los derechos de
los sirios y planteó endurecer las sanciones en la línea
que finalmente se aprobó en la resolución final. Aunque no
aclaró si estaba a favor de otro tipo de apoyos a la
oposición, el pasado jueves aseguró que encontrará «formas
de defenderse y podría comenzar medidas ofensivas».
Parece que ya
ha encontrado esas formas, ya que el Ejército Libre de
Siria está recibiendo armas y otros equipos militares
procedentes del exterior a través de sirios exiliados y
gracias a la «vista gorda» de los gobiernos de Occidente y
de otros países, según fuentes opositoras.
En
declaraciones a Reuters, las citadas fuentes aseguraron que
los desertores militares sublevados ya han recibido
armamento y ahora están buscando la forma de hacer llegar
armamento anticarro y antiaéreo . «Estamos introduciendo
armas defensivas y ofensivas», explicaron. «Proceden de
todas partes, incluso de países occidentales, y no es difícil
hacerlas pasar por las fronteras», prosiguieron. «No es
decisión de ningún país armar a los rebeldes, pero los
gobiernos están permitiendo a los sirios comprar las armas
e introducirlas en el país», precisó.
La
Media Luna Roja, en Homs
La televisión
estatal siria calificó a los participantes en la reunión
de Túnez como «enemigos del pueblo sirio», «amigos de América
y de Israel» o «reunión de apoyo al terrorismo en Siria».
Rusia, que no participó en la conferencia, pidió un alto
el fuego urgente en la ciudad de Homs e instó tanto el
Gobierno como a los grupos armados a cooperar con los
esfuerzos de asistencia humanitaria que está realizando la
ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Precisamente,
la Media Luna Roja accedió a Homs para evacuar las víctimas
de los bombardeos, pero no logró hacerlo con los
periodistas occidentales heridos y los cuerpos de los dos
que murieron durante el bombardeo. Damasco acusó a los
insurgentes de impedirlo.
Durante la
jornada de ayer al menos murieron cerca de 80 personas por
los combates y la represión de las fuerzas de seguridad,
mientras decenas de miles de personas volvieron a llevar sus
protestas a la calle por todo el país.
Por otro lado,
alrededor de un millar de tunecinos organizaron tres
manifestaciones simultáneas en Túnez capital en protesta
por la reunión internacional coreando lemas como «no a la
intervención americana, francesa y catarí en Siria», «los
reunidos son enemigos del pueblo sirio» o «largaos,
largaos».
Los países
que participaron en la reunión se citaron para continuarla
en Estambul, sin fecha fija.
Hamas
declara su apoyo a la revuelta
Los líderes
de la formación islamista palestina Hamas han decidido
retirar su apoyo al presidente sirio, Bashar al Assad, y
manifestar su pleno respaldo a los manifestantes opositores
que, desde marzo de 2011, exigen la renuncia del mandatario.
Este cambio de postura política supone privar a Al Assad de
uno de sus mayores apoyos públicos en mundo árabe.
En un discurso
ante miles de musulmanes en la mezquita Al Azhar de El
Cairo, el líder de Hamas en Gaza, Ismail Haniyeh, afirmó
que «apoyamos a todas las naciones de la Primavera Árabe y
apoyamos al heroico pueblo de Siria que está luchando por
la libertad, la democracia y las reformas». «Estamos
marchando hacia Siria, con millones de mártires»,
contestaron sus seguidores concentrados en Al Azhar, una de
las principales instituciones de enseñanza islámica.
«Ni Hizbulah
ni Irán. La revolución siria es una revolución árabe»,
subrayó Haniyeh. Hasta ahora, Hamas se había abstenido de
criticar al Gobierno de Al Assad, y durante muchos años
recibió el apoyo del poder en Siria ante Israel y su
oficina política tenía su sede en Damasco.
Jordania
La
monarquía teme un brote islamista si cae
el régimen de al–Assad
Por
Ahmad Khatib
Agence France–Presse (AFP), 25/02/2012
Jordania teme
un aumento de la influencia de los islamistas si cae el
presidente Bashar al–Assad en Siria, vecino con el que
mantiene una política económica sólida, dicen los
expertos.
«Jordania está
entre la espada y la pared», afirma el analista político
Mohamed Abu Rummane. Amman «teme que una caída de Al–Assad
provoque el caos en Siria, afectando a las relaciones estratégicas
y económicas con Jordania así como a la seguridad en el
reino y la región entera», subraya. Más del 65% de las
exportaciones jordanas pasan a través de Siria.
A su juicio,
«un posible avance de los islamistas en Siria, en
particular de los Hermanos Musulmanes, podría empujar a los
islamistas de Jordania a recuperar el poder». Estos, que
representan la principal oposición en Jordania, corroborarían
así su influencia en la región, añade, siguiendo la
estela de Egipto, Túnez y Marruecos. Jordania concedió
asilo y protección a los Hermanos Musulmanes de Siria en
1982, tras la masacre de Hama. «Pero si el régimen sirio
consigue mantenerse en el poder, sería también inquietante
para Jordania, blanco de las duras críticas de los medios
oficiales sirios», señala Rummane. El primer líder árabe
en pedir la dimisión de Al–Assad fue el rey Abdalah II.
«Si los islamistas llegan al poder en Siria (...) Amman
deberá hacerles concesiones en Jordania, donde mantienen un
movimiento de protesta pidiendo reformas», indica Hassan
Abu Hanieh, experto en grupos islamistas. Frente a los
temores de un brote islamista en la vecina Siria, los
poderosos Hermanos Musulmanes lanzan un mensaje
tranquilizador. «Un régimen islámico o cualquier otro
cambio en Siria no debería ser peligroso para Jordania»,
declaró a AFP Hammam Said, líder de los Hermanos
Musulmanes en Jordania.
En el mismo
sentido se expresa Zaki Bani Rsheid, alto responsable del
Frente de Acción Islámica, para quien esos temores son «injustificados»,
ya que los islamistas «son conscientes de los retos y creen
en una verdadera colaboración». Para el politólogo Oreib
Rintawi, los islamistas «saben muy bien que no pueden
gobernar sin socios». A juicio de Hanieh, han demostrado su
«pragmatismo y si llegan al poder en Siria, querrán una
coalición. Tendrán un papel clave, pero procurarán no
excluir a otros».
Diferentes
opiniones en EEUU: el jefe del Estado Mayor Conjunto
se expresó contra cualquier apoyo al movimiento opositor
Intervenir
o no intervenir…
Por
Samer Araabi y Jim Lobe
Inter Press Service (IPS), 23/02/2012
Washington.–
En la víspera de la reunión "Amigos de Siria", a
realizarse en Túnez, crece la polémica sobre si Estados
Unidos debe proveer de armas a las fuerzas de la oposición
en ese país de Medio Oriente.
El fin de
semana pasado, dos influyentes senadores estadounidenses del
opositor Partido Republicano pidieron a su gobierno que les
diera más apoyo material, incluyendo armas, a los rebeldes
sirios en combate, en un esfuerzo por derrocar al presidente
Bashar Al Assad.
"Estoy a
favor de que se provean armas a la oposición", afirmó
durante una visita a Afganistán el senador John McCain,
quien a la vez acusó a Rusia e Irán de armar a Assad.
"La gente
que está siendo masacrada se merece el derecho de
defenderse", declaró, señalando que Washington podía
proveer armas indirectamente a través de "países del
Tercer Mundo" y la Liga Árabe.
Su llamado fue
apoyado por la senadora Lindsay Graham, quien viajó con él,
así como por una carta abierta al presidente Barack Obama,
del Partido Demócrata, redactada por dos grupos de derecha
proisraelíes, la Iniciativa de Política Exterior y la
Fundación por la Defensa de las Democracias, firmada por más
de 40 analistas y escritores, la mayoría prominentes
neoconservadores.
"Dados
los intereses estadounidenses en Medio Oriente, así como
las consecuencias para los que buscan la libertad en otras
sociedades represivas, es imperativo que Estados Unidos y
sus aliados no descarten ninguna opción, incluyendo la
intervención militar", reza la misiva.
Muchos de los
firmantes defendieron en 2003 la invasión a Iraq y ahora
instan a Washington a que se prepare para una guerra con Irán.
Pero
destacadas personalidades tanto dentro como fuera del
gobierno de Obama intentan frenar la creciente presión para
la intervención, pues temen que Siria se convierta en un
barril de pólvora regional.
Martin Dempsey,
jefe del Estado Mayor Conjunto, se expresó en contra de
cualquier apoyo manifiesto al movimiento opositor a Bashar.
"Creo que
es prematuro tomar la decisión de armar al movimiento de
oposición en Siria, pues desafío a cualquiera a que
identifique claramente el movimiento opositor en este
momento", dijo en una entrevista para la cadena
estadounidense de noticias CNN.
"Hay
varios actores, todos los cuales intentan reforzar su posición
particular en este tema. Y hasta que no lo tengamos mucho más
claro, usted sabe, quiénes son y qué son, creo que sería
prematuro hablar de armarlos", opinó.
En un informe
publicado el martes por el independiente Centro para una
Nueva Seguridad Estadounidense, el investigador Marc Lynch
reconoció que "la intervención militar permitiría a
los estadounidenses sentir que están haciendo algo".
Pero alertó
que "lanzar aun más violencia sin una perspectiva
realista de cambiar el comportamiento del régimen o mejorar
la seguridad no es ni sabio ni justo".
Lynch, experto
en Medio Oriente para la Universidad George Washington y
consultado frecuentemente por la Casa Blanca, dijo que
Estados Unidos debería, en cambio, "concentrarse en
una campaña de presión sostenida y dirigida contra el régimen
de Assad, con el fin de llevar a la mesa de negociaciones a
componentes clave del gobierno para delinear una salida política".
Su informe de
13 páginas llama en particular a Washington a que denuncie
a Assad ante la Corte Penal Internacional, con sede en La
Haya, si se niega a renunciar, y a endurecer las sanciones
económicas contra individuos específicos del régimen, así
como ayudar a la oposición a desarrollar una "voz política
unificada".
A pesar de los
numerosos intentos de unir a la oposición en un solo
movimiento, permanecen significativas brechas entre varios
sectores.
Aun el Consejo
Nacional Sirio, por lo general considerado por Occidente y
la Liga Árabe el representante oficial de la oposición, ha
sufrido fraccionamientos sobre la cuestión de una eventual
intervención extranjera.
Algunas
figuras opositoras, como Radwan Ziadeh, radicado en
Washington, piden una directa intervención militar, y
otros, como el presidente del Consejo, Burhan Ghalyoun,
prefieren que las fuerzas extranjeras jueguen un papel
secundario y de apoyo.
Los que se
oponen a cualquier tipo de intervención se han aglutinado
en el Comité de Coordinación Nacional, liderado por
Haytham Al–Manna, quien mantiene independencia formal del
Consejo.
Quizás en
respuesta a la naturaleza fracturada de la oposición, y por
temor a que se repita lo ocurrido en Libia, donde aún se
producen hechos de violencia a manos de grupos armados por
Estados Unidos, funcionarios en Washington se muestran
renuentes a una intervención.
Mientras,
informes de una creciente presencia de la red extremista islámica
Al Qaeda en Mesopotamia despiertan nuevas y complejas dudas
sobre si una intrusión en Siria serviría para disuadir esa
expansión o por el contrario la fomentaría.
Los atentados
en Damasco y en la norteña ciudad siria de Alepo a
comienzos de este año bien pudieron haber sido obra de Al
Qaeda, según el director de Inteligencia Nacional de
Estados Unidos, James Clapper.
En una
declaración, la portavoz del Departamento de Estado
(cancillería), Victoria Nuland, subrayó: "Nuestra
posición no ha cambiado fundamentalmente. Creemos que una
solución política a esto es la mejor salida, y es lo que
necesita Siria".
"Si Assad
considera la postura de la comunidad internacional o
responde a la presión que estamos tratando de ejercer,
todavía tenemos posibilidades de lograr el tipo de
escenario de transición que la Liga Árabe ha diseñado y
que muchos grupos sirios respaldan", agregó.
La reunión
"Amigos de Siria" se realizará este viernes 24,
aunque China y Rusia rechazaron la invitación luego de
haber vetado una resolución del Consejo de Seguridad de la
Organización de las Naciones Unidas condenando el régimen
de Assad.
El encuentro
seguramente establezca los parámetros para la participación
internacional en Siria. Con o sin el expreso apoyo de
Washington, parece probable que los movimientos opositores
sirios recibirán una significativa asistencia militar y logística
de una variedad de actores gubernamentales y no
gubernamentales.
Aunque,
cuando el número de muertos en ese país de Medio Oriente
ya supera los 6.000, parece difícil que la situación se
resuelva en el corto plazo.
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