La violencia se desborda frente
al Ministerio de Defensa
Miles de manifestantes se enfrentan en
una batalla campal a los soldados
que custodiaban la sede
gubernamental
Agencia EFE, 04/05/2012
El Cairo.- A menos de tres semanas para
las elecciones presidenciales, la violencia se desbordó
este viernes junto al Ministerio de Defensa egipcio, donde
miles de manifestantes se enfrentaron en una batalla campal
a los soldados que custodiaban la sede gubernamental.
La Junta Militar había dejado claro el
jueves que no permitiría que las protestas alcanzasen el
Ministerio de Defensa, en el barrio cairota de Abasiya, ni
ningún otro de los edificios de las Fuerzas Armadas.
Sin embargo, esa advertencia no impidió
que una masiva concentración, principalmente de jóvenes
revolucionarios y seguidores salafistas, desafiase la
prohibición e intentase traspasar la alambrada que los
militares habían colocado como línea roja.
Al menos 128 personas resultaron
heridas, la mayor parte de ellas por pedradas, por la
asfixia causada por la inhalación de gases lacrimógenos y
por cortes, según el Ministerio de Sanidad.
El responsable del Servicio de
Ambulancias del ministerio, Ahmed al Ansari, dijo a la
agencia oficial Mena que 82 de los heridos fueron
trasladados a cinco hospitales de la capital egipcia.
Después de conseguir controlar la
situación sobre el terreno, las Fuerzas Armadas decretaron
un toque de queda en las cercanías del Ministerio de
Defensa desde las 23.00 hora local (21.00 GMT) hasta las
07.00 (05.00 GMT).
En un comunicado leído por el general
Mojtar al Mula en la televisión estatal, la cúpula
castrense advirtió de que tomará "todas las medidas
que la ley contempla" contra quienes infrinjan la
prohibición de circular.
El chispazo que hizo saltar por los
aires la enorme tensión acumulada se produjo sobre las
15.00 hora local (13.00 GMT), cuando comenzaron a volar las
piedras en ambos sentidos, y la policía militar empezó a
utilizar cañones de agua para impedir el avance de los
manifestantes.
La violencia escaló con el paso de las
horas, y el agua dio paso a las pelotas de goma y a los
gases lacrimógenos, mientras helicópteros militares
sobrevolaban el lugar.
Los manifestantes corearon eslóganes
pidiendo la ejecución del jefe de la Junta Militar, el
mariscal Husein Tantaui, y en memoria de los nueve muertos
que han perdido la vida en este mismo barrio a lo largo de
la semana en enfrentamientos con los llamados "baltaguiya"
(agitadores violentos) y vecinos de Abasiya.
Las escenas de hoy trajeron a la
memoria el estallido de violencia que se produjo justo antes
de los comicios legislativos, el pasado mes de noviembre, en
la calle Mohamed Mahmud, junto a la plaza Tahrir, y que se
cobró decenas de muertos.
Precisamente en Tahrir, otra
multitudinaria manifestación reclamó en paralelo el cese
del derramamiento de sangre y la renuncia de la cúpula
castrense.
Si en Abasiya fueron los jóvenes
revolucionarios y los ultraconservadores salafistas quienes
encabezaron la marcha, en Tahrir los islamistas Hermanos
Musulmanes se adueñaron casi por completo de la numerosa
protesta.
En la tribuna principal se agrupaban
varios líderes de la influyente organización islámica,
cuyo Partido Libertad y Justicia (PLJ) controla casi la
mitad del Parlamento egipcio.
Un portavoz del PLJ, Ahmed Abdelaziz,
señaló a Efe que la manifestación pretendía
"mostrar que estamos sumamente indignados con los
sucesos de Abasiya", así como "reclamar la
entrega del poder al candidato que resulte elegido como
presidente".
Por su parte, el diputado del partido
centrista Civilización (Hadara) Hatem Azzam dijo a Efe que,
en su opinión, los manifestantes de Abasiya consideran que
la plaza Tahrir se ha convertido en "una feria o un
carnaval", y que por eso optaron por llevar sus
reivindicaciones a las puertas del Ministerio de Defensa.
El ambiente en Tahrir, aunque de gran
crispación hacia la cúpula castrense, se mantuvo siempre
dentro de los límites de la protesta pacífica, en
consonancia con la posición de los Hermanos Musulmanes
hacia la Junta Militar desde el comienzo de la transición.
No en vano, uno de sus líderes,
Mohamed Mursi, es uno de los grandes favoritos a hacerse con
las elecciones presidenciales cuya primera vuelta se
celebrará los próximos 23 y 24 de mayo.
Pese a que algunas voces han puesto en
duda la celebración de los comicios en esta atmósfera,
tanto la Junta Militar como los principales aspirantes han
repetido que las elecciones no se pospondrán y que antes
del 30 de junio el poder habrá sido transferido a una
autoridad civil.
El propio Mursi aseguró en una
entrevista esta semana a Efe que "no hay marcha atrás"
para la celebración de las presidenciales, y que, una vez
que haya un nuevo jefe de Estado, el ejército será
despojado de cualquier papel político en la nueva etapa.
Al menos un muerto y más
de 300
heridos en
las protestas frente al Ministerio de Defensa
Europa
Press, 05/05/2012
El Cairo.- Al menos un muerto y más de
300 heridos es el saldo de los fuertes enfrentamientos que
se han registrado este viernes en las inmediaciones de la
sede del Ministerio de Defensa, ubicado en el barrio
capitalino de Abbasiya, entre manifestantes y las fuerzas de
seguridad egipcias, según ha confirmado el Ministerio de
Sanidad de Egipto.
Además, los Hermanos Musulmanes han
condenado los disturbios y la actuación de las fuerzas de
seguridad. El fallecido es un soldado que ha perdido la vida
tras recibir un disparo en el abdomen, ha precisado el
subdirector de los servicios sanitarios, el doctor Ahmed al
Ansari.
La gran parte de los heridos se debe al
lanzamiento de piedras y botellas que se ha producido en las
universidades de Zahra, Al Husein y la copta. No obstante,
fuentes médicas que trabajan en la plaza Tahrir citadas por
el diario egipcio Al Masry al Youm indican que el número de
muertos podría ascender a dos y la cifra de heridos a 373.
Esta cifra de heridos ha sido refutada
por la Organización de Ambulancias Egipcias. Asimismo, más
de 170 personas han sido interrogadas por las autoridades
egipcias a raíz de los disturbios acaecidos frente a la
sede del Ministerio de Defensa, según han sostenido fuentes
militares bajo condición de anonimato al rotativo egipcio
Al Ahram.
El intento de irrumpir en el edificio
oficial y vulnerar el perímetro de seguridad asentado por
los militares han sido las causas principales de las
detenciones e interrogatorios.
El Consejo Supremo de las Fuerzas
Armadas de Egipto, que gobierna el país 'de facto' desde la
caída en febrero del pasado año del otrora presidente
Hosni Mubarak, ha declarado el toque de queda en el barrio
de Abbasiya durante la madrugada de este sábado en un
mensaje televisado a toda la nación. No en vano, el origen
de los altercados aún no ha sido esclarecido.
Condena de los hermanos musulmanes
Por su parte, los Hermanos Musulmanes
han condenado la actuación de las fuerzas de seguridad
egipcias contra los manifestantes y ha exhortado al Consejo
Supremo a que evite el recrudecimiento de la violencia en
las calles de El Cairo.
De la misma manera, la organización
islamista ha instado a los manifestantes a evitar
enfrentarse al Ejército egipcio, "cuyo trabajo es
garantizar la seguridad del edificio del Ministerio de
Defensa".
Las demandas que esgrimen los
manifestantes que han protestado este viernes frente al
edificio oficial "son las mismas", remarcan los
Hermanos Musulmanes, "que enarbolan el pueblo egipcio,
decidido a que las elecciones presidenciales se celebren en
el marco temporal estipulado y en un contexto libre, justo y
pacífico".
Por último, los Hermanos Musulmanes
han exigido la liberación de los periodistas que han sido
detenidos a lo largo de la jornada de hoy, que los medios
egipcios estiman en casi una decena, y han reclamado que los
responsables de incitar la violencia sean sometidos a
juicios rápidos y justos.
Los manifestantes volvieron a chocar
con el Ejército en la plaza Tahrir
Sigue la tensión en Egipto
Agencia EFE, 04/05/2012
El Cairo.- La violencia política que
volvió a irrumpir en Egipto en los últimos días volvió a
sumar un nuevo capítulo de enfrentamientos en la jornada de
hoy, cuando miles de manifestantes se enfrentaron con el Ejército
en la plaza Tahrir. También hubo serios incidentes junto a
la sede del Ministerio de Defensa.
Al menos 12 personas, de ellas cuatro
soldados, resultaron heridas, principalmente por el impacto
de piedras, en los enfrentamientos. Los manifestantes, que
reclaman la renuncia inmediata de la Junta Militar, lanzan
piedras al ejército, que trata de impedir con cañones de
agua que estos sobrepasen un alambrado instalado frente a la
sede gubernamental.
Para hoy había convocadas protestas en
Abasiya y en la emblemática plaza Tahrir para reclamar el
cese del derramamiento de sangre y la marcha inmediata de la
Junta Militar, cuando quedan menos de tres semanas para la
celebración de las elecciones presidenciales.
Mientras que las miles de personas que
se han congregado en Tahrir son principalmente seguidores
del grupo islamista de los Hermanos Musulmanes, en Abasiya
se manifiestan los movimientos juveniles revolucionarios y
los seguidores del jeque salafista Hazem Abu Ismail.
La televisión egipcia mostró escenas
de gran tensión en Abasiya junto al Ministerio de Defensa,
con la policía militar respondiendo con piedras y cañones
de agua a los intentos de los manifestantes por avanzar
hacia la sede gubernamental.
La Junta Militar advirtió ayer en una
rueda de prensa de que no toleraría que las protestas se
acercasen al Ministerio de Defensa, aunque rechazó su
responsabilidad en los enfrentamientos que se han producido
en esta área a lo largo de la semana.
Cálculos en
la carrera presidencial egipcia
Estados
Unidos y los
Hermanos Musulmanes
Por Esam Al-Amin
(*)
CounterPunch,
23/04/2012
Rebelión,
01/05/2012
Traducido por
Sinfo Fernández
“El
Presidente Hosni Mubarak ha decidido dimitir de su cargo
como Presidente de la República”. Estas palabras,
pronunciadas por el exVicepresidente Omar Suleiman en la
tarde del 11 de febrero de 2011, desbordaron de júbilo a
millones de egipcios que celebraron el triunfo final de su
voluntad sobre el obstinado dictador.
Aunque
los tumultuosos dieciocho días anteriores habían servido
para unir a la abrumadora mayoría de los egipcios con
independencia de su orientación política, creencia
religiosa, clase económica o estrato social, la victoria
final de la revolución no era algo inevitable. Las
manifestaciones masivas que empezaron el 25 de enero fueron
originalmente convocadas por grupos en los que predominaban
los jóvenes activistas, como el Movimiento del 6 de Abril y
“Todos somos Khaled Said”, en referencia al joven
bloguero asesinado por agentes de la seguridad del estado.
La mayoría de los partidos políticos y movimientos
sociales establecidos, incluidos los Hermanos Musulmanes (HM),
no apoyaron inicialmente los llamamientos a las protestas
previendo la ofensiva de respuesta de las fuerzas de
seguridad, aunque no desanimaron a sus miembros de que
participaran.
En
cuestión de días las manifestaciones se extendieron,
dejando claro que las fuerzas de seguridad no iban a poder
ahogar las crecientes protestas. El 28 de enero, los
manifestantes convocaron un Día de la Ira, y todos los
partidos genuinos de oposición, dirigidos por los HM,
tomaron las calles pidiendo la destitución de Mubarak. El régimen
cayó en dos semanas y el ejército, bajo el Consejo Supremo
de las Fuerzas Armadas (CSFA), que se negó a apoyar a
Mubarak y a dispersar violentamente a los manifestantes,
asumió el control político prometiendo una transferencia
pacífica del poder al gobierno civil que saliera democráticamente
elegido en las elecciones que se celebrarían seis meses
después.
Fue
el acontecimiento más memorable en la historia moderna de
Egipto. Y los revolucionarios volvieron a casa satisfechos
de su asombroso logro mientras los residuos del régimen
–los fulul- emprendían
la fuga.
Pero
esta increíble unidad histórica de todos los egipcios se
disipó pronto, cediendo el paso a profundas divisiones
ideológicas. Temas urgentes como si la constitución debía
estar redactada antes de las elecciones democráticas o
viceversa, o cuestiones de mayor enjundia acerca de la
identidad del país, la naturaleza del estado, el papel del
Islam en la sociedad y el estatus del ejército se
debatieron acaloradamente fuera del marco convenido. Los
grupos sociales y religiosos que estaban muy organizados
insistieron en celebrar primero las elecciones a fin de
utilizar su clara ventaja sobre los demás, especialmente
sobre los nuevos grupos revolucionarios que carecían de
estructura, personal y recursos.
Pero,
a causa del punto muerto auspiciado por el CSFA, estos
grupos revolucionarios fueron pronto conscientes de que
ninguno de sus objetivos iba a cumplirse si no ejercían
tremendas presiones sobre la cúpula militar. Durante varios
meses, las manifestaciones masivas volvieron a la Plaza
Tahrir para obligar al CSFA a disolver el parlamento y las
asambleas locales, cambiar el gobierno, forzar los juicios
del depuesto presidente y de sus corruptos compinches,
revocar las leyes del estado de emergencia y acabar con los
juicios militares, entre otras demandas revolucionarias.
A
través de esas manifestaciones, que en ocasiones se
convirtieron en letales, especialmente en julio y noviembre,
los jóvenes revolucionarios acusaron a los HM de cerrar los
ojos ante los abusos del CSFA y, en algunas ocasiones,
incluso de defender o justificar sus acciones. De ahí que a
lo largo del verano se formaran dos campos principales: el
campo religioso, con los HM y los más conservadores salafíes,
por una parte, y el campo laico que incluía a liberales,
izquierdistas y muchos grupos de jóvenes, por la otra. Los
primeros querían claramente que se mantuviera la calma para
no dar ningún pretexto a que se retrasaran las elecciones
parlamentarias, fijadas para finales de noviembre, mientras
que los segundos acusaban a los primeros de buscar su
conveniencia política a expensas de los principales
objetivos de la revolución.
A
finales de enero de 2012, las elecciones a las dos cámaras
del parlamento concluyeron con sorprendentes victorias para
el campo religioso, cosechando casi el 75% de los escaños,
con el Partido para la Justicia y la Libertad, el brazo político
de los HM, consiguiendo el 47% de los escaños, mientras el
Partido Nur, el brazo político de los grupos salafíes,
conseguía el 25% de los escaños. Otros partidos islámicos
más pequeños recibieron el 3%, mientras que todos los
liberales y los partidos de izquierda combinados adquirían
menos del 22%. Los fulul del
prohibido Partido Democrático Nacional (PDN), que
aparecieron con nombres de nuevo cuño, recogieron menos del
3%.
Los
Hermanos Musulmanes y el Consejo Supremo de las Fuerzas
Armadas
Las
acusaciones de los grupos revolucionarios no surgían
precisamente de la nada. Los HM, a causa de su naturaleza,
constituyen un grupo conservador que favorece las reformas
por fases más que los cambios revolucionarios. Llevaban
prohibidos desde el año 1954 tras su enfrentamiento con el
régimen de Naser. Desde la salida de sus miembros de las
prisiones en los primeros años setenta, su objetivo
fundamental era recibir el reconocimiento del estado y
trabajar dentro del sistema. Por eso, cuando en un encuentro
secreto en el momento álgido de la revolución, el 1 de
febrero, el ex jefe de inteligencia y Vicepresidente Omar
Suleiman ofreció a los dirigentes de los HM reconocimiento
y la liberación de la prisión de sus más altos líderes a
cambio de retirar a sus bases de las calles, el Guía
Supremo Adjunto Khairat El-Shater y el hombre de negocios
Hasan Malek aceptaron. Mientras tanto, los revolucionarios,
incluyendo a los grupos jóvenes de los HM y otros rivales
dentro del liderazgo de los HM en aquel momento, como el Dr.
Abdel Moneim Abol Fotuh, se negaron a salir de la Plaza
Tahrir y desafiaron abiertamente la propuesta. El ataque de
los matones del régimen anterior al día siguiente en la
Batalla del Camello obligaron a los dirigentes a cambiar de
dirección y ese acuerdo se convirtió en una cuestión
candente.
Desde
que el CSFA tomó el poder en febrero de 2011 y durante casi
un año, la tácita luna de miel entre los dos centros de
poder más fuertes del país, por diferentes razones, fue
evolucionando. Por una parte, los HM no querían volver a
pasar por una repetición de su confrontación con el ejército
del año 1954 que terminó en su prohibición y
encarcelamiento. Confiando en su capacidad para ganar unas
disputadas elecciones democráticas, pasaron por alto todos
los intentos del CSFA para frustrar el cumplimiento de los
objetivos de la revolución, especialmente respecto a
celebrar investigaciones y juicios sobre la corrupción o el
destierro de los antiguos reales al régimen en el gobierno.
El
10 de febrero de 2011, la víspera del triunfo de la
revolución, por primera vez en años se reunió el alto órgano
dirigente de los HM, de unos 120 miembros, y anunció que no
iban a pretender más del 30-40% de los escaños del nuevo
parlamento y que no presentarían un candidato presidencial.
Ante unos grupos ansiosos de la sociedad civil y las
nerviosas potencias internacionales, dieron todo tipo de
seguridades acerca de que querían ser tan solo uno de los
componentes del gobierno del país y que no deseaban tener
que enfrentar sanciones similares a las de Hamas en Gaza
tras ganar las elecciones de 2006.
Durante
el año 2011, la principal estrategia de los HM y su
afiliado el PJL fue dirigir una estrecha coordinación, o al
menos una relación amistosa y cordial, con el CSFA para no
dar al ejército ningún pretexto para retrasar o cancelar
las elecciones parlamentarias. Pero con la proximidad de las
elecciones, la promesa de no aspirar a más del 30-40% de
los escaños se evaporó y el grupo se presentó prácticamente
al 100% de los candidatos, consiguiendo resultados
impresionantes al obtener casi el 47% de los 498 miembros
elegidos en la cámara baja (la Asamblea Popular) y el 50%
de los 180 miembros elegidos de la cámara alta (el Consejo
de la Shura).
Mientras
tanto y desde que asumió el reino del poder, el CSFA ha
tenido tres principales objetivos que querían asegurarse
antes de traspasar el control a un futuro gobierno civil.
Desde el tratado de paz con Israel de 1979, el ejército había
ido calladamente apoderándose de una parte sustancial de la
economía egipcia, estimada por los expertos entre un
25-35%, abarcando muchos sectores, entre ellos la
agricultura, la industria, el sector inmobiliario y la energía.
Este control permitió que muchos generales y altos
dirigentes militares, así como sus familias, disfrutaran de
unas riquezas enormes sin transparencia ni responsabilidad pública
algunas. Nadie en el gobierno, por no hablar del parlamento
o del pueblo, conoce el alcance de sus participaciones, ni
quién tiene el control de las mismas o cómo están gastándose.
Como cabía esperar, el CSFA justifica la ocultación y el
control de esos recursos públicos en nombre de la seguridad
nacional.
En
segundo lugar, el ejército ha tratado desesperadamente de
buscar una inmunidad total frente al procesamiento o rendición
de cuentas por todo lo hecho en el pasado, especialmente
respecto a la corrupción financiera. Pero nadie sabe
actualmente lo que supondría tal inmunidad, aunque se
sospecha que podría destaparse la riqueza masiva y la
corrupción una vez que los altos dirigentes militares se
retiren o desaparezcan de la escena. Finalmente, el ejército
quería conseguir un estatus especial en la constitución
que le permitiera controlar su presupuesto sin una supervisión
civil y disfrutar de poder de veto en áreas políticas
estratégicas, incluidas las relaciones exteriores y las
decisiones sobre la guerra y la paz.
Poco
después de la caída del régimen, el CSFA calculó que el
camino más fácil para conseguir sus principales objetivos
era alcanzando un acuerdo tácito en esas materias con los
HM, el mayor grupo político organizado. Cuando el CSFA
insertó estas disposiciones en el denominado documento
supraconstitucional del pasado noviembre, los HM, junto con
la mayoría de los grupos políticos de la oposición,
rechazaron tal documento en una demostración masiva de
protesta pública que forzó la caída del gobierno y la
retirada de tales pretensiones.
Mientras
tanto, el CSFA impidió que el Partido por la Justicia y la
Libertad (PJL), el partido mayoritario afiliado a los HM en
el parlamento, formara un nuevo gobierno tras las elecciones
mientras nombraba un gobierno encabezado por ex Primer
Ministro de Mubarak, el Dr. Kamal Al-Ganzouri. Con el
empeoramiento de las condiciones de la situación económica
y de seguridad en el país, la gente culpó a los HM por no
cumplir sus promesas de buena gobernanza, mientras las
Hermandad se quejaba de que el CSFA no le había permitido
formar gobierno.
Pero
el principal objetivo del parlamento electo era elegir a
cien personas que integraran el comité de redacción de la
constitución. En lugar de celebrar negociaciones por todo
el país con todos los partidos políticos y grupos de la
sociedad civil acerca de los criterios para elegir a los
miembros de ese comité, el PJL mantuvo conversaciones
bilaterales con el partido salafí Nur llegando a un acuerdo
por el que se designó a cincuenta miembros del parlamento
para el comité constitucional, dominado por los islamistas.
Al final, el total de islamistas nombrados para el comité
comprendía las dos terceras partes (mayoría cualificada)
del total de los miembros y estaban dominados por miembros o
partidarios de los HM. No solo se indignaron los partidos
liberales y de izquierdas, así como los grupos
revolucionarios, sino incluso las entidades religiosas y los
grupos de la sociedad civil, incluyendo Al-Azhar, la iglesia
copta, los partidos de la oposición, los sindicatos y el
Tribunal Supremo, se enfadaron y retiraron a sus miembros
del comité. Como era de esperar, todos condenaron la política
de exclusión que los HM prometieron no poner en marcha.
Finalmente, el Alto Tribunal Administrativo invalidó el
comité y los partidos están de nuevo discutiendo tratando
de elaborar criterios nuevos una vez que el PJL reconoció
sus tácticas prepotentes y no apeló el fallo.
Sin
embargo, a finales de febrero, el PJL se sintió fortalecido
y muy seguro de sus ganancias electorales. El portavoz de la
Asamblea y el presidente del Consejo de la Shura, así como
los presidentes de los principales comités eran todos
miembros de los HM. También estaban encargados de nombrar
al comité de redacción de la constitución. Por eso
exigieron al CSFA ser ellos quienes estuvieran al frente de
una coalición de gobierno. A primeros de marzo tuvo lugar
una tensa reunión entre las dos partes. El ejército se
sentía molesto por la forma en la que los HM formaron el
comité de redacción de la constitución y por su categórica
oposición al especial estatus del ejército en la nueva
constitución. Durante la reunión, los generales jugaron
fuerte. Les dijeron a los dirigentes de los HM que no solo
se les iba a negar la oportunidad de formar gobierno, sino
que tampoco se les iba a permitir que controlaran los
ministerios clave, incluyendo relaciones exteriores,
interior, hacienda y justicia. También insinuaron que la
decisión de disolver el nuevo parlamento electo que el PJL
dominaba estaba cercana si no cooperaban y retiraban su moción
para disolver el gobierno. En resumen, una lucha de
voluntades se había puesto en marcha.
Por
vez primera desde que el CSFA asumió el poder, los HM
decidieron desafiarlo seriamente. En pocos días, los HM
publicaron un fogoso comunicado que atacó al ejército de
forma sin precedentes, acusándole de tratar de frustrar la
revolución y chantajear al grupo, y advirtiendo a la gente
que el CSFA era capaz de amañar las próximas elecciones
presidenciales. Al día siguiente, el CSFA emitió su propia
y dura respuesta negando todas las acusaciones y advirtiendo
a los HM en una amenaza velada que no debía olvidar las
lecciones del pasado y evitar repetir errores, en una
referencia oblicua a la confrontación de 1954 entre las dos
partes.
Poco
después del Consejo de la Shura de los HM, su órgano de
decisión más alto, que normalmente celebra dos encuentros
al año, se reunió de forma inusitada dos veces en una
semana para decidir los próximos pasos a dar. En respuesta
al desafío del CSFA, el Consejo de Orientación, el órgano
ejecutivo de los HM, propuso cambiar de rumbo y presentar un
candidato presidencial. Se produjo entonces una polémica
decisión en la que 52 de los 65 miembros que asistían a la
reunión se opusieron temiendo que la violación de su
promesa de hacía un año de no presentar un candidato
pudiera erosionar aún más su credibilidad ante la gente.
El Guía Supremo, el Dr. Muhammad Badie’ levantó la sesión
y convocó otra pocos días después. En esa reunión
posterior, asistieron 43 miembros más y todos votaron a
favor de presentar un candidato, por lo que el recuento
final pasó de 13 a 56 contra 52. Su candidato era el Guía
Supremo Adjunto, Khairat El-Shater, ingeniero de formación
y empresario de profesión. Pero lo más importante es que
es un líder carismático que no solo estaba encargado del
llamado Proyecto Renacer dentro del grupo, sino que también
controlaba los elementos más importantes del grupo,
incluida la organización, las finanzas y los medios de
comunicación.
Estados
Unidos y los Hermanos Musulmanes
Mustafa
Al-Fiqi era uno de los más importantes pensadores políticos
del régimen de Mubarak. Durante los intensos debates de
2009 y 2010 acerca de la candidatura de Gamal Mubarak para
suceder a su padre, Al-Fiqi dijo que los criterios más
importantes para el próximo presidente eran conseguir la
bendición de EEUU y evitar el veto de Israel. Los HM no
perdieron de vista esta idea. Cuando anunciaron en febrero
de 2011 que no iban a impugnar las elecciones
presidenciales, su justificación fue que no querían causar
ansiedad en los círculos laicos o preocupación en las
capitales de Occidente.
A
lo largo de todo el año los altos funcionarios occidentales
no pararon de desplazarse a Egipto, siendo siempre la sede
de los HM uno de los lugares visitados más importantes por
esas autoridades. Cuando el Secretario Adjunto de Estado
William Burns visitó Egipto en enero, se reunió con los
altos dirigentes de los HM Badie’ y El-Shater. Durante la
reunión, los líderes de los HM calibraron cuáles podían
ser las líneas rojas de EEUU. Que los HM asumieran el poder
no era ninguna de ellas. La preocupación principal de Burns
era el destino del tratado de paz con Israel. Según una
persona familiarizada con la reunión con el funcionario
estadounidense, Burns ofreció que “los buenos oficios de
EEUU ayudarían a que Egipto consiguiera hasta 20.000
millones de dólares” de los estados del Golfo Arábigo,
así como de otras organizaciones internacionales como el
FMI, si los HM mantenían el tratado de paz con Israel.
Aunque los dirigentes de los HM no se comprometieron,
indicaron que su principal preocupación era la destrozada
economía y la reconstrucción de Egipto. A mediados de
febrero, los senadores republicanos John McCain y Lindsey
Graham se reunieron con El-Shater y otros dirigentes del PJL
y entregaron prácticamente el mismo mensaje.
En
el momento en que los dirigentes de los HM decidieron
presentar un candidato tras su enfrentamiento con el CSFA,
su principal preocupación respecto a la reacción de
Occidente se había rebajado bastante. Cuando El-Shater se
convirtió en el candidato oficial de los HM, envió a
finales de marzo una delegación a Washington formada por
cuatro funcionarios de los HM, incluido un miembro del
parlamento y un asesor de alto nivel. En efecto, su
principal objetivo era determinar la reacción de la
administración USA a la candidatura de El-Shater. Aunque
los miembros de la delegación no eran altos dirigentes del
partido ni funcionarios del gobierno egipcio, se reunieron
con los más altos funcionarios de Washington. En el
Departamento de Estado celebraron dos encuentros con altos
funcionarios de la administración, incluyendo a Burns y
Jeffrey Feltman, el alto funcionario del Departamento de
Estado para Oriente Medio. También se reunieron en la Casa
Blanca con personal del Consejo Nacional de Seguridad,
Samantha Power y Steven Simon. Cuando se hallaban en la
reunión en la Casa Blanca, el Presidente Obama se dejó
caer por allí y deslumbró a sus invitados egipcios.
De
nuevo las conversaciones se centraron en el futuro del
tratado de paz con Israel y en las necesidades económicas
de Egipto. Esta vez la delegación prometió que los HM no
tenían planes para cancelar o alterar el tratado de paz
pero que pondrían fin a las sanciones y el bloqueo contra
Gaza. Durante las reuniones, los estadounidenses expresaron
repetidamente su preocupación acerca de las políticas que
tenían que ver con las mujeres y los cristianos coptos. En
un determinado momento, la delegación de los HM planteó su
preocupación por el mal trato recibido por los musulmanes
estadounidenses tras el 11-S. Los estadounidenses les
cortaron de inmediato y les dijeron que ese tema “no era
de su incumbencia”.
En
resumen, ambas partes se sintieron cómodas una con la otra
y se sintieron satisfechas con los resultados de sus
discusiones mientras EEUU trataba de volver a calibrar la
naturaleza de la relación con su antiguo estado
clientelista. Para no ser menos, el neocon Randy
Scheunemann, el alto asesor de política exterior de McCain
en 2008, y el actual asesor de alto nivel no reconocido de
Mitt Romney, el presunto nominado republicano, se reunieron
secretamente con la delegación de los HM, planteando prácticamente
las mismas preocupaciones y recibiendo las mismas
seguridades.
La
carrera presidencial egipcia
Entre
el 10 de marzo y el 8 de abril, el Comité Judicial de
Egipto para las Elecciones Presidenciales empezó a recibir
las solicitudes de los candidatos que se presentaban a la
presidencia. Para poder presentarse, cada candidato tenía
que satisfacer determinados criterios incluyendo una prueba
de edad y la ciudadanía egipcia, no solo del candidato sino
también de sus padres y esposa. Además, había tres vías
a través de las cuales cualquier candidato podía aspirar a
presentarse: a) recogiendo al menos 30 firmas de miembros
del parlamento; b) convertirse en el candidato oficial de un
partido político, siempre que el partido tuviera al menos
un escaño en el parlamento; o c) recogiendo al menos 30.000
firmas certificadas por notario en un mínimo de quince
provincias, con al menos mil firmas por cada provincia.
En
cuatro semanas, 23 candidatos presentaron sus documentos,
afirmando haber satisfecho los criterios para convertirse en
candidato oficial. Esta lista de candidatos tenía en efecto
que representar a todo el electorado político egipcio, que
va desde los ultraconservadores a los izquierdistas
radicales y los leales al régimen de Mubarak. Los HM
presentaron al Guía Supremo Adjunto El-Shater como
candidato oficial menos de una semana antes de que terminara
el proceso de nominación. Para poder obtener el
reconocimiento como candidato, presentaron las firmas de 277
miembros de los HM con escaño en el parlamento.
En
esos momentos no estaba claro a qué candidato iba a apoyar
el CSFA. Antes de que la disputa de los HM con el CSFA se
hiciera pública, muchos observadores pensaban que quizá
llegara a alcanzarse un acuerdo con el ejército para que
apoyaran a El-Shater a cambio de las garantías de salida
segura que el CSFA estaba buscando. Pero en cuestión de días,
empezaron a circular rumores de que el vicepresidente
Suleiman estaba a punto de presentarse a presidente como
respuesta del ejército a la candidatura de El-Shater. El 4
de abril, Suleiman emitió un comunicado anunciando que no
sería candidato. Sin embargo, 48 horas después se
retractaba y presentaba 43.000 firmas ante el Comité
Electoral veinte minutos antes del cierre de las
nominaciones. Desde que triunfó la revolución no se habían
sentido los fulul tan
fortalecidos ni los revolucionarios tan desanimados y
divididos.
Los
egipcios de todo el espectro político se sintieron
horrorizados e indignados de que el jefe de la inteligencia
de Mubarak y su más leal subordinado tuviera la desfachatez
de presentarse a presidente para “cumplir los objetivos de
la revolución”, como declaró desvergonzadamente. Se
sintieron insultados y consternados. Muchos afirmaban que,
como los grupos a favor de la revolución estaban divididos
en líneas ideológicas, los fulul (los
restos del régimen anterior) y el CSFA estaban ahora
reagrupándose y organizándose para montar una
contrarrevolución. Las firmas en apoyo de la candidatura de
Suleiman se recogieron en 48 horas, una tarea imposible si
no fuera porque muchas agencias y funcionarios del gobierno
presionaron a los empleados públicos y reclutas del ejército
y movilizaron sus recursos para conseguirlas.
A
los pocos días, el parlamento aprobó una ley que prohibía
que los ex altos funcionarios de Mubarak se puedan presentar
a cualquier elección durante un período de diez años
debido a su papel en la corrupción de la política durante
el régimen anterior. Si el CSFA llegaba a firmarla, esta
ley prohibiría de forma efectiva no solo que se presentara
Suleiman sino tampoco otro candidato oficial que fue el último
primer ministro de Mubarak, Ahmad Shafiq, que también era
general. A fin de ganar tiempo, el CSFA envió la ley al
Tribunal Supremo Constitucional solicitando una opinión
consultiva confiando en retrasar la decisión hasta que
fuera demasiado tarde para descalificar a los candidatos fulul.
Pero el tribunal dictaminó de inmediato que no tenía
jurisdicción en la materia. El CSFA se ve ahora obligado a
mostrar sus cartas y ya no podían esconderse detrás de
ningún grupo político o tribunal.
Cuando
fueron conscientes de la grave amenaza que la candidatura de
Suleiman representaba para la revolución, todos los grupos
y partidos políticos convocaron manifestaciones masivas en
los dos viernes siguientes contra los candidatos fulul representados
no solo por Suleiman y Shafiq sino también por dos antiguos
oficiales de inteligencia y el ex ministro de asuntos
exteriores Amr Musa. Cientos de miles de personas acudieron
a la Plaza Tahrir y salieron por todo el país en una
demostración de unidad que recordaba los primeros días de
la revolución. Los manifestantes rechazaron a los
candidatos fulul y
exigieron el final del régimen militar.
Mientras
tanto, el Comité Presidencial valoró las solicitudes de
los candidatos y descalificó a 10 de los 23 presentados. Lo
más sorprendente fue que descalificó a El-Shater, a
Suleiman, a Ayman Nur, un liberal y ex antiguo contendiente
presidencial que se presentó contra Mubarak en las
elecciones de 2005, así como al carismático candidato
salafí, fogoso predicador y defensor de los derechos
civiles Hazem Salah Abu Ismail. El Comité razonó que cada
uno de los candidatos descalificados lo habían sido porque
no habían cumplido uno o más de los requisitos necesarios.
Abu Ismail fue descalificado porque su madre obtuvo la
ciudadanía estadounidense antes de morir en 2010. El
candidato afirmó que EEUU falsificó los documentos de la
ciudadanía y que se oponía a su candidatura porque él pedía
la aplicación de la ley de la Sharia y tenía una firme
posición contra el tratado de paz con Israel y la política
exterior estadounidense en el mundo musulmán. Aunque EEUU,
así como muchos egipcios laicos, estaban en efecto
preocupados por su candidatura y popularidad, estaba claro
que su madre había conseguido la ciudadanía estadounidense
en 2006, un pasaporte estadounidense y que se había
registrado para votar en el condado de Los Ángeles.
El
comité descalificó también la candidatura de El-Shater y
Nur con el pretexto de que habían sido declarados culpables
de delitos cometidos durante el régimen de Mubarak, aunque
en farsas de juicios políticos ampliamente condenadas. Según
la ley egipcia, un acusado pierde sus derechos políticos a
menos que le sean restaurados a través del perdón total
del presidente o de los tribunales. Aunque el CSFA emitió
perdones para ambos candidatos, el comité afirmó que aún
les faltaba el requisito de que se les restauraran sus
derechos políticos, que solo podía llevarse a cabo
mediante sentencia de los tribunales seis años después de
concedido el perdón o mediante la invalidación de las
acusaciones. Lo más sorprendente quizá es que el comité
descalificó también a Suleiman acusándole de que algunas
de las firmas que habían presentado eran falsas. Los otros
seis descalificados eran candidatos menores, incluidos dos
antiguos generales de la inteligencia. Se les excluyó por
violar una o más condiciones. Aunque el comité permitió
que los candidatos apelaran sus decisiones, finalmente
rechazaron todas las apelaciones y reafirmaron las
descalificaciones de esos candidatos.
Naturalmente,
los HM y El-Shater estaban indignados y denunciaron que la
candidatura de Suleiman era una artimaña, una farsa y un
torpe intento del CSFA para descalificar al candidato
oficial de los HM sin causar escándalo público ya que la
gente se sentiría aliviada tras la descalificación de
Suleiman. También denunciaron que los verdaderos candidatos
del CSFA se habían revelado ahora. Son el primer ministro
Shafiq y el ex ministro de asuntos exteriores Amr Musa; a
ambos se les permitió presentarse como candidatos a las
elecciones. Al ser mejores estrategas, los HM se habían
temido que su candidato oficial, El-Shater, podía quedar
descalificado, por eso el último día de las nominaciones
presentaron también a un candidato de refuerzo, el
presidente del PJL, el Dr. Muhammad Mursi. El nuevo
candidato de los HM se doctoró en ingeniería en 1982 en
California del Sur, y trabajó como académico en EEUU y
después en Egipto durante décadas antes de que le
eligieran para el parlamento en las elecciones de 2005.
Por
tanto, ¿quiénes son los candidatos oficiales definitivos?
Los
restantes trece candidatos que pueden presentarse a las
elecciones en diferentes agrupaciones podrían clasificare
de la siguiente forma:
a) Los candidatos de orientación islámica:
Hay tres candidatos que pertenecen a este grupo:
1. Dr.
Abdulmoneim Abol Fotuh, de 60 años, médico de formación y
director de la Unión Médica Árabe, un asociación médica
pan-árabe centrada en el trabajo asistencial. Es también
un exdirigente de los HM que se separó del grupo el pasado
año tras anunciar su candidatura. Abol Fotuh fue reconocido
como candidato independiente tras recoger 43.000 firmas
autentificadas por notario. Es bastante popular entre la
gente desde sus días como dirigente estudiantil que desafió
al ex presidente Anwar Sadat en 1977. En esa confrontación,
trasmitida en su día en directo por televisión, Abol Fotuh
acusó a los asesores de Sadat de ser hipócritas y
corruptos. El expresidente, que no estaba acostumbrado a las
críticas públicas se enfadó mucho e intentó intimidarle
y silenciarle pero Abol Fotuh se mantuvo en sus trece,
consiguiendo muchos admiradores. Después pasó varios años
en prisión por su activismo político durante los regímenes
de Sadat y Mubarak. No solo es popular entre los círculos
islámicos, sino entre muchos segmentos de la sociedad
egipcia, incluyendo liberales, izquierdistas y coptos. También
es conocido por sus puntos de vista moderados. Con la
eliminación de Abu Ismail, se espera que consiga una
importante cantidad de votos del electorado conservador, así
como de otros muchos electores revolucionarios y de quienes
están contra el régimen de Mubarak.
2. Dr.
Muhammad Mursi, de 60 años, es el candidato discreto y sin
carisma de los HM. Se le reconoció como candidato oficial
del PJL en lugar del jefe del partido. Mursi recogerá
probablemente la mayoría del voto de los HM pero no está
claro cuántos apoyos puede conseguir fuera de esos
electores a la luz de la controvertida decisión de los HM
de revocar su decisión y presentar un candidato, así como
por su torpeza en el manejo del nombramiento de la asamblea
constitucional. Muchos observadores creen que si Mursi gana
compartiría el poder con El-Shater como primer ministro, de
igual forma al acuerdo en años recientes en Rusia entre
Medvedev y Putin, con el segundo ejerciendo el poder detrás
del trono.
3. Dr.
Muhammad Salim Al-Awa, de 71 años, un famoso experto
constitucional e intelectual islámico. Se le reconoció
como candidato tras recoger 30 firmas de miembros del
parlamento. Aunque Al-Awa es muy respetado por muchos
intelectuales y elites egipcias, no cuenta con muchos
seguidores entre los revolucionarios de base o los egipcios
de a pie como para tener una oportunidad real de conseguir
suficientes apoyos para ir a la segunda ronda.
b) Los
candidatos de los fulul:
Dos candidatos componen este grupo:
1. Ahmad
Shafiq, de 71 años, es el ex primer ministro nombrado por
Mubarak justo doce días antes de ser depuesto. Se le
considera un leal a Mubarak y obtendrá probablemente el
apoyo de las clases empresariales fulul y
de las fuerzas contrarrevolucionarias dentro del aparato de
seguridad, así como de muchos segmentos dentro del
gobierno, aún controlados en gran medida por los leales a
Mubarak.
2. Amr Musa,
de 76 años, sirvió como ministro de asuntos exteriores con
Mubarak durante una década. También sirvió durante otra
época como Secretario General de la Liga Árabe. Se
considera que cuenta con mucha popularidad entre los
egipcios de a pie porque en ocasiones fue crítico respecto
a la política israelí hacia los palestinos mientras
Mubarak estaba siguiendo los dictados de EEUU e Israel. Sus
críticos le acusan de ser parte integral del régimen de
Mubarak y en 2010 se tuvo noticia de que había apoyado al
depuesto presidente para otro mandato.
c)
Candidatos de izquierdas y nacionalistas: Hay cuatro candidatos que pertenecen a este grupo, pero no
se considera probable que acaben entre los dos principales
contendientes en la primera ronda de las elecciones:
1. El más
importante en este grupo es Hamdein Sabahi, de 59 años. Fue
periodista y está considerado como el naserista más
respetado del país. Recogió más de 30.000 firmas y fue
reconocido por tanto como candidato independiente.
2. Jaled Ali,
de 41 años, este candidato es dirigente sindical y defensor
de los derechos humanos y es el más joven de entre todos
los candidatos presidenciales. Tiene una posición bien
articulada y muchos grupos de jóvenes le consideran como el
candidato revolucionario más auténtico. Sin embargo, sus
posibilidades son escasas porque no se le conoce bien fuera
de los sindicatos y círculos de activistas.
3. Los dos
otros candidatos son el ex juez Hisham Bastawisi y el
veterano político Abol-Izz Al-Hariri, representan a los
minoritarios grupos de izquierdas y se considera que es
harto improbable que reciban grandes apoyos.
d)
Los restantes cuatro candidatos representan a partidos minoritarios. Son virtualmente desconocidos
para la gente y es poco probable que reciban apoyos
significativos.
Posibles
escenarios de las elecciones presidenciales
La
primera ronda de la carrera presidencial está fijada para
el 23 y 24 de mayo. Si ningún candidato recibe más del 50%
de los votos, entonces tendría que celebrarse una segunda
vuelta entre los dos principales contendientes que tendría
lugar el 16 y 17 de junio. La mayoría de los expertos
predicen que si no se produce un fraude masivo en las
elecciones sancionado por el ejército e ignorado por el
Comité Electoral, ningún candidato conseguiría de hecho
una mayoría tras la primera vuelta.
Como
en Egipto no hay encuestas de opinión fiables, no está
claro cuál pueda ser la popularidad o elegibilidad de cada
candidato. Antes de que se celebraran las elecciones
parlamentarias, la mayoría de las encuestas fueron en gran
medida inexactas. Por ejemplo, la encuesta patrocinada por
el casi gubernamental periódico Al
Ahram, predijo antes de las elecciones parlamentarias
del pasado noviembre que el PJL y el partido Wafd recibiría
cada uno el 30% de los votos, mientras que el partido Nur
recibiría menos del 10%. Al final, el PJL, Nur y Wafd
recibieron el 47%, 25% y 10%, respectivamente, una enorme
diferencia de más de 15 puntos en cada predicción.
Así
pues, ¿cuáles son los escenarios más probables?
Escenario
1 : Los dos finalistas principales
pertenecen al campo islamista. En este escenario, los dos
contendientes finales serían el independiente Abol Fotuh y
Mursi, el candidato de los HM. En la carrera entre los dos
hombres, probablemente la mayoría de los egipcios votarían
por el candidato independiente antes que por el contendiente
de los HM, ante el temor de que todo el poder político se
concentre en manos de un único partido político.
Escenario
2 : Uno de los dos principales finalistas
es un candidato islamista mientras que el otro pertenece a
los fulul.
En este escenario, el candidato fulul sería
Amr Musa frente a Abol Fotuh o Mursi. En la carrera entre
esos dos hombres en la segunda vuelta, el candidato
islamista probablemente le ganaría a Musa, ya que una mayoría
de los egipcios consideran a Musa como un subordinado de
Mubarak.
Escenario
3 : El Comité Electoral declara que los
dos principales aspirantes provienen de los fulul.
Este escenario es muy improbable y solo llegaría a darse en
caso de una afluencia muy baja de votantes (muy improbable),
con un fraude masivo en beneficio de Shafiq que no llegara a
detectarse (también improbable), seguido de un electorado
mudo (extremadamente improbable). Por muy improbable que
este escenario pueda parecer, muchos observadores políticos
están preocupados de que esta pudiera ser la partida final
del CSFA ya que ambos candidatos son aceptables para el ejército.
Muchos
observadores políticos están también preocupados de que
la decisión de quien pueda ser el próximo presidente venga
determinada por los cinco miembros del Comité Electoral y
no pueda apelarse. Los críticos señalan que el jefe del
Comité es un oscuro juez designado por Mubarak para
supervisar la sucesión de su hijo. Su adjunto es el
tristemente célebre juez que interfirió en el proceso
judicial supervisando las recientes acusaciones de ilegal
financiación exterior de los grupos políticos y defensores
de los derechos civiles, y que consiguió la liberación sin
juicio facilitando la huida del país de los estadounidenses
acusados en ese caso. Los críticos le acusan de ser muy
susceptible a las presiones del CSFA, que en ese caso estaba
bajo tremendas presiones de los funcionarios de EEUU para
que liberara a los estadounidenses.
Escenario
4 : Los jóvenes y grupos revolucionarios
han identificado a seis candidatos que tienen credenciales
revolucionarias y que les resultan aceptables. Son Abol
Fotuh y Al-Awa, por el campo islamista; y Sabahi, Ali,
Bastawisi y Al-Hariri, por el campo laico. Aunque Mursi no
se considera que forme parte de los inaceptables fulul,
estos grupos han exigido que los HM retiren a su candidato
para no polarizar el país si los HM acaban monopolizando
todos los puestos del poder.
En
este escenario, varios de los candidatos que cuentan con el
favor de los grupos revolucionarios se retirarían a favor
de un único candidato para no dividir los votos entre
ellos. Dos o tres de estos candidatos se presentarían en
una única lista presidencial con un presidente y uno o
varios vicepresidentes. En todas las distintas propuestas
que han circulado entre los distintos grupos, todos están
de acuerdo en que, de entre todos los candidatos, Abol Fotuh
sería el candidato del consenso para dirigir esta lista. Si
tal lista presidencial llegara finalmente a formarse y el
candidato de los HM se retirara (muy improbable), entonces
esa lista podría llegar a recibir finalmente más del 50%
de los votos en la primera ronda, convirtiendo Abol Fotuh el
primer presidente del Egipto post-Mubarak.
Aunque
en las elecciones parlamentarias, 27 millones de egipcios
acudieron a las urnas, se estima que 35-40 millones de
egipcios de entre los 45 millones de los potenciales
electores pueden realmente participar. Pero también es difícil
predecir a quién apoyarán los 8-13 millones de nuevos
votantes. Sin embargo, si juzgamos por las elecciones
parlamentarias, alrededor del 70% de los egipcios votaron
por un partido o candidato islamista, mientras que el 20%
votaron por un candidato liberal o izquierdista. Menos del
3% votaron de hecho por un candidato fulul.
En
última instancia, las preguntas reales que se plantean en
este proceso son: ¿Cumplirá el CSFA su promesa de no
interferir en las elecciones y traspasar el poder a un nuevo
presidente electo? ¿Será el nuevo presidente de Egipto el
independiente Abol Fotuh, empezando así un nuevo amanecer
para un nuevo Egipto? ¿O será Mursi, el candidato de los
HM, el que consolide el poder ascendente de la Hermandad con
la posible polarización política del país? ¿O será Amr
Musa, uno de los leales de la era Mubarak, o incluso Ahmad
Shafi, haciendo que Egipto retroceda a la casilla uno y
desencadenando así una segunda revolución?
La
respuesta a estas preguntas la tiene el electorado egipcio
que en las próximas semanas determinará realmente el
futuro de un Egipto post-revolucionario.
*
Esam Al-Amin es un escritor independiente colaborador de
numerosas páginas en Internet. Puede contactarse con él
en: alamin1919@gmail.com
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