Grave
peligro
Operativo
de cooptación política de los sindicatos independientes
Por
Roberto Ramírez
Socialismo o Barbarie, 20/07/2013
La
intervención de los militares y sus socios civiles, los políticos
burgueses laicos, para capitalizar el estallido de masas que
hirió de muerte al gobierno de la Hermandad Musulmana, está
teniendo sus primeras consecuencias graves.
La
cooptación en marcha: Kamal Abu Eita, ex presidente de la
federación de sindicatos
independientes y flamante ministro de Trabajo
La
primera de ellas, la señalábamos a los pocos días de este
golpe militar sui
generis:
“Para
acabar con las protestas de la Hermandad en una plaza de
ciudad Nasser, su feudo en El Cairo, los militares
asesinaron a más de 50 personas e hirieron a unas 500. Esta
matanza tuvo un fuerte impacto político nacional e
internacional. Es obligatorio repudiarla sin vacilaciones,
porque además indica al movimiento obrero, juvenil y
popular cómo podría
responder el nuevo gobierno a sus demandas. Pero también
hay que señalar las
consecuencias políticas que la matanza de la plaza
Rabaa al Adawiya ha desencadenado. En primer lugar, podría
significar para la Hermandad la recuperación
de una cuota de legitimidad, cuando el desastre de su año
de gobierno la había
dejado sin aliento.” (Socialismo
o Barbarie, periódico, Nº 253)
Efectivamente,
la represión y el presentarse como opositores al regreso de
los militares al poder, han tenido el resultado casi
milagroso de revivir a ese muerto político. La Hermandad
Musulmana, incluso después de derrocada, seguía siendo un
inmenso aparato, respaldado por una fracción de la burguesía
egipcia y con fuertes apoyos en el exterior. Pero lo
esencial es que había caído desmoralizada por el repudio popular y la ruptura de amplios
sectores que inicialmente la sostenían.
Ahora
está logrando
levantar cabeza, enarbolando la
bandera de la oposición a un gobierno que en gran
medida es una fachada “civil” de las fuerzas armadas.
Además, este nuevo gobierno va a intentar aplicar los
mismos planes neoliberales dictados por el FMI, que Morsi
fue incapaz de encaminar.
De
líder del sindicalismo independiente a ministro de Trabajo
Pero
aun más preocupante es una nota del diario Al
Ahram (15/07/2013). Anuncia que Kamal Abu Eita, el presidente de la EFITU, la Federación Egipcia
de Sindicatos Independientes, renuncia a su cargo para
convertirse en ministro de Trabajo del nuevo gobierno.
Abu
Eita fue fundador en el 2009 de uno de los primeros
sindicatos independientes, que organizó a un sector
importante de empleados públicos. Durante la rebelión
contra la dictadura de Mubarak, su sindicato fue unos de los
que encabezó la huelga general que daría el golpe final a
la dictadura. En esos mismos días fue fundada la EFITU.
Aunque luego tendría escisiones, sigue siendo el mayor
agrupamiento de los nuevos sindicatos independientes.
Pero,
como subrayamos muchas veces,[]
esta extraordinaria recomposición del movimiento obrero, el
desarrollo de un amplia vanguardia y la fundación de
alrededor de mil nuevos sindicatos, no
fue acompañada por el surgimiento de una alternativa política
propia, de un partido o movimiento político independiente
de todos los agrupamientos patronales, sean islamistas o
laicos, civiles o militares. El mismo Abu Eita era simultáneamente
un cuadro del nasserismo “de izquierda”, agrupado en el
partido Karama, que incluso en un momento fue aliado
electoral de la Hermandad Musulmana.
Sin
un movimiento o partido propio, de clase, los duros choques
con el gobierno de la Hermandad Musulmana, decidido a
liquidar los nuevos sindicatos, llevaron a sectores del
sindicalismo independiente a tener esperanzas en el nuevo
gobierno, que además se presenta con una fachada
“civil” y de “transición” hacia elecciones
presuntamente “democráticas”.
En
declaraciones a Al
Ahram (15/07/2013), Abu Eita se justifica prometiendo
que desde el ministerio de Trabajo va a “lograr una ley de
libertad sindical, subir el salario mínimo y las pensiones,
reabrir las fábricas cerradas y retomar a los trabajadores
despedidos…”
No
sabemos si Abu Eita cree realmente en lo que está diciendo.
Pero eso choca frontalmente con la orientación neoliberal y
pro acuerdo con el FMI que sostiene un gabinete cuyo
ministro de Finanzas, Ahmed Gelal, es hombre del World Bank.
Y como sucede siempre con todas las cooptaciones, se va a
comprobar una vez más que “donde manda capitán, no manda
marinero”.
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