El reflejo de una nueva configuración mundial
Primer paso de un acuerdo con Irán
Por Elías Saadi
Socialismo o Barbarie, semanario, 28/11/2013
“Así como EEUU tuvo que
adaptarse a un mundo en el que su poder no
tiene
rival pero ya
no es determinante, Israel tendrá que hacer lo
mismo.”
(Roger Cohen, “Israel's Iran Dilemma”, New
York Times, November 25, 2013)
El pasado domingo 24, en Ginebra, Suiza, se firmó un
primer acuerdo entre la República
Islámica de Irán y el P5
+ 1; es decir, los miembros permanentes del Consejo de
Seguridad de la ONU (EEUU, Gran Bretaña, Francia, Rusia y
China) más Alemania. Veamos algunos puntos relevantes del
acuerdo de Ginebra y su contexto regional y mundial.
Estados Unidos, de superpotencia
a “primero entre sus iguales”
Este acuerdo, aunque todavía es un frágil
primer paso, tuvo una importante (y justificada) repercusión mundial. El pacto no fue, sin embargo, una sorpresa. Ya
estaba cantado a fines septiembre, con el tierno diálogo
telefónico entre Obama y Hassan Rohani (presidente de Irán),
cuando el viaje de este último a la Asamblea General de la
ONU.
El
acuerdo entre Irán y el P5 +1 hace transpirar a
Netanyahu (caricatura de Haaretz, 28/11/2013).
Sin embargo, aunque el acuerdo no sea inesperado, su resonancia está
justificada por muchos motivos; como por ejemplo, que EEUU
impulse las negociaciones con un estado con el que rompió
relaciones en 1979… y con el que ha tenido desde entonces
renovados enfrentamientos (aunque también transacciones por
debajo de la mesa).
Quizás lo más significativo es que todo esto pone de relieve cambios
mundiales: un mundo donde EEUU sigue teniendo gran
poder… “pero ya no
es determinante”, como reconoce el mismo New
York Times. O sea, ya no puede decidir todo por
sí mismo e imponerlo sin chistar al resto del planeta.
Para lograr cosas importantes, debe operar no sólo con sus
subordinados (como Gran Bretaña) sino fundamentalmente
con Rusia y China, que tienen intereses
propios y distintos de EEUU.
Por la negativa, este aspecto importante de la situación mundial, quedó
en evidencia con el reciente fiasco de Washington cuando
amenazó con la intervención militar en Siria por su propia
cuenta… y tuvo que meter violín en bolsa. Sin el
salvavidas que le tiraron a último momento desde Moscú,
Obama habría quedado en ridículo.
Irán, ganancias pero también
grandes concesiones
El acuerdo obliga a Irán a hacer grandes concesiones, pero también
obtiene importantes ganancias. Impone a Irán trabas muy difíciles
de superar para lograr armas atómicas, pero le permitiría
continuar con su desarrollo nuclear pacífico. Pero lo más
importante y urgente para Irán, es que implica el comienzo
del levantamiento de sanciones económicas y financieras.
En el tema nuclear, Iran “… ‘será considerado como si se tratase
de cualquier estado no nuclear miembro del Tratado de No
Proliferación’, lo que coloca de esa manera a Irán en la
misma categoría de Japón o Alemania” (Cohen, NYT,
cit.). O sea, que puede tener centrales nucleares y
enriquecer uranio hasta ciertos límites, pero no fabricar
armas atómicas. Antes se le exigía la destrucción
de toda su industria nuclear (que es lo que sigue
reclamado Israel). En contrapartida, Irán acepta someterse
a las más estrictas inspecciones del P5+1.
Las ganancias más importantes de Irán son económicas y financieras.
Las sanciones comerciales y financieras lo llevaron a una
situación muy crítica.
Por supuesto, los distintos sectores de la burguesía iraní y de los
aparatos burocráticos del régimen clerical, descargaron
las consecuencias sobre la clase trabajadora, las clases medías
y los sectores populares. Pero eso motivo que la polarización
social y el descontento fueran creciendo. Al interior de Irán,
la verborragia “antiimperialista” de Ahmadineyad nunca
se tradujo en medidas a favor de los trabajadores y/o de
suavizar las bárbaras normas islamistas cada vez más a
contramano de la modernización de la sociedad iraní.
Heredando una caldera que estuvo varias veces al borde del estallido,
Hassan Rohani, el nuevo presidente de Irán, dio el giro a
las negociaciones. En principio, a pesar de sus concesiones
en el tema nuclear, el acuerdo con el P5+1 habría sido bien
recibido en los medios urbanos y populares, por las
esperanzas de mejoras en la grave situación económica y
social.
Terceros en discordia: Israel y
Arabia Saudita
Otro punto relevante es que EEUU actuó en compañía de Rusia y China (y lógicamente de sus aliados
europeos)… pero “dejó
en banda” a Israel y Arabia saudita. Esto es también
una novedad en Medio Oriente. Ya se venían advirtiendo
desacuerdos, pero el pacto con Irán los puso en primer
plano.
Arabia saudita ha sido, desde antes de la Segunda Guerra Mundial, el
principal estado vasallo del imperialismo yanqui en la región,
además de su gran reserva petrolera. En el juego de
“potencias regionales”, el adversario tradicional de
Arabia saudita es Irán… con el que ahora pacta EEUU.
Pero el punto más crítico es el de Israel. Desde su fundación, Israel
es un enclave
colonial en Medio Oriente apadrinado
por los imperialismos occidentales, en primer lugar por
EEUU. Su relación con EEUU fue (y sigue siendo) tan
estrecha, que se lo ha llegado a considerar, de hecho, como
el “estado Nº 51” de EEUU. Y aunque no sea así
realmente, los lobbies afines a Israel tienen un peso
notable en la política estadounidense, como si fueran de
algún estado norteamericano.
La política auspiciada por Netanyahu, actual gobierno de Israel, era (y
es) muy simple: la guerra
contra Irán. En el contexto de las rebeliones de Medio
Oriente, esta aventura militar dañaría a Irán pero también
podría ser muy contraproducente para el dominio
imperialista de la región. Sin embargo, las amenazas de
Netanyahu sirvieron al imperialismo yanqui para presionar a
Irán (junto con las sanciones económicas) y empujarlo
hacia un acuerdo… que finalmente dejó a Netanyahu
hablando solo…
La furia de la extrema derecha sionista que gobierna Israel es
explicable. Y con más razón, porque en el campo pro-israelí
no hay unanimidad, ni en EEUU ni en el mismo Israel. En EEUU,
existe un abanico de opiniones que van desde los más rabiosos partidarios de
la línea de Netanyahu hasta el lobby sionista J-Street que
“da la bienvenida [al acuerdo]… como el primer paso
significativo para prevenir que Irán no tenga armas
nucleares”. (Jerusalem
Post, 11/25/2013)
El “giro al Pacífico”
reordena las políticas y prioridades del imperialismo
yanqui
En este curso de Washington ha sido fundamental lo que citamos, sobre la
necesidad de EEUU de adaptarse
a un mundo donde conserva
gran poder “pero ya no es determinante”.
Esta “adaptación” está además mediada porque el centro gravedad de la política imperialista norteamericana ya no es
el “Gran Medio Oriente”, como en los buenos tiempos de
Bush y Condoleezza Rice. El proyecto neocolonial del “Gran
Medio Oriente” (que abarcaba de Marruecos a Pakistán)
llevó a los graves fracasos de Afganistán e Iraq. Sin ser
derrotas catastróficas, contribuyeron decisivamente a que
EEUU ya no es lo que era.
Todo eso, sumado a la crisis económica estadounidense, el ascenso de
China y en general del Asia-Pacífico, determinaron el
llamado “giro al
Pacífico” del imperialismo yanqui.
Sin abandonar a Medio Oriente (ni a América Latina), esta
reorientación del imperialismo implica un “rediseño”
de políticas, prioridades y centros de gravedad.
Un acuerdo con Irán, en términos que le garanticen que no se
transforme en potencia nuclear, le viene muy bien… para
tener manos libres en el Asia-Pacífico. Allí está
volcando la mayor parte de su ferretería militar y
organizando un grupo de países –el TPP (Trans Pacific
Partnership)– frente al grupo auspiciado por China, el RCEP
(Regional Comprehensive Economic Partnership).
En esa situación, lo último que le conviene a Washington es enredarse
en un conflicto en Medio Oriente, aunque Netanyahu y el rey
Abdullah pongan el grito en el cielo.
Un primer paso… pero con pronóstico
reservado
En los medios dirigentes de Europa occidental (y más aun en los de
Rusia y China) el acuerdo con Irán fue recibido con
ovaciones. Previamente, el “socialista” Hollande dio una
nota discordante, haciéndose vocero de las críticas de
Netanyahu. Pero fue “disciplinado” de inmediato y firmó
sin decir ni mu.
Sin embargo, después de este primer paso hay un largo camino lleno de dificultades hasta llegar a un pacto
definitivo. Curiosamente, los principales obstáculos no se
presentarían en Irán sino en EEUU, aunque Washington ha
sido (junto con Teherán) el principal gestor del acuerdo.
Es que la crisis del imperialismo yanqui no sólo provoca “shutdowns”,
apagones, en el estado federal y el presupuesto. Puede
suceder algo parecido en materia de política exterior. Es
decir, que finalmente el acuerdo no sea avalado por el Congreso.
En esta materia (como sucede en infinidad de otros puntos) en el establishment
norteamericano se cruzan opiniones
muy discordantes. Aunque las organizaciones sionistas
también están divididas, los lobbies que responden a
Netanyahu han redoblado su campaña contra el acuerdo y por la
“línea dura” contra Irán que sostiene el gobierno de
Israel.
Obama, para defender el acuerdo de Ginebra, se apoya en el amplio
rechazo popular a nuevas aventuras militares, sobre todo en
Medio Oriente. Pero el público norteamericano ha sido
envenenado durante décadas por la propaganda anti-iraní.
Despejar ese gas tóxico no es fácil.
Además,
las cosas no se juegan sólo (ni principalmente) en la
"opinión pública". El sistema político
estadounidense, y en primer lugar el Congreso, es quizás el
más corrupto del mundo, al punto que con el sistema de
lobbies está abiertamente "legalizada" la compra
y venta de senadores y representantes, y sus votos.
Tradicionalmente, los lobbies sionistas están entre los de
mayor poder operativo. Aunque esta vez están divididos, no
hay duda de que los que responden al actual gobierno de
Israel tienen un poder notable.
Sería un papelón
de dimensiones mundiales, si finalmente el acuerdo
naufragase no en las aguas del Golfo Pérsico sino en los
hediondos pantanos legislativos de Washington.
.-
Ver en Socialismo
o Barbarie Nº 264, 03/10/2013: “Negociaciones
EEUU-Irán: No nos une el amor, sino el espanto”.
.-
Ver en Socialismo
o Barbarie Nº 246, 04/04/2013, “La cosa no es
como la pintan”.
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