Mentiras
desde Annapolis
Por
Jalid Amayreh
The Palestinian Information Center, 28/11/07
Rebelión,
30/11/07
Traducido por Sinfo Fernández
Los pueblos
del mundo están siendo sometidos estos días a una buena
dosis de mentiras, que en esta ocasión están llegando
desde Annapolis, Maryland, en Estados Unidos.
George
Bush, el Führer de la Casa Blanca, quien ha destruido
recientemente a dos estados–nación y asesinado a un millón
de seres humanos y que después tuvo la chuztpa (1)
de declarar que fue el Todopoderoso quien le dijo que así
lo hiciera, ha estado exhibiendo esta semana su característica
y mórbida magia.
Invitó a
delegados de 50 países para que presenciaran cómo Israel,
un estado cuyo modus operandi se compone de asesinato, robo
y mendacidad, y la miserable Autoridad Palestina, que
declara representar al pueblo más ininterrumpidamente
oprimido sobre la faz de la tierra, prometían una paz y
reconciliación que pondría fin a décadas de violencia y
derramamiento de sangre.
Hablando en
base a un texto preparado, Bush reafirmó su proverbial visión
acerca de dos estados, Israel y Palestina, viviendo en paz
uno junto a otro. No olvidó advertir que el posible estado
palestino “debía gobernar con justicia y desmantelar la
infraestructura del terror”.
Bush trató
de crear un aura artificial de optimismo declarando que
estaba convencido de que los dirigentes de ambas partes, el
Primer Ministro israelí Ehud Olmert y el Presidente de la
Autoridad Palestina Mahmud Abbas, estaban finalmente
dispuestos y preparados para hacer la paz.
Bien, las
convicciones de Bush son infinitas, pero la mayoría de
ellas son, evidentemente, las propias de un memo.
No hay duda
de que Abbas quiere seriamente la paz para su casi diezmado
pueblo, que constantemente es coaccionado, intimidado y
violado por un imperialista Israel que se parece mucho a la
Alemania nazi durante el apogeo de su insolencia y
arrogancia de poder.
Después de
todo, los palestinos, que han sobrevivido casi
milagrosamente a pesar de la historia, son las principales víctimas
de esa siniestra y persistente barbarie que permite que
Israel robe constantemente más tierra palestina con el propósito
de crear más lebensraum (2) para la expansión de los
asentamientos judíos.
Pero la
supervivencia nacional palestina no puede realmente
asegurarse por muchas conferencias de “paz” que se
organicen y por muchos dignatarios extranjeros que se
inviten y por muchos discursos amables que se pronuncien.
El agresivo
ataque sionista para limpiar étnicamente de no judíos el
oeste del río Jordán es más que alarmante para los
depauperados y bloqueados palestinos. No es más que un
genocidio a cámara lenta que ningún montón de seguridades
verbales puede mitigar y mucho menos parar.
Desde
luego, Bush ni presta ni prestará atención a esas
cuestiones reales. Es demasiado ignorante y está demasiado
predispuesto a favor de Israel y es, también, demasiado
poco cristiano como para llamar al pan pan y al vino vino,
especialmente porque está en manos de los imperialistas
sionistas.
Por eso, su
proclama de que Israel quiere la paz y que Ehud Olmert es
sincero en su búsqueda de la paz no contiene ni una pizca
de verdad.
Seamos
francos y honestos sobre todo esto: Israel no está a punto
de hacer la paz con los palestinos. Israel no ha tomado una
decisión estratégica de hacer la paz con los palestinos.
Israel no está a punto de ceder el botín de la guerra de
1967. Israel no está a punto de ceder la Jerusalén Este
ocupada.
En efecto,
Israel no está a punto de empezar a considerar y aceptar el
derecho supremo al retorno de los refugiados palestinos,
injustamente arrancados de sus hogares y pueblos cuando se
creó el estado sionista hace casi sesenta años.
Y además
de todo lo anterior, Israel está insistiendo en que ha de
ser reconocido como estado exclusivamente judío en el que
los ciudadanos no judíos de Israel (25% de la población)
serían tratados no sólo como ciudadanos de segunda clase
con un estatus más o menos transitorio e incierto, sino que
se les considera ya actualmente, como hijos de un Dios
menor.
Por eso,
con actitudes como éstas, ¿cómo es posible que se pueda
esperar la paz con la vergonzosa aquiescencia, además, por
parte de Occidente a la hora de valorar los antojos racistas
de Israel?
Asimismo,
está muy claro que George Bush no es un intermediario
honesto. Ni que decir tiene que un mediador deshonesto no
puede ser un verdadero constructor de la paz, por mucho que
se revista de toda esa actitud teatrera que suele mostrar.
La paz auténtica
requiere un compromiso verdadero y sobre todo honesto,
características de las que Bush y su infame administración
obviamente carecen.
En verdad,
lo último que Israel querría ver en Oriente Medio es un
acuerdo de paz auténtico basado en la justicia, aunque
fuera un remedo de justicia. Un acuerdo equitativo supondría
una anatema para el sionismo, un movimiento de mentalidad
fascista que es antitético de la paz, la calma, la
estabilidad y la decencia humana.
Por esto es
por lo que Israel insiste en mantener “negociaciones
bilaterales” con la débil Autoridad Palestina, no como
muestra de buena voluntad hacia sus vecinos palestinos sino
más bien para intimidar y chantajear al vulnerable
dirigente palestino a hacer más y más y más concesiones.
Israel quiere sencillamente quedarse solo con los
palestinos, sus permanentes e indefensas víctimas. Y todo
lo que Bush está haciendo es decirles al violador y a la víctima
que se las arreglen solos sin ninguna interferencia
exterior.
De hecho,
Israel se pone casi espasmódico y se muestra muy irritado
cuando se invocan el derecho internacional y los derechos
humanos como base de cualquier posible resolución del
conflicto.
Israel
quiere que un futuro acuerdo con los palestinos refleje la
supremacía militar israelí, la hegemonía política y el
dominio judío de las políticas estadounidenses.
Israel
pretende aceptar las resoluciones de Naciones Unidas 242 y
338 como principios guía para el proceso de paz. Sin
embargo, Israel tiene su propia interpretación sesgada y
retorcida de esas resoluciones, que las dejan sin contenido
real.
Y cuando a
los dirigentes israelíes se les ofrece la posibilidad de un
arbitraje internacional, por ejemplo, del Tribunal
Internacional de Justicia de La Haya, para que dictamine
sobre el asunto, rechazan vehementemente la interferencia de
cualquier tercera parte, excepto probablemente la de EEUU,
declarando que el mundo exterior es anti–semita y que no
pueden confiar en que se les haga justicia a los judíos.
Por todas
estas razones, estoy seguro de que este esfuerzo fracasará
de la misma forma que fracasaron los anteriores esfuerzos
desplegados. Y más tarde, otra administración
estadounidense podrá invitar a las “partes”, junto con
otra multitud de falsos testigos, a una nueva conferencia de
paz.
Pero
entonces puede que sea ya demasiado tarde para un estado
palestino o incluso para la paz.
N.
de la T.:
(1)
Chutzpa: insolencia, en yiddish (derivación de la lengua
judaica, tuvo su origen en la época medieval cuando se
mezcló la lengua alemana con elementos de hebreo y arameo)
(2)
Lebensraum: espacio vital, en alemán.
Declaraciones
de Taher Al–Nunu, portavoz del gobierno provisional de la
Autoridad Palestina
"El
discurso de Abbas en Annapolis perjudica al
pueblo palestino"
The
Palestinian Information Center, 28/11/07
Rebelión, 29/11/07
Traducido por Sinfo Fernández
El gobierno
provisional de la Autoridad Palestina ha expresado su
profundo pesar por el discurso del presidente de la AP
Mahmoud Abbas en la inauguración de la conferencia de
Annapolis el pasado martes, señalando que ha perjudicado la
historia y lucha del pueblo palestino.
Taher Al–Nunu,
portavoz del gobierno, dijo en una conferencia de prensa
celebrada ayer, que el gobierno estaba extremamente
preocupado por la descripción que Abbas hizo de la
resistencia palestina como "terrorismo".
Rechazó
también el intento de Abbas de movilizar al mundo contra
Gaza en lugar de pedir el fin del injusto asedio a que está
sometida la Franja, al mismo tiempo que el premier israelí
Ehud Olmert explicaba detalladamente los sufrimientos
sionistas causados por la resistencia palestina.
Nunu
calificó también de "cambio grave" la
declaración del presidente estadounidense George Bush
definiendo Israel como "patria para los judíos".
Desde los
discursos inaugurales, se ha hecho evidente que el objetivo
primordial que persigue la Conferencia de Annapolis es
conseguir un reconocimiento internacional de Israel como
"estado judío" y la normalización de las
relaciones con los países árabes a cambio de más
negociaciones y de renovar un espejismo llamado promesa de
estado palestino sin soberanía, explicó el portavoz.
Advirtió a
los países árabes que no se dejaran arrastrar a la
normalización de relaciones con el estado hebreo bajo la
cobertura de esa conferencia y les pidió que dieran pasos
decididos para levantar el estado de sitio impuesto al
pueblo palestino.
Nunu
defendió las manifestaciones que inundan Cisjordania y la
Franja de Gaza y otros lugares del mundo contra la
conferencia de Annapolis, diciendo que demostraban el
rechazo popular a dicha conferencia.
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