Sin
derechos, sin compasión
Por
Mohammed Omer
Inter
Press Service (IPS), 21/01/08
Gaza.–
Mustapha al–Jamal, de 76 años, atraviesa una puerta tras
otra en su casa de Gaza, buscando en vano los medicamentos
de su hijo de 53, Yahya. Ya no queda ni una píldora, ni un
inyectable.
Yahya
al–Jamal está echado, con la vista fija en el techo. El
tanque de oxígeno a su lado lo mantiene vivo, por ahora.
"La
salud de mi hijo continúa empeorando", dice Mustapha.
"Hemos esperado las medicinas que precisa durante dos
meses."
El
año pasado, la hija de Mustapha, de 44 años y madre de
seis hijos, murió de cáncer de mama. Se encontraba en
recuperación, pero el bloqueo israelí impidió el paso de
medicamentos a Gaza. Los médicos no pudieron salvarla.
Ahora
sucede lo mismo. El cáncer de Yahya al–Jamal comenzó en
un riñón, se propagó al pulmón derecho y llegó al hígado.
El
hombre fue admitido dos veces el año pasado, el 20 de julio
y el 2 de octubre, en el Centro Médico Souriasky de Tel
Aviv, Israel. En la segunda visita, el hospital concedió a
la familia 28 tabletas de medicamentos anticancerígenos por
un valor de 9.000 dólares.
Una
nueva internación daría a Yahya al–Jamal nuevas
esperanzas, pero las autoridades de Israel se niegan a
admitir el pasaje de palestinos de Gaza aun por razones de
salud. Además, consideran que un tanque de oxígeno es un
"riesgo de seguridad".
Los
medicamentos entregados al hombre no eran donados: Israel
deduce el costo de los insumos médicos a pacientes
palestinos en sus hospitales de los impuestos cobrados en
nombre de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que hoy
controla Cisjordania.
Israel
retiene gran parte de esos pagos sin efectuar grandes
desembolsos. Y la ANP continúa pagando por las medicinas
que logra obtener cada vez que puede.
Ahora
que Israel declaró "entidad hostil" a Gaza, cuyo
control fue asumido armas en mano por el Movimiento de
Resistencia Islámica (Hamas), las autoridades cerraron las
fronteras, impidiendo el traslado a los hospitales en su
territorio pero también en Jordania, Egipto y Cisjordania.
Hamas,
que no reconoce a Israel, ganó las elecciones de enero de
2006 en Palestina, pero no logró un acuerdo político con
el secular y moderado partido Fatal, que negocia la paz con
las autoridades israelíes con patrocinio de Estados Unidos,
para constituir gobierno.
Las
gestiones de la comunidad internacional y de miles de israelíes
lograron el envío de unas pocas partidas de insumos médicos.
Pero el caos causado por el asedio obstaculiza la distribución.
El
ministro de Salud palestino Khaled Radi confirmó que
"72 personas murieron como consecuencia de la escasez
de medicamentos y la falta de acceso a la atención médica".
Entre ellos figuran mujeres, ancianos y niños.
Radi
llamó a acciones internacionales inmediatas de presión a
Israel para que la atención médica alcance a los pacientes
en Gaza.
"Si
los medicamentos adecuados estuvieran disponibles, el caso
de Jamal no estaría tan grave como ahora", dijo Imán
Abú Ouan, una de sus médicos.
El
hospital de Gaza donde trabaja Ouan tiene dos recintos de
radiología, que alcanzan para atender hasta a cinco
pacientes de cáncer.
Eso
no es suficiente para la población del enclave. Además, la
falta de camas obliga a los pacientes en recuperación a
dormir en el piso, con alfombras que traen de sus hogares,
explicó la médica.
A
otros que necesitan tratamiento se les pide que se retiren
del hospital para que dejen espacio a los que están más
graves. Por lo tanto, la atención esencial es, con
frecuencia, imposible.
Negociadores
israelíes intentan arrancar a los palestinos compromisos en
materia de seguridad a cambio de acceso al cuidado médico
de la atención de Gaza.
"Varios
pacientes sin antecedentes y con permiso de salida han sido
interrogados por el servicio secreto israelí en el cruce de
Erez, y se les pide información sobre sospechosos a cambio
de acceso a la atención médica", dijo a IPS la
portavoz israelí de la organización Médicos por Derechos
Humanos, Miri Weingarten.
"Si
no brindan información, son devueltos a Gaza y se les
informa que no se les volverá a autorizar la salida",
sostuvo.
"Esta
negativa a la atención médica por razones no clínicas es
completamente injustificable y puede ser calificado de trato
cruel, inhumano y degradante según la Convención de las
Naciones Unidas contra la Tortura", advirtió
Weingarten.
Mustapha
aún espera. "No pedimos más que aquello a lo que
tenemos derecho", dijo. "Por el amor de Dios, ayúdenos
a llegar al hospital en Tel Aviv. Mi hijo merece sobrevivir.
Todo lo que pido es un poco de compasión."
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