Luz
verde estadounidense para las
atrocidades israelíes
Por
Saleh Al Naami
Al Ahram, 17/01/08
Rebelión/22/01/08
Traducido por Beatriz Morales Bastos
Aunque
el jefe de la oposición de la derecha más reaccionaria de
Israel, Benyamin Netanyahu, sea conocido por su frialdad y
su repugnancia a alabar a otras personas, hizo una excepción
cuando dio sus impresiones de la reunión con el presidente
George W Bush a primera hora de la mañana del pasado jueves
en Jerusalén. Expresó su sorpresa ante la insistencia de
Bush en acabar con la “amenaza” que representa el
programa nuclear iraní – que los estrategas israelíes
afirman que amenaza a Israel en particular – así como
ante la insistencia de Bush en que Israel debe atacar a la
resistencia palestina y “romperle el espinazo”. “Salí
de la reunión más tranquilo en relación a la determinación
de Bush de acabar con la amenaza iraní y satisfecho por su
compromiso de proporcionar una cobertura militar a toda
actividad militar que Israel emprenda en Gaza. Si se
confiaran estas cuestiones a este presidente, no permitiría
que quedara con vida ningún terrorista palestino”, afirmó
el jueves por la mañana en la radio israelí en hebreo.
Tras
las reuniones entre Bush y el primer ministro israelí Ehud
Olmert, ambos anunciaron su postura compartida en relación
al programa nuclear iraní. El periódico israelí de mayor
difusión, Yediot Aharonot, reveló que durante su reunión
con Olmert Bush había accedido a coordinar con Israel el
ataque a las instalaciones nucleares iraníes. Todos los
altos cargos israelíes con los que se reunió Bush han
declarado que éste afirmó rotundamente que no hay que dar
importancia al informe publicado recientemente por la
inteligencia estadounidense que afirma que Irán detuvo en
2003 el desarrollo de su programa nuclear con propósitos
militares.
Avigdor
Lieberman, ex–ministro de Defensa israelí y responsable
oficial de afrontar las amenazas estratégicas, consideró
el contenido del discurso pronunciado el sábado por Bush en
los Emiratos Árabes Unidos y dirigido al pueblo iraní como
una prueba de que la administración estadounidense “ha
adoptado completamente la concepción israelí” de
afrontar la “amenaza iraní y otras fuentes de amenaza en
la zona dirigidas por Hezbola y Hamas”. Respecto a la
autorización estadounidense dada a Israel para que haga lo
que le parezca conveniente para atacar a los palestinos de
Gaza, ha sido considerado por Israel como el logro más
importante de la visita de Bush.
La
televisión en hebreo señaló que Olmert estaba sorprendido
por el rápido consentimiento de Bush a que Israel emprenda
una campaña militar a gran escala contra Gaza a pesar de
que fue informado de que esto afectaría a la vida de
cientos e incluso miles de civiles palestinos. Las personas
cercanas a Olmert respiraron aliviadas cuando quedó claro
que los jefes de la seguridad y de la inteligencia israelí
ya no tenían que explicar a Bush las razones de esta campaña
a gran escala contra Gaza. Aunque Bush pidió a Olmert que
se esforzaran para que no afectara a los civiles, se marchó
tras dejar en las manos de Olmert el permiso para hacer lo
que le viniera en gana y con todos las garantías en relación
a la cobertura diplomática estadounidense en el momento en
que Israel ejecutara su plan.
Después
de obtener el permiso estadounidense para emprender una
campaña contra Gaza, el ejército israelí hizo algunos
ajustes en sus planes de la campaña. Altos cargos israelíes
han afirmado que Olmert aprobó su lanzamiento no sólo para
acabar con las amenazas a la seguridad que Israel afirma
provienen de Gaza, sino también para lograra el objetivo
estratégico de acabar con el gobierno de Hamas en Gaza. El
vice–primer ministro israelí Haim Ramon declaró que
Israel había informado a Bush de que el objetivo de la
campaña militar contra Gaza no sólo era acabar con el
lanzamiento de cohetes contra los asentamientos israelíes,
sino también con el contrabando entre Gaza y Egipto, así
como con Hamas. Los altos cargos israelíes afirman que una
vez derrocado Hamas habría que entregar Gaza al presidente
palestino Abbas, a pesar de que éste haya afirmado que se
niega a solucionar su conflicto con Hamas a través de la vía
militar o de terceros extranjeros.
Algunas
personas en la arena palestina han empezado a acusar a
Abbas, a sus agencias de seguridad y a los dirigentes de
Fatah de cooperar con Israel en la preparación del
lanzamiento de la campaña militar contra Gaza. Ismail
Al–Ashqar, presidente del Comité de Interior y Seguridad
en el Consejo Legislativo Palestino ha llamado la atención
respecto al hecho de que tras la visita de Bush a Israel y
los territorios palestinos ocupados haya aumentado el número
de ataques con bomba lanzados por Fatah y cuyo objetivo era
la policía del gobierno de Ismail Haniyeh. “Está
absolutamente claro que el objetivo de estos ataques con
bomba es reinstalar la apariencia de caos y de falta de
seguridad con el objetivo de crear las circunstancias que
permitan una importante acción israelí en Gaza”, declaró
a Al–Ahram Weekly. “Por desgracia, Abbas quiere volver a
Gaza, aunque sea detrás de un tanque israelí”.
Ehab
Al–Ghasin, portavoz del ministerio del Interior del
gobierno de Ismail Haniyeh, afirma que hay muchos
indicadores de que grupos de Fatah han recibido órdenes de
intensificar sus intentos de desestabilizar Gaza. “Las
confesiones de miembros de estos grupos detenidos
recientemente demuestran que había instrucciones claras de
intensificar las operaciones cuyo objetivo era acabar con la
seguridad”, declaró a Al–Ahram Weekly.
Sin
embargo, la mayoría de los comentaristas en Israel
consideran que emprender una importante campaña militar
contra Gaza no depende de las posturas de Bush y Abbas, sino
de consideraciones israelíes. Eitan Haber, director de la
oficina del ex–primer ministro israelí Yitzhak Rabin,
afirma que no hay garantías de que la campaña contra Gaza
acabe con el lanzamiento de cohetes Qassam. Al contrario,
producirá el colapso de la Autoridad Palestina en Gaza, lo
que hará que según el derecho humanitario internacional
Israel sea el único responsable de proporcionar servicios
humanitarios a los palestinos que viven ahí, además del
elevado precio que Israel pagará como en cualquier guerra,
lo que confirman hasta las evaluaciones más optimistas del
ejército israelí.
De
lo que, sin embargo, no hay dudas entre los observadores de
la arena palestina es de que la visita de Bush ha debilitado
la postura de los negociadores palestinos respecto a Israel.
En presencia de Bush y tras su partida de Tel Aviv, Olmert
anunció más de una vez que la administración
estadounidense acepta la postura israelí que exige al
gobierno de Abbas y Salam Fayyad que cumplan con sus
obligaciones según la hoja de ruta antes de llegar a ningún
acuerdo entre Israel y la Autoridad Palestina. Olmert también
informó de que Bush había añadido una condición
imposible que imposibilita el avance de las negociaciones.
Al principio del consejo de ministros del domingo Olmert
informó a sus ministros de que Bush le había dicho que la
Autoridad Palestina debe cumplir con sus obligaciones de la
hoja de ruta también en Gaza, aun cuando la franja esté
completamente bajo control de Hamas.
No
existe la menor duda de que los dirigentes palestinos están
profundamente decepcionados de haber apostado que la visita
de Bush acabaría con la disputa entre ellos y el gobierno
de Olmert en relación a la construcción de nuevos
asentamientos en Cisjordania y Jerusalén este. Estando muy
cerca de Bush, Olmert insistió en Israel continuará con la
construcción de importantes asentamientos en Cisjordania,
Jerusalén este y sus alrededores. Mientras tanto, Bush hizo
un llamamiento a eliminar los “puntos de asentamiento”
construidos por los colonos sin permiso del gobierno israelí.
Sin
embargo, el escritor e investigador palestino Nehad
Al–Sheikh Khalil mantiene que el resultado más peligroso
de la visita de Bush reside en el intento israelí de
establecer firmemente tanto el apartheid que ha creado en el
corazón de Cisjordania como una frontera entre ésta e
Israel. Israel ha insistido firmemente en que no está en
absoluto preparado para buscar una solución para el futuro
de los asentamientos que hay dentro del Muro, que en total
suponen el 85% de los asentamiento de Cisjordania. “La
debilidad de la postura oficial palestina y el
consentimiento estadounidense a prácticamente todas las
exigencias israelíes han avivado el apetito de Olmert y su
deseo de imponer su postura a los negociadores
palestinos”, declaró Khalil a Al–Ahram Weekly.
Saeb
Erekat, director del departamento de negociaciones de la
OLP, estaba extremadamente apurado cuando los periodistas
palestinos insistieron en pedirle que comentara las
declaraciones de Bush en la conferencia de prensa celebrada
con Abbas en Ramala. En esta reunión él había comprendido
claramente que la administración Bush no considera las
resoluciones de la ONU sobre el conflicto
israelo–palestino como un punto de referencia que guíe
las negociaciones. Es más, Bush insistió en que su
administración no tiene intención de ejercer presión
alguna sobre Israel.
Incluso
desde un punto de vista humanitario Bush decepcionó a los
dirigentes palestinos cuando concedió legitimidad a que
continúen los checkpoints que están diseminados por toda
Cisjordania y que convierten la vida de los palestinos que
viven ahí en un infierno insoportable. Bush afirmó que
estos checkpoints se han establecido para garantizar que no
se lleven a cabo operaciones terroristas en Tel Aviv y, en
ese sentido, Bush adoptó la postura de los ministros más
extremistas del gobierno de Olmert, ya que hasta varios de
los ministros de Olmert han sostenido que se deberían
eliminar muchos de estos checkpoints.
Con
todo, incluso en Israel muchas personas consideran que Bush
es la garantía más importante para que Israel continúe
con sus agresiones al pueblo palestino y se niegue a cumplir
con sus compromisos en relación a los asentamientos. El 7
de enero el intelectual israelí Gideon Levy escribió un
artículo en el diario Haaretz en el que afirmaba que “no
ha habido nadie en la Casa Blanca que como Bush haya
concedido a Israel permiso para llevar a cabo las
agresiones, que anime a Israel a emprender campañas de
violencia y le urja a establecer firmemente la realidad de
la ocupación”. Levy añadió que “Bush es el presidente
que ha otorgado legitimidad a cada acto criminal, desde la
expansión de los asentamientos hasta incluso ignorar
acuerdos firmados, incluyendo aquellos a los que Israel llegó
con la Autoridad Palestina bajo el patrocinio de Estados
Unidos, y es el presidente que más ha contribuido a
establecer firmemente la ocupación y a hacerla más
cruel”.
Por
lo que se refiere a Ben Kasbit, uno de los principales
comentaristas del diario Maariv, el segundo de mayor difusión
en Israel, el 10 de enero escribió un artículo afirmando
que Bush ha causado daño a todo Oriente Próximo y ha
puesto al mundo en peligro. “Hace mucho tiempo que Estados
Unidos no tenían un fracaso de presidente como Bush, que ha
ocasionado tanto daño a los intereses y valores del mundo
occidental”, añadió. Concluía su artículo afirmando
que “lo más peligroso de Bush es que hasta ahora no ha
comprendido el alcance de la estupidez de los pasos que
da”.
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