La
muerte y desorientación de los niños palestinos
Por
Chris McGreal
The
Guardian / Mundo Arabe.org, febrero 2008
Traducción de Carlos Sanchis
Los
compañeros de Raghda Alassar no oyeron la bala israelí que
desgarró el cerebro de la niña de nueve años cuando
escribía una evaluación de inglés. Pero cuando un charco
de sangre se esparció por
su pupitre y se derramó por el suelo, un muro de
gritos se levantó en el aula en
la escuela primaria de la ONU para niñas en Khan
Yunis.
En
ese punto Raghda estaba aún llorando pidiendo ayuda. Con el
tiempo, cuando fue llevada a la sala de trauma de un
hospital cercano estaba callada.
Durante
cinco cruciales días el ejército israelí bloqueó el
traslado de Raghda a un hospital israelí con las
instalaciones para ofrecer un rayo de esperanza. Comenzó
una infección.
El
martes los médicos le decían a su padre, Adnad, que la niña
estaba en muerte cerebral.
“La
bala entró por debajo de su ojo y salió por la parte
posterior de su cabeza”, dijo el Sr. Alassar. " Les
llevó mucho tiempo detener la hemorragia, su corazón se
paró y le dieron conmociones. Desde ese momento estaba como
un cuerpo muerto, aunque no estaba muerta.”
"Encontraba
tan difícil de creer lo que le pasaba a mi hija. Estaba en
la escuela, llevando simplemente una libreta, no un arma. ¿De
que es mi hija culpable– nueve años de edad–, de que
para haberle disparado? Eso es terrorismo de Estado contra
toda la población."
|
Informe
de Save the Children responsabiliza a Israel
por el deterioro de la situación de los niños
palestinos
La
ocupación israelí asesinó a 106 niños en el
último año
Mundo
Árabe.org, 02/2008
Save
the Children manifiesta su preocupación sobre el
efecto de la nueva escalada de violencia y el cierre
de la franja de Gaza en la seguridad de los niños y
niñas palestinos. Entre octubre de 2006 y agosto de
2007, un total de 106 niños palestinos perdieron la
vida en los territorios ocupados como consecuencia del
conflicto.
El
42% de los niños palestinos que viven en territorio
ocupado son refugiados, ascendiendo al 69% en la franja de Gaza y más de 10.000 hogares han sido
destruidos por las continuas oleadas de violencia. La
salud de estos niños –que representan más de la
mitad de los cuatro millones de palestinos en
territorio ocupado– se encuentra especialmente en
riesgo. El 70% de los niños y niñas menores de nueve
meses padecen anemia en Gaza.
Además,
la desnutrición crónica afecta al 10% de los niños
palestinos menores de cinco años. Esta cifra aumenta
en Gaza, alcanzando casi el 30% en la zona norte de la
franja. 10.000 niños continúan muriendo cada año,
la mayoría debido a enfermedades prevenibles y la
deficiente atención dada a los recién nacidos.
Preocupante
es también el problema de la inseguridad alimentaria.
Un tercio de los hogares palestinos se encuentran en
esta situación, siendo la población de Gaza la más
afectada por esta inseguridad alimentaria que afecta
al 51% de su población. Las familias palestinas
encuentran muchas dificultades para acceder a los
servicios sanitarios debido fundamentalmente al
altísimo coste de los tratamientos, a los cierres
fronterizos y restricciones de acceso por parte del
ejército israelí.
Ambiente
de violencia y difícil acceso a la educación
En
este panorama, toda una generación de niños esta
creciendo con la presencia constante de violencia en
su vida diaria, incluyendo la escuela,
tradicionalmente reconocido como un lugar seguro.
Hasta un 18% de los alumnos palestinos afirma haber
presenciado la muerte de algún compañero de clase
provocado por las fuerzas del ejército israelí,
según un estudio del verano de 2004 de la universidad
de Bir Zeit en Cisjordania.
Esta
situación constante de violencia en los pueblos, las
escuelas y los hogares,
provoca que casi el 50% de los niños
palestinos en zona ocupada experimenten altos grados
de trauma psicológico y estrés.
A
todo ello se une el hecho de que los continuos cierres
de fronteras y toques de queda hagan peligroso y
muchas veces imposible el acceso a las escuelas a más
de 226.000 niños en Cisjordania, especialmente en las
zonas del norte.
Es
el caso de Talal, un niño palestino de 5 años:
“Todos los días tengo que ir solo a la guardería y
siempre tengo miedo a ser disparado por los
israelíes. Me gusta que mi madre me lleve pero está
muy ocupada. Mi padre fue arrestado por los israelíes
y ahora está en la cárcel. Ví como se lo llevaban.
No le he visto desde entonces.” |
En
las últimas semanas los israelíes han estado nuevamente
preocupados con el terrorismo, desde el asesinato de 16
personas en el autobús explosionado en Beersheba a la
matanza de escolares rusos en
Beslan, que fueron
cubiertos con mantas.
Durante
los seis meses de relativa calma para los israelíes, hasta
los atentados de Beersheba, el ejército israelí asesinó a
más de 400 palestinos. Muchos eran combatientes, pero también
están incluidos unos 40 niños por debajo de los 15 años.
Los palestinos dicen que esto es también una forma de
terror.
“Siempre
estamos escuchando los helicópteros, oyendo los tanques,
oyendo las bombas,” decía Khitam Abu Shawarib, el único
trabajador social en el campo de refugiados de Rafah, en el
extremo sur de la Franja de Gaza.
“Estoy
muy apenado cuando oigo que una mujer judía o niños han
sido muertos. Creo que es un error y mucha gente aquí cree
que es un error. Pero lo que los judíos sufren no es nada
comparado con el terror que ellos nos obligan a vivir”.
Los
israelíes viven en el temor de ataques indiscriminados,
principalmente de suicidas en autobuses y cafeterías y
tiroteos en los territorios ocupados. Pero ellos están
generalmente seguros en sus casas y tienen más
probabilidades de ser muertos en accidente de
carretera que por una bomba.
Al
sur de Gaza y en algunas partes de Cisjordania
frecuentemente no hay refugio para los aparentemente
implacables e indiscriminados tiroteos israelíes.
Israel
clasifica ciudades de la Franja de Gaza tales como Rafah y
Khan Yunis, y Nablus y Jenin en Cisjordania, como zonas
de guerra. Esto, dice el ejército, justifica el
fuego de poderosas y sofisticadas armas en áreas
residenciales o el derribo de un creciente número de casas
cada mes, bajo el pretexto ostensible de buscar los
raramente descubiertos túneles para el contrabando en
dichas áreas.
Apenas
pasa una noche en Rafah o en Khan Yunis sin que el fuego de
las ametralladoras israelíes que han desmenuzado cientos de
casas, forzando a familias enteras a dormir en una sola
habitación interior tapiando ventanas o construyendo una
segunda pared. Mientras otros palestinos viven entre los
escombros de sus derribadas casas,
perpetuamente en la línea de fuego de los soldados
raramente vistos en lo alto de las torres desde donde
disparan.
Hace
dos semanas Mazen al–Ara, de quince años, trataba de
llevar a sus hermanos fuera del alcance de los tanques y los
intensos tiroteos que se producían alrededor de su casa en
los límites del “corredor Filadelfia”, la frontera de
Rafah altamente militarizada.
El
ejército había destruido parcialmente la casa familiar
meses antes, pero los Aras tuvieron que vivir allí porque
no tenían dinero para mudarse. Normalmente se refugiaban en
una habitación interior cuando comenzaban los tiroteos,
pero esa noche fueron tan intensos que Mazen dijo que les
matarían a todos si permanecían allí.
Cuando
dirigía al aterrorizado grupo por la calle,
Mazen fue atrapado por un estallido de disparos. El
muchacho murió; los médicos extrajeron 18 balas de su
cuerpo.
Hace
pocos días Munir al–Daqas, de diez años, salía de su
casa en el campo de refugiados de Jabalya para ir a visitar
a sus abuelos cuya casa estaba a cinco minutos caminando.
Los tanques israelíes estaban en los lados apartados del
campo de refugiados palestinos, en aquel momento nadie vio
ningún peligro en el centro de Jabalya, alrededor de su
bullicioso mercado, a la luz del día.
"Debió
ser un francotirador” dijo Kifah, su madre. " La
gente me lo dijo cuando estaba comprando en el mercado. No
podía creerlo. Munir acababa de estar allí conmigo y ahora
me decían que estaba muerto."
La
Sra. Daqas desplegó una fotografía del cuerpo semidesnudo
de su hijo en su sepultura. Hay una herida de bala en su
pecho y otra en la ingle.
.
En
cuatro años de Intifada, el Centro Palestino para los
Derechos Humanos afirma que el ejército ha matado a 136 niños
palestinos en Rafah y Khan Yunis, un cuarto de los niños
muertos durante la sublevación, lo han sido a consecuencia
del “fuego indiscriminado, el uso excesivo de la fuerza,
la política de disparar a matar y el
blanco deliberado en los niños”.
Las
muertes en Khan Yunis y Rafah en las últimas semanas también
incluyen dos muchachos de 12 años, una chica de 15 y un
anciano de 75 postrado en una silla de ruedas, Ibrahim
Halfalla, quien fue aplastado bajo las ruinas de su propia
casa por una excavadora del ejército israelí mientras que
su mujer imploraba a los soldados que no avanzaran.
El
ejército israelí no ha ofrecido una explicación por el
asesinato de la niña Raghda Alassar, pero frecuentemente
afirma que las victimas infantiles se ven atrapadas por el
fuego cruzado en los ataques palestinos al ejército o a los
colonos judíos. (eso aunque la niña fue asesinada mientras
se encontraba dentro de su clase en la escuela).
No
existían tales batallas cuando Raghda Alassar y Munir Daqas
fueron alcanzados. O cuando una bala atravesó la sala de
estar de Sara Zorob e impacto en su pecho de diez años, matándola
instantáneamente.
Los
mandos militares israelíes en Gaza han admitido en el
pasado que cuando sus soldados son atacados están
autorizados a disparar aleatoriamente, arriesgando las vidas
de los civiles.
"Los
niños que son heridos físicamente no son los únicos
damnificados," dijo Usama Freona, un psicólogo de la
clínica de las Naciones Unidas en Rafah. "Los niveles
de violencia a los que los niños son expuestos son
elevados”.
"Estamos
trabajando en muchas escuelas para tratar a los niños
palestinos. En una escuela cercana a Kfar Darom [un
asentamiento judío en Gaza], todos los niños sufren
desordenes por estrés post–traumático. Muchos de ellos
lloran y tienen convulsiones cuando hablan sobre sus
experiencias. Hay muchos casos de niños que se orinan en la
cama."
Mohammed
Abu Yusuf es orientador en la escuela de Raghda Alassar :
"Después de que dispararan a Raghda" dijo,
"los niños estaban llorando y gritando. Cinco niñas
de su clase todavía no quieren volver a la escuela. Sacamos
el pupitre de Raghda y lo sustituimos por otro pero ningún
estudiante quiere sentarse allí”.
Raghda
Alassar no es el primer caso de niños tiroteados en el
grupo de escuelas de la ONU en Khan Yunis. El año pasado
una bala cegó a Huda
Darwish, de 12 años, mientras estaba sentada en su pupitre.
La
señora Daqas dice que sus otros hijos no pueden entender la
muerte de Munir. " El hermano más pequeño de Munir no
comprende que él está muerto. Piensa que va a regresar
después del funeral y pregunta por qué Munir se fue si habíamos
dado “una fiesta” para él. Su hermana de cuatro años
pregunta cada día si vamos a ir a buscar por el mercado
porque Munir
debe estar perdido," dice.
La
especialista Freona dice que la violencia constante genera
violencia. "Mire a que juegan los niños. La mayoría
de los chicos juegan a árabes y judíos. Muchos quieren
desempeñar el papel de judíos. Ven que los soldados israelíes
son los únicos con armas y que son fuertes, a sus ojos, eso
es lo más importante," Y añade: "Ven las armas
como una fuente de poder, la solución para tratar con
cualquier problema, el modo de obtener lo que desean.”
La
imagen del niño palestino Mohammed al–Dura, el muchacho
de 12 años tiroteado por los soldados israelíes mientras
que su padre trataba en vano de protegerle del fuego israelí
en los primeros días de la presente Intifada, abrasó la
conciencia palestina. Pues, ha venido a simbolizar lo que
ven en la encallecida indiferencia de las fuerzas israelíes
para con los niños palestinos. Pero Abu Shawarib, dice que
tiene un impacto añadido en muchos niños, que ven como un
padre es incapaz de proteger a su hijo. "El respeto a
la autoridad se ha destrozado porque los niños ven a sus
padres apaleados delante de ellos”, dice Shawarib: "
La autoridad del padre, acostumbrado a
pronunciar una palabra para que el niño obedeciera,
se ha roto. El padre parece indefenso para proteger al niño
y el niño cree que está solo”.
Otro
resultado de las muertes perpetúas es que muchos niños
esperan una muerte temprana y ofrecen la bienvenida a las
perspectivas de convertirse en un “ mártir”.
"El
mártir está en el paraíso, tiene la Gloria de aquí y la
del más allá donde todo es mucho mejor que la vida en
Rafah," dice, " Los niños ven mucha gente muerta,
así que ellos esperan ser muertos. Esto es horrible, que
los niños tengan que aceptar la posibilidad de morir”
|