Crónica
desde la Jerusalén ocupada
Un
Estado «gansteril»
Por
Khalid Amayreh
Tlaxcala, 15/02/08
Traducido por Nadia Hasan, revisado por Caty R. (*)
¿Hay
alguna diferencia entre un estado criminal y un criminal
individual? ¿Hay alguna diferencia entre los clásicos
atracadores y ladrones armados que asaltan a la gente y
roban su dinero a punta de pistola y un estado que presume
de ser la única democracia de Oriente Próximo y una luz
para las naciones del mundo, que perpetra los mismos crímenes?
El
lunes 11 de febrero, a plena luz del día, los soldados de
ocupación israelíes saquearon decenas de hogares, casas de
cambio y tiendas comerciales en toda Cisjordania, tras
ordenar a las «fuerzas» de seguridad del presidente de la
Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, que no intervinieran
hasta nuevo aviso.
Según
una de las víctimas de la ciudad de Hebrón, los soldados
actuaron «como maleantes, matones y criminales comunes».
«Asaltaron
mi tienda, me apuntaron con sus armas y me ordenaron que les
entregase todo el dinero o lo que tuviera», declaró una de
las víctimas que me pidió que no revelara su nombre por
temor a las represalias del «tan benévolo» ejército de
ocupación.
Su
vecino, encargado de una tienda de comestibles, dijo que los
soldados simplemente se llevaron todo el dinero en bolsas de
plástico –dinares jordanos, shekels israelíes y dólares
estadounidenses– y se fueron.
«Actuaron
como los bandidos de una clásica película estadounidense
del lejano oeste», dijo.
Le
pedí que describiera lo que sintió cuando vio que los
soldados israelíes atacaban al vecindario y robaban todo el
dinero y los ahorros de toda la vida de un solo golpe.
El
hombre, visiblemente frustrado y furioso, dijo «Si la
ocupación es un acto de violación, que por supuesto lo es,
los agentes de la ocupación, es decir, los soldados, son
los violadores por excelencia».
«¿Ve?
Pueden hacernos lo que quieran, asesinan a nuestros hijos,
destruyen nuestras casas, arrasan nuestras propiedades y nos
roban el dinero. Y cuando clamamos por la justicia nos
llaman terroristas y nos arrojan a los campos de detención
como si fuésemos fardos».
«En
resumen, estoy refiriéndome a un Estado criminal que nos
trata como a criaturas que no merecen vivir, parecido a como
trataban los nazis a sus víctimas hace 60 años».
Detención
de palestinos «para darles reparación»
Saquear
las casas y negocios y robar el dinero de los palestinos no
es el único comportamiento gansteril del Estado de Israel.
Esta semana, el ministro de Interior israelí dio
instrucciones a la policía para que arrestara a varios
palestinos en Jerusalén Este por haberse atrevido a
solicitar al Tribunal Superior de Justicia israelí que
detuviera la demolición de antiguos lugares arqueológicos
islámicos adyacentes a la mezquita de Al Aqsa.
Los
solicitantes no violaron ninguna ley, sólo ejercían su
derecho de exigencia de reparación y justicia.
Sin
embargo, al parecer, el Estado israelí decidió que la «justicia
y reparación» eran mucho más que un lujo para los no judíos.
Este es el mismo Estado cuyo sistema de «Justicia»
dictaminó, la semana pasada, que no había pruebas
suficientes para condenar a los policías que asesinaron a
13 ciudadanos árabes israelíes en octubre de 2000, durante
una protesta por las atrocidades israelíes perpetradas en
Cisjordania, a pesar de que algunos de dichos policías
reconocieron que habían asesinado deliberada e
injustificadamente a sus víctimas por el simple hecho de
ser árabes.
Así,
cuando cualquier ser humano decente y civilizado es agredido
por las actuaciones de ese Estado arbitrario y vergonzante,
realmente, nadie debería sorprenderse.
Estamos
hablando de Israel, un Estado que no sólo absuelve a los
asesinos de escolares palestinos, sino que, de hecho, llega
incluso a premiar a los asesinos de niños con una suculenta
«compensación» económica por cometer esos horribles crímenes.
El caso de Imad al Hams, de 12 años, y su asesino, el capitán
R., será siempre una clara muestra de culpabilidad de la
criminalidad y el racismo israelíes, y ninguna explicación
que pueda dar Israel podrá limpiar la ignominia.
Modus
operandi
De
hecho, cuando hablamos de los crímenes y actos de
terrorismo perpetrados por los israelíes contra los
palestinos, prácticamente desamparados, generalmente no
sabemos dónde empiezan y dónde acaban, ya que Israel,
sencillamente, es una entidad criminal de la cabeza a los
pies. El apoyo estatal de los crímenes es el modus operandi
de Israel. En los últimos días, ciertos líderes israelíes,
desde el ganador del Nobel y proverbial «paloma de la paz»,
Simon Peres, hasta Ehud Olmert, Ehud Barak o Haim Ramon, hay
una larga lista de dirigentes que han amenazado con
aniquilar Gaza y lanzar a su millón y medio de habitantes
al mar o al desierto del Sinaí.
Las
amenazas lanzadas por estos reconocidos criminales de guerra
siempre deben tomarse en serio. Después de todo, son ellos
quienes han impuesto un bloqueo a la manera nazi en Gaza,
empujando a la empobrecida franja costera a un desastre
humanitario sin precedentes desde la Nakba palestina –la
catástrofe de 1948– en la que las milicias sionistas
masacraron y aterrorizaron a la mayoría de los nativos
palestinos hasta que consiguieron expulsarlos de su patria.
Un
genocidio sionista, parcial o total, de los palestinos,
especialmente en Gaza, no se puede descartar. Simplemente no
hay nada que pueda impedir a estos nazis modernos emular a
sus antiguos verdugos, que han resultado sus principales
mentores.
Los
apologistas israelíes señalan con frecuencia que Israel
podría aniquilar a todos los palestinos en 24 horas y que
el hecho de que no lo haga, a pesar de la resistencia
palestina frente a la ocupación israelí, pone de relieve
la «moralidad» de su ejército.
Bueno,
eso no es totalmente cierto, ya que el principal obstáculo
que impide a Israel aniquilar al pueblo palestino no es
precisamente la moralidad sionista, sino el efecto adverso
de que el régimen sionista quedaría marcado ante la opinión
pública mundial como uno de los mayores criminales de la
Historia.
Sin
embargo no hay ninguna duda de que en el momento en que la
opinión pública mundial gire bruscamente a la derecha o a
la izquierda, o no preste atención a lo que sucede, Israel
–sin ninguna duda– emprenderá lo impensable. Sólo es
necesario prestar atención a lo que dicen los gurús del
sionismo para entender de qué estoy hablando.
Después
de todo estamos hablando de una extraña raza de psicópatas
no muy diferentes de Adolf Hitler, Joseph Stalin, Genrich
Yagoda, Lazar Kaganovitch y otros genocidas que perpetraron
sus crímenes mientras pretendían servir a causas humanas
legítimas. Son capaces de hacer lo impensable.
Por
todas estas razones las personas de mente abierta de todo el
mundo, especialmente los judíos honrados y conscientes,
deben permanecer en alerta y vigilantes.
Es
cierto que hay muchos otros focos de conflictos en el mundo.
Sin embargo, la terrible situación del pueblo palestino
sigue siendo una prueba de fuego para la conciencia mundial.
Por lo tanto, el pueblo palestino y su larga batalla por una
causa justa, no pueden ser defraudados.
(*)
Nadia Hasan y Caty R. son miembros de Tlaxcala, la red de
traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción
se puede reproducir libremente a condición de respetar su
integridad y mencionar a sus autores y la fuente.
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