Considerando
la solución de un único Estado
Por Khalid Amayreh
Al
Ahram Nº 889, El Cairo, 20/03/08
Rebelión,
26/03/08
Traducido por Sinfo Fernández
Como
consecuencia de la notoria pérdida de tiempo que suponen
las negociaciones con Israel, los palestinos de a pie están
empezando a considerar un horizonte más amplio con igualdad
de derechos para todos.
En vista de que un arrogante Israel no se
toma un respiro en la destrucción de la “solución de los
dos Estados” y prosigue implacable la expansión de
asentamientos en Cisjordania, especialmente en Jerusalén
Este, un número cada vez mayor de palestinos, incluidos
intelectuales, académicos y la gente normal y corriente están
abandonando el objetivo de la “estatalidad palestina”.
Su nueva estrategia es la creación de un estado democrático,
unitario y laico en toda Palestina-Israel, en el cual árabes
y judíos puedan vivir en paz e igualdad.
Los defensores de la solución de un solo
Estado sostienen que la relativa a los dos Estados está ya
finiquitada y que cualquier Estado palestino que pudiera
surgir del actual proceso de paz no sería más que un ente
deforme e inviable que perpetuaría el conflicto y la
violencia en la región. “Un Estado tal constituiría una
fórmula segura para guerras futuras, inestabilidad y
turbulencias”, expuso uno de sus postulantes durante un
reciente simposio sobre la cuestión celebrado en Ramala.
Sin duda que el apoyo a la solución de
un solo Estado no es nuevo entre los palestinos. Durante
muchos años, la Organización para la Liberación de
Palestina estuvo pidiendo la creación de un estado laico y
no sectario en toda la Palestina del Mandato, donde judíos,
musulmanes y cristianos tuvieran garantizados los mismos
derechos. Las voces a favor de una patria común árabe y
judía en Palestina se dejaron oír entre los palestinos
–sobre todo en círculos izquierdistas y comunistas-
incluso antes de la creación de Israel en 1948.
Sin embargo, los últimos desarrollos,
que demuestran el fracaso de supuestos recientes intentos en
aras de la paz llevados a cabo a alto nivel, como el de la
Conferencia de Annapolis, unidos a la firme negativa de
Israel a parar sus actividades de construcción de
asentamientos, más la incapacidad y/o falta de voluntad por
parte de EEUU para presionar a Israel y que detenga su
expansión colonial, están convenciendo a un sector
importante de las elites palestinas de que la estrategia de
la solución de los dos Estados es inútil e irreal y va en
detrimento de los intereses nacionales palestinos.
Esta semana, un importante líder de
Fatah en Cisjordania, Ziad Abu Ein, exigió que se
abandonaran los esfuerzos para establecer un estado
palestino en Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de
Gaza, sosteniendo que ya es demasiado tarde para que los
palestinos puedan alcanzar ese objetivo, dadas las
realidades políticas y demográficas existentes. “Nuestro
pueblo debería estar dispuesto a vivir en paz con los judíos
sin fanatismo ni intolerancia, basando esa convivencia en
los principios de igualdad, de vivir y dejar vivir, y de
mutuo respeto”, escribió Abu Ein en un artículo
publicado el sábado en una página de Internet que creó
para reflejar específicamente estas ideas.
Abu Ein hizo un llamamiento a “las
naciones del mundo”, a las Naciones Unidas, así como a
los judíos israelíes a apoyar y acoger el “deseo de sus
hermanos y hermanas palestinas de vivir en paz” en un
Estado unitario que se extienda desde el Mediterráneo hasta
el Río Jordán. Ese Estado, sostenía Abu Ein, debería
verse libre de violencia, racismo y de los esfuerzos de
cualquiera de las partes de negar o pisotear los intereses
de la otra.
No es seguro que esas ideas de Abu Ein se
hubieran acordado previamente con los altos dirigentes de
Fatah en Ramala. Sin embargo, resulta de interés que
aparezcan en medio de la creciente desilusión de muchos
palestinos respecto a las negociaciones de paz con Israel,
que hasta el momento no han producido resultado tangible
alguno. En efecto, la frustración es evidente a todos los
niveles en el interior de Fatah. Esta semana, medios
favorables a Fatah citaron “fuentes cercanas a Mahmud
Abbas” que expresaban que Abbas estaba ya convencido de la
inutilidad de las conversaciones de paz con Israel y que
estaba considerando la posibilidad de buscar una alternativa
a las mismas.
No se dieron detalles acerca de la
naturaleza de esas posibles “alternativas”, pero
palestinos bien informados predicen que las opciones podrían
incluir una decisión de Abbas de dimitir y declarar muerto
el proceso de paz, desmantelando la Autoridad Palestina, o
abandonando la estrategia de la solución de dos Estados y
adoptando una lucha estilo sudafricano para conseguir la
igualdad religiosa y racial en un estado democrático basado
en la fórmula “un hombre, un voto”.
Abbas, consciente de las repercusiones
negativas de todo eso en sus relaciones con la Administración
Bush, se apresuró a negar la información, diciendo que
seguía estando comprometido con el proceso de paz y con la
solución de los dos Estados.
Sin embargo, está claro que una cifra
cada vez mayor de palestinos no está concediendo ya ni el
beneficio de la duda a la estrategia de los dos Estados. Se
estimaba que entre un 25-35% de palestinos respaldaban la
solución del Estado único. Sin embargo, es probable que
ese porcentaje se eleve sobremanera si las conversaciones de
paz en curso entre Israel y Abbas permanecen en punto
muerto.
Esta semana, una encuesta de opinión
dirigida por el fiable Centro para la Política y la
Investigación, con sede en Ramala, mostró que si se
celebrasen nuevas elecciones presidenciales, Ismail Haniyeh,
de Hamas, recibiría un 47% de los votos comparado con el
46% que recibiría Abbas. Esas cifras representan un agudo
aumento en la popularidad de Haniyeh. Una encuesta anterior
dirigida por el mismo centro y equipo en diciembre, le daba
a Haniyeh sólo el 37% de los votos comparado con el 56%
para Abbas.
La encuesta indica que la firmeza de
Hamas frente al duro bloqueo israelí, así como el
continuado fracaso del proceso de paz Israel-Abbas, han
llevado a más palestinos a apoyar a Hamas. Por su
naturaleza misma, esto supone malas noticias para los
partidarios de la solución de los dos Estados.
A principios de mes, en un simposio
celebrado en Ramala, varios defensores de la solución de un
Estado único presentaron sus puntos de vista. Sostuvieron
de forma convincente que, a la luz de las orientaciones políticas
e ideológicas que se extienden por la sociedad judía
israelí, cada vez es más remota la posibilidad de que
Israel se retire a las fronteras anteriores a 1967, renuncie
a Jerusalén Este y desmantele las colonias judías más
importantes en Cisjordania. Los participantes defendieron
que era incluso menos probable aún que Israel vaya a
permitir que una cifra importante de refugiados palestinos
vuelvan a sus hogares y pueblos natales como parte de un
acuerdo-solución de los dos Estados en lo que ahora se
conoce como Israel.
Al Ahram Weekly habló con Hazem Al-Kawsmi, uno de los principales organizadores del
simposio. Este señaló que la solución de los dos Estados
no iba a funcionar, ni ahora ni en el futuro.
“No va a funcionar porque el sionismo
no quiere llegar a ninguna solución con los palestinos.
Quieren la totalidad de la tierra palestina. Quieren seguir
controlando las vidas de los palestinos en cada metro de la
Palestina histórica. Quieren controlar el oxígeno que los
palestinos respiran, el agua que beben y los alimentos que
comen. Quieren controlar las fronteras y proseguir con un
gran número de controles y quieren mantener nuestras vidas
entre muros, alambradas eléctricas y encarcelamiento
absoluto”.
Kawsmi dijo que era consciente de que el
concepto de la solución de un único Estado era un
“anatema” para Israel y para el sionismo.
“En los momentos actuales, Israel no
está dispuesto a aceptar solución alguna, ni la de los dos
Estados ni la del Estado único. Sencillamente, los
sionistas no están preparados para llegar a ninguna solución
que traiga la paz a la región. Quieren que la paz sea sólo
para los israelíes y que los demás se vayan al infierno.
Quieren imponer una situación en la que sólo se respeten
los intereses sionistas y no les preocupa en nada la situación
de quienes están implicados en el conflicto y viven en la
región.
“Así pues, ya que los sionistas no
aceptan en estos momentos ninguna solución y no están
dispuestos más que a proseguir con sus designios
coloniales, ¿por qué vamos a preocuparnos por lo que ellos
podrían aceptar o rechazar? Los palestinos, unidos a todos
aquellos que defienden la libertad y la justicia por todo el
mundo, deberían iniciar una estrategia construida a partir
de la solución de un único Estado, y marchar, paso a paso
y con confianza, hacia ese escenario.
“El sionismo se acabará un día y esta
región será testigo de una nueva era en la que se respetarán
los derechos humanos y la justicia se cumplirá. La
alternativa a la solución de un único Estado, que es una
situación donde ambos pueblos, palestino e israelí, salen
ganando por igual, sería iniciar una guerra sin fin a
partir de una situación en la que todos salen perdiendo”.
Algunos intelectuales palestinos creen
que Israel, si llegara a verse forzado a elegir entre el
menor de dos males, elegiría la solución de los dos
Estados, porque la del Estado único acabaría con el
sionismo y reduciría finalmente a los judíos en
Israel-Palestina a una minoría numérica. La opción se
presenta complicada, a no ser que Israel desee llegar a la
solución militar que borre del mapa la causa nacional
palestina.
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