La
historia de la limpieza étnica en Palestina
Por
Ilan Pappé (*)
Mundo Árabe, marzo de 2008
Fragmento
de su libro “La limpieza étnica de Palestina”,
Editorial Crítica, Barcelona, 2008, pags. 414 y ss.
Los
editores del diario de Ben Gurion se sorprendieron al
descubrir que entre el 1 de abril y el 15 de mayo de 1948,
el líder de la comunidad judía de Palestina parecía
descuidar el aspecto militar de los acontecimientos.
En lugar de
inquietarse por ello, se mostraba mucho más preocupado por
la política interna sionista y estaba dedicado de lleno a
cuestiones de organización como la transformación de los
cuerpos de la Diáspora en organismos del nuevo Estado de
Israel. Su diario, resulta evidente, no revela ninguna
sensación de temor por la catástrofe inminente o el
"segundo Holocausto" que con emoción proclamaba
en sus apariciones públicas.
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Ilan
Pappé
Una
figura emblemática de
los “nuevos historiadores”
1.-
Huyendo de los nazis: Los padres de Ilan Pappé
huyeron de Alemania durante la persecución nazi y se
establecieron en Haifa, donde nació el historiador en
1954. En la Universidad de Haifa ha hecho su carrera
académica hasta convertirse en la figura emblemática
de los llamados “nuevos historiadores”.
2.-
Cuestionar la versión oficial: Los nuevos
historiadores, que en su conjunto han publicado una
decena de libros en los últimos años, se
caracterizan por cuestionar la versión sionista de la
historia y reevaluar los datos que poco a poco van
saliendo de los archivos.
3.-
Ostracismo: Pappé ha pagado su osadía con el
ostracismo del mundo académico israelí. Sus
opiniones y trabajo académico le han ganado muchos
enemigos, por lo que decidió abandonar Israel en
2007, sin que se sepa si su exilio es definitivo o
temporal. En la actualidad da clases en el
departamento de Historia de la Universidad británica
de Exeter. |
Entre
quienes pertenecían a sus círculos íntimos, hablaba con
un lenguaje diferente. Así, a comienzos de abril, presentó
con orgullo a los miembros de su partido, el Mapai, los
nombres de las aldeas árabes que las tropas judías habían
ocupado recientemente. Y el día 6 del mismo mes le
encontramos reprendiendo a los miembros con tendencias
socialistas de la ejecutiva del Histadrut que cuestionaron
el acierto de atacar a los campesinos en lugar de confrontar
a sus patronos. Ocasión en la que dijo a una de las
principales figuras de la organización sindical: "No
estoy de acuerdo con usted en que nos enfrentamos a efendis
[latifundistas y señores en general] y no a campesinos: ¡nuestros
enemigos son los campesinos árabes!”
Su diario,
de hecho, contrasta radicalmente con el miedo que sembraba
entre quienes le oían en reuniones públicas y, por
consiguiente, con la memoria colectiva de los israelíes.
Sugiere que para entonces se había dado cuenta de que
Palestina ya estaba en sus manos. Con todo, tampoco estaba
excesivamente confiado, y no se unió a las celebraciones
del 15 de mayo de 1948, consciente de la enormidad de la
tarea que tenía por delante: limpiar Palestina y asegurarse
de que los árabes no pudieran obstaculizar la toma del país
por parte de los judíos.
Al igual
que la Consultoría, temía el resultado de los
acontecimientos en lugares en los que existía un obvio
desequilibrio entre los asentamientos judíos aislados y un
potencial ejército árabe, como era el caso de ciertas
zonas remotas de Galilea y el Néguev, así como de algunas
partes de Jerusalén. No obstante, tanto Ben Gurion como sus
colaboradores más cercanos entendían perfectamente bien
que estas desventajas locales no alteraban el cuadro
general: la capacidad de las fuerzas judías para tomar,
incluso antes de que los británicos hubieran abandonado el
país, muchas de las áreas que la Resolución de Partición
de la ONU había asignado al Estado judío. En este
contexto, "tomar" significaba sólo una cosa: la
expulsión, masiva, de los palestinos de sus hogares,
negocios y tierras, tanto en las ciudades como en las áreas
rurales.
Poder
sobre el terreno
Ben Gurion
quizá no se haya regocijado con las masas judías que
bailaron en las calles el día que el Mandato británico
llego oficialmente a su fin, pero sabía muy bien que las
fuerzas militares judías ya habían empezado a mostrar su
poder sobre el terreno. Cuando se activó el Plan Dalet, la
Haganá contaba con más de 50.000 efectivos a su disposición,
la mitad de los cuales habían sido entrenados por los británicos
durante la Segunda Guerra Mundial. Había llegado la hora de
poner en marcha el plan.
La
estrategia sionista de construir asentamientos aislados en
medio de zonas árabes densamente pobladas, aprobada
retroactivamente por las autoridades del Mandato británico,
se reveló una desventaja en épocas de tensión. La llegada
de suministros y tropas a estos puestos remotos no siempre
estaba garantizada, y una vez el país estuvo en llamas, la
carretera para acceder a Jerusalén por el oeste, que pasaba
por numerosas aldeas palestinas, resultó particularmente
difícil de proteger, lo que creó entre la pequeña población
judía de la ciudad una sensación de asedio. Los judíos de
Jerusalén también eran un motivo de preocupación para los
líderes sionistas por una razón diferente: éstos pertenecían
en su mayoría a las comunidades ortodoxa y mizrahi
(oriental), cuyas aspiraciones y compromiso con el sionismo
eran bastante tenues e incluso cuestionables.
Por tanto,
la primera zona que se eligió para poner en marcha el Plan
Dalet fue la de las aldeas rurales de las laderas
occidentales de las montañas de Jerusalén, a medio camino
a lo largo de la carretera hacia Tel Aviv. Ésta fue la
Operación Najsón, que serviría de modelo para campañas
futuras: las expulsiones súbitas y masivas que empleó
demostrarían ser el medio más eficaz de conservar los
asentamientos judíos aislados o desbloquear las rutas
amenazadas por el enemigo, como la que conducía a Jerusalén.
A todas las
brigadas asignadas a la operación se les pidió que se
prepararan para pasar a Mazav Dalet, Estado D, es decir, que
se alistaran para implementar las órdenes del Plan D.
"Pasaréis a Estado Dalet, para una implementación
operativa del Plan Dalet", fue lo primero que se les
dijo a las unidades. Y luego, "las aldeas que vais a
capturar, limpiar o destruir se decidirán consultando con
vuestros asesores en asuntos árabes y los oficiales de
inteligencia".
A juzgar
por el resultado final de esta fase, a saber, la
desarrollada entre abril y mayo de 1948, el consejo de éstos
fue que no se perdonara a ni una sola aldea. Mientras que el
Plan Dalet oficial daba a las aldeas la opción de rendirse,
las órdenes operacionales no eximían a ninguna aldea bajo
ningún concepto. Con esto, el programa detallado se
convirtió en la orden militar de empezar la destrucción de
las aldeas. Las fechas se programaron de acuerdo con la
geografía: la brigada Alexandroni, que se encargaría de
asaltar la costa con sus decenas de aldeas, y que sólo
dejaría detrás dos de ellas, recibió sus órdenes hacia
finales de abril; las instrucciones de limpiar el oriente de
Galilea llegaron al cuartel general de la brigada Golani el
6 de mayo de 1948, y al día siguiente se ordenó la
limpieza de la primera aldea de su "área",
Shajara.
Destrucción
de aldeas
Las
unidades del Palmaj recibieron sus órdenes para la Operación
Najsón desde el primer día de abril de 1948. La noche
anterior, la Consultoría se había reunido en la residencia
de Ben Gurion para dar término a las directivas que recibirían
las unidades. Sus órdenes fueron claras: "El principal
objetivo de la operación es la destrucción de aldeas árabes
... [y] la expulsión de los aldeanos para que se conviertan
en un lastre económico para as fuerzas árabes". La
Operación Najsón también fue una novedad en otros
aspectos. Fue la primera operación en la que todas las
distintas organizaciones militares judías se esforzaron por
actuar de forma conjunta como un único Ejército (con lo
que se proporcionó una base a las futuras Fuerzas de
Defensa de Israel). Y fue la primera operación en la que
los veteranos judíos de Europa oriental, que dominaban el
mundillo militar, se incorporaron a una campaña junto a
otros grupos étnicos como los recién llegados del mundo árabe
y de la Europa posterior al Holocausto. El comandante de un
batallón que participó en esta operación, Uri Ben Ari,
menciona en sus memorias que "mezclar a los judíos de
la diáspora" era una de las metas importantes de Najsón.
Ben Ari era un joven judío alemán que había llegado a
Palestina pocos años antes. Su unidad realizó sus
preparativos finales para Najsón en la costa del Mediterráneo,
cerca de Hadera. Él se recuerda comparándose a los
generales rusos que pelearon contra los nazis en la segunda
guerra mundial. Los "nazis" en su caso eran un
enorme número de campesinos palestinos indefensos que vivían
en aldeas cercanas a la carretera que unía Jaffa con
Jerusalén y los grupos paramilitares de Abd al Qadir al
Husayni que habían acudido en su rescate.
Las
unidades de Al Husayni habían estado disparando al azar
contra el tráfico judío en esta ruta como represalia por
ataques anteriores, y habían matado y herido a varios
pasajeros. Pero los aldeanos, como ocurría por todas partes
en Palestina, sólo estaban intentando continuar con su vida
normal, sin conocer la imagen demonizada que Ben Ari y sus
camaradas les atribuían.
Al cabo de
unos pocos días, la mayoría de ellos serían expulsados
para siempre de las casas y campos en los que ellos y sus
ancestros habían vivido y trabajado durante siglos. Los
grupos paramilitares palestinos a órdenes de Abd al Qadir
al Husayni opusieron más resistencia de la que esperaba el
batallón de Ben Ari, lo que hizo que la operación Najsón
no avanzara inicialmente según lo planeado. Pese a ello,
para el 9 de abril la campaña estaba terminada. (...)
Deir
Yassin
La
naturaleza sistemática del Plan Dalet resulta patente en el
caso de Deir Yassin, una aldea pastoril y cordial que había
llegado a un pacto de no agresión con la Haganá de Jerusalén,
pero que estaba condenada a desaparecer por encontrarse
dentro del área que el Plan Dalet ordenaba limpiar. En
vista del acuerdo que había firmado con la aldea, la Haganá
decidió enviar allí tropas del Irgún y de la banda de
Stern y librarse así de toda responsabilidad oficial en lo
ocurrido. En posteriores operaciones de limpieza de aldeas
"amigas" ni siquiera se consideraría necesario
emplear este ardid.
El 9 de
abril de 1948, tropas judías ocuparon la aldea de Deir
Yassin. Ésta se encontraba en una colina al oeste de
Jerusalén, a 800 metros sobre el nivel del mar y cerca del
barrio judío de Givat Shaul. La vieja escuela de la aldea
funciona en la actualidad como un hospital psiquiátrico
para el barrio judío que se extendió sobre los
restos del poblado.
Al irrumpir
en la aldea, los soldados judíos rociaron las casas con
fuego de ametralladora, lo que mató a muchos de sus
habitantes. Después de eso, se reunió a los demás
aldeanos y se los asesinó a sangre fría, los cadáveres
fueron maltratados y cierto número de mujeres fueron
violadas antes de ser asesinadas.
Fahim
Zaydan, que tenía doce años en esa época, recuerda cómo
vio asesinar a su familia delante de sus ojos: "Nos
llevaron uno detrás de otro; dispararon a un anciano y
cuando una de sus hijas gritó, le dispararon a ella también.
Luego llamaron a mi hermano Muhammad, y le dispararon
enfrente de nosotros, y cuando mi madre, que llevaba a mi
hermana Hudra en sus brazos, pues todavía estaba
amamantando, se arrojó sobre él llorando, también le
dispararon".
Los
soldados también le dispararon a Zaydan. Lo habían puesto,
junto con otros niños, en fila contra una pared que
rociaron con balas, "sólo para divertirse", antes
de marcharse. Tuvo suerte de sobrevivir a sus heridas.
Investigaciones recientes han reducido el número aceptado
de víctimas de la masacre de Deir Yassin de 170 a 93. Como
es obvio, aparte de las víctimas de la masacre propiamente
dicha, hubo decenas de campesinos que murieron en el
combate, y que por tanto no fueron incluidos en la lista
oficial de víctimas. Sin embargo, en vista de que las
fuerzas judías consideraban cualquier aldea palestina como
una base militar enemiga, la distinción entre las personas
masacradas y las muertas "en batalla" era tenue.
Basta
enterarse de que entre los asesinados en Deir Yassin había
treinta bebés para entender por qué todo el ejercicio
"cuantitativo" (no muy distinto del que los israelíes
realizaron en una fecha tan cercana como abril de 2002 a
propósito de la masacre de Jenin) es irrelevante. En su
momento, los líderes judíos anunciaron con orgullo un
elevado número de víctimas en Deir Yassin para hacer de la
aldea el epicentro de la catástrofe: una advertencia a
todos los palestinos de que un destino similar les aguardaba
si se negaban a abandonar sus hogares y marcharse.
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