Intensificación
de la colonización israelí
Los
asesinos de la esperanza
Por
T. Hocine
Association France–Palestine, 02/06/08
Traducción de Santiago Rodríguez
Sin Permiso, 08/06/08
¿A qué
motivos obedece la decisión del gobierno israelí de
intensificar el proceso de colonización en los territorios
palestinos?
Esta decisión,
anunciada ayer [1 de junio, T.], habría sido tomada, según
algunos analistas, teniendo en cuenta la contraoferta por
parte del gabinete sobre la retirada, lo que, por otro lado,
multiplica los discursos de paz, a la vez que permite
confiar en el encuentro, anunciado para hoy, entre el primer
ministro israelí y el presidente de la Autoridad Palestina.
Pero
indiscutiblemente, esto no es más que la continuación de
una política en la que el Estado de Israel está
comprometido desde el inicio de la ocupación en 1948, y es
una decisión que ni siquiera comparten todos los políticos
israelíes, cualquiera sea su color político, pero que
figura en el primer lugar de lo que los israelíes llaman
cuestiones consensuadas.
No hay pues
nada de asombroso en el hecho de que Israel haya anunciado
ayer la reactivación de la colonización en el sector
oriental de El Qods. De hecho, es la continuación del
proceso en cuestión, y este anuncio ha sido hecho en vísperas
de un nuevo encuentro entre Ehud Olmert y el presidente
Mahmud Abbas. Y todo ha sido hecho de manera que la licitación
se comunicase con ocasión del 41º aniversario de la
ocupación de este sector de la Ciudad Santa, que se hizo
efectiva en junio de 1967.
Uno de los
principales negociadores palestinos, Saeb Erakat, en seguida
condenó duramente esta medida, “como todas aquellas que
perpetúan la colonización”. “Los Estados Unidos deben
poner término a esto. Está claro que los esfuerzos de paz
van a verse afectados por estas medidas que retoman el
proceso de ocupación”, prosiguió. De todo esto van a
hablar entonces Olmert y Abbas, que se encontrarán en el
marco de las negociaciones tendentes a llegar a un acuerdo
sobre la creación de un Estado palestino antes del fin del
mandato del presidente estadounidense, George W. Bush, en
enero de 2009.
Podemos
decir que todo transcurre según las previsiones: los israelíes
siguen mostrándose como los asesinos de la esperanza,
mientras que los palestinos no se hacen absolutamente
ninguna ilusión sobre las actuales negociaciones. Su último
encuentro se remonta al pasado 5 de mayo, y las
conversaciones se celebrarán mientras que la clase política
israelí se prepara para unas eventuales elecciones
anticipadas debido a un asunto de corrupción en el que está
implicado Olmert. Según diversos responsables políticos
israelíes, esta votación podría tener lugar el próximo
noviembre, aunque la legislatura debería acabar en
noviembre de 2010.
Las
negociaciones de paz entre israelíes y palestinos se
refieren a las cuestiones claves del conflicto (el trazado
de las fronteras, el estatuto de El Qods, la suerte de los
colonos israelíes y de los refugiados palestinos) y han
sido relanzadas en noviembre en Annapolis (Estados Unidos)
después de permanecer siete años congeladas. Por ahora no
han tenido ningún desarrollo efectivo. En el marco de un
acuerdo permanente negociado con los palestinos, Israel
espera concretamente poder asegurar, aprovechando los
intercambios territoriales, su control sobre los
asentamientos en Cisjordania y sobre los barrios judíos de
El Qods. La “hoja de ruta”, un plan internacional de paz
lanzado en 2003, prevé precisamente el fin de la violencia
y el fin del proceso de colonización israelí.
El 21 de
mayo, el Estado hebreo había anunciado el lanzamiento de
una licitación para la construcción de 286 viviendas en la
colonia de Betar Ilit, al sur de El Qods. Más de 200.000
colonos judíos vienen instalándose desde 1967 en una
docena de barrios erigidos en el sector oriental de El Qods.
Según las estadísticas publicadas el último domingo (1 de
junio) por el Instituto de Jerusalén para Estudios de
Israel, la Ciudad Santa contaba a finales de 2007 a 489 480
judíos y 256.820 palestinos. Una situación a la que estos
últimos llaman también la judaización de sus territorios.
Las escasas
organizaciones internacionales presentes en la zona
advierten contra este proceso, considerando a Israel como
una potencia ocupante, pese a estar sometida en principio a
los diversos convenios internacionales. ¿Pero a quién
preocupa eso?
(*)
T. Hocine es un analista político especializado en temas árabes.
|