Unidos
por un bulldozer [1]
Por Gilad Atzmon (*)
Palestine Think Tank, 04/07/08
Rebelión,
09/07/08
Traducido
por Germán Leyens
Según
Haaretz, el servicio de seguridad, el Procurador General del
ejército israelí, el Ministro de Defensa Barak y el propio
primer ministro Olmert apoyan todos la demolición de casas
de terroristas.
No
se puede decir gran cosa; por fin, los judíos comienzan a
ponerse acuerdo sobre algo entre ellos, no sólo están de
acuerdo, incluso compiten entre sí para ver quien es el más
elocuente al respecto. Todos quieren encabezar el actual
campeonato hebreo de beligerancia. Cada uno trata de forjar
y reforjar una imagen auténtica de venganza. Tal vez haya
que admitirlo: la compasión no es una característica
apreciada en el Estado judío.
En
los hechos, es casi divertido leer las declaraciones de
Olmert:
“Éste
es un ataque que vino desde Israel contra Israel,” dice el
observador primer ministro israelí. “Crea una cadena de
situaciones que nunca pensamos que tendríamos que encarar
en el pasado.” Sigue diciendo, y no sé si reír o llorar.
Israel invierte tanto esfuerzo en una discriminación basada
en la raza de sus ciudadanos palestinos (a los que ellos
mismos ponen la etiqueta de ‘árabes israelíes’ en
lugar de sólo compatriotas israelíes) sin embargo, de
alguna manera no llegan a predecir que algún todo pueda
estallar. Honestamente, me cuesta creerlo. Sin embargo, en
esto el señor Olmert casi me atrapa: “Nosotros,” dice,
“hemos invertido miles en la construcción de...”
Alto
ahí... En este punto realmente necesito un descanso de esta
basura. Tengo que tomar un poco de agua. Obviamente cuento
con que Olmert siga el mantra ciego de la derecha israelí:
“Hemos invertido miles en la construcción de
infraestructura y educación y casas para los ancianos en
todas esas aldeas palestinas y ellos, en lugar de
agradecernos, todo lo que hacen esos ingratos es venir y
matarnos.”
Pero
sabéis que más, me equivoco, Olmert no lo dice, más bien
dice la verdad. Éstas son sus palabras:
“Hemos
invertido miles en la construcción de una cerca de
seguridad. Aunque ha sido muy efectiva, resulta que una
cerca no nos puede dar la respuesta al problema del terror
que proviene de nuestro lado.”
Sí,
es verdaderamente muy triste que los israelíes descubran
esta realidad. Su megalomaníaco muro de hormigón armado de
12 metros de alto – que por algún motivo llaman
‘cerca’, no los salvó. No les suministró seguridad. La
conversión de Gaza en un campo de concentración tampoco
salvó a Sederot y Ashkelón de ser atacadas por cohetes
Qassam. No precisa ser un genio para adivinar que para
cuando terminen la ‘cerca’ Herzeliya, Ramat Asharon y
Tel Aviv se verán sometidas a la misma suerte. Más vale
que Israel se prepare a construir un techo sólido de hormigón
sobre sus áreas pobladas. Como soy sensible al uso poético
de palabras por los israelíes, ya puedo adivinar que llamarán
a ese techo algo como ‘nube defensiva’, ‘cielo de
seguridad’ o incluso ‘arco iris de hormigón’.
Sin
embargo, hay que decir la verdad: Hay quienes no están
enteramente de acuerdo con Olmert. Uno de ellos es el
violador condenado y Vice–Primer Ministro Haim Ramon
(Kadima) quien dijo a la Radio del Ejército el jueves por
la mañana que Israel debiera tratar a los vecindarios de
Jerusalén Este de Jabel Mukaber y Zur Baher como aldeas
palestinas, y revocar la condición de residencia permanente
de los que viven allí.
Para
quienes no lo saben, el Vice–Primer Ministro violador
Ramon es el arquitecto tras la así llamada ‘cerca de
seguridad.’ Al parecer ahora quiere modificar su siniestra
idea original. De ser un muro aburrido de seguridad de
hormigón sólido, ahora sugiere que el muro pase a tener
una característica elástica detrás de la cual puedan ser
encerrados los ‘árabes malos’. Una vez que un ‘árabe’
sea malo o incluso sólo viva cerca de uno malo, deberíamos
colocar toda una aldea detrás del muro o simplemente
despojar a todos sus habitantes de su residencia. Por
cierto, el Estado judío se está convirtiendo en más y más
dinámico e innovador en cuanto a sus nuevos muros de gueto
emergentes y sus infames medidas de discriminación racial.
Lo
que dijo Ramon fue: “Una de las razones principales para
que el ataque fuera realizado ayer con tanta facilidad fue
que hay aldeas palestinas que por algún motivo son llamadas
Jerusalén... Tienen que ser tratadas como tratamos a
Ramala, Belén, Jenín y Nablus... Son aldeas palestinas que
nunca formaron parte de Jerusalén, fueron anexadas a la
ciudad en 1967. Jamás ningún israelí ha estado allí, ni
va cerca.”
Esto
lo dice todo: “Jamás ningún israelí ha estado, ni va
cerca.”
Nadie
puede definir el sentimiento judeocéntrico mejor que Ramon.
La ciudadanía de un palestino que aparentemente porta una
tarjeta de identidad israelí sería definida por su
relevancia a un judío israelí. Según Ramon, si un
‘israelí’ no visita una aldea árabe, la aldea debería
ser puesta entre muros. Se podría preguntar – ¿y qué
pasa con las aldeas palestinas dentro de Israel que no estén
ubicadas cerca del muro y a pesar de ello no sean visitadas
por judíos israelíes? Si les damos tiempo, los israelíes
harían una limpieza étnica o las rodearían con cercas.
El
mensaje es claro. Los israelíes están ciertamente unidos,
y es bueno que sean tan unidos porque nos permite ver de qué
trata exactamente el Estado judío. Desgraciadamente, no hay
un socio para la paz en la sociedad israelí. La solución
de dos Estados es un sueño húmero, y un solo Estado no es
una solución. Va a suceder gracias a los hechos en el
terreno, lo que es conocido como el arma palestina extrema,
la así llamada bomba demográfica.
El
Estado judío se encuentra en su mismísima última fase
decadente. Al parecer, sus dirigentes no tratan de seguir
ocultando su inmoralidad. El grado de mal que hacen a diario
los consumirá antes que cualquier otra cosa. Una cultura
que se nutre de odio y de represalias está condonada a
desmoronarse. Sólo hay que mantener la presión y
denunciarlos por lo que son junto con sus partidarios entre
nosotros.
Desgraciadamente,
y es ciertamente una tragedia, los palestinos están en las
primeras líneas de la batalla más crucial por un mundo
mejor. Los palestinos han sido atrapados en un grave
enfrentamiento con una identidad nacional judía esquizofrénica,
fantasmagórica, sedienta de sangre, egocéntrica, que no
tiene clemencia.
En
estos días, cuando Israel y los grupos de presión que lo
apoyan, hacen manifiestamente lo que pueden para
arrastrarnos a una tercera guerra mundial, lo menos que
podemos hacer es apoyar a Palestina. Tal como están las
cosas, una nación pequeña, menesterosa, enfrenta
totalmente sola lo que parece ser el peor enemigo de la paz
del mundo: es decir Israel. Por desconsolador que sea, esta
batalla palestina es nuestra batalla. Liberar Palestina es
salvar a la humanidad.
Segunda
parte: Y pienso en mi interior...
Hay
una pequeña historia que me ha estado preocupando estos últimos
dos días. Ya que ni una sola organización palestina
combatiente por la libertad ha reivindicado la
responsabilidad por el evento con el bulldozer de hace dos días,
me pregunto por qué los israelíes están tan seguros de
que se trató de un acto de terrorismo.
Podría
ser que el hombre estaba ligeramente desquiciado; podría
haber tenido una pelea por teléfono con su mujer o
alternativamente una ardiente disputa con su jefe israelí
que lo llevó a perder la chaveta.
Supondría
que para declarar que un incidente es un acto de terror,
habría que establecer primero una motivación o un
escenario terrorista. Sin establecer una motivación
semejante estamos condenados a admitir que se trata de un
caso criminal que debe ser investigado. Deberíamos
abstenernos de sacar conclusiones precipitadas.
A
pesar de ello, en este caso los israelíes parecen estar
totalmente convencidos. Para ellos, no cabe ninguna duda de
que el hombre del bulldozer no era nada más y nada menos
que un terrorista asesino.
Para
los israelíes, un hecho se convierte en un acto de terror
en cuanto un judío ha sido aterrorizado (idealmente, pero
no necesariamente, por un no judío).
Pero
ésta es la peculiaridad aterradora:
Ya
que cada judío del planeta puede ser potencialmente
aterrado por casi todo y por cualquiera, estamos condenados
a admitir, que en lo que concierne a los judíos, el
universo y sus habitantes pueden ser definidos como actos
potenciales de terror. En la medida en que el calentamiento
global y el cáncer pueden aterrorizar a algunos judíos,
todos somos terroristas potenciales sólo por existir y
gritar la verdad.
Al
saber de Olmert y sus escuadrones de demolición de casas,
sugiero que tomemos algunas medidas y que nos preparemos
para que demuelan nuestras viviendas. Si tenemos suerte,
Haim Ramon terminará por erigir una ‘cerca de
seguridad’ alrededor de nosotros.
Hay
que decir la verdad. Antes de la emancipación judía, eran
los judíos los que se encerraban voluntariamente detrás de
muros; gracias al auge de la todopoderosa superpotencia
regional Israel, son ahora los judíos (israelíes) quienes
encierran a los ‘goyim’ (palestinos) detrás de los
muros, contra su voluntad. Desde una perspectiva
nacionalista judía, este giro se realiza como un logro
importante.
Más
vale que tengamos en cuenta que el arsenal israelí de
cientos de bombas atómicas tampoco existe como decoración
o para realizar ayuda humanitaria. Un arma nuclear que es
introducida en el primer acto será puesta en acción después
de la mismísima escena final. Y por si no lo ves, han
preparado suficientes para todos nosotros. Obviamente
tuvieron un motivo.
(*)
Gilad Atzmon es músico, escritor y activista ex judío,
nacido en Israel y autoexiliado en Gran Bretaña, desde
donde defiende la causa de la liberación del pueblo
palestino. Su sitio web es http://www.gilad.co.uk/.
1.-
El 2 de julio, en una céntrica calle de Jerusalén, un
palestino se llevó por delante con un bulldozer al menos
una decena de vehículos antes de que la policía lo matara.
Esos bulldozers son usados frecuentemente por Israel para
derribar casas de palestinos. (Nota de SoB)
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