Gaza
aún bajo sitio, pese a la tregua
Por Adam Morrow y Khaled Moussa al–Omrani
Inter Press Service (IPS), 07/07/08
El
Cairo.– A pesar del torrente de recriminaciones mutuas, la
frágil tregua entre Israel y el palestino Movimiento de
Resistencia Islámica (Hamás) ya se encuentra en su tercera
semana de vigencia, aunque poco se ha hecho para aliviar el
bloqueo de la franja de Gaza.
Sin
embargo, Israel se ha movido lentamente para cumplir su
promesa, incluida en el acuerdo de cese del fuego que se
alcanzó con la mediación de Egipto, de permitir el libre
tránsito de suministros humanitarios hacia ese territorio.
"Los
reiterados cierres de los cruces fronterizos son una muestra
de la falta de seriedad de Israel" respecto del
cumplimiento de lo pactado, dijo Ismail Heniya, líder del
gobierno de Hamás en Gaza. "Para que la tregua
sobreviva, debe abrir la frontera y levantar su
bloqueo", agregó.
Luego
de varios meses de negociaciones en El Cairo, Israel y Hamás
––junto con otras facciones menores de la resistencia
palestina–– aceptaron la propuesta egipcia de
"calma" (tahdia) a principios del mes pasado. A
pesar de las mutuas reservas, entró oficialmente en vigor
el 19 de junio.
El
acuerdo contempla el cese de las operaciones militares
israelíes en Gaza a cambio de la suspensión de los ataques
con cohetes lanzados por Hamás desde ese territorio. Pero
sus disposiciones no se extienden a Cisjordania, gobernada
por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Abú
Mazen, del secular y moderado partido Fatah, que cuenta con
el apoyo de Estados Unidos.
A
mediados del año pasado, Hamás tomó por las armas el
control de Gaza, donde se había impuesto en las elecciones
parlamentarias locales de 2006.
Lo
más importante para Hamás, y los 1,5 millones de
palestinos que viven en Gaza, es que el acuerdo también
establece que se reabrirán gradualmente los pasos
fronterizos que conectan al territorio con el mundo
exterior, incluido el de Rafah, en el límite con Egipto, el
único que no se encuentra bajo control directo de Israel.
Desde
que el movimiento islamista tomó el control de Gaza hace un
año, Israel ha mantenido herméticamente
"sellados" todos los cruces fronterizos. El
gobierno egipcio, por su parte, también cerró el de Rafah,
citando la ausencia de un tratado formal.
El
bloqueo, apoyado por Estados Unidos y la Unión Europea, ha
destruido la economía de Gaza y privado a gran parte de su
población de suministros vitales, como alimentos y
medicinas. Algunos observadores describieron a Gaza como
"el mayor campo de concentración del mundo".
Poco
después de la entrada en vigor del acuerdo, el 19 de junio,
Israel reabrió cuatro de los cruces, pero volvió a
cerrarlos el 24, luego de que el grupo de resistencia
palestina Jihad Islámica se adjudicara un ataque con
cohetes a la ciudad israelí de Sederot, en represalia por
la muerte de cuatro de sus líderes en Cisjordania.
Esos
pasos fronterizos fueron rehabilitados cuatro días más
tarde, para ser nuevamente cerrados la semana pasada. Según
funcionarios israelíes, la medida se tomó a causa de dos
nuevos disparos de cohetes desde posiciones en Gaza, pero
los grupos palestinos negaron unánimemente su
responsabilidad en esos supuestos ataques.
Abdelaziz
Shadi, director del programa de estudios israelíes en la
Universidad de El Cairo, señaló que Israel aprovecha esporádicos
ataques con cohetes, reales o imaginarios, para justificar
el mantenimiento de su completo dominio sobre el territorio
controlado por Hamás.
"Israel
puede determinar fácilmente la fuente de esos lanzamientos
y castigar a los responsables", dijo a IPS. "En
cambio, prefiere sancionar colectivamente a toda la población
de Gaza, privándola de comida, medicinas y
combustible", agregó.
"El
cierre de fronteras confirma que, en lo que se refiere a
Gaza, Israel es todavía una potencia ocupante, a pesar de
la llamada 'retirada' del territorio en 2005", señaló
Shadi.
Según
funcionarios israelíes, citados por la prensa el miércoles
pasado, un total de 150 camiones cargados con suministros
esenciales habían recibido permiso de ingresar a Gaza desde
el comienzo de la tregua. Esa cifra, sin embargo, no ha sido
confirmada por fuentes independientes.
El
tránsito entre Egipto y Gaza, a través del cruce de Rafah,
no ha sido más intenso. Entre el 1 y el 3 de julio, las
autoridades egipcias abrieron ese paso para un limitado número
de personas. Pero de las alrededor de 2.000 que
supuestamente iban a efectuar el cruce, entre ellas algunas
que querían realizarlo por razones de salud, apenas
alrededor de 300 fueron autorizadas.
El
miércoles, centenares de palestinos frustrados por las
largas demoras, se abrieron paso a la fuerza. Personal de
seguridad egipcio empleó mangueras para dispersar a la
multitud que arrojaba piedras.
A
fines de enero, más de 500.000 palestinos se volcaron hacia
Egipto, luego de destruir parte del muro que bloquea la
frontera común de 14 kilómetros. La mayoría compró
bienes de primera necesidad antes de regresar a sus hogares.
La
frontera fue cerrada 10 días después, en medio de
limitados enfrentamientos entre palestinos y las autoridades
egipcias. En esa oportunidad, el ministro de Relaciones
Exteriores de Egipto, Ahmed Aboul–Gheit, declaró que le
"romperían las piernas" a cualquiera que
intentara aproximarse sin autorización.
La
semana pasada, policías de Hamás, en cooperación con las
autoridades egipcias, convencieron a la airada multitud para
que se retirara y el cruce fue reabierto. Los líderes del
movimiento islamista, en tanto, continúan urgiendo a El
Cairo para que la frontera permanezca abierta en forma
permanente.
Bomba
demográfica por estallar en Gaza
Por Mel Frykberg
Inter Press Service (IPS), julio 2008
Gaza.–
Hacinados en una minúscula franja de territorio de 360 kilómetros
cuadrados, acosados por la pobreza, la desnutrición y el
desempleo, los 1,5 millones de palestinos en Gaza sufren
además la amenaza de una bomba de tiempo demográfica. La
endeble infraestructura no puede responder a la tasa de
natalidad en rápido aumento.
"Estamos
asistiendo a un colapso económico y social, a causa de la
combinación de las privaciones económicas, la desesperación
y la inestabilidad política", dijo a IPS Masshoor
Basisy, director general de Planeamiento del Ministerio de
la Mujer de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Una
combinación de factores culturales, sociales, políticos e
históricos explican la alta y sostenida tasa de natalidad,
a pesar de la pobreza endémica y la falta de oportunidades,
señaló Basisy.
El
portavoz del Fondo de Población de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) en Gaza, Osama Abu Eta, confirmó a
IPS que no existen programas de control de la natalidad en
los territorios palestinos, sólo los destinados a la atención
de la salud durante el embarazo y luego del nacimiento.
Según
datos la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados
Unidos, incluidos en su publicación The World Factbook, la
tasa de crecimiento de población en Gaza es de 3,6 por
ciento, frente a un promedio internacional de 1,14 por
ciento.
La
mediana de edad de los habitantes del territorio es de 16,2
años para los hombres y 16,1 años para las mujeres, más
de 47 por ciento de la población es menor de 14 años y, en
promedio, cada mujer tiene 5 hijos, de acuerdo con la CIA.
El
producto interno bruto por habitante era levemente superior
a 5.000 dólares en 2006, antes de la imposición del
embargo económico que siguió al triunfo en las elecciones
parlamentarias locales de ese año del Movimiento de
Resistencia Islámica (Hamás) y a su toma del control del
territorio por las armas en 2007, desplazando al moderado y
secular partido Fatah del presidente de la Autoridad
Nacional Palestina, Abú Mazen.
Las
sanciones y el completo bloqueo impuesto por Israel
quebraron la ya frágil economía de Gaza. Según la
organización humanitaria internacional Oxfam, el desempleo
llega a 50 por ciento, mientras que datos de la ONU revelan
que 60 por ciento de la población vive debajo de la línea
de pobreza.
Diversos
estudios han demostrado la correlación entre el acceso de
las mujeres a la educación y oportunidades de empleo con un
descenso de la tasa de natalidad. Sin embargo, las mujeres
palestinas tienen un nivel de escolaridad superior al de las
mujeres árabes de países vecinos, donde el número de
nacimientos ha estado declinando lentamente, en parte a
causa de la intervención de los gobiernos.
Samir
Awad, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad
Birzeit de Cisjordania, señaló a IPS que existen
consideraciones de tipo político. En los territorios
palestinos "las familias numerosas están vistas como
una forma de patriotismo", explicó.
El
fallecido Yasser Arafat, presidente de la ANP entre 1996 y
2004, dijo en un discurso en 1987 que las mujeres palestinas
eran "una bomba biológica".
"Se
ha lavado el cerebro de la sociedad palestina, para inculcar
la idea de tener muchos hijos como un deber nacional y político.
No sólo para contar con más luchadores para la causa, sino
también para superar en número a los judíos", afirmó
Basisy.
"Si
la ANP introduce programas de control de la natalidad será
atacada por los líderes políticos y religiosos, para no
mencionar la condena de la sociedad en general", agregó.
Este
tema no pasó desapercibido a los israelíes, decididos a
asegurar una mayoría judía en Jerusalén y multiplicar los
asentamientos en Cisjordania como baluarte contra futuros
reclamos de un hipotético Estado palestino naciente.
Los
temores israelíes fueron expuestos en 2002 por Arnon Sofer,
profesor de la Universidad de Haifa. En una carta que envió
al entonces primer ministro Ariel Sharon (2001–2006) señaló
que en vista de "la amenaza demográfica
palestina" Israel debía retirarse urgentemente de
Cisjordania y Gaza si quería mantener su carácter de
"Estado judío democrático".
Si
continuaba su dominio, los judíos podrían convertirse un día
en una minoría dentro de Israel, sugirió ese texto.
Pero
también existen factores culturales que animan a los
palestinos de Gaza a tener muchos hijos. La coordinadora en
ese territorio del Fondo de las Naciones Unidas para el
Desarrollo de la Mujer, Hiba Zayan, quien trabaja con
organizaciones femeninas de base, ha sido regularmente
criticada por no aumentar su familia de dos hijas, o buscar
el hijo varón.
"La
cultura, religión y la política de Medio Oriente tienden a
fomentar las familias numerosas", señaló Abdel R.
Omran, profesor en las universidades estadounidenses George
Washington y de Maryland.
"Pero
la desesperación, sumada a la falta de resolución del
conflicto entre israelíes y palestinos, ha llevado a muchos
habitantes de Gaza, las mujeres en particular, a un estado
de apatía respecto del control de la natalidad", dijo
Zayan.
"He
preguntado a algunas mujeres, cuyos maridos están
desempleados, tienen ocho hijos y están embarazadas otra
vez, por qué continúan teniendo más niños. Sólo se
encojen de hombros y responden 'qué importa, no tenemos
futuro' o 'Dios proveerá'", agregó.
Algunos
analistas señalan que hace falta una solución política. Sólo
la existencia de un Estado palestino que goce de estabilidad
financiera y legitimidad política, con un liderazgo
efectivo, podrá producir cambios en materia de control de
la natalidad, afirman.
Pero
mientras los líderes de Hamás en Gaza luchan con temas
como la escasez de alimentos, combustibles, agua y
medicinas, es altamente improbable que los derechos
reproductivos de las mujeres constituyan una prioridad para
los dirigentes conservadores de ese movimiento islamista.
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