Israel
centra sus ataques en los orfanatos de Hamas
Por
Peter Hirschberg
IPS /
OIC-Palestina, 21/07/08
Traducido por Beatriz Morales Bastos
Centros
comerciales. Escuelas. Centros médicos. Organizaciones benéficas,
orfanatos. Comedores populares. Estos son los últimos
objetivos de la campaña que el ejército israelí está
lanzando contra Hamas en Cisjordania.
Los
oficiales militares israelíes han identificado la
infraestructura civil de Hamas en Cisjordania como fuente
fundamental de la popularidad del grupo islamista y han
empezado a asaltar y a cerrar estas instituciones en
ciudades como Hebrón, Nablus y Qalquilia.
La semana
pasada los soldados centraron sus esfuerzos en Nablus,
asaltaron la ciudad y confiscaron ordenadores. También
irrumpieron en el centro comercial y pusieron letreros
imponiendo el cierre en los escaparates de las tiendas.
Cerraron una escuela para niñas y un centro médico de la
cuidad, e incautaron los ordenadores y la documentación de
una asociación de caridad.
Según
afirman los oficiales militares, el objetivo de esta política
es negar al grupo islámico, comprometido en destruir
Israel, la capacidad de utilizar estas instituciones como
una vía de canalización del dinero para financiar los
ataques al Estado judío. Pero su objetivo principal es
poner freno a la creciente popularidad de Hamas en
Cisjordania y asegurarse de que no se hace con el control de
la zona, como hizo en Gaza hace un año cuando sus fuerzas
derrotaron al más moderado movimiento Fatah liderado por el
presidente palestino Mahmoud Abbas.
Hamas pudo
conquistar en Gaza los corazones y mentes de sus residentes
no sólo porque ofrecía una alternativa a los dirigentes de
Fatah teñidos de corrupción, sino también porque su red
de escuelas, clínicas, campamentos de verano, actividades
extra-escolares y asociaciones de caridad proporcionaban a
los empobrecidos habitantes de Gaza el tipo de instituciones
y de asistencia social que la AP era incapaz de
proporcionarles.
Como parte
de esta campaña, el ministro de Defensa israelí, Ehud
Barak, ordenó recientemente ilegalizar 36 ONGs que trabajan
con el exterior porque, según él, estaban recaudando
dinero para Hamas. Según cálculos de los oficiales de
defensa, el año pasado se entregaron a instituciones
asociadas con Hamas en Gaza y Cisjordania entre 120 y 200
millones de dolares. El dinero procedía de instituciones de
Arabia Saudí, Jordania, los Estados del Golfo, Europa, América
del sur y Estados Unidos.
El ejercito
israelí también ha cerrado en los últimos meses un
orfanato, una panadería y otras instituciones en Hebrón,
que Israel cree que están asociadas con Hamas. Mientras
tanto, Israel y el grupo islámico mantienen una tregua en
Gaza, pero ésta no atañe a Cisjordania donde el ejército
israelí opera con total libertad.
En un artículo
publicado en esta semana en el diario Haaretz Gideon Levy
califica de “ridículos” los ataques contra las
instituciones relacionadas con Hamas. “No se puede”,
concluye, “al mismo encarcelar a los residentes en
Cisjordania, prohibirles ganarse la vida y no ofrecerles
asistencia social mientras nosotros atacamos a quienes están
tratando de hacerlo, sean cuales sean los motivos. Si Israel
quiere luchar contra las asociaciones de caridad, debe al
menos ofrecer otros servicios alternativos. ¿A costa de quién
estamos luchando contra el terrorismos? ¿De viudas? ¿De huérfanos?
Es una vergüenza”.
Atacando a
las instituciones de Hamas, Israel corre el riesgo de
aumentar la popularidad del movimiento islámico y, al mismo
tiempo, de minar la de Abbas y su partido Fatah que,
correctamente o no, se considera que es a quien Israel busca
beneficiar con esta política, aunque Fatah no lo busque o
desee.
Es más, la
popularidad de Hamas no procede sólo de su red de escuelas
y de asociaciones de caridad, sino que también está en
gran parte en función directa de la desilusión que siente
el pueblo palestino por la AP dirigida por Fatah y su
incapacidad de cumplir sus promesas fundamentales, la
principal de las cuales es un Estado independiente en
Cisjordania y Gaza. Algunos en Israel argumentan que la
mejor manera de lograr que Israel le cierre el paso a Hamas
y refuerce a Abbas sería detener la construcción de
asentamientos judíos en Cisjordania, mejorar las
restricciones a los movimientos ahí y, lo que es más
importante, asegurar que progresan las negociaciones con el
dirigente palestino, Abbas.
Muchos
ministros israelíes dudan mucho de la capacidad de Abbas
para llegar a ningún acuerdo de paz, así que dan muy poco
valor a las negociaciones que se reiniciaron el pasado mes
de diciembre. Algunos ministros han perdido incluso que se
libere al dirigente de Fatah, Marwan Barghouti, que está
cumpliendo varias cadenas perpetuas en una cárcel israelí
tras haber sido condenado por estar implicado en ataques en
los que murieron israelíes durante la segunda Intifada.
Barghouti,
afirman estos ministros, goza entre los palestinos del
prestigio político que se necesita para lograr un acuerdo
con Israel y podría obtener suficiente apoyo para
arrebatarle la agenda a Hamas. Pero, por ahora, Barghouti
continúa en prisión, las conversaciones entre un Abbas débil
y un Ehud Olmert acuciado por los problemas avanzan a duras
penas, a Hamas le fluye el dinero y su popularidad continúa
intacta.
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