Fatah
y Hamás cerca de la guerra civil
Análisis
de Adam Morrow y Khaled Moussa al–Omrani
Inter Press Service (IPS), 22/08/08
El
Cairo,.– Los combates entre palestinos de las últimas
semanas son los más serios desde que el movimiento
islamista Hamás tomó por las armas el control de Gaza en
junio de 2007, desplazando a secular partido Fatah, que
gobierna la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Hamás
acusa de instigar la violencia a un sector
"traidor" de Fatah, que el año pasado colaboró
con la inteligencia militar estadounidense en un fallido
intento de destruir al movimiento islamista.
"Esas
acusaciones son entendibles", dijo a IPS Abdelaziz
Shadi, profesor de ciencias políticas y coordinador del
programa de estudios israelíes de la Universidad de El
Cairo. "La inestabilidad en Gaza beneficia a
Fatah", agregó.
En los 14
meses que siguieron a la toma de control de Gaza por parte
de Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica), que había
ganado las elecciones parlamentarias de enero de 2006, la
animosidad entre ambas facciones palestinas se había
limitado a una guerra de palabras. Pero en las últimas
semanas escaló hasta convertirse en un enfrentamiento
abierto.
El 25 de
julio estalló una bomba en una playa de Gaza colmada de
gente. Murieron cinco altos dirigentes del ala militar de
Hamás y a una niña de seis años. El movimiento islamista
atribuyó el ataque a Fatah, que negó toda responsabilidad.
A pesar de
los desmentidos, las fuerzas de seguridad de Hamás
arrestaron a miembros de Fatah, partido que respondió de
manera similar en Cisjordania, territorio que está bajo su
control. Las detenciones en Cisjordania tuvieron como
objetivo no sólo a integrantes del movimiento islamista
sino a líderes sociales no vinculados con él.
La mayoría
de los detenidos fueron liberados por ambas partes luego de
que organizaciones de derechos humanos, tanto en Gaza como
en Cisjordania, condenaran a los arrestos como "políticamente
motivados".
Fatah es
usualmente caracterizado como "moderado" porque
apoya las negociaciones con Israel, mientras que se define a
Hamás como "extremista" por su política de
resistencia armada a la ocupación israelí.
El
movimiento islamista no reconoce al Estado judío y
considera que el diálogo no produjo hasta el momento ningún
progreso significativo.
El
enfrentamiento entre ambas facciones se profundizó el 2 de
agosto, cuando estallaron fuertes combates en el distrito
Al–Shejaeya de la ciudad de Gaza entre fuerzas de
seguridad de Hamás y miembros del poderoso clan de los
Helles, vinculado a Fatah.
Según
algunos dirigentes del movimiento islamista, algunos
integrantes de ese grupo estuvieron involucrados en el
atentado del 25 de julio.
Luego de
una batalla de 48 horas, que dejó 11 muertos y buena parte
del vecindario destruida, Hamás detuvo a docenas de
miembros del clan Helles para interrogarlos. Alrededor de
180 de sus integrantes prefirieron huir a Israel en busca de
refugio.
A pedido
del presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, las autoridades
israelíes permitieron que ingresaran en su territorio,
aunque no sin antes registrarlos meticulosamente y
obligarlos a quitarse la ropa frente a las cámaras de
televisión.
"Israel
humilló públicamente a sus propios agentes", dijo a
IPS Magdi Hussein, analista político y secretario general
del proscripto Partido Laborista egipcio. A su juicio, el
episodio ofrece "más pruebas de que la cooperación
con Israel sólo lleva a la degradación".
Analistas
locales consideran que las acusaciones de Hamás sobre la
complicidad de Fatah en intentos para desestabilizar la
franja de Gaza no deberían descartarse a la ligera.
"No
carecen de fundamento", señaló Hussein. "Cuando
la noticia del atentado con bomba del 25 de julio fue
transmitida por el canal de la ANP en Ramalá, fue acompañada
por himnos patrióticos y música triunfal, como si se
tratara de una victoria."
Aunque no
mencionó a Fatah por su nombre, Hussein responsabilizó del
ataque a "agentes palestinos de Israel, cuya asociación
quedó demostrada cuando huyeron a ese país en busca de
refugio".
"El
fracaso israelí en su intento de remover a Hamás de Gaza,
ya sea por las armas o aislándolo del resto del mundo, lo
ha llevado a adoptar medios indirectos para debilitarlo.
Ahora está empleando a sus agentes para incitar a la
violencia", agregó.
Shadi señaló
que el atentado con bomba "podría haber sido el inicio
de un intento de poner fin al gobierno de Hamás" en
Gaza y destacó que hubo otras explosiones, aunque de menor
magnitud, a lo largo de julio. "Hay elementos a los que
les gustaría presentar a Hamás como incapaz de mantener la
seguridad", dijo.
Ese no fue
el primer intento de miembros de Fatah de desplazar del
territorio al movimiento islamista. El año pasado,
frustrado por la victoria de Hamás en las elecciones
legislativas de 2006, Washington entregó armas y apoyo a
integrantes de Fatah con la intención de extirpar a los líderes
del partido islamista.
El plan iba
a ser coordinado conjuntamente por el teniente general
estadounidense Keith Dayton y el hombre fuerte de Fatah,
Mohamed Dahlan.
La
estrategia no se pudo llevar a la práctica cuando, tras
seis días de intensos combates a mediados de junio de 2007,
el movimiento islamista tomó el control del territorio.
Desde entonces, ha logrado mantener un relativamente alto
grado de estabilidad, a pesar del embargo internacional que
llevó a la quiebra a la economía de Gaza.
"En última
instancia, el conflicto sangriento entre las facciones
palestinas sólo beneficia a Israel, mientras que para los
ciudadanos comunes la situación es cada vez peor",
dijo Shadi.
La semana
pasada, funcionarios egipcios reiteraron un llamado al diálogo,
pero los observadores locales se muestran escépticos.
"A la luz de la escalada en los enfrentamientos",
concluyó Shadi, "no parece haber muchas esperanzas de
una reconciliación entre las facciones palestinas".
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