Moderna
esclavitud en Israel
Sin
freno al tráfico de personas
Por
Mel Frykberg
Inter Press Service (IPS), septiembre 2008
Jerusalén.-
Israel continúa siendo uno de los destinos favoritos para
el tráfico de mujeres destinadas al comercio sexual y para
la explotación de trabajadores inmigrantes de países en
desarrollo, una forma moderna de esclavitud.
El
Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, en
su informe 2007 sobre tráfico de personas, calificó a
Israel como una nación de nivel 2 en esta materia, es decir
que trata de erradicar esa práctica pero no alcanza los estándares
requeridos.
Los países
de nivel 1 son los que aplicaron con éxito medidas para
controlar el tráfico de personas --la mayoría de las
naciones occidentales se encuentran en esta categoría-- y
el nivel 3 está reservado para los Estados que no han
encarado el tema ni siquiera en sus aspectos más básicos,
En 2006,
Israel figuró en la lista de vigilancia del Departamento de
Estado por tráfico de personas.
"Esa
posición se encuentra entre los niveles 2 y 3. Estados
Unidos aplica sanciones económicas a los países que
figuran en este último, pero como tenemos una estrecha
relación con Washington, Israel sólo recibió una
advertencia", dijo a IPS Romm Lewkowicz, portavoz de
Hotline, un grupo que defiende los derechos de los
trabajadores inmigrantes.
El gobierno
israelí también fue severamente criticado en Estados
Unidos por su política de visas de trabajo, que en la práctica
fuerzan a los inmigrantes de los países en desarrollo a
permanecer "atados" al empleador que figura en ese
documento.
Si no se
respeta esa condición, el trabajador es considerado un
inmigrante ilegal y puede ser deportado sin tener la
posibilidad de pelear su caso en un tribunal. Esto alentó a
algunos empresarios a retener los sueldos de sus empleados e
incluso extorsionarlos, sabiendo que siempre pueden
reemplazarlos y no serán castigados.
Uno de los
casos más notorios fue el llamado "Turcos por
tanques" en 2002. Israel reacondicionó 200 tanques de
guerra para Turquía, una transacción por valor de 687
millones de dólares que representó una de las mayores
exportaciones de armas de este país.
Como parte
del acuerdo, 800 ciudadanos turcos recibieron permisos
laborales para trabajar en Israel en el sector de la
construcción. La agencia de empleos turca Yilmazlar fue la
que participó en la contratación.
Uno de esos
inmigrantes, Shaheen Yelmaz, llegó a Israel en 2006 con la
esperanza de ayudar a su padre a pagar sus deudas. Le habían
prometido un buen empleo con un salario de 1.400 dólares
por mes, una pequeña fortuna para los estándares de Turquía,
donde el desempleo es alto.
Su sueño
se transformó en una pesadilla. Le quitaron su pasaporte y
su teléfono móvil. Junto con otros compatriotas fue
alojado en un sitio de condiciones lamentables.
"No
nos permitían salir por la noche, sólo podíamos hacerlo
en nuestro día libre, y no nos pagaron durante tres
meses", relató Yelmaz a IPS. La embajada turca no
intervino, a causa del acuerdo para la modernización de los
tanques.
Los
inmigrantes, en su mayoría con una pobre educación, fueron
forzados a firmar documentos en blanco antes de dejar Turquía,
asegurando de esa forma su completa dependencia respecto de
Yilmazlar.
"Nuestro
empleador israelí nos dijo que si no estábamos conformes
podíamos irnos, pero que la policía nos arrestaría como
inmigrantes ilegales y nos deportaría", dijo Yelmaz.
Organizaciones
de derechos humanos israelíes recurrieron a la justicia. La
Suprema Corte dictaminó en 2006 que la política de visas
de trabajo era ilegal y ordenó al Estado establecer una
alternativa, algo que hasta el momento no se produjo.
Finalmente,
Yelmaz fue deportado a Turquía, con una deuda de 15.000 dólares,
y el contrato entre Israel y Yilmazlar fue renovado.
"Aunque
la situación de los trabajadores inmigrantes continúa
siendo grave, hubo algunos avances respecto del tráfico de
mujeres para su explotación sexual", desde que Estados
Unidos colocó a Israel en su lista de vigilancia en 2006,
señaló Lewcowicz.
Pero han
surgido nuevos problemas. "Israel ya no es sólo un
importador de prostitutas, sino que se ha convertido en
exportador. El año pasado descubrimos que mujeres israelíes
estaban siendo traficadas a Gran Bretaña e Irlanda para
trabajar en la industria del sexo", agregó.
Según la
Fuerza de Tareas sobre Tráfico Humano, con sede en Jerusalén,
alrededor de 1.000 de las aproximadamente 10.000 prostitutas
que hay en Israel son menores de edad. Inmigrantes de la
disuelta Unión Soviética y de otros países que estaban en
su órbita, vinculados con la mafia rusa, manejan 20 por
ciento del tráfico, dijo Lewcowicz. El resto está en manos
de israelíes.
La Fundación
Jamestown, con sede en Washington, señaló en un informe
que muchas de las mujeres víctimas del tráfico son
trasladadas a través de la península del Sinaí por
beduinos que también están envueltos en el contrabando de
armas. Cada mujer vendida en Israel reporta a los
traficantes entre 50.000 y 100.000 dólares.
Hotline señaló
que el Estado también gana como consecuencia de esta
actividad. Los taxistas que transportan a las prostitutas,
los abogados que representan a los clientes, los dueños de
inmuebles que los alquilan como burdeles, pagan impuesto a
las ganancias y esos fondos terminan en las arcas del
Estado. Se debe agregar los casos de corrupción de policías,
que aceptan sobornos para permitir que esta actividad se
desarrolle.
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