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Palestina |
Gaza: la lógica del poder colonial
Por Nir Rosen (*)
The
Guardian / Rebelión, 31/12/08
Traducido por Germán Leyens
Pasé la mayor parte de los gobiernos de Bush
informando desde Iraq, Afganistán, el Líbano, Somalia y otros
conflictos. He publicado en la mayoría de las principales
publicaciones. Las principales cadenas de televisión me han
entrevistado e incluso he testificado ante el comité de
relaciones exteriores del Senado.
El gobierno de Bush comenzó su presidencia
mientras palestinos eran masacrados y la termina con la perpetración
por Israel de uno de sus mayores masacres en la historia de sus 60
años de ocupación de tierras palestinas. La última visita de
Bush al país que decidió ocupar terminó con el lanzamiento de
sus zapatos por un educado chií iraquí secular hacia su persona,
como expresión de los sentimientos de todo el mundo árabe salvo
sus dictadores que se han ligado imprudentemente a un odiado régimen
estadounidense.
Una vez más, los israelíes bombardean a la
población hambrienta y encerrada de Gaza. El mundo contempla en
vivo en la televisión y en Internet la situación apremiante
vivida por 1,5 millones de gazanos; los medios occidentales
justifican mayormente la acción israelí. Incluso algunos medios
árabes tratan de comparar la resistencia palestina con el poder
de la maquinaria militar israelí. Y nada de esto constituye una
sorpresa. Los israelíes acaban de concluir una campaña de
relaciones públicas a escala mundial para conseguir apoyo para su
ataque, logrando incluso la colaboración de Estados árabes como
Egipto.
La comunidad internacional es culpable
directamente por esta última masacre. ¿Se mantendrá impune ante
la cólera de un pueblo desesperado? Hasta ahora, ha habido
grandes manifestaciones en el Líbano, Yemen, Jordania, Egipto,
Siria e Iraq. El pueblo del mundo árabe no olvidará. Los
palestinos no olvidarán. "Todo lo que habéis hecho a
nuestro pueblo está registrado en nuestros libros de notas,"
como dijo el poeta Mahmoud Darwish.
Analistas políticos, responsables de las
decisiones gubernamentales y los que tienen que implementar esas
decisiones me han pedido frecuentemente mi consejo sobre lo que
pienso que EE.UU. debe hacer para promover la paz o ganar los
corazones y las mentes en el mundo musulmán. Demasiado parece fútil,
porque se requeriría una revolución de tales proporciones en la
política estadounidense que sólo una verdadera revolución en el
gobierno estadounidense podría conducir a los cambios necesarios.
Una publicación estadounidense me pidió que contribuyera un
ensayo a una discusión sobre si el terrorismo o los ataques
contra civiles podrían ser justificados de alguna manera. Mi
respuesta es que una publicación estadounidense no debiera
preguntar si ataques contra civiles pueden ser justificados de
alguna manera. Es una pregunta que se deben hacer los débiles,
los americanos nativos del pasado, los judíos en Alemania nazi,
los palestinos de nuestros días.
El terrorismo es un término normativo y no
un concepto descriptivo. Una palabra vacía que significa todo y
nada: es utilizada para describir lo que hace el Otro, no lo que
hacemos nosotros. Los poderosos - sea Israel, EE.UU., Rusia o
China - siempre describirán la lucha de sus víctimas como
terrorismo, pero la destrucción de Chechenia, la limpieza étnica
de Palestina, la matanza lenta de los palestinos que quedan, la
ocupación estadounidense de Iraq y Afganistán, con las decenas
de miles de civiles que ha matado. nunca merecerán el título de
terrorismo, aunque el objetivo eran civiles, y aterrorizarlos era
el propósito.
La contrainsurgencia, popular ahora en el
Pentágono, es otra manera de decir la supresión de las luchas
por la liberación nacional. El terror y la intimidación son tan
esenciales para esa supresión como la conquista de corazones y
mentes.
Las reglas normativas son determinadas por
relaciones de poder. Los que poseen poder determinan lo que es
legal e ilegal. Acorralan a los débiles con prohibiciones legales
para impedir que se resistan. Que los débiles se resistan es
ilegal por definición. Conceptos como terrorismo son inventados y
utilizados normativamente como si un tribunal neutral los hubiera
producido, en lugar de los opresores. Lo peligroso en este uso
excesivo de la legalidad reside en que en realidad la socava,
disminuyendo la credibilidad de instituciones internacionales como
Naciones Unidas. Se hace obvio que los poderosos, los que hacen
las reglas, insisten en la legalidad simplemente para preservar
las relaciones de poder que les sirven, o para mantener su ocupación
y colonialismo.
El ataque contra civiles es el postrero, más
desesperado y básico método de resistencia cuando se enfrentan
probabilidades aplastantes y la erradicación inminente. Los
palestinos no atacan a civiles israelíes con la expectativa de
que vayan a destruir Israel. La tierra de Palestina es robada día
tras día; el pueblo palestino está siendo erradicado día tras día.
Como resultado, reaccionan como pueden para aplicar presión a
Israel. Los poderes coloniales utilizan estratégicamente a los
civiles, estableciéndolos para reivindicar tierras y desposeer a
las poblaciones nativas, sean los indios en Norteamérica o los
palestinos en lo que es ahora Israel y los Territorios Ocupados.
Cuando la población nativa ve que existe una dinámica
irreversible que se apodera de su tierra e identidad con el apoyo
de un poder abrumador, es obligada a recurrir a cualesquiera métodos
de resistencia que pueda utilizar.
No hace mucho, Qassem al-Mughrabi, de
diecinueve años, un palestino de Jerusalén estrelló su coche
contra un grupo de soldados en una intersección. "El
terrorista," como lo llamó el periódico israelí Haaretz,
fue muerto a tiros. En dos incidentes separados en julio pasado,
palestinos de Jerusalén también usaron vehículos para atacar a
israelíes. Los atacantes no formaban parte de una organización.
Aunque esos palestinos también fueron muertos, altos funcionarios
israelíes llamaron a que demolieran sus casas. En un incidente
separado, Haaretz informó que una mujer palestina cegó a un
soldado israelí en un ojo lanzando ácido a su cara. "La
terrorista fue arrestada por fuerzas de seguridad," dijo el
periódico. ¿Una ciudadana ocupada ataca a un soldado ocupante, y
ella es la terrorista?
En septiembre, Bush habló ante Naciones
Unidas. Ninguna causa puede justificar la destrucción de una vida
humana, dijo. Sin embargo, EE.UU. ha matado a miles de civiles en
ataques aéreos contra área pobladas. Cuando se lanzan bombas
contra áreas pobladas a sabiendas de que habrá un cierto daño
civil "colateral", pero se acepta como que es algo que
vale la pena, entonces es deliberado. Cuando se imponen sanciones,
como EE.UU. hizo durante Iraq de la era de Sadam, que matan a
cientos de miles, y luego se dice que sus muertes valieron la
pena, como lo hizo la Secretaria de Estado Albright, uno está
matando deliberadamente gente por un objetivo político. Cuando se
trata crear "choque y pavor", como lo hizo el presidente
Bush cuando bombardeó, uno se involucra en terrorismo.
Tal como la película tradicional de vaqueros
estadounidense presentó a estadounidenses blancos cercados, y a
los indios como agresores, todo lo contrario de lo que fue la
realidad, del mismo modo, los palestinos se convirtieron en los
agresores y no en las víctimas. Desde 1948, 750.000 palestinos
fueron deliberadamente sometidos a la limpieza étnica y
expulsados de sus casas, cientos de sus aldeas fueron destruidas,
y sobre su tierra se establecieron los colonos, que pasaron a
negar su existencia misma y a librar una guerra de 60 años contra
los nativos restantes y los movimientos de liberación nacional
que los palestinos establecieron en todo el mundo. Cada día, se
roba más de Palestina, matan a más palestinos. Si alguien se
llama sionista israelí se está involucrando en el desposeimiento
de todo un pueblo. No es que, como palestinos, tengan el derecho
de utilizar todos los medios necesarios, es porque son débiles.
Los débiles tienen mucho menos poder que los fuertes, y pueden
hacer mucho menos daño. Los palestinos no habrían atentado
contra cafés o utilizado misiles de fabricación casera, si
hubieran tenido tanques y aviones. Sólo en el contexto actual sus
acciones son justificadas, y existen límites evidentes.
Es imposible hacer una afirmación ética
universal o establecer un principio kantiano que justifique todo
acto de resistencia contra el colonialismo o la dominación por un
poder aplastante. Y hay otros problemas que me cuesta responder.
¿Puede justificarse si un iraquí ataca a EE.UU.? Después de
todo, su país fue atacado sin provocación, y destruido, con la
creación de millones de refugiados, cientos de miles de muertos.
Y esto, después de 12 años de bombardeos y sanciones, que
mataron a muchos y destruyeron las vidas de muchos otros.
Podría argumentar que todos los
estadounidenses se benefician de las hazañas de su país sin
tener que pagar el precio, y que, en el mundo de hoy, la máquina
imperial no son sólo los militares sino una red militar-civil. Y
también podría decir que los estadounidenses eligieron dos veces
un gobierno de Bush y eligieron representantes que no hicieron
nada por detener la guerra, y que el propio pueblo estadounidense
no hizo nada. Desde la perspectiva de un estadounidense, o de un
israelí, y otros poderosos agresores, si uno es fuerte, todo lo
que hace es justificable, y nada que hagan los débiles es legítimo.
Es sólo cuestión del lado que uno elige: el lado de los fuertes
o el lado de los débiles.
Israel y sus aliados en Occidente y en regímenes
árabes como en Egipto, Jordania y Arabia Saudí han logrado
corromper a la dirigencia de la OLP, sobornarlos con la promesa de
poder a costa de la libertad para su pueblo, creando una primicia
- un movimiento de liberación que colabora con el ocupante.
Pronto tendrán lugar las elecciones israelíes y, como de
costumbre, estas elecciones van acompañadas por la guerra para
popularizar a los candidatos: No se puede ser primer ministro de
Israel sin suficiente sangre árabe en sus manos. Un general
israelí prometió retrasar décadas a Gaza, tal como amenazaron
con retrasar décadas al Líbano en 2006. Como si estrangular a
Gaza y negar a su pueblo combustible, electricidad o alimento no
la hubieran retrasado ya en décadas.
El gobierno democráticamente elegido de
Hamas fue un objetivo para ser destruido desde el día mismo en
que ganó las elecciones en 2006. El mundo dijo a los palestinos
que no pueden tener democracia, como si el objetivo fuera
radicalizarlos aún más y como si eso no fuera a tener
consecuencias. Israel afirma que apunta a las fuerzas militares de
Hamas. Eso no es verdad. Está atacando a los policías palestinos
y matándolos, incluyendo a algunos como el jefe de policía,
Tawfiq Jaber, quien era en realidad un ex funcionario de Fatah
quien permaneció en su puesto después que Hamas tomó control de
Gaza. ¿Qué pasará con una sociedad sin fuerzas de seguridad? ¿Qué
esperan que suceda los israelíes cuando fuerzas más radicales
que Hamas conquisten el poder?
Un Israel sionista no es un proyecto viable a
largo plazo y los asentamientos israelíes, la expropiación de
tierras y las barreras de separación han imposibilitado hace
tiempo una solución de dos Estados. Sólo puede haber un Estado
en Palestina histórica. En las próximas décadas, los israelíes
se verán enfrentados a dos opciones. ¿Harán una transición pacífica
hacia una sociedad igualitaria, en la que los palestinos tengan
los mismos derechos, como Sudáfrica post-apartheid? ¿O seguirán
considerando que la democracia es una amenaza? Si es así, uno de
los dos pueblos será forzado a partir. El colonialismo sólo ha
funcionado cuando la mayoría de los nativos han sido
exterminados. Pero a menudo, como en Argelia ocupada, son los
colonos los que huyen. En última instancia, los palestinos no
estarán dispuestos a llegar a un compromiso y buscar un Estado
para ambos pueblos. ¿Quiere el mundo que se radicalicen aún más?
No nos engañemos: la persistencia del
problema de Palestina es el motivo principal para todo militante
anti-estadounidense en el mundo árabe y más allá. Pero ahora el
gobierno de Bush ha agregado Iraq y Afganistán como agravios
adicionales. EE.UU. ha perdido su influencia en las masas árabes,
incluso si todavía puede aplicar presión a los regímenes árabes.
Pero los reformistas y las elites en el mundo árabe no quieren
tener nada que ver con EE.UU.
Un gobierno estadounidense fracasado se va,
la promesa de un Estado palestino es una mentira, mientras más
palestinos son asesinados. Un nuevo presidente llega al poder,
pero el pueblo de Oriente Próximo tiene una experiencia demasiado
amarga con los gobiernos de EE.UU. como para tener alguna
esperanza de cambio. El presidente electo Obama, el vicepresidente
electo Biden, y la Secretaria de Estado entrante Hillary Clinton
no han demostrado que su idea de Oriente Próximo sea diferente en
algo de la de los gobiernos anteriores. Mientras el mundo se
prepara para celebrar un nuevo año ¿cuánto va a tardar antes de
que se le haga sentir una vez más el dolor de aquellos cuya
opresión ignora o apoya?
* Nir Rosen es un periodista
especializado en política exterior de EE.UU. en Oriente Próximo,
Iraq y Afganistán. Miembro del centro de derecho y seguridad de
la Universidad de Nueva York, Sus trabajos han aparecido en
Atlantic Monthly, New York Times Magazine, New Yorker, Rolling
Stone magazine, Harper's Magazine, New Republic y Mother Jones. Su
libro sobre Iraq de la postguerra: "The Triumph of the
Martyrs: A Reporter's Journey into Occupied Iraq" fue
publicado en 2006.
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