El
silencio de Obama
Por
Adán Salgado Andrade
Para
Socialismo o Barbarie, 20/01/09
La
franja de Gaza es una pequeña porción de tierra que mide
alrededor de 41 kilómetros de largo por entre 6 y 12 kilómetros
de anchura, que se extiende a lo largo del mar Mediterráneo
en una de sus fronteras. La otra es con Egipto, al suroeste.
Y todo el oriente de este pequeño territorio hace frontera
con Israel. Dicho territorio, junto a Cisjordania (llamada
también "Franja occidental" o "West Bank"),
son las tierras de las que está formada Palestina.
Este
país perdió durante la primera mitad del siglo veinte casi
todo su territorio, debido a las imposiciones colonialistas
de Inglaterra que, arbitrariamente, después de la segunda
guerra, en 1947, decidieron en las tierras despojadas a los
palestinos, establecer a la nación judía, la cual, hasta
entonces, por razones históricas, no había tenido un
territorio formal (aunque esto no impidió que, ya en esos años,
el gran poder económico de los judíos en todo el mundo
fuera un hecho).
Nació
así Israel, país desde entonces muy apoyado por Estados
Unidos. Y como fuera creciendo la población original de judíos,
su ambición por irse anexando más y más tierras
palestinas, fue creando los conflictos violentos de los que,
nuevamente, el mundo atestigua uno más.
Independientemente
de que Israel siempre ha justificado sus intensos y
desequilibrados ataques contra los palestinos por
"razones de seguridad", hay que ver que no son
comparables contra el supuesto daño que han provocado los
grupos palestinos beligerantes, tales como los ataques
guerrilleros o los bombazos suicidas.
Y
aquí sólo señalaré que en el presente análisis no
defiendo la violencia de ninguno de los dos bandos. Nunca he
estado de acuerdo, por ejemplo, con los ataques suicidas
palestinos contra israelitas, en donde muere gente inocente
cuyo único problema fue estar a la hora y en el lugar
equivocado (y tampoco, por ende, estoy de acuerdo en los así
llamados "ataques terroristas" en ningún lugar
del mundo, pues son una forma de irracional violencia que sólo
produce caos y generalmente agudiza los problemas que
pretenden "solucionar").
Incluso
puede ser que en tales atentados muera gente que esté en
contra de la represión militar contra palestinos que
realiza el ejército israelí. Por ejemplo, un grupo de
manifestantes de la izquierda israelí se manifestó hace
unos días frente a la casa del primer ministro Ehud Olmert,
con mantas que decían "Judíos y árabes se rehúsan a
ser enemigos" o "El ejército israelí y Hamas están
peleando a nuestras expensas".
Esta
última consigna es muy clara en el sentido de que lo que
hagan los grupos gobernantes, sobre todo en la defensa de
sus intereses, que no siempre son los de sus gobernados,
puede estar en contra de los intereses de éstos.
Sí,
porque podría considerarse poco prudente de Hamas, aún
cuando aduce la defensa de los intereses de su pueblo (algo
perfectamente entendible y loable), lanzar sus ataques (no
comparables a los israelíes, repito) contra Israel, si ya
se sabe, por experiencias pasadas, que la brutal reacción
de los judíos contra ellos tiene muy lamentables
"efectos colaterales", o sea, la muerte de cientos
de civiles inocentes y la bárbara destrucción de
infraestructura urbana (edificios, casas, puentes, caminos,
escuelas), que para un pueblo pobre, como es el palestino,
ha costado tantos esfuerzos materializar y que quizá no
pueda volver a tener.
Cuánto
tiempo, por ejemplo, lleva construir una casa, muchos años...
y que en unos segundos un cañonazo de un tanque israelí
puede hacer pedazos. En esas lamentables muertes, en esa
insensata destrucción, quizá no estén pensando los líderes
de Hamas cuando lanzan sus cohetes, por mucho que su
solidario pueblo les brinde su incondicional apoyo, el cual,
supuestamente, le permite a los combatientes de Hamas
instalar sus pertrechos en casas, escuelas, departamentos, sí,
hasta servirle, inclusive, de escudos humanos (eso ha
empleado de justificación el ejército judío para atacar
objetivos civiles, pues, asegura, en ellos se apertrechan
armas y guerrilleros de Hamas. Dice que a la gente se le han
lanzado volantes informando que "esta zona será
bombardeada, favor de desalojarla". Vaya
"amabilidad", avisar que en unos instantes la casa
de alguien será destruida, sin mayor preámbulo, así que
se le suplica, muy amable y decentemente, abandonarla, no
sea que "vaya a ser lastimado").
Pero
si el gobierno israelí se ha referido siempre a los
atacantes suicidas o a los cohetes lanzados por Hamas como
"atentados terroristas", qué se puede decir de
los ataques que un ejército profesional, perfectamente
armado y pertrechado, está infligiendo contra población
civil inocente, de la que ya se cuentan más de 700 muertos,
la mayoría mujeres y niños (basta ver en Internet las
desgarradoras imágenes de gente muy malherida o de cadáveres
de infantes terriblemente mutilados y carbonizados para que
la sangre se nos hiele por esas terribles escenas).
Y
siempre, empleando tal justificación, ha sido que el ejército
israelí ha practicado infames bombardeos masivos e
invasiones de sus soldados a tierras palestinas. Eso sucedió,
por ejemplo, en el 2002, cuando también Israel bombardeó
masivamente ciudades palestinas de la franja occidental,
tales como Ramala y otras igualmente importantes (esa
incursión la llamó "Operación Escudo
Defensivo").
En
2003 hubo más ataques, sobre todo contra Gaza. Y en 2006,
cuando el brazo político de Hamas ganó las elecciones en
la franja de Gaza (victoria que de inmediato deploraron la
mayoría de los aliados de Israel, como EU, Inglaterra,
Francia, Italia, entre otros), también con la llamada
"Operación Lluvia de Verano", los militares
israelíes bombardearon masivamente ciudades palestinas.
La
razón esgrimida fue que, además de los ataques
terroristas, Israel no podía aceptar que un grupo
"terrorista" como Hamas estuviera en el gobierno
(supongo que al seguir considerando un grupo terrorista a
Hamas, le retroalimentó a este su innata beligerancia,
aunque hubiera tratado de renunciar a la violencia).
Y
en ese mismo año también por ataques poco significativos
del grupo libanés Hezbollah, como una protesta contra los
ataques israelíes a Gaza, contra soldados israelíes (tres
murieron, dos fueron heridos y dos secuestrados), el ejército
israelí lanzó un desproporcionado ataque contra Líbano,
en el cual más de 1000 civiles fueron asesinados, se dañó
severamente infraestructura urbana (plantas de generación
eléctrica, edificios, puentes, caminos...), además de que
se desplazó a más de un millón de libaneses de la zona
del conflicto.
Y
los daños económicos que tan brutal acto de prepotencia
militar dejó, aún no han podido superarse en ese país árabe.
En el actual conflicto, Israel justificó que fue debido a
que Hamas rompió la tregua impuesta, pero lo que no se ha
dicho por ningún lugar es que el rompimiento se debió a
que Israel asesinó a palestinos "sospechosos" de
ser atacantes (un estudio reciente demuestra que el 75% de
las ocasiones en que se ha roto una tregua, se ha debido a
que Israel ha asesinado a palestinos, sin una firme razón).
Tampoco
se aclara que el sometimiento por parte de Israel de Gaza es
inhumano, pues desde finales del 2006, prácticamente se han
cerrado todos los cruces fronterizos, impidiéndose así la
entrada de cuestiones tan básicas como alimentos,
medicinas, combustibles...
Antes
de que Hamas ganara el poder, Israel exportaba o permitía
la entrada de alrededor de 9000 necesarios artículos a esa
región, luego de lo cual sólo autorizó 20 productos, so
pretexto de que así se debilitan a los terroristas. Por el
racionamiento, por ejemplo, de combustibles y energéticos,
se han cerrado plantas eléctricas en Gaza, las que
proporcionan un 30% del consumo.
Los
medicamentos escasean, así como los alimentos (el agua
potable, por ejemplo, está a punto de generar una crisis
sin precedentes, ya que el acuífero del que se surte Gaza,
está sobreexplotado y muestra, además, signos de
contaminación del agua marina, que lo está invadiendo,
dados sus reducidos niveles, lo que ya está provocando
males y enfermedades gastrointestinales entre los gazaítas).
Y
eso era antes del actual conflicto, durante el cual, se están
restringiendo a cero los permisos para el tráfico comercial
a Gaza o de palestinos que pudieran pasar a Israel a
surtirse de viandas.
Por
eso en 2006 los gazaítas de plano allanaron la frontera con
Egipto, para comprar todo lo básico, como alimentos, que
por culpa del cerco judío, ya no podían conseguir. Y en
estos días, para empeorar esa situación de emergencia
humanitaria, Egipto se sumó a la acción genocida israelí
al cerrar su frontera y vigilarla fuertemente con soldados y
equipo militar (claro, tampoco se puede esperar nada de
Egipto, país en donde hasta las manifestaciones públicas
pacíficas siguen siendo consideradas "delitos
graves" por la dictadura reinante de Hosni Mubarak).
Pero la respuesta ante tanto sometimiento es todavía más
sometimiento con los inmisericordes bombardeos y la invasión
militar.
Así
que los muertos que tantas incursiones han dejado suman
miles, en tanto que los así llamados ataques
"terroristas" palestinos (los atacantes suicidas o
el lanzamiento de cohetes por grupos guerrilleros como Hamas
o Hezbollah), desde su inicio no han provocado ni 500
decesos. En el actual conflicto, al momento de escribir
estas líneas, van asesinados casi 900 palestinos, contra 14
israelitas, de los cuales 11 eran soldados (6 muertos por
error por sus propios compañeros) y apenas tres civiles. Así
que si hacemos cálculos, tendríamos casi 64 fallecimientos
palestinos por cada fallecimiento judío.
Y
esa proporción, por mucho que varios analistas traten de
justificar las incursiones israelitas como de "legítima
defensa", simplemente es indefendible. Y eso, sólo por
el lado del conflicto, pero fuera de él, veamos cómo el
mundo, sobre todo Estados Unidos, incondicional aliado de
Israel, ha contribuido a su materialización.
Por
un lado, EU ayuda militarmente a Israel (sobre todo porque
este país es un importante contrapeso dentro del mundo árabe),
so pretexto de que las armas que son donadas a Israel son
para "legítima autodefensa" o "seguridad
interna".
Tan
sólo la ya agonizante administración del ineptamente
beligerante George Bush, ha ayudado con $2400 millones de dólares
(mmd) cada año a Israel y el año pasado, 2008, se planeó
aumentarla en un 25%, o sea, unos $600 mdd. Pero no conforme
con eso, además del gran negocio que dicha
"ayuda" significa para los fabricantes de armas
(hay que recordar que EU es el primer fabricante y
exportador mundial de este muy lucrativo negocio, el que
monta a nivel global nada menos que un billón de dólares),
tan sólo en el pasado año de 2008, las ventas de armas
estadounidenses a Israel ascendieron a nada menos que 22,000
millones de dólares (esta suma, como comparación, más o
menos es el dinero que los inmigrantes mexicanos en EU
mandaron a México en el 2007).
Entre
lo vendido están 75 aviones de combate F-35, nueve aviones
de transporte de tropas C-130 y cuatro barcos de combate. Así
que si en este infame conflicto hay ganadores, los primeros
son los fabricantes de armas como General Dynamics, Northrop
Grumman, Raytheon Missile Systems, Boeing, General Electric,
AM General... y así. Y sobre esa situación, la New
American Foundation (una crítica organización no
gubernamental que denuncia el intervencionismo militar
estadounidense) señala que es deplorable que armas
estadounidenses sean empleadas en un conflicto que a todas
luces rompe los acuerdos bajo las cuales pueden emplearse,
como es el atacar a población civil inocente con ellas.
Además,
en un análisis imparcial, esos mismos fabricantes de armas
(sean estadounidenses, rusos, chinos, franceses, ingleses,
italianos, checos...), también ganarían por la venta
"clandestina" de armas al brazo armado de Hamas,
las que, se presume, proceden de contrabandistas que operan
desde Egipto.
La
siguiente ganadora es la recesiva economía de EU, que hará
cuanto pueda, con tal de aliviar en algo sus profundos
males, provocados, sobre todo, por la debacle financiera,
que tiende a agravarse y está muy lejos de tocar fondo
(leer en el Internet mi artículo "El convenenciero
capitalismo salvaje").
Y
si en las soluciones está el vender armas y alentar con
dicha acción conflictos bélicos, pues adelante. Esto,
desde el punto de vista del capitalismo, es algo lógico,
pues las armas, finalmente, son mercancías, cuyo valor de
uso (su utilidad, pues), es la de destruir, matar.
Así
que las guerras son una forma digamos que "legítima"
de emplearlas. Y no cuesta trabajo imaginar que las bodegas
del ejército israelí estarán llenas de armas, gracias a
la "ayuda" militar estadounidense, así que deben
de emplearse, no vaya a ser que con el tiempo pudieran
caducar y fallar (esto no es especulación. Guerras como las
dos de EU contra Irak, sirvieron para disminuir los repletos
inventarios de armas que estaban por caducar que el Pentágono
poseía).
Así
que los bombardeos masivos servirían, pues, para emplear y
justificar la "ayuda" estadounidense, la cual, de
otra manera, no se seguiría dando (aunque de todos modos
Israel es excelente para crearse enemigos, otro de los
cuales es Irán, por ejemplo) y a Israel no le quedaría más
remedio que comprar su equipamiento militar (además de
sufragar los gastos que la propia guerra genera, los que se
estiman entre 25 y 45 millones de dólares diarios).
Los
terceros en ganar serán las compañías constructoras,
sobre todo israelíes y estadounidenses, las cuales,
amparadas por "programas de reconstrucción"
(auspiciados quizá por organizaciones mundiales tales como
la ONU), deban de rehacer la mutilada infraestructura urbana
que está siendo demolida por los intensos bombardeos israelíes
(basta ver fotografías de edificios enteros, públicos y
habitacionales, reducidos a escombros, puentes, casas,
calles), porque algo se tendrá que rehacer, indudablemente.
Y,
bueno, pero hasta ahora no he mencionado para nada al señor
Barack Obama, que da título a este análisis. Sucede que
Obama, tanto para estadounidenses, como para todo el mundo,
es una esperanza de cambio que, se supone, ayudará a
destrabar todos los problemas en los que está inmerso EU,
particularmente la severa recesión económica que
actualmente padece dicho país y el mundo entero, además de
los problemas que la idiotamente beligerante administración
Bush, casi por concluir, ha dejado. Pero analizando las
acciones que hasta ahora Obama, como presidente electo, ha
considerado, al parecer tal esperanza se desvanece.
Antes
de pasar al plano de la ofensiva militar que estamos
analizando, veamos de pasada lo que Obama ha hecho en el
campo económico, por ejemplo. Resulta que ha referido que más
que aliviar directamente las deudas de millones de
estadounidenses que han perdido sus casas a consecuencia de
la crisis de los créditos, dará preferencia a la
reestructuración de las deudas de los negocios y empresas,
pues ha declarado que si en realidad se desea reactivar la
actividad económica, son precisamente tales negocios y
empresas a los que se debe de apoyar, con tal que el efecto
multiplicador de rescatarlos se proyecte, enseguida, en la
creación de empleos. Sin embargo, algo que no está
considerando Obama, es que no sólo rescatando a los
empresarios de su país se reactivará a la actividad económica,
pues sin el debido consumo por parte de la población, el
rescate estará lejos de completarse.
Ya
declaró que de ninguna manera permitirá que quiebren los
bancos, y estuvo de acuerdo con el intento inicial, por
parte de la administración Bush, de inyectar más de
700,000 millones de dólares a esos ineficientes barones del
dinero.
También
se declaró a favor de ayudar a las llamadas "Big tree",
o sea, los fabricantes estadounidenses de autos (General
Motors, Ford Motor Company y Chrysler) y se mostró muy
inclinado a rescatar a esos ineficientes sectores
automotrices, con tal de que no se pierdan los dos millones
de empleos que generan directa e indirectamente (pero sobre
esto, el premio Nobel de economía 2008, el señor Paul
Krugman, duda que dicho sector sobreviva en el largo plazo,
tanto como consecuencia de la crisis, como también por la
agresiva competencia de automotrices extranjeras, tales como
las japonesas o las asiáticas).
Sin
embargo, si el consumo social no se reactiva, de nada servirá
inyectar millones de dólares para dicho rescate, pues si se
fabrican los autos, pero no hay nadie que los compre, sólo
habrá sido dinero tirado a la basura. Y es que este es el
clásico círculo vicioso de toda crisis capitalista, pues
las empresas afectadas comienzan a despedir trabajadores o a
cerrar, lo que atrae como consecuencia una disminución del
consumo, lo que llevará al cierre de otros sectores, que
implicará más despidos... y así.
Por
ello, lo que Obama tendría que plantear
sería la concesión de créditos a las familias (lo
ha dicho, pero de manera muy superficial), para que con
dinero público, a través de aquéllas, se iniciara la
compra, por ejemplo, de vehículos. Y esto no es otra cosa
que keynesianismo puro, en el cual el estado es rector de la
economía y los capitalistas crecen merced a la acción
estatal. El capitalismo, pues, es un gran oportunista,
porque cuando no puede solo, recurre al estado para su
salvación, como ahora sucede, que no sólo en EU, sino en
todo el mundo se están "rescatando" a los
ineficientes, avorazados bancos.
En
segundo lugar, Obama ha declarado que está a favor de
seguir apoyando a la industria armamentista estadounidense,
pues dice que es un "muy importante" sector de la
economía de EU, de entre los considerados
"vitales". Claro que es así, pues además de ser
el primer fabricante y exportador mundial de armas (es un
gran negocio, pues), es parte del dominio hegemónico
estadounidense su poderío militar y Obama, de ninguna
manera, objetará ese poder. Y si eso seguirá alentando la
existencia de guerras, pues las armas deben necesariamente
de emplearse, adelante con ellas. Me pregunto, entonces, ¿esa
es la ética que el hombre de la esperanza mundial habrá de
profesar?
En
tercer lugar, en los nombramientos de su futuro gabinete, se
está rodeando de gente que siempre ha favorecido la política
de hegemonía militar estadounidense (sus constantes
invasiones, por ejemplo), combinada con la acérrima defensa
del neoliberalismo económico, con tal de que las empresas
estadounidense puedan seguir operando a sus anchas por todo
el mundo, más ahora que la brutal recesión económica
buscará una política de mayor "libre comercio",
mediante la cual, EU venda cuanto pueda y compre lo menos
posible.
Por
ejemplo, Hillary Clinton se pretende que sea la futura
secretaria de Estado. Ella fue, al igual que la mayoría de
políticos estadounidenses, de las que apoyó, en su
momento, la invasión a Irak (aunque ahora, como muchos, se
arrepiente de haberlo hecho, en vista del caos que se ha
hecho de ese pobre país). Robert Gates, a quien Obama
ratificará como secretario de la Defensa, apoyó y gestionó
abiertamente las invasiones a Afganistán y a Irak, además
de que fue jefe de la CIA durante la gestión de Bush padre,
y algo tuvo que ver con el famoso escándalo Irán-contras.
Joe Biden, futuro vicepresidente, también apoyó la invasión
a Irak y se le considera un "halcón " de la política
estadounidense exterior... y siguen los nombres del futuro
gabinete, en donde realmente no hay personajes nuevos, sino
que se trata de reciclajes de personalidades que desde la
era Bill Clinton han estado allí, para defender los
intereses estadounidenses a cualquier costo.
Por
último, ansiosamente el mundo ha querido conocer la posición
de Obama en el actual conflicto israelí-palestino. El
presidente electo se limitó hace unos días a decir que
"eran muy lamentables las muertes de civiles en
Palestina", y ya. Sin embargo, uno de sus ayudantes,
David Axelrod, se apresuró a declarar el domingo 27 de
diciembre del año pasado, casi al inicio del conflicto, que
su jefe apoyaba a Israel y que "culpaba" a Hamas
de haber iniciado la ofensiva, posición que siempre ha
sostenido Bush, por lo que con tales posiciones, Obama no se
diferenciaría mucho de su antecesor y no sería ninguna
garantía para los árabes que vaya a cambiar mucho su política
en cuanto a un tácito apoyo a Israel (lo cual, de todos
modos, es vital para la política estadounidense en el Medio
Oriente).
Y
por si eso no bastara, resulta que ya se habla de que Obama
nombrará como su "experto" para mediar en los
conflictos entre Israel y Palestina al señor Dennis Ross,
que actualmente figura como uno de sus "consejeros,
experto en asuntos árabes", quien sirvió durante las
presidencias de Bush padre y de Clinton, como negociador
para el Medio Oriente. Sin embargo, los árabes siempre lo
han tenido como pro-israelí, dado que sus posiciones, en
todo momento, han buscado favorecer por encima de todo a los
intereses judíos.
Además
el señor es un "halcón", pues en un reciente
informe del "Bipartisan Policy Center", para el
que Ross trabaja, favorece un bloqueo de gasolina contra Irán,
como acto de beligerante presión, así como un
"bombardeo aéreo", si fuera necesaria una futura
invasión a ese país, al que se le acusa de estar
construyendo bombas nucleares. Así que si esa es la gente
de la que Obama se servirá para "arreglar" las
cosas entre palestinos e israelitas y, en general, entre el
mundo árabe y los judíos (o en el resto de las
"promesas" que ha hecho), ¡qué se puede esperar!
Obama
ha dicho que ya que sea presidente formal lo escuchará
hablar el mundo (ha puesto de pretexto para no actuar en
muchos de los urgentes asuntos, que tiene en su agenda el
hecho de que respetará la gestión de Bush hasta su último
día, posición que me parece muy cómoda). Y la ONU sólo
se pierde en discusiones estériles de si condena o no la
invasión israelí y si exige o no el alto al fuego (lo último
que hizo fue demandar un inmediato alto al fuego, del que EU
se abstuvo, por lo que no se considera que tendrá fuerza
dicha exigencia, dado que el principal aliado israelita no
la aprueba).
En
días pasados, incluso un grupo de manifestantes, se apostó
frente a la casa de veraneo de Obama, exigiéndole que
hiciera algo por los palestinos, aún antes de que se le
declarara formalmente presidente y que EU debía de cambiar
su política de apoyo irrestricto a Israel. Pero Obama nada
dijo, ni siquiera habló con ellos. Así que, ¿dónde
quedaron sus declaraciones de campaña de que escucharía a
toda la gente para tomar decisiones? Tampoco esa es buena señal
de que será diferente de sus antecesores.
Mientras
eso sucede, ¿cuántos palestinos civiles, inocentes, habrán
seguir muriendo, asesinados por las bombas y las balas del
ejército israelita, ante la impasibilidad del mundo y de
Obama?
Contacto:
studillac@hotmail.com
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