Se conoce la trampa: quien critica la matanza de Gaza es
“antisemita” y el judío que lo hace es “un judío que
se odia a sí mismo”
Soledades
Por Juan Gelman
Bitácora, 08/02/09
No se trata de “la soledad de dos en compañía”, que
tanto le pesaba a Campoamor, sino la del que nada contra la
corriente. La lista de esas soledades puede ser muy larga en
este mundo cada vez más deshumano. La de los judíos no
israelíes disconformes con las políticas de Tel Aviv es
una de ellas. Se conoce la trampa: quien critica la matanza
de Gaza –un ejemplo– es antisemita y el judío que lo
hace es “un judío que se odia a sí mismo”. Siendo así,
quien denuncia las matanzas de las dictaduras africanas
corre el riesgo de ser tildado de racista.
Anders Carlberg, presidente de la comunidad judía de
Gotemburgo, Suecia, ha señalado un aspecto del problema:
“Las pequeñas comunidades judías típicas del norte de
Europa se encuentran en un dilema. A pesar de su
identificación con Israel, y su certeza de que tiene
derecho a proteger a sus ciudadanos de ataques que ponen en
riesgo sus vidas, muchos judíos europeos se sienten
incapaces de justificar el bombardeo de escuelas y de las áreas
urbanas densamente pobladas de Gaza con base en el principio
de la defensa propia. La inocencia de la niñez es universal
y compartimos la responsabilidad por los niños del mundo
con el resto de la humanidad” (Ha’aretz, 16-1-09). ¿Qué
les queda a esos judíos europeos? El silencio de una
conciencia turbada.
Esto no significa que son justificables los incendios de
sinagogas que se produjeron en distintos países. No deja de
ser cierto, sin embargo, que los más de 1300 muertos de
Gaza, en su mayoría civiles y sobre todo niños, son el
resultado de una decisión del gobierno de Olmert y que esa
decisión abrió el espacio para que tuvieran lugar esas
manifestaciones en el marco de un sentimiento generalizado
de repudio. Cabe preguntarse quién es entonces el
responsable de estas acciones verdaderamente antisemitas.
Tel Aviv repite su válido argumento: la invasión a Gaza
fue la respuesta al constante repiqueteo de los misiles que
Hamas envía al sur de Israel. Lo dijo también Barack Obama:
“Si alguien lanzara cohetes sobre mi casa donde mis dos
hijas duermen cada noche, yo haría todo lo que está a mi
alcance para que eso se termine”.
Le respondió el periodista francés Michel Collon: “¿Proteger
a sus hijas? ¡Cómo lo comprendo! Pero, para ser totalmente
correcto con ellas, ¿no debería usted contarles la
historia de esa casa? ¿Decir que usted se la robó a los
propietarios? ¿Y también el jardín y todos sus
alrededores? ¿Y que usted obligó al antiguo propietario a
vivir en la casilla del perro? Pues exactamente eso es lo
que ha hecho Israel robando a los palestinos sus casas y sus
tierras y forzándolos a vivir en campos de refugiados” (www.michelcollon,
info, 13-1-09). Mientras continúe el cerco de Gaza, donde
l,5 millón de personas se consumen literalmente de hambre y
sed, el pueblo palestino será un pueblo agredido.
El escritor francés Jean-Moïse Braitberg debe haber
entrado en la categoría de “judío que se odia a sí
mismo”: dirigió una carta al presidente de Israel para
pedirle que el nombre de su abuelo Moshe –gaseado en
Treblinka en 1943– sea retirado del Memorial de Yad Vasehm
erigido en memoria de las víctimas de la Shoá. “Le
solicito que acceda a esta demanda –dice la carta–
porque lo que sucedió en Gaza y, en general, la suerte
destinada al pueblo árabe de Palestina desde hace 60 años,
a mi juicio descalifica a Israel como centro de la memoria
del mal infligido a los judíos y, por ende, a la humanidad
entera” (Le Monde, 28-1-09).
Sir Gerald Kaufman, miembro veterano del Partido Laborista
inglés, exigió en un debate de la Cámara de los Comunes
sobre Gaza que Londres impusiera un embargo de armas a
Israel. Fundamentó así su demanda: “Mi abuela yacía
enferma en la cama cuando los nazis entraron en su casa y un
soldado alemán la mató a tiros. Mi abuela no murió para
darles cobertura a los soldados israelíes que matan abuelas
palestinas en Gaza. El gobierno israelí actual explota
impiadosa y cínicamente el sentimiento de culpa de los
gentiles por la matanza de judíos en el Holocausto para
justificar las muertes de palestinos que causa” (www.noquarter.usa.net/blog,
18-1-09). Sir Gerald, que recibió una educación judía y
sionista ortodoxa durante su niñez en Polonia, señaló que
la alegación de que muchas de las víctimas palestinas eran
militantes era idéntica “a la de los nazis” y agregó:
“Supongo que los judíos que lucharon en el ghetto de
Varsovia habrían sido motejados de militantes”.
La tragedia de Gaza no tiene un cese a la vista. Benjamin
Netanyahu –posible triunfador en las elecciones israelíes
del 10 de febrero próximo– manifestó que la ofensiva
contra Hamas “no había ido demasiado lejos” y que “no
habrá más alternativa que derribar al régimen de Hamas en
Gaza” (AP, 4-2-09). Está claro.
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