Israel: ¿Un Estado patológico?
Las profundas raíces del terror que practica
Por Silvia Cattori (*)
silviacattori.net, 19/01/09
La
creación del Estado de Israel, en 1948, llegó acompañada
de la limpieza étnica de 750 000 palestinos –más de la
mitad de la población autóctona– que fueron expulsados
de sus ciudades y aldeas, por la fuerza o mediante el terror
sembrado a través de las matanzas planificadas contra los
civiles, como la masacre de la aldea de Deir Yassin.
Desde aquel entonces y durante sus 60 años de existencia, desde las
masacres de Sabra y Chatila, en 1982 hasta la carnicería
que actualmente se desarrolla en Gaza –pasando por la
destrucción del campamento de refugiados de Yenin y la
destrucción de las infraestructuras palestinas de
Cisjordania, en 2002; las masacres en el campamento de
refugiados de Yabaliya, en 2005 y 2006; y los bombardeos
masivos contra el Líbano en 2006–, Israel, con el
pretexto de "defenderse", nunca ha dejado de
sembrar la muerte y la devastación entre sus vecinos, valiéndose
para ello de todo el poder de fuego de su aviación, de su
marina de guerra y de sus tanques.
Y cada vez nos hemos quedado aterrados y escandalizados, al mismo tiempo,
por el salvajismo de los ataques israelíes, por la cantidad
de víctimas y la envergadura de la destrucción que estos
ataques han provocado, además de quedarnos estupefactos
ante la pasividad de la "comunidad internacional".
Y cada vez hemos visto en las pantallas de nuestros televisores como los
voceros y embajadores israelíes, con la complicidad de
redacciones parcializadas, justifican los crímenes
cometidos con descaradas mentiras, mostrando su desprecio
por el pueblo cuya tierra ocupan militarmente y a cuyas
hombres, mujeres y niños están ejecutando sumariamente,
con una arrogancia que recuerda la que caracterizó en su época
a los dignatarios nazis.
La furia destructora de ese Estado no es nueva para los pueblos ocupados que
la sufren día a día. Pero la masacre del ghetto de Gaza,
el baño de sangre que tiene lugar ante nosotros, la ha
hecho más evidente a los ojos del mundo.
Y la cuestión de saber cómo y por qué es posible tanto salvajismo se
plantea ahora con mucha más insistencia.
Dos conocedores de Israel, el historiador Ilan Pappe y el profesor de
filosofía jurídica y política Oren Ben–Dor [1], han
tratado recientemente de encontrar una respuesta a esa
crucial pregunta.
El
sionismo [2] en tela de juicio
En su artículo titulado "Israel y la virtud ultrajada" [3], Ilan
Pappe señala que la postura de autojustificación que
constantemente adopta Israel es "un tema que merece que
nos detengamos en él, si queremos entender el por qué de
la inmunidad internacional de la que goza Israel para
[cometer] las masacres que continúan en Gaza".
Ilan Pappe comienza insistiendo en la oleada de propaganda de los medios
israelíes, en la hipocresía de las justificaciones
presentadas y la amenaza que representan estas para los
palestinos:
"Esta postura [de autojustificación] está basada, ante todo, en puras
mentiras (…) que recuerdan las horas sombrías de los años
1930 en Europa. (…) No hay límites para la hipocresía,
esencia misma de la virtud ultrajada. El discurso de los
generales y de los responsables políticos oscila, según el
caso, entre la autocongratulación ante la humanidad que
muestra el ejército con sus golpes "quirúrgicos",
de una parte, y de la otra, la necesidad de destruir Gaza de
una vez y por todas, pero de forma humana, claro está.
Esta virtud ultrajada es una constante en el proceso de ocupación, primero
por parte de los sionistas, y más tarde por parte de
Israel. Todas las acciones, ya sean la depuración étnica,
la ocupación, las masacres o la destrucción, han sido
presentadas siempre como actos justos en el plano moral y
ligados a la autodefensa, perpetrados por Israel contra su
propia su propia voluntad en el marco de su guerra contra
seres humanos de la peor especie. (…)
Esta virtud ultrajada es lo que protege a la sociedad y a los responsables
políticos de todo reproche o crítica proveniente del
exterior. Y lo que es peor, siempre se traduce en la
aplicación de medidas de destrucción dirigidas contra los
palestinos. Sin oposición interna y sin presiones
exteriores, el resultado es que todo palestino puede
convertirse en blanco de ese furor. Dado el volumen de fuego
del Estado hebreo, eso solamente puede terminar en nuevas
masacres, nuevos asesinatos masivos, nuevas depuraciones étnicas."
Ilam Pappe menciona por su nombre a lo que él caracteriza como una
"ideología malsana destinada a enmascarar
atrocidades": "el sionismo". Y concluye que
es urgente denunciarlo y combatirlo:
"Tenemos que tratar de explicar, y no sólo al mundo entero sino a los
propios israelíes, que el sionismo es una ideología que
aprueba la depuración étnica, la ocupación y, hoy en día,
las masacres (…) y [tenemos] también que dejar de
legitimar esa ideología, que ha engendrado esta política y
que la justifica moral y políticamente. (…) Quizás
resulte más fácil hacerlo ahora, en circunstancias tan
dramáticas, en momentos en que la atención del mundo se
dirige, una vez más, hacia Palestina. (…)
A pesar de las previsibles acusaciones de antisemitismo y todo lo demás, es
hora ya de explicar a los pueblos la relación existente
entre la ideología sionista y las grandes fechas, ya
familiares, de la historia de ese territorio: la depuración
étnica de 1948, la opresión de los palestinos en Israel
durante el periodo de gobierno militar, la brutal ocupación
de Cisjordania y, hoy en día, la masacre de Gaza. (…) Al
demostrar la relación entre la doctrina sionista, la política
a la que ha dado lugar y las actuales atrocidades, seremos
capaces de ofrecer una explicación clara y lógica en el
marco de la campaña [dirigida contra Israel, NDT] de
boicot, de sanciones y de retirada de las inversiones."
Una
patología suicida
En su artículo titulado "Israel: suicidio por autodefensa" [4],
Oren Ben–Dor comienza insistiendo en la incesante repetición
de las masacres perpetradas por Israel, en la hipocresía de
las razones que alega para justificar su guerra en Gaza y en
el previsible fracaso de este último intento de acabar con
la resistencia palestina:
"Como el Líbano en 2006, el pueblo de Gaza está siendo masacrado por
los pilotos asesinos de un Estado asesino. (…) Esta
repetición de la violencia a gran escala por parte de
Israel (…) se produce luego de un largo proceso que comenzó
en el momento en que Israel retiró unilateralmente sus
colonias y su infantería de Haza, retirada cuyo único
objetivo fue organizar lo que se ha descrito como un zoológico
de seres humanos vigilado a distancia. (…)
Fuera de aportar una respuesta a corto plazo a los ataques con cohetes, la
ola de violencia israelí se basa en un razonamiento viciado
(petición de principio) y en una provocación meditada.
(…) Los asesinatos selectivos cometidos contra miembros
del Hamas, el derrocamiento mismo de la organización, la
destrucción de su infraestructura y de sus edificios no
lograrán aplastar la legítima oposición a la entidad
sionista, arrogante y triunfalista. Ningún ejército, por
muy bien equipado y entrenado que esté, puede ganar en la
lucha contra una cantidad cada vez más creciente de gente
que no tiene ya razones para temer la muerte."
Oren Ben–Dor plantea entonces la interrogante de fondo: "Considerando
el seguro fracaso de los intentos de imponer la estabilidad
mediante la violencia, la intimidación, el hambre y la
humillación, ¿qué es entonces lo que mueve al Estado
israelí en esta tierra? ¿Qué creen poder obtener los
israelíes con esta masacre? Tiene que haber otra cosa que
no se menciona. Tiene que haber, para los israelíes, algo o
alguna idea que preservar, o que defender incluso, en esa
patología que consiste en querer provocar un estado
permanente de violencia contra sí mismos. ¿Qué tipo de
autosatisfacción condiciona entonces esa voluntad
autodestructiva de verse odiado?"
Y encuentra finalmente la respuesta a esta pregunta en "la incapacidad
de los israelíes para cuestionarse sobre el basamento
discriminatorio de su propio Estado":
"Muchos de los palestinos que viven en Gaza son los hijos de los 750
000 refugiados expulsados en 1948 de lo que hoy es el Estado
judío. (…) Sólo mediante una purificación étnica
masiva pudo implantarse un Estado de mayoría y de carácter
judíos. Toda aplicación justa del derecho
internacionalmente reconocido a los refugiados de poder
regresar a sus tierras significaría efectivamente el fin
del proyecto sionista. (…) A su regreso, [los refugiados]
exigirían seguramente para sí mismos, y lo exigirían con
fuerza, una ciudadanía de igualdad [entre judíos y árabes].
Al hacerlo, menoscabarían la idea discriminatoria que sirve
de base al Estado judío (…). Por consiguiente, Israel
impide el regreso de los refugiados por la misma razón por
la que discrimina a sus propios ciudadanos no judíos."
Oren Ben–Dor concluye que sólo el cuestionamiento del apartheid israelí,
del "derecho de Israel a existir con seguridad como
Estado judío" puede poner fin al ciclo de violencia.
Sin ese cuestionamiento, la "retórica de la
autodefensa" se limitará de nuevo a la "espantosa
crónica de un suicidio anunciado":
"Admitir el derecho de Israel a existir con seguridad como Estado judío
se ha convertido hoy en el punto de referencia de una
moderación política. Obama entona ya esa canción. (…)
el origen de la violencia en Gaza está íntimamente
vinculado a la manera como nació el Estado israelí y a
como sigue tolerando la idea del apartheid en su propia
esencia. Israel no debe ser "reformado" o
"condenado" sino reemplazado par una única
estructura igualitaria en toda la Palestina histórica.
Israel tiene necesidad de un ciclo permanente de violencia. (…) La
violencia (…) es un medio necesario para anclar la
supuesta legitimidad de lo que supuestamente sería la única
alternativa a esa violencia. Esa alternativa no es otra cosa
que el fracaso "sorprendente" de un proceso de paz
"sensato", "razonable" y
"moderado" para ir hacia dos Estados, un proceso
que pretende legitimar de una vez y por todas el Estado del
apartheid. El discurso fue manipulado de forma tal que los
urgentes llamados al cese inmediato de la violencia reavivan
ese proyecto para dos Estados, esencialmente injusto y
condenado al fracaso, pero que garantiza la continuidad de
la violencia. (…)
Esa patología israelí llevará, furtiva y fatalmente, a lo que más temen
los israelíes. No hay, en efecto, para el proyecto
nacionalista de las eternas víctimas, "otra
posibilidad" que no sea el suicidio junto a aquellos a
los que oprime. (…) La autodefensa mediante el suicidio
subraya el carácter único del apartheid israelí. La retórica
tanto de la no elección como la de la autodefensa encierra
una espantosa crónica de un suicidio anunciado. A pesar de
su poderío militar, Israel es un Estado débil y moribundo
que quiere autodestruirse. Las naciones más poderosas del
mundo asisten a ce proceso suicida, y el hecho exige una
urgente reflexión."
Como puede verse, para estos dos autores, el carácter mismo del Estado
israelí, el apartheid que está aplicando y que le sirve de
basamento, son la base del terror que periódicamente
desencadena contra sus vecinos, y el ciclo de la violencia y
las masacres no tendrá fin mientras la "comunidad
internacional" siga tolerando esta excepción
inaceptable de la aplicación del derecho internacional.
(*) Periodista suiza.
Notas:
[1] Ilan Pappe (1954–), ciudadano israelí, es uno de los «nuevos
historiadores» que han reexaminado con una mirada crítica
la historia de Israel y del sionismo. El año pasado, como
resultado de su apoyo al boicot internacional contra las
universidades israelíes, Ilan Pappe recibió amenazas de
muerto y tuvo que renunciar a su cátedra de profesor de
ciencias políticas en la Universidad de Haifa y emigrar a
Gran Bretana. El Dr Oren Ben–Dor nació en Haifa y creció
en Israel. Actualmente imparte clases de filosofía jurídica
y política en la facultad de Derecho de la Universidad
Southampton, en Gran Bretaña.
[2] Sionismo: ideología política que predica la formación de un Estado
judío en Palestina y el retorno del pueblo judío «a su
patria histórica, Eretz Israel, por Aliyah proveniente de
todos los países». El movimiento sionista fue fundado en
el Congreso de Basilea, en 1897, por Theodor Herzl,
periodista y escritor judío austríaco, autor de Der
Judenstaat («El Estado de los judíos»).
[3] Ver:
«Israël et la ”vertu outragée”», por Ilan Pappe,
blog.emceebeulogue.fr, 6 de enero de 2009.
Texto original en inglés: «Israel’s righteous fury and its victims in
Gaza», The Electronic Intifada, 2 de enero de 2009.
[4] Ver:
«Israël: le suicide par l’autodéfense», por Oren Ben–Dor, info–palestine.net,
4 de enero de 2009.
Texto
original en inglés: «The Self–Defense of Suicide»,
Counterpunch, 1ero de enero de 2009.
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