Rechazó de modo tajante el pedido de su aliado, Estados Unidos
Israel no congela las colonias
Por
Rupert Cornwell
Desde
Washington
The
Independent, 27/05/09
Página
12, 28/05/09
Traducción, Celita Doyhambéhère
Las
ya escasas esperanzas de un avance en el conflicto israelo–palestino
sufrieron un nuevo duro golpe ayer cuando Israel
tajantemente rechazó los pedidos de Estados Unidos de un
alto total a la actividad de los asentamientos, justo horas
antes de que el líder palestino se reuniera con el
presidente Obama en la Casa Blanca, donde el tema de los
asentamientos figuraría entre los primeros de la agenda.
Anteayer, Hillary Clinton, la Secretaria de Estado, le pidió al estado judío
que congelara todas las construcciones de asentamientos,
incluyendo la expansión interna de los ya existentes, que
Washington cree que es una precondición vital para las
negociaciones productivas entre ambas partes. Pero Mark
Regev, el vocero del gobierno israelí, respondió ayer que
el llamado “crecimiento natural” continuaría, y el
destino de las colonias sería decidido como parte de las
negociaciones finales para un acuerdo de paz total.
La posición de Israel pone más en evidencia las crecientes tensiones entre
la nueva administración de Washington y el gobierno de línea
dura del primer ministro Benjamin Netanyahu, que no sólo es
reacio a frenar los asentamientos, sino que se niega a
apoyar el concepto de la solución de los dos estados que
fue aceptada por sus más recientes predecesores.
El momento tampoco pudo haber sido peor. No sólo la declaración de Israel
significa un ataque preventivo contra lo que sea que surja
de la visita a la Casa Blanca de Mahmud Abbas, el presidente
palestino, sino que está destinada a ensombrecer el gran
discurso que Obama va a dar en El Cairo al mundo árabe y
islámico. Aunque los funcionarios de la Casa Blanca dicen
que la alocución no incluirá un proyecto para la paz en
Medio Oriente, no puede menos que tocar un conflicto que
lleva más de 60 años sin encontrar solución.
Las conversaciones con Abbas fueron la tercera reunión clave entre Obama y
los líderes regionales, después de las discusiones con el
rey Abdullá de Jordania y Netanyahu, y antes de las
reuniones en Medio Oriente la semana que viene con los líderes
de Egipto y Arabia Saudita. En su último esfuerzo por
tratar de solucionar el problema palestino, el lado árabe
está presionando por una nueva versión del plan saudita de
2002, que ofrecía relaciones normales a cambio de la
devolución de los Altos de Golán, capturados durante la
guerra de 1967.
Pero aun antes de la última confrontación por los asentamientos, las
oportunidades de progreso en ese frente parecían pobres,
dada la poca disposición de Netanyahu a ceder territorio y
su renuencia a firmar una solución de dos Estados. Las
relaciones entre Jerusalén y Washington están ahora más
cargadas de tensión que en cualquier otro momento desde
1991, cuando el presidente Bush padre se negó a otorgar préstamos
para viviendas al entonces gobierno israelí de Yitzhak
Shamir, en un primer y finalmente fracasado intento de
detener la construcción de asentamientos.
Las palabras de Clinton no podrían haber sido más explícitas. “Obama
–dijo, después de conversaciones con su contraparte
egipcia– quiere ver que se paren los asentamientos, no
algunos asentamientos, no los puestos fronterizos, no las
excepciones de crecimiento natural.” Añadió que Estados
Unidos había comunicado su posición “claramente y
tenemos la intención de presionar sobre ese punto”.
Esta insistencia por parte de Estados Unidos, contrasta con la línea de la
administración del segundo presidente Bush. Pero las
realidades políticas aquí y en Medio Oriente no son
simples. No queda claro hasta dónde irá el Congreso,
tradicionalmente muy partidario de Israel, con una línea
dura de la Casa Blanca.
Israel impulsa una propuesta alternativa a los dos estados
El Likud defiende la anexión de Cisjordania o
dejarla bajo control jordano
Por Ricardo Mir de Francia
Corresponsal en Jerusalén
El Periódico, 30/05/09
El rey jordano, el primer ministro israelí, el canciller egipcio y, este
jueves, el presidente palestino. En las últimas cinco
semanas han desfilado por la Casa Blanca los grandes actores
del conflicto árabe–israelí. El presidente Barack Obama
quiere resucitar el proceso de paz, pero sus ambiciones
chocan con el inmovilismo del Gobierno israelí y la división
interna palestina. Lucha también contra el tiempo. En ambos
bandos se reaviva el debate para romper las reglas del juego
y buscar alternativas a la fórmula de los dos estados
negociada sin éxito en los últimos años.
En Israel se plantean por puro interés. El Gobierno no quiere saber nada
del Estado palestino o de congelar los asentamientos, como
Obama le exige. Desde sus filas se intenta desacreditar la
formula biestatal y reinventar la rueda. «El enfoque
occidental en esta región», dijo el martes el ministro
Moshe Yalon, «ha demostrado ser irrelevante y peligroso».
La propuesta más conocida es la «paz económica» del
primer ministro, Binyamin Netanyahu, un subterfugio para
potenciar la economía palestina sin abordar sus
aspiraciones soberanistas.
Pero hay otras. Su partido, el ultranacionalista Likud, organizó el martes
una conferencia en el Parlamento titulada Alternativas al
enfoque de los dos estados. Asistieron diputados e ideólogos
de la derecha. Y hubo de todo. Desde sugerencias para
anexionar Cisjordania a propuestas para dejarla bajo control
jordano.
Esta última idea la abanderaron en su día el partido Laborista y el
difunto rey Husein, pero hoy es tabú para la dinastía
hachemí. Su Gobierno convocó el martes al embajador israelí
en Amán para expresarle su «categórico rechazo», después
de que días antes la Knesset diera su visto bueno para
estudiar la propuesta. Menos se habla de la fantasía del
ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, para resolver el
conflicto sobre las bases del modelo chipriota. Dos estados
puramente étnicos: uno árabe y otro judío, fórmula que
implicaría un canje de territorios con la Autoridad
Nacional Palestina (ANP).
Del bando palestino, las condiciones tampoco son idóneas para relanzar la
negociación debido a la fractura entre Hamás y Al Fatá y
la incomunicación entre Gaza y Cisjordania. La ANP se
aferra a la solución de dos estados pero crecen las voces
que, frustradas por el statu quo, apuestan por otras reglas
del juego.
Disolución de la ANP
Una de las ideas barajadas desde hace años es la disolución de la ANP. «Si
no puede cumplir con el objetivo para el que se creó
(gestionar un Estado)», advirtió un asesor del presidente
Mahmud Abbás, «debe cambiar de dirección». Muchos
piensan que ya no tiene sentido. Según este argumento, la
ANP solo sirve para ahorrar a Israel el coste de la ocupación
y perpetuar en el poder a los jerarcas de siempre.
El tiempo también corre en contra de la moderación adoptada por el
liderazgo palestino desde la llegada al poder de Abbás. En
el seno de Al Fatá, sectores de peso abogan por combinar la
lucha armada con la vía política. Esencialmente, el
regreso a la estrategia de Yasir Arafat.
Lo que casi ningún palestino o israelí quiere es el Estado binacional, la
gran pesadilla del sionismo, un Israel sin una clara mayoría
judía. Paradójicamente, este es el futuro al que se están
condenando los sucesivos Gobiernos israelís con su
insaciable política de colonización. Son casi medio millón
los judíos que viven en los territorios ocupados, quizás
demasiados para volver atrás.
Desde 1991, se ha multiplicado por seis el número de colonos en Cisjordania
Israel se niega a frenar los asentamientos en Palestina
Por Eugenio García Gascón
Corresponsal en Jerusalén
Público.es, 29/05/09
Israel no va a aceptar la ley internacional con independencia de lo que diga
el presidente estadounidense Barack Obama. Al menos eso se
desprende de las declaraciones que en las últimas horas han
realizado varios responsables políticos hebreos.
El portavoz gubernamental Mark Regev ha dicho explícitamente que la
construcción en las colonias judías que hay en los
territorios ocupados seguirá adelante. El futuro de los
asentamientos "se decidirá en las negociaciones sobre
el estatuto final entre Israel y los palestinos, y por ahora
debe permitirse que continúe la vida normal en esas
comunidades", sentenció Regev.
En la actualidad, casi 300.000 judíos viven en la Cisjordania ocupada y
otros 200.000 en el sector ocupado de Jerusalén. En
Cisjordania residían unos 50.000 cuando Israel comenzó a
negociar con los palestinos en la Conferencia de Madrid de
1991, pero mientras ha estado hablando de paz ha
multiplicado por seis el número de colonos.
El pasado martes, el ministro de Inteligencia y Energía Atómica, Dan
Meridor, viajó a Londres para entrevistarse con el enviado
especial de Obama para Oriente Medio, George Mitchell.
Meridor trató de convencer a Mitchell de que EEUU permita
el "crecimiento natural" de las colonias, pero
este se mostró inflexible.
Un día después, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, abundó en la
misma línea al reiterar que el presidente Obama desea que
Israel detenga por completo cualquier tipo de construcción
en las colonias, incluido lo que ellos llaman
"crecimiento natural", una fórmula que ya han
usado como subterfugio para expandir las colonias sin
restricciones.
Explosión
demográfica
El presidente Obama, dijo Clinton, "quiere ver que se paren los
asentamientos. No algunos asentamientos, no los enclaves
salvajes. Y sin excepciones de crecimiento natural".
Con estas palabras, Clinton parecía responder al primer
ministro, Binyamin Netanyahu, quien el domingo dijo al
Gobierno que seguirá construyendo en las colonias.
En declaraciones a la radio del Ejército, el ministro de Defensa, el
laborista Ehud Barak, también defendió el
"crecimiento natural", poniendo como ejemplo a una
familia hipotética que ha pasado de tener cuatro a seis
hijos y necesita otra habitación. Pero lo cierto es que,
con triquiñuelas y un pretexto u otro, Israel ha impulsado
la explosión demográfica de colonos durante las dos últimas
décadas.
La ley internacional prohíbe específicamente que la potencia ocupante
desplace a la población de la zona ocupada, aunque Israel
no ha respetado nunca la ley, puesto que comenzó a enviar
colonos poco después de la guerra de 1967, cuando ocupó
Cisjordania.
Gran parte de la comunidad internacional, incluido Estados Unidos, considera
que las colonias constituyen uno de los principales obstáculos
para la paz, de ahí que la Administración Obama trate de
frenar su desarrollo, pero una cosa es lo que dice
Washington y otra muy distinta más bien opuesta lo que hace
Israel.
Tal vez la iniciativa de Obama sea la última oportunidad de detener la
voracidad israelí, pero parece difícil que Washington
consiga su objetivo, pues es dudoso que Obama utilice toda
la energía necesaria para que Israel cumpla con la ley
internacional.
Israel ha conseguido pervertir la ley al negarse a aplicarla y salir de los
territorios ocupados. En su lugar, ha abierto un proceso
interminable de negociaciones que se han convertido en el
verdadero obstáculo para la paz.
Sólo una actuación muy robusta de Washington puede servir para resolver el
conflicto, y la solución pasa inevitablemente por el
desmantelamiento de los asentamientos judíos, que son
ilegales y que día a día siguen creciendo con una excusa u
otra.
Israel
ocupa ya el 60% de Cisjordania
¿Cuándo empezaron los asentamientos? Los primeros colonos judíos llegaron a Cisjordania y Jerusalén Este en
1967, cuando Israel capturó y ocupó ilegalmente estos
territorios palestinos, desoyendo la condena internacional.
¿Cuántos colonos judíos hay en la actualidad? Durante
las más de cuatro décadas de ocupación israelí, casi
medio millón de colonos judíos se han instalado entre
Cisjordania y Jerusalén Este y ocupan ya el 60% del
territorio. Las colonias suelen estar rodeadas de una zona
de seguridad, que impide el uso agrícola de esas tierras a
palestinos, y están comunicadas por carreteras por las que
estos últimos tienen prohibido circular.
¿Se han acelerado las demoliciones de viviendas palestinas?
Aunque los palestinos representan casi un tercio de la
población de Jerusalén Este, en la actualidad sólo
cuentan con el 7,25% de la tierra para construir viviendas.
El nuevo Gobierno israelí pretende reducir aún más el
espacio en que viven y en los seis primeros meses ha
ordenado cerca de mil demoliciones de viviendas palestinas.
¿Qué relaciones mantuvo la Administración Bush con Israel? El
único gesto de Bush para frenar los asentamientos fue la
Conferencia de Annapolis, en noviembre de 2007. En esta,
Israel se comprometió a detener todos los proyectos de
colonización en los territorios ocupados y a cancelar los
incentivos económicos para la construcción o adquisición
de viviendas en las colonias. Pero pocos meses después, el
acuerdo de Annapolis era ya papel mojado.
Israel: más represión
Penas de cárcel por pedir el fin del Estado sionista
Gara, 28/05/09
La Knesset (Parlamento israelí) aprobó ayer en primera lectura una
proposición de ley que establece un año de prisión para
quien pida el fin de Israel como Estado judío.
La propuesta, presentada por la formación ultraderechista Habait Hayehudi
(Hogar Judío), recibió el apoyo de 47 diputados, mientras
que 34 la rechazaron y uno se abstuvo.
El texto plantea poner fin a toda declaración contra Israel como Estado judío
que «pueda llevar a actos de odio, desprecio o falta de
lealtad hacia el Estado, sus autoridades gubernamentales o
sistemas legales».
«Muchos intelectuales que en el ámbito académico hablan de un país para
todos sus ciudadanos deben acabar entre rejas, así como líderes
árabes (palestinos) y judíos que buscan la auténtica
democracia en Israel. Zevulun Orlev (el autor de la
propuesta) quiere llevar a la cárcel a todo el que discrepe
de él», dijo Yamal Zahalka, diputado del partido árabe
Balad.
Por su parte, Afo Agbaria, del comunista Hadash, comparó la proposición de
ley con las medidas legales decretadas por el Tercer Reich
alemán.
Esta votación se produjo apenas cuatro días después de que el Gobierno
israelí aprobase otra propuesta destinada a castigar con
hasta tres años de prisión a quienes participen en actos
conmemorativos de la Nakba, la catástrofe que para los
palestinos supuso la creación del Estado de Israel en 1948.
Proyecto
de ley del Gobierno israelí para prohibir conmemorar la
Nakba
El Gobierno israelí aprobó ayer un proyecto de ley destinado a prohibir
cualquier conmemoración de la Nakba, la catástrofe que
supuso para los palestinos la creación del Estado de Israel
en 1948.
El proyecto de ley, que se enviará la próxima semana a la Knesset
[Parlamento] para que sea aprobado, prevé penas de hasta
tres años de prisión. La propuesta fue presentada por el
ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, del partido
ultraderechista Israel Beitenu.
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