Fatah se enfrenta a una crisis más profunda que nunca
Por
Khalid Amayreh
The
Palestinian Information Center, 24/05/09
Rebelión, 28/05/09
Traducido por Beatriz Morales Bastos
Algunos dirigentes de Fatah han acusado al presidente de la Autoridad
Palestina (AP) Mahmoud Abbas y a sus aliados de buscar el
“desmantelamiento” y la “desintegración” el
movimiento para facilitar la “liquidación” de la causa
palestina.
Algunos de estos dirigentes han hecho la acusación de que la organización
Fatah que Abbas está tratando de reconstruir “está más
cerca de Netanyahu que del pueblo palestino y su lucha por
la libertad y la independencia”.
Según fuentes de Fatah en Cisjordania, Abbas ha estado tomando medidas para
consolidar a quienes lo apoyan y a sus aliados en
“posiciones sensibles” y, al mismo tiempo, “aislar a
sus oponentes”. Las fuentes enumeraron una serie de pasos
dados recientemente por Abbas, incluyendo su decisión de
celebrar el Sexto Congreso del movimiento en Belén a pesar
de la fuerte oposición de la mayor parte de los dirigentes
de Fatah tanto de dentro como de fuera de Palestina.
Según se ha informado, Abbas ha dado además luz verde a la creación de un
“comité secreto” integrado por algunas de las personas
más leales y de confianza, personas como Hussein al Sheikh,
Muhammed Dahlan y Hakam Balaawi, cuya principal tarea será
consolidar el control de Abbas sobre los dirigentes locales,
regionales y nacionales.
El
Sexto Congreso
La convocatoria del Sexto Congreso de Fatah, que se tenía que haber
celebrado hace tiempo, ha sido el principal punto polémico
que ha erosionado toda apariencia de unida interna que haya
podido tener el movimiento.
La última vez en que Fatah celebró una convención general fue en 1989 en
Argel, lo que significa que desde entonces el movimiento no
ha experimentado una renovación. Sólo este hecho está
generando indignación y desilusión no sólo entre las
filas del propio Fatah sino también entre el pueblo
palestino en su conjunto.
La semana pasada el dirigente de Fatah Qaddura Fares declaró: “¿Qué
tipo de movimiento democrático es éste que no ha celebrado
elecciones en 20 años?”. Fares es un estrecho aliado del
encarcelado miembro de Fatah Marwan al Barghouthi, un
oponente clave a la “línea de compromiso” de Abbas.
Hace unos pocos meses los más altos dirigentes de Fatah decidieron formar
un “Comité Preparatorio” para preparar la Sexta
Conferencia. Al Comité, que celebró prolongadas e
intensivas reuniones en Amman, se le confió la tarea de
preparar la agenda de la conferencia, elegir a los
participantes y seleccionar el lugar en el celebrar el
importante evento. Sin embargo, tras muchas semanas de
disputas muchas veces enconadas y de acalorados debates, el
Comité no logró llegar a un acuerdo sobre los principales
puntos polémicos.
Mientras tanto, los campos enfrentados dentro de Fatah se acusaron unos a
otros de manipular las deliberaciones del Comité
Preparatorio utilizando tácticas antidemocráticas e
inmorales como “imponer delegados” con el propósito de
predeterminar el resultado de la conferencia. En algún
momento los a menudo acalorados debates deterioraron en
maldiciones, insultas e incluso enfrentamientos.
Finalmente, Abbas, exasperado por la negativa del Comité a tener en cuenta
sus instrucciones y a aceptar a sus candidatos, decidió
disolverlo y revocar todas sus decisiones. Esto enfureció a
los miembros del Comité, incluyendo a figuras históricas
de Fatah como Farouk al Qaddumi, Muhammed Jihad y Abu Rateb
Ghneim.
Es más, de una manera bastante unilatreral Abbas decidió celebrar el
congreso de Fatah en Belén el 1 de julio, en contra de los
deseos de muchos miembros de Fatah.
Esto fue confirmado posteriormente por Hussein al Sheikh, jefe del
departamento de asuntos civiles que se coordina con Israel,
al cual la agencia de noticias pro–establishment Maan News
citó afirmando que “la conferencia se celebrará en Belén
en la fecha programada”.
Al–Sheikh señaló que había un acuerdo con Israel para permitir la
entrada de Qaddumi, Ghneim y Muhammed Jihad en Cisjordania
para participar en la conferencia.
Fuerte
oposición
Acusando a Abbas de permitirse un “autoritarismo y unilateralismo
gratuitos”, los dirigentes de Fatah opuestos a la “línea
política” del presidente lo acusaron de “mantener a
Fatah y a toda la causa palestina rehén de los caprichos de
una persona conocida como Salam Fayadh”, el primer
ministro del régimen con base en Ramala.
Muhammed Jihad, un destacado dirigente de Fatah residente en la capital
jordana, acusó a Abbas de estar “disparando el tiro de
gracia al ataúd de Fatah”. También criticó severamente
la formación del nuevo gobierno en Ramala y saludó a los
dirigentes de Fatah que se negaron a unirse a él, a los que
pidió “estar atentos para hacer frente a las
conspiraciones en contra de la causa palestina”.
Qaddumi:
No a la conferencia de Belén
Mientras tanto, Qaddumi, generalmente considerado el número dos de Fatah,
reiteró su firme oposición a celebrar la Sexta Conferencia
en la Palestina ocupada argumentando que era inútil y
absurdo celebrar la convención de Fatah a la sombra de los
tanques israelíes.
En una entrevista concedida el 22 de mayo a la revista al–Kefah al Arabi
(“Lucha árabe”) Qaddumi arremetía contra Abbas por
excederse en su autoridad y afirmaba que el Comité
Preparatorio, emanado del Comité Ejecutivo de Fatah, era el
único que poseía la autoridad de determinar la fecha y
lugar de la conferencia. Cuando se le preguntó cómo
reaccionaría y qué haría si Abbas seguía adelante con
sus planes de celebrar la conferencia en Belén, Qaddumi
respondió: “Sería anticonstitucional”. “Lo
importante es que el Comité Preparatorio decidió celebrar
la Conferencia fuera de Palestina ya que celebrarla dentro
de la Palestina ocupada a la sombra de las armas israelíes
minaría gravemente su capacidad de tomar de decisiones que
son incompatibles con los intereses israelíes. Simplemente
no existe la seguridad y las garantías de que cualquiera
que vaya a asistir a la conferencia se le va a permitir
hacerlo. Por ello, no confiamos en que las deliberaciones de
la Conferencia sean inmunes a las interferencias israelíes.
De ahí que celebrarla en Cisjordania bajo el palio de la
ocupación israelí sea ilegítimo e inaceptable”.
Qaddumi arremetió contra Abbas por negarse a reunirse con el Comité
Ejecutivo de Fatah fuera de la Palestina ocupada afirmando
que “este tipo de comportamiento es totalmente
inaceptable”.
Port último, Qaddumi criticó severamente el nuevo gobierno de Ramala y lo
calificó de “carente de sentido”. “Mi principal
preocupación es eliminar la ocupación israelí. Ésta es
la carga principal. Por lo que se refiere a la AP, es una de
las expresiones de los Acuerdos de Oslo, un proceso cuyo
objetivo era anestesiar al pueblo palestino y distraerlo
para permitir a Israel crear hechos consumados y consolidar
su asedio económico sobre nuestro pueblo”.
Con todo, la oposición de Qaddumi a que se celebre la Conferencia de Fatah
en Cisjordania en vez de fuera parece deberse principalmente
al legítimo temor a que Abbas manipule la Conferencia a su
favor. Fuentes cercanas a Qaddumi declararon al Palestinian
Information Center que al veterano dirigente palestino le
“preocupaba que Israel no permita a los oponentes a Abbas
acceder a la conferencia”, lo que entonces permitiría al
presidente de la AP afirmar que la mayoría de Fatah lo
apoya.
Líneas
opuestas
La crisis interna de Fatah no es en absoluto un fenómeno nuevo. Siempre ha
existido una intensa lucha de poder entre los “pragmáticos”
y los “patrióticos” dentro de un movimiento que fue
descrito una vez como un “supermercado de ideas”. Sin
embargo, durante el reinado de Yasser Arafat las diferencias
se mantuvieron más o menos bajo control gracias a la carismática
figura del difunto dirigente palestino.
Ahora, con Abbas, el jefe de los “pragmáticos” al timón de Fatah y que
disfruta del respaldo de Israel, de los regímenes títeres
de occidente y árabes, la lucha de poder está surgiendo a
la superficie y poniendo en grave peligro toda la apariencia
de unidad que todavía pudiera tener el movimiento.
Pero las cuestiones polémicas van mucho más allá de las cuestiones
personales. Se dice que Abbas está absolutamente inclinado
a “llegar a un acuerdo” con Israel a cualquier precio,
sean cuales sean las consecuencias y para lograr semejante
“acuerdo precipitado” puede que el presiente de la AP
esté dispuesto a sacrificar efectivamente el fundamental
Derecho al Retorno y a aceptar la anexión por parte de
Israel de casi la mitad de Jerusalén este a cambio de un
trozo de tierra en cualquier otro sitio.
Para protegerse de la esperable ira palestina y árabe debido a la liquidación
de la causa palestina, se dice que el presidente de la AP
buscará un paraguas árabe e islámico para dar la impresión
de que el “acuerdo” goza del consenso palestino, árabe
e islámico.
Por otra parte, otros dirigentes árabes que gozan de un amplio apoyo pero
carecen de recursos financieros y, especialmente, del
respaldo occidental, insisten en mantener las constantes de
la lucha palestina, principalmente la retirada total de
Israel de los territorios ocupados en 1967, la repatriación
de todos los refugiados palestinos desarraigados por Israel
de sus casas en 1948 y la creación de un Estado palestino
viable y territorialmente continuo con Jerusalén este como
su capital.
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