Obama
habla sobre Israel y Palestina
Por
Noam Chomsky (*)
Rodelu.net,
26/04/09
Barack
Obama es reconocido como una persona de aguda inteligencia,
un estudioso, muy cuidadoso en la elección de sus palabras.
Merece ser tomado en serio, tanto por lo que dice como por
lo que omite. Especialmente significativa fue su primera
declaración de fondo sobre asuntos exteriores, el 22 de
enero, en el Departamento de Estado, en la presentación de
George Mitchell, quien servirá como su enviado especial
para la paz en Medio Oriente.
Mitchell
centrará su atención en el problema entre Israel y
Palestina, a raíz de la reciente invasión de Estados
Unidos e Israel a Gaza. Durante el asalto criminal, Obama se
mantuvo en silencio, más allá de repetir algunos lugares
comunes, porque, dijo, sólo hay un presidente, un hecho que
no le impidió hacer declaraciones sobre muchas otras cosas.
En su campaña, sin embargo, repitió su afirmación de que
"si los misiles estuvieran cayendo donde duermen mis
dos hijas, haría todo lo posible para detener esto".
Él se refería a los niños israelíes y no a los cientos
de niños palestinos asesinados por las armas de EE.UU.,
sobre los cuales no podía hablar, porque sólo había un
presidente...
El
22 de enero, sin embargo, Barack Obama ya era presidente y
podía hablar libremente sobre estos asuntos, evitando, sin
embargo, el ataque a Gaza, que se suspendió,
convenientemente, justo antes de su toma de posesión.
En
sus declaraciones, Obama hizo hincapié en su compromiso
para una solución pacífica del conflicto. Sus comentarios
fueron un cuanto tanto ambiguos, pero hizo una propuesta
concreta: "la iniciativa de paz árabe", dijo
Obama, "contiene elementos constructivos que podrían
ayudar a avanzar en estos esfuerzos. Ahora es el momento de
que los Estados árabes actúen para lograr el cumplimiento
de dicha iniciativa mediante el apoyo al gobierno palestino
del Presidente Abbas y el Primer Ministro Fayyad, adoptando
medidas para normalizar las relaciones con Israel y defendiéndose
del extremismo que nos amenaza a todos."
Obama
no está directamente falseando la propuesta de la Liga Árabe,
pero el engaño cuidadosamente formulado es instructivo.
La
propuesta de paz de la Liga Árabe llama, en efecto, a la
normalización de las relaciones con Israel en el contexto,
repito, en el contexto, de una solución de dos estados en
los términos del consenso internacional, que vienen de
largo tiempo atrás y que los EE.UU. e Israel han bloqueado
desde hace más de 30 años, en total aislamiento
internacional. El núcleo de la propuesta de la Liga Árabe,
como Obama y sus asesores sobre Medio Oriente saben muy
bien, es un llamamiento para un arreglo político pacífico
en los términos antes mencionados, que son bien conocidos y
reconocidos por ser la única base para una solución pacífica,
a la que ahora Obama pide que se comprometan. La omisión de
ese hecho fundamental no puede ser accidental e indica
claramente que Obama no prevé alejarse del rechazo habitual
de los EE.UU. a esta propuesta. Su llamamiento a los estados
árabes para actuar en el corolario de su propuesta,
mientras que los EE.UU. ignoran incluso la existencia de su
contenido central, que es la condición previa para el
corolario, supera todo cinismo.
Los
actos más importantes para socavar una solución pacífica
son las acciones [israelíes] diarias en los territorios
ocupados, respaldadas por los Estados Unidos, todas
reconocidas por ser de índole criminal: la apropiación de
tierras y recursos valiosos y la construcción de lo que el
principal arquitecto del plan, Ariel Sharon, llamó "bantustanes"
para los palestinos, una comparación injusta, porque los
bantustanes eran mucho más viables que estos fragmentos de
tierra que se les han dejado a los palestinos bajo la
concepción de Sharon. Sin embargo, los EE.UU. e Israel
siguen oponiéndose a una solución política incluso por
escrito, más recientemente, en diciembre de 2008, cuando
los EE.UU. e Israel (y unas pocas islas del Pacífico)
votaron en contra de una resolución de la ONU para apoyar
"el derecho del pueblo palestino a la libre determinación"
(aprobada por 173 votos a 5, con la oposición de EE.UU. e
Israel, con pretextos evasivos).
Obama
no tuvo nada qué decir acerca del asentamiento y desarrollo
de infraestructuras en Cisjordania y las complejas medidas
de control de la existencia palestina misma, destinadas a
socavar las perspectivas de una solución pacífica de dos
Estados. Su silencio es una sombría refutación a su
floreciente oratoria al respecto de que: "Mantendré un
compromiso activo para buscar que dos Estados vivan lado a
lado, en paz y seguridad".
Tampoco
se menciona la utilización por parte de Israel de armas de
EE.UU. en Gaza, en violación no sólo con la legislación
internacional, sino en clara violación también con la
legislación estadounidense. O el envío de Washington de
nuevas armas a Israel en el momento más álgido del ataque
de EE.UU. e Israel, algo seguramente no desconocido por los
asesores de Medio Oriente de Obama.
Obama
fue firme, sin embargo, en que el contrabando de armas a
Gaza debe detenerse. Él respalda el acuerdo de Condoleezza
Rice y la canciller israelí, Tzipi Livni, de que la
frontera de Gaza y Egipto debe cerrarse, un notable
ejercicio de arrogancia imperial, como señaló el Financial
Times: "...mientras en Washington se felicitan
mutuamente, ambas funcionarias parecieron olvidarse del
hecho de que estaban llegando a un acuerdo sobre el comercio
ilegal que se lleva a cabo en la frontera de otro país:
Egipto, en este caso. Al día siguiente, un funcionario
egipcio describió el memorando como 'ficticio' ". Las
objeciones de Egipto fueron ignoradas.
Volviendo
a la referencia de Obama sobre la "constructiva"
propuesta de la Liga Árabe, tal como indica el texto, Obama
insiste en restringir el apoyo al partido derrotado en las
elecciones de enero de 2006, la única elección libre en el
mundo árabe, a la que los EE.UU. e Israel reaccionaron
instantánea y abiertamente, castigando con severidad a los
palestinos por oponerse a la voluntad de los amos. Un
tecnicismo menor es que el mandato de Abbas finalizó el 9
de enero y que Fayyad fue nombrado Primer Ministro sin la
confirmación del Parlamento palestino (muchos de ellos
secuestrados y en cárceles israelíes). Ha'aretz describe a
Fayyad como "una persona poco común en la política
palestina. Por una parte, es el político palestino más
apreciado por Israel y Occidente. Por otro lado, sin
embargo, no tiene poder electoral ni en Gaza ni en
Cisjordania". El informe también hace notar "la
estrecha relación de Fayyad con el poder en Israel,"
sobre todo su amistad con el extremista asesor de Sharon,
Dov Weiglass. Aunque carece de apoyo popular, se le
considera un político competente y honesto. Esta no es
regularmente la norma de aquellos sectores políticos
respaldados por los Estados Unidos.
La
insistencia de Obama en que sólo existen dentro de la política
palestina Abbas y Fayyad encaja con el desprecio constante
de Occidente por la democracia, a no ser que esté bajo su
control.
Obama
dio las razones de costumbre para ignorar al gobierno electo
dirigido por Hamas: "Para formar parte de quienes están
en favor de la paz ", declaró Obama, "el cuarteto
[EE.UU., Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas] ha dejado
claro que Hamas debe cumplir con condiciones más que
claras: reconocer el derecho de Israel a existir, renunciar
a la violencia y acatar acuerdos anteriores". No se
menciona, también como de costumbre, el pequeño
inconveniente de que los EE.UU. e Israel se oponen
firmemente a las tres condiciones. En pleno aislamiento
internacional, no sólo bloquean la solución de dos
estados, uno de ellos un Estado palestino, sino que, por
supuesto, no renuncian a la violencia y rechazan la
propuesta central del cuarteto de la "hoja de
ruta." Israel la aceptó oficialmente, pero con 14
reservas que eliminan efectivamente sus contenidos (y es tácitamente
respaldado por los EE.UU.). Es el gran mérito del libro de
Jimmy Carter, Palestine: Peace not Apartheid (Palestina: Paz
no Apartheid), el haber traído estos hechos a la atención
publica por primera vez... y única vez en los grandes
medios de comunicación.
De
ello se deduce, por razonamiento elemental, que ni los
EE.UU. ni Israel forman "parte de quienes están en
favor de la paz." Pero eso simplemente no puede ser.
Esto ni siquiera es una frase existente en el idioma inglés.
Tal vez sea injusto criticar a Obama por este nuevo
ejercicio de cinismo, porque es una práctica casi general,
a diferencia de su escrupulosa eliminación de los
principales componentes de la propuesta de la Liga Árabe,
que es su propia y novedosa contribución.
Una
práctica casi universal son también las típicas
referencias a Hamas: una organización terrorista, dedicada
a la destrucción de Israel (o quizás dedicada a la
destrucción de todos los judíos), etc. Se omiten los
hechos un tanto incómodos de que Israel y los EE.UU. no sólo
se dedican a la destrucción de cualquier Estado palestino
viable, sino que aplican sin cesar dichas políticas. O que,
a diferencia de la negativa de EE.UU. e Israel, Hamas ha
pedido públicamente, en repetidas ocasiones y explícitamente,
una solución de dos estados en los términos del consenso
internacional.
Obama
empezó diciendo: "Permítanme ser claro: Estados
Unidos está comprometido con la seguridad de Israel. Y
siempre vamos a apoyar el derecho de Israel a defenderse
contra amenazas justificadas".
No dijo nada sobre el derecho de los palestinos a
defenderse contra las amenazas, mucho más extremas, como
las que ocurren a diario, con el apoyo de los EE.UU., en los
territorios ocupados. Pero esto, una vez más, es la norma.
También es normal la enunciación del principio de
que Israel tiene derecho a defenderse. Eso es correcto, pero
vacío: todo el mundo tiene ese derecho. Pero en este
contexto el cliché es peor que vacuo: es un engaño cínico.
La
cuestión no es si Israel tiene el derecho a defenderse,
como todo el mundo lo tiene, sino si tiene el derecho a
hacerlo por la fuerza. Nadie, incluido Obama, considera que
los Estados gozan de un derecho general para defenderse por
la fuerza: es necesario en primer lugar demostrar que no
existen otras alternativas pacíficas. En este caso,
seguramente las hay.
Una estrecha alternativa para Israel sería respetar
un alto al fuego, por ejemplo, el alto al fuego propuesto
por el dirigente político de Hamas, Khaled Misal, unos días
antes de que Israel lanzara su ataque, el 27 de diciembre.
Mishal llamó a restablecer el acuerdo de 2005. Este acuerdo
pedía que se pusiera fin a la violencia y que se abrieran
de manera ininterrumpida las fronteras, así como que Israel
garantizara que los bienes y las personas pudieran circular
libremente entre las dos partes de la Palestina ocupada,
Cisjordania y la Franja de Gaza. El acuerdo fue rechazado
por los EE.UU. e Israel unos meses más tarde, después de
las elecciones libres de enero de 2006, cuando los
palestinos tomaron "el camino equivocado." Hay
muchos otros casos de gran relevancia.
La más amplia y más importante alternativa sería
que los EE.UU. e Israel abandonaran su rechazo extremo y se
unieran al resto del mundo, incluyendo a los estados árabes
y a Hamas, en apoyo a la solución de dos Estados de acuerdo
con el consenso internacional. Cabe señalar que en los últimos
30 años ha habido una excepción a la oposición de EE.UU.
e Israel: las negociaciones de Taba en enero de 2001, que
parecían estar a punto de llegar a una solución pacífica,
cuando Israel pidió que éstas se suspendieran
prematuramente. No sería, entonces, descabellado que Obama
llegara a un acuerdo para unirse al resto del mundo, incluso
en el marco de la política de EE.UU., si estuviera
interesado en hacerlo.
En
resumen, la contundente reiteración de Obama sobre el
derecho de Israel a defenderse es otro ejercicio de engaño
cínico, aunque, hay que admitirlo, no es exclusivo de él,
sino que es una práctica casi general.
El engaño es especialmente llamativo en este caso
debido a que se dio en lo que fue el nombramiento de
Mitchell como enviado especial a Medio Oriente. El principal
logro de Mitchell ha sido su destacado papel en la solución
pacífica en Irlanda del Norte. Hizo un llamamiento para que
se pusiera fin al terrorismo del IRA y a la violencia británica.
Es el reconocimiento implícito de que, si bien Gran Bretaña
tenía el derecho a defenderse del terror, no tenía derecho
a hacerlo por la fuerza, porque había una alternativa pacífica:
el reconocimiento de los legítimos reclamos de la comunidad
católica irlandesa, que fueron las raíces del terrorismo
del IRA. Cuando Gran Bretaña adoptó esta sensata postura,
el terror terminó. Las medidas a tomar en la misión de
Mitchell con respecto a Israel y Palestina son tan evidentes
que no necesitan ser explicadas detalladamente. Y la omisión
de las mismas es, de nuevo, un sorprendente indicio del
compromiso de la administración de Obama con el rechazo y
la oposición a la paz, a menos de que sea en sus términos
extremistas.
Obama
también elogió a Jordania por su "constructivo papel
en la formación de fuerzas de seguridad palestinas y por
haber fomentado sus relaciones con Israel", lo cual
contrasta con la negativa de los EE.UU. e Israel para tratar
con el gobierno libremente elegido de Palestina, mientras
castiga a los palestinos por elegir a dicho gobierno, con
pretextos que, como se ha señalado, no soportan el más mínimo
escrutinio. Es verdad que Jordania se sumó a los EE.UU.
para armar y entrenar a las fuerzas de seguridad palestinas,
a fin de que pudieran reprimir violentamente cualquier
manifestación de apoyo a las desgraciadas víctimas del
asalto de EE.UU. e Israel en Gaza, así como para lograr la
detención de los partidarios de Hamas y del destacado
periodista Khaled Amayreh, mientras organizaba sus propias
manifestaciones en apoyo a Abbas y Fatah, en la que la mayoría
de los participantes "eran funcionarios públicos y niños
de escuelas que fueron designados por la Autoridad Palestina
para participar en el rally", según el Jerusalem Post.
Ése es nuestro tipo de democracia.
Obama
hizo un comentario más de fondo: "Como parte de un
alto al fuego duradero, los cruces fronterizos de Gaza debe
ser abiertos para permitir el flujo de la ayuda y el
comercio, con un régimen de vigilancia adecuado..." No
mencionó, por supuesto, que los EE.UU. e Israel habían
rechazado el mismo acuerdo justo después de las elecciones
de enero de 2006 y que Israel nunca ha cumplido posteriores
acuerdos similares sobre las fronteras.
No
ha habido tampoco ninguna reacción al anuncio de Israel de
que rechazaba el acuerdo de cese al fuego, de modo que las
perspectivas para que sea "duradero" no son
prometedoras. Como se informó a la vez en la prensa,
"El Ministro del gabinete israelí, Binyamin
Ben–Eliezer, quien toma parte en las deliberaciones de
seguridad, dijo el jueves a la Army Radio (Radio del Ejército)
que Israel no dejaría reabrir los pasos fronterizos con
Gaza sin un acuerdo para liberar a [Gilad] Schalit..."
(AP, 22 de enero); "Israel mantendrá cerrados los
cruces fronterizos de Gaza... El funcionario dijo que el
gobierno tiene previsto utilizar la negociación por la
liberación de Gilad Shalit, el soldado israelí en poder
del grupo islamista desde el 2006..." (Financial Times,
23 de enero); "A principios de esta semana, el Ministro
de Relaciones Exteriores israelí, Tzipi Livni, dijo que los
progresos para poner en libertad al cabo Shalit serían una
condición previa para la apertura de los cruces fronterizos
que han sido mayoritariamente cerrados desde que Hamas
arrebató el control de Gaza en 2007 a la Autoridad
Palestina, con sede en Cisjordania..." (Christian
Science Monitor, 23 de enero); "...un funcionario
israelí dijo que sería difícil cualquier levantamiento
del bloqueo, pues se vincula con la liberación de Gilad
Shalit..." (FT, 23 de enero); entre muchos otros.
La
captura de Shalit es un tema prominente en Occidente, otra
muestra de la criminalidad de Hamas. Independientemente de
lo que se piense, es incontrovertible que la captura de un
soldado del ejército agresor es un delito mucho menor que
el secuestro de civiles, exactamente lo que hicieron las
fuerzas israelíes el día anterior a la captura de Shalit,
quienes invadieron la ciudad de Gaza y secuestraron a dos
hermanos, a quienes se llevaron a través de la frontera y
desaparecieron en el complejo penitenciario israelí. A
diferencia del caso mucho menos grave de Shalit, este crimen
prácticamente no fue informado y se ha olvidado, así como
se olvida la práctica habitual de Israel durante décadas
de secuestrar civiles en el Líbano y en alta mar y
enviarlos a cárceles israelíes, a menudo durante muchos años,
como rehenes. Sin embargo, la captura de Shalit dificulta un
cese al fuego.
Las
declaraciones de Obama sobre Oriente Medio en el
Departamento de Estado se refirieron también al
"deterioro de la situación en Afganistán y Pakistán...
el frente central en nuestra permanente lucha contra el
terrorismo y el extremismo". Unas horas más tarde,
aviones de EE.UU. atacaron una aldea remota de Afganistán,
con la intención de matar a un comandante talibán.
"Ancianos de la aldea, sin embargo, dijeron a los
funcionarios de la provincia que nunca hubo talibanes en la
zona, la cual describieron como una aldea poblada
principalmente por pastores. Entre los 22 muertos se
encontraban mujeres y niños, de acuerdo con Hamididan Abdul
Rahmzai, el jefe del consejo de dicha provincia... (Los
Angeles Times, 24 de enero).
El
primer mensaje del presidente afgano Karzai a Obama después
de ser elegido en noviembre fue una petición para poner fin
a los bombardeos de civiles afganos, lo cual repitió horas
antes del juramento de Obama. Esto se consideró tan
importante como la convocatoria de Karzai para fijar un
calendario para la salida de los EE.UU. y de las demás
fuerzas extranjeras. Los ricos y poderosos tienen sus
"responsabilidades". Entre sus responsabilidades,
el New York Times informó, se encuentra la de
"garantizar la seguridad" en el sur de Afganistán,
donde "la insurgencia local está creciendo y es
autosustentable." Todo lo cual nos resulta muy
familiar. Es como en el periódico Pravda, en la década de
1980, por ejemplo.
(*)
Noam Chomsky es profesor emérito en el MIT y una de las
figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX. Es
reconocido en la comunidad científica y académica por sus
importantes trabajos en teoría lingüística y ciencia
cognoscitiva.
|