El plan contradice el compromiso de Netanyahu de no hacer más
confiscaciones
Después de ir vaciando el Mar Muerto,
Israel se apodera de todas su orillas
Por Ricardo Mir de Francia
Corresponsal en Jerusalén
El Periódico, 27/07/09
Kalia. -En la playa del asentamiento Kibutz Kalia, situada en el norte del
mar Muerto, un viejo embarcadero se oxida suspendido en el
aire ante la mirada de los turistas que flotan más abajo en
sus aguas o se embadurnan de lodo cumpliendo con uno de los
rituales indisociables al lago más salado del planeta.
Construido hace nueve años en la superficie, el muelle languidece hoy a 10
metros sobre el nivel del mar, revelando la rapidez a la que
menguan las aguas del mar Muerto. Su nivel desciende a un
ritmo de un metro anual. En medio siglo, según los
ecologistas, podría prácticamente desaparecer.
La tierra que ha ido dejando el lago al descubierto desde que a mediados del
siglo pasado empezó a encogerse de forma acelerada se ha
convertido en el último foco de disputa entre israelís y
palestinos. A finales de junio el Gobierno israelí publicó
varios anuncios en la prensa palestina comunicando su
intención de declarar como tierras estatales tanto esa
nueva orilla como algunas de sus inmediaciones, en la
Cisjordania ocupada. No es ninguna minucia. Abarca 139 kilómetros
cuadrados, más de un 2% de Cisjordania, un territorio al
que Israel ya le arrebató el 11% de su superficie con el
trazado del muro de separación.
Los anuncios daban a los palestinos un plazo de 45 días para presentar
alegaciones, pero los expertos opinan que difícilmente se
presentarán porque buena parte de la tierra ha estado históricamente
bajo el agua. «Se trata de una confiscación en toda regla.
Si los palestinos intentan explotar un día esa orilla para
el turismo o la industria, Israel dirá que la tierra es
suya», asegura Hagit Ofran, portavoz de la organización
israelí Paz Ahora.
Contradicción
Estos planes contradicen las promesas del primer ministro israelí, Binyamin
Netanyahu, acosado por EEUU para que detenga la colonización.
En su reciente discurso en la Universidad de Bar Ilan,
declaró que no habría más confiscaciones de tierras.
Pero el bocado es apetitoso. Tanto por su importancia estratégica, al
ejercer de frontera con Jordania, como por su enorme
potencial turístico y económico. En la orilla cisjordana
hay varias playas de explotación privada, plantas de
producción de cosméticos, lugares sagrados como el sitio
del bautismo de Jesús o yacimientos como el de Qumrán,
donde se encontraron los manuscritos del mar Muerto.
Zona
militar
Desde el inicio de la ocupación en 1967, Israel es el único que ha
explotado la ribera palestina del lago (una cuarta parte).
Primero declaró una parte zona militar cerrada. Luego
levantó asentamientos y bases militares y, con el tiempo,
declaró tierra estatal algunos predios ribereños ligados
históricamente a los distritos de Belén y Jericó.
Hasta hace unos meses, y durante casi ocho años, ni siquiera permitió a
los palestinos darse un chapuzón en el lago por «razones
de seguridad».
De momento, la expansión económica en las orillas israelo-palestinas del
lago está congelada. «Tenemos muchos planes y ofertas de
inversores privados, pero primero hay que detener el
retroceso de las aguas. No tiene sentido construir hoteles
en medio del desierto», asegura Itai Ram, manager de la
playa del kibutz Kalia.
Las causas de la agonía del mar Muerto son conocidas. Las principales son
la sobreexplotación de las aguas del río Jordán para el
riego y el consumo de agua, la disminución de las lluvias y
el acelerado proceso de evaporación provocado por las
industrias minerales israelíes que operan en sus márgenes.
Trasvase
La solución explorada para resucitarlo pasa por construir un canal para
trasvasar agua desde el mar Rojo. El Banco Mundial lleva años
estudiando la viabilidad del proyecto. Jordanos, israelís y
palestinos lo apoyan, pero los ecologistas tienen muchas
dudas. «Al trasvasar agua salada corremos el riesgo de que
cristalice la superficie por el exceso de sal», asegura
desde Friends of the Earth (una oenegé de defensa del medio
ambiente), Iyad Aburedeineh.
Si el proyecto triunfa abrirá un filón económico. Se habla de construir más
hoteles, parques acuáticos e islas recreativas. Las orillas
del mar Muerto se revalorizarán y su desarrollo alimentará
a quien las controle.
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