El doble rasero que aplica el
gobierno israelí es demasiado para todos, excepto para los estadounidenses
lavados de cerebro. Incluso el muy israelí Jerusalem Post puede ver el
doble rasero mostrado por “todo Israel que ahora habla con una sola voz
contra el Informe Goldstone”:
“Es la noción israelí de
un trato justo: Tenemos derecho a hacer lo que nos dé la gana a los
palestinos porque, por definición, todo lo que les hacemos es autodefensa.
Ellos, sin embargo, no tienen derecho a alzar un dedo contra nosotros nuestra
porque, por definición, sea lo que sea lo que nos hagan es terrorismo.
“Así ha sido siempre, así
fue en la Operación Plomo Fundido.
“Y no hay límites en
nuestro derecho a la autodefensa. No existe nada que sea
‘desproporcionado.’
“Podemos destruir
deliberadamente miles de casas de Gaza, el Parlamento en Gaza, el Ministerio
de Justicia, el Ministerio del Interior, los tribunales, la única fábrica de
harina de Gaza, la principal granja avícola, una planta de tratamiento de
aguas servidas, pozos de agua, y Dios sabe qué más.
“Deliberadamente.
“¿Por qué? Porque somos
mejores que ellos. Porque somos una democracia y ellos un montón de islamo–fascistas.
Porque la nuestra es una cultura de la vida y la de ellos es una cultura de la
muerte. Porque ellos quieren destruirnos y todo lo que nosotros decimos es
dale una oportunidad a la paz.
“Los Goldstones del mundo
lo llaman hipocresía, un doble rasero. ¡Cómo se atreven! Por aquí, lo
llamamos claridad moral.”
Nadie podría leer algo
semejante en New York Times o Washington Post o escucharlo en algún medio
noticioso de EE.UU. A diferencia de los periódicos israelíes, los medios
estadounidenses son voceros del lobby israelí. Nunca se oye una palabra crítica.
Será incluso peor ahora,
cuando el lobby Israel, después de años de esfuerzo, ha logrado revocar la
Primera Enmienda al hacer que la Ley de Crimen de Odio sea agregada a la
recientemente aprobada ley de apropiaciones militares. El silogismo funciona
como sigue:
Es antisemita criticar a
Israel. Antisemitismo es un crimen de odio. Por lo tanto, criticar a Israel es
un crimen de odio. Como señala Jerusalem Post este silogismo tiene
“claridad moral.”
El embajador de Gran Bretaña
ante las Naciones Unidas, John Sawers, pisó la arena del crimen de odio
cuando dijo a la radio del ejército de Israel que el informe Goldstone sobre
el ataque militar de Israel contra Gaza contiene “algunos detalles muy
serios que deben ser investigados.” Dentro de un año, cuando la Liga contra
la Difamación [ADL, por sus siglas en inglés] tenga en su sitio a su falange
de fiscales del Departamento de Justicia (sic) de EE.UU., Sawers sería
aprehendido y juzgado. La inmunidad diplomática no significa nada para
EE.UU., que invade rutinariamente otros países, ejecuta a sus dirigentes o
los envía a La Haya para que sean juzgados como criminales de guerra.
Mientras tanto, sin embargo,
el gobierno israelí advirtió a Sawers y al gobierno del Reino Unido que el
apoyo británico del Informe Goldstone conllevaría la destrucción del doble
rasero que protege a Occidente y a Israel y crearía un precedente que pondría
a los británicos en el banquillo de los acusados por crímenes de guerra en
Iraq y Afganistán.
“Londres,” declaró el
gobierno israelí, “podría verse esposado si apoya el documento [el informe
Goldstone].”
Una vez que la unidad de
crimen de odio del Departamento de Justicia entre en funciones, los “judíos
que se odian a sí mismos,” como los dirigentes del movimiento israelí por
la paz y los periodistas de Haaretz y Jerusalem Post pueden contar con que los
acusarán de crímenes de odio antisemita ante los tribunales de EE.UU.
(*)
Paul Craig Roberts fue secretario adjunto del Tesoro en el gobierno de Ronald
Reagan. Asimismo, fue redactor jefe asociado del Wall Street Journal, en su
sección de editoriales, durante 16 años columnista de Business Week, y
columnista de Scripps Howard News Service and Creator’s Syndicate en Los
Angeles. Ha ocupado numerosas cátedras universitarias, incluyendo la Cátedra
William E. Simon Chair en Economía Política, Centro de Estudios Estratégicos
e Internacionales, Universidad de Georgetown e Investigador Invitado Sénior,
Hoover Institution, Universidad Stanford. Fue condecorado con la Legión de
Honor por el Presidente de Francia y con la Medalla de Plata del Tesoro de
EEUU por “sobresalientes contribuciones a la formulación de la política
económica de EEUU” Es co–autor de “The Tyranny of Good Intentions.”