Las mujeres palestinas siguen sufriendo abusos y la negación de derechos
humanos básicos a manos de colonos y soldados israelíes en
los territorios ocupados.
Esta es una flagrante violación a las obligaciones de Israel como país
signatario de la Convención de las Naciones Unidas para la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra
las Mujeres (CEDAW, por sus siglas en inglés).
Según la CEDAW, la discriminación contra las mujeres representa una
violación de los principios de igualdad y dignidad humana,
y es considerada un obstáculo para la participación de las
mujeres en igualdad de condiciones con los hombres la vida
política, social, económica y cultural de su país.
La Convención obliga a todos los estados parte a adoptar las medidas
apropiadas, legislativas y no legislativas, para prohibir
todos los tipos de discriminación contra las mujeres.
Israel ratificó la CEDAW en 1991.
El Centro de Mujeres Palestinas para Ayuda Legal y Consejería (WCLAC, por
sus siglas en inglés), con sede en esta central ciudad
cisjordana, divulgó el informe titulado "Propuesta a
la misión de campo del comité especial para investigar las
prácticas israelíes que afectan los derechos humanos del
pueblo palestino y otros árabes en los territorios
ocupados".
En su trabajo, el WCLAC señala que las mujeres y los niños sufren
especialmente en los territorios palestinos.
"La ocupación israelí impacta en la vida de las mujeres palestinas en
toda coyuntura, desde el acoso sexual y los ataques, hasta
el trato discriminatorio de las prisioneras palestinas,
obligadas a parir en los puestos de vigilancia israelíes",
explicó a IPS Dima Nashashibi, del WCLAC.
Las mujeres palestinas han sido regularmente atacadas por colonos judíos en
Cisjordania. La mayoría se quedan solas en su casa cuando
los hombres salen a trabajar.
Colonos sacan a las mujeres y niños palestinos a la fuerza de sus hogares,
les lanzan piedras, disparos o gases lacrimógenos, mientras
los soldados de Israel miran sin hacer nada.
"No pude correr. Mi embarazo estaba demasiado avanzado y no había ningún
lugar donde esconderme", dijo Amna Salma Rabaye, de 31
años, de la aldea beduina de At Tuwani, en el sur de
Cisjordania.
Rabaye tenía siete meses de embarazo cuando, mientras pastaba sus ovejas,
un guardia de seguridad del asentamiento ilegal judío
cercano de Ma’on la atacó.
"Vimos a un grupo de colonos israelíes enmascarados armados con palos
y cadenas que venían sobre nosotros. Los pastores más jóvenes
corrieron y lograron escapar, dejándome a mí con las
ovejas", contó a IPS.
"Para mí era físicamente imposible correr, y tampoco quería que los
colonos mataran o robaran mis ovejas. El guardia de
seguridad me empujó", agregó. Afortunadamente, Rabaye
no perdió a su bebé.
Dar a luz en los territorios ocupados puede llegar a ser tan mortal como
jugar a la ruleta rusa. "Continuamente tenemos casos de
mujeres palestinas obligadas a parir en puestos de control
israelíes", señalo Mutasem Awad, de la Sociedad de la
Media Luna Roja Palestina en Ramallah.
"A veces las mujeres no tienen los permisos israelíes necesarios para
pasar, y otras veces son demoradas durante horas, provocando
la muerte de los recién nacidos", dijo Awad a IPS.
Aun cuando las mujeres lleguen a los centros de salud locales, los médicos
no siempre son capaces de darles la atención necesaria
debido a las severas limitaciones al movimiento de personas
en los territorios ocupados.
Los más de 600 puestos de vigilancia israelíes, que paralizan el tránsito
de palestinos en Cisjordania, han afectado también a las
estudiantes.
Estas jóvenes, en mayor número que los hombres, prefieren quedarse en sus
casas para evitar ser acosadas, humilladas o atacadas en
puestos de control.
Mujeres y niños en Jerusalén oriental también han sido sometidos a
desalojos y ataques por parte de las fuerzas de seguridad
israelíes y colonos judíos, que los amenazan con violencia
sexual.
"Mi hija fue atacada por soldados y policías israelíes cuando nos
desalojaron de nuestras casas y nos lanzaron a la
calle", contó Nadia Hanoun a IPS.
Los Hanoun, y varias otras familias palestinas, han sido obligadas a vivir
en tiendas de campaña fuera de sus hogares en Jerusalén
oriental para hacer lugar a las colonias judías.
Según la CEDAW, es responsabilidad del Estado y de las fuerzas de ocupación
israelíes prevenir y castigar ese tipo de actos de
violencia, así como ordenar reparaciones a las víctimas.
Nada de esto se ha hecho.
Crítico
informe
El informe elaborado por el WCLAC señala que las mujeres y los niños son
los que más sufren por la ocupación.
"Debido a las presiones sobre la sociedad palestina para resolver las
problemas humanitarios más inmediatos causados por el
conflicto, las necesidades de las mujeres son ignoradas o
menospreciadas", indica el trabajo.
"Esto ocurre cuando la ausencia de sus maridos, debido a una prisión
prolongada, muchas veces sin juicio, y/o por asesinatos
extrajudiciales, las obliga a tener más responsabilidades
en sus casas y para sus familias", añade.
"Las mujeres y los niños también constituyen la mayor proporción de
refugiados y de desplazados debido a un desproporcionado uso
de la fuerza y la destrucción gratuita de propiedad para
alcanzar objetivos políticos", indica.
Las prisioneras palestinas son también discriminadas. Según el WCLAC,
estas son amenazadas con violaciones, sometidas a torturas e
interrogatorios brutales y víctimas de juicios injustos, a
diferencia de sus pares israelíes.
También se les administra mala comida y son encarceladas en celdas sin
higiene, donde se les niega atención especial durante la
menstruación. A las que tienen hijos pequeños por lo
general se les prohíben las visitas.