At
Tuwani, Palestina, nov (IPS) - El trayecto a la escuela es
una de las experiencias más aterradoras para las niñas y
los niños palestinos que viven rodeados de asentamientos
israelíes ilegales, esparcidos por toda Cisjordania.
"Es
muy aterrador ir caminando a la escuela. Nunca sabemos cuándo
los colonos nos van a atacar y a golpear", cuenta Rima
Ali, residente de la aldea cisjordana de Tuba, a dos horas
en automóvil al sur de Jerusalén.
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Niños palestinos en el aterrador
camino a su escuela en la aldea
de At Tuwani: otro aspecto
de
la “limpieza étnica” impulsada
por los sionistas
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"Todos
los días tenemos que cuidarnos de que los colonos judíos
no estén en el valle y si los vemos tenemos que salir
corriendo", dijo Ali a IPS. La niña de 10 años todavía
tiene una cicatriz debajo del ojo de cuando uno de ellos la
empujó, la tiró al suelo y se lastimó.
Cientos
de niñas y niños palestinos de Tuba y de las aldeas
vecinas padecen todos los días el mismo sufrimiento cuando
van a la escuela de la localidad beduina de At Tuwani. En
una colina cercana está la colonia judía de Ma’on y el
asentamiento expandido de Havot Ma’on.
Los
colonos se apropiaron del único camino que conecta a las
aldeas de esta zona con la ciudad de Yatta, que está a unos
10 minutos de automóvil. Los palestinos tienen prohibido
circular por él y se ven obligados a andar por senderos
sucios para evitar los asentamientos judíos. Si van a pie
demoran alrededor una hora, si es que no tienen niños pequeños.
Los
ataques de colonos judíos están incorporados a la vida
cotidiana de los palestinos de Cisjordania, pese a que
pueden incluir incendiar cultivos, abatir olivos, envenenar
pozos de agua, matar animales y hasta agredirlos físicamente.
Las autoridades israelíes, por su parte, miran para otro
lado.
Pero
las reiteradas agresiones contra menores en edad escolar
obligaron a la organización internacional Equipos
Cristianos de Acción por la Paz (CPT, por sus siglas en
inglés) a escoltarlos para poder protegerlos.
Incluso
hace unos años, el Knesset, el parlamento de Israel, tuvo
que intervenir porque varios ciudadanos extranjeros fueran
agredidos por colonos judíos con cadenas y bates de béisbol.
Dos
miembros de CPT debieron ser hospitalizados con lesiones de
diversa entidad como un brazo roto, el cráneo fracturado y
hasta un pulmón perforado.
El
ejército israelí recibió la orden de garantizar la
seguridad de los escolares palestinos del sur de Cisjordania
escoltándolos a diario.
Pero
no son confiables. Los niños, niñas y activistas se quejan
de que a veces los propios soldados son la fuente de
hostilidad por su afinidad con los colonos judíos.
La
cantidad y crudeza de los ataques disminuyeron, pero no se
detuvieron.
La
semana pasada, cuando una joven pareja palestina regresaba
de Yatta a su casa en Tuba, con sus tres hijos menores de
tres años, dos miembros de CPT les advirtieron que un grupo
de colonos se habían ubicado desde temprano en lo alto de
la colina y les recomendaron tomar el camino más largo para
evitar un enfrentamiento.
"Decidimos
acompañar a la familia por si surgía algún problema.
Tomamos el camino más largo, pero igual se nos vinieron
encima desde el valle cinco hombres y atacaron al padre que
llevaba a un pequeño en brazos", dijo a IPS la
estadounidense Sarah MacDonald, integrante de CPT.
MacDonald
y su compañera italiana Laura Ciaghi llevaban cámaras de vídeo
por si tenían que recurrir a la policía.
"Decidí
interponerme para proteger a la familia", dijo Ciaghi a
IPS. Pero la tiraron al suelo y le pegaron varias patadas en
las costillas y en la espalda y les robaron las dos cámaras
de vídeo.
"Gracias
a que los colonos se concentraron en nosotras, la familia
palestina pudo escapar sana y salva y nos quedó cierto
sentimiento de logro", añadió.
Pero
Ciaghi quedó con varias contusiones y moretones en el
cuerpo y le tuvieron que dar puntos en el cuero cabelludo.
Se
hizo la denuncia ante la policía y al ejército de Israel,
pero con excepción de un par de oficiales, la mayoría no
se mostró interesada y no hubo ninguna investigación.
La
actitud no sorprendió a la organización de derechos
humanos israelí Yesh Din, que observa la situación de los
palestinos de Cisjordania y oficia de intermediaria entre
ellos y las fuerzas de seguridad de Israel.
Los
palestinos deben hacer las denuncias en las comisarías que
están en los asentamientos judíos ilegales, lo que es
paradójico porque tienen prohibida la entrada.
"La
policía suele ‘perder los documentos’ o es ‘incapaz
de identificar a los responsables’ de los ataques contra
los palestinos", dijo a IPS Lior Yavne, director de
Yesh Din.
"De
las pocas causas que se abren, menos del 10 por ciento
terminan con alguna condena", apuntó. "La situación
es totalmente diferente de cuando se investigan ataques
palestinos contra colonos", añadió.
El
gobierno israelí ordenó hace dos años demoler Havot Ma’on,
una construcción ilegal según la propia legislación
israelí. El poblado se expande y los colonos judíos siguen
atacando a los palestinos.
Israel
lanzó una masiva campaña de demolición de casas
palestinas cuando los asentamientos judíos se expanden en
Cisjordania a un ritmo sin precedentes.