Una
de las cosas más sorprendentes que aprendí sobre el
Holocausto fue que los nazis no sólo se contentaban con
matar judíos. Querían robarles su dignidad,
deshumanizarles. Esta política fue particularmente evidente
en la forma en que los nazis crearon y dirigieron sus guetos
infames. Uno de los más conocidos fue el ghetto de
Varsovia.
El
gueto de Varsovia fue creado mediante el cierre de una sección
de la ciudad y la captura de la población judía dentro de
sus muros. El muro que rodeaba el ghetto era de 3,5 metros
de altura y había alambre de púas y vidrios rotos en la
parte superior. Le tomó mucho tiempo y costó mucho dinero.
Las puertas estaban fuertemente vigiladas y los guardias
disparaban a cualquiera que intentase entrar o salir sin
permiso. La política era "tirar a matar" porque
la vida de quienes estaban dentro del gueto no tenía ningún
valor. Caminaban muertos, abandonados por las normas
sociales y leyes que protegían los derechos humanos.
Los
nazis tenían un control completo sobre la cantidad de
alimentos, agua y otros elementos esenciales que se permitían
en el gueto. Dictaron cuánto y qué se permitía entrar.
Todo estaba racionado para crear una escasez deliberada, una
forma de asegurar que no había suficiente para todos y que
la nutrición era insuficiente. Como un niño que crece en
Israel, he leído historias de lucha del pueblo para
alimentar a sus niños en el gueto. Recuerdo el horror y me
sentía culpable de leer una historia sobre una madre que
trata de convencer a su hija para comer la piel de la patata
porque eso era lo único disponible. Aunque yo era muy
joven, la impotencia de la madre en la historia era muy
clara para mí.
Naturalmente,
la vida en el gueto se deterioró rápidamente. Con
condiciones de vida inadecuadas, el saneamiento deficiente,
sin médico o medicina, el hacinamiento, la escasez de agua,
alimentos y ropa la enfermedad y la muerte eran la norma. El
contrabando de alimentos y elementos esenciales en el gueto
se convirtió en una función vital, con gran coste para los
voluntarios que hacían el trabajo. El mercado negro floreció.
La competencia por los alimentos se volvió implacable, como
una forma por sobrevivir un día más. La salud mental se
deterioró rápidamente. Los nazis controlaban la organización
social y política del gueto y se aseguraron que los judíos
se volviesen contra sí mismos. Crearon deliberadamente las
políticas diseñadas para suscitar y alentar los peores
rasgos de la naturaleza humana. Todo por sobrevivir un día
más. Lo peor de todo, no tenían idea de lo que iba a
ocurrir a continuación y cuando todo iba a terminar.
¿Por
qué los nazis hicieron eso? ¿Por qué el costo, cuando
realmente se les pensaba matar de todos modos? Creo que la
respuesta está en el enorme esfuerzo de propaganda para que
personas ajenas pudiesen echar un vistazo a la vida en el
gueto. La gente podía ir en autobuses al gueto y echar un
vistazo. No se les permitía acercarse demasiado, pero sí
lo suficiente para ver la suciedad y la privación. Se podía
ver a sus habitantes, su patético aspecto.
Ponga
un grupo cualquiera de personas en condiciones imposibles y
muy pronto lo que pensamos de la dignidad humana comienza a
caer. Sucios, mal alimentados y vestidos la gente siempre
parece que tiene menos dignidad que los que están bien
aseados y bien alimentados. En realidad no es así, pero la
humanidad siempre ha dependido demasiado de las apariencias
externas para hacer juicios sobre el carácter de la gente.
En cualquier caso, el mensaje a los espectadores fuera del
gueto de Varsovia fue, “¿Lo ves? Esto es lo que son los
judíos, esta es la forma en que viven”.
Es
bien sabido que deshumanizar a las personas hace más fácil
matarlas. También hace más fácil al asesino escapar de
las críticas. La deshumanización incluso sirve de excusa
para matar. Se hace casi deseable el asesinato. El asesino
puede ser visto como quien ayuda al mundo a librarse del
problema que nadie realmente quiere. La fabricación de víctimas
que parecen menos humanas es sin duda buena para la
propaganda. También ayuda a convencer a los soldados
propios y a los burócratas que ordenan la matanza: no son
tan buenos como ustedes, son peligrosos y, por lo tanto, no
merecen vivir.
Al
leer el informe de Sara Roy sobre Gaza del pasado 17 de
febrero me di cuenta que lo que Israel ha estado haciendo en
Gaza es escalofriantemente parecido a lo que hicieron los
nazis en Varsovia y en sus otros ghettos. No creo que los
ciudadanos de Gaza tengan menos dignidad que cualquier otro.
Quizás, incluso, tienen más. No sé cómo sobreviven y se
levantan cada mañana para seguir adelante. Como profesional
de la salud mental sólo puedo adivinar lo que en realidad
estas personas sienten de momento a momento y el daño a
largo plazo que se les está haciendo. Ya sabemos que todos
los niños de Gaza sufren de trastorno de estrés postraumático.
Todo el mundo en Gaza ha perdido a alguien cercano en los
bombardeos israelíes.
¿Cómo
se aferran a su sentido de esperanza cuando su vida se
reduce a unos pedazos, cuando no puede alimentar a sus hijos
o mantenerlos a salvo, cuando no tiene ningún control sobre
lo que le está pasando y, lo peor de todo, ¿cómo seguir
adelante cuando está encarcelado indefinidamente sin
posibilidad de escapar y sin apenas atención exterior sobre
lo que está pasando?
La
mayoría de la gente estará de acuerdo en que lo que
hicieron los nazis era monstruoso y malo, que los guetos son
inhumanos y que nunca se debería haber permitido que
existiesen. ¿Por qué se permite el gueto de Gaza en 2010?
¿Por qué Israel permite deshumanizar, controlar, humillar
y asesinar a 1’5 millones de personas y salirse con la
suya? Israel está violando todas las leyes de derechos
humanos imaginables y nadie lo detiene.
Israel
y las instituciones de todo el mundo trabajan muy duro para
asegurarse que el Holocausto no se olvida. Tal vez no hemos
olvidado el Holocausto, pero no hemos aprendido nada en
absoluto de él. No hay absolutamente ninguna diferencia
entre los ciudadanos de Gaza y el gueto de Varsovia. Son
seres humanos como tú y como yo. Por supuesto, la mayoría
de los ciudadanos de Israel no lo creen así. Consideran que
el pueblo palestino en su conjunto, y los ciudadanos de Gaza
en particular, son una forma inferior de vida. Pero quienes
no tenemos lavado el cerebro podemos y debemos reconocer la
humanidad y dignidad de los ciudadanos de Gaza, y su
inocencia. Europa y los EEUU fueron cómplices en el
Holocausto por no leer los signos con anticipación.
Permitieron que la escalada progresiva e institucionalizada,
y legalizada, de las violaciones de los derechos humanos del
régimen nazi contra los judíos fuese creciendo hasta el
exterminio en masa. En el momento en que los guetos fueron
creados las cosas habían ido demasiado lejos, pero aún
quien tenía poder no hizo nada [para impedirlo]. Los judíos
no eran nadie entonces, y ahora los palestinos están
sufriendo el mismo destino. Al igual que los judíos, los
palestinos son gente común atrapados en las garras de un régimen
asesino. Los palestinos no son nadie a día de hoy y nadie
con poder se preocupa por ellos.
Los
líderes mundiales sólo dicen, pero no hacen nada. Abrazan
abiertamente la propaganda antipalestina de Israel. En
cuanto a la sufrida población de Gaza, desde el exterior se
les presenta como poco humanos, de sangre cruel, tortuosa y
antijudía y antiEEUU. Así, desde Israel y EEUU se odia a
los extremistas, a los indeseables. Es mucho más fácil
matar a los indeseables y salirse con la suya o,
simplemente, hacer la vista gorda a sus interminables
sufrimientos y posterior muerte. En los años 30 y 40 [del
siglo pasado], Europa y los EEUU podían excusar su inacción
diciendo que estaban ocupados combatiendo en una guerra.
Pero ¿cuál es su excusa ahora?
Israel
tiene la intención de destruir Gaza con el tiempo, y se
toma todo el tiempo. Su política no es aleatoria. Es
calculada y sistemática. Israel está ocupado en
desensibilizar a un mundo en gran medida indiferente ante la
escalada de sus políticas y violaciones [del derecho
internacional] y la injusticia que provocan no sólo en Gaza,
sino en toda la población palestina. Por qué Israel hace
eso es objeto de un análisis psicológico en otro artículo.
La agenda de Israel no puede basarse en la ciencia nazi,
pero las acciones de Israel son muy similares y sus
resultados van en la misma dirección que los resultados de
la política nazi contra los judíos.
(*) Avigail Abarbanel es
psicoterapeuta. Es nieta de sobrevivientes del Holocausto y
residió un tiempo en Israel, país que abandonó para vivir
ahora en Escocia.