Donde
manda capitán, no manda marinero - El
gobierno de Israel impone
sus posiciones a Obama
Seguirá
ampliando colonias y desalojando palestinos
Gara,
09/12/10
Las
autoridades israelíes cantaron victoria después de que EEUU renunciase a
seguir reclamando la suspensión de la ampliación de las ilegales colonias
sionistas en Cisjordania para seguir manteniendo viva la negociación con la
Autoridad Palestina. Al otro lado del Muro, los palestinos se mostraban
defraudados con Washington y abrían la puerta a alternativas al estéril diálogo
con Israel.
Los
dirigentes israelíes se mostraban satisfechos ayer tras el fracaso de los
esfuerzos estadounidenses para lograr una suspensión de la ampliación de las
ilegales colonias sionistas en Cisjordania para retomar el diálogo con la
Autoridad Palestina, que describía la nueva situación como «una crisis
complicada».
El
líder de la principal organización de colonos, Danny Dayan, que impulsó una
dura campaña contra la suspensión de la ampliación, estaba exultante por la
decisión estadounidense.
«Israel
ha actuado bien y no ha cedido a las exigencias extrañas y extremistas de los
estadounidenses y el cielo no ha caído sobre nuestras cabezas», declaró
Dayan, secretario general del consejo de colonias en Cisjordania a la radio
militar israelí.
El
primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, había aceptado el plan
estadounidense con reticencias y exigió garantías escritas sobre
compensaciones políticas y militares, que no obtuvo.
«La
parte estadounidense ha llegado a la conclusión de que una congelación en
Judea y Samaria [Cisjordania, según la denominación sionista] no arreglará
el problema. Hemos dicho desde el principio que la colonización no es la raíz
del conflicto y que servía de pretexto a los palestinos para negarse a
negociar», afirmó a la radio militar el portavoz de Netanyahu, Nir Hefetz.
«Las
esperanzas de los palestinos de que se podía llegar a un acuerdo sobre las
fronteras durante los tres meses de congelación no eran razonables», dijo.
«El
objetivo no era la congelación sino alcanzar un acuerdo. Los palestinos deben
comprender lo que los estadounidenses ya han entendido, que no es posible
aislar la cuestión de las fronteras [del eventual futuro Estado palestino] de
otras cuestiones claves», afirmó a la radio pública Tzvi Hauser, secretario
del Gabinete.
El
plan estadounidense preveía un acuerdo sobre el trazado de las fronteras
durante el periodo de tres meses de suspensión de la ampliación de las
ilegales colonias sionistas.
«Los
estadounidenses han llegado a la conclusión de que hace falta emprender una
nueva vía para alcanzar un acuerdo marco», añadió Hefetz.
El
responsable del Consejo de Seguridad Nacional israelí, Uzi Arad, por su
parte, intentó no ofender a EEUU. «Los estadounidenses saben que el primer
ministro [israelí] es serio y no tiene ninguna intención de ganar tiempo»,
dijo.
Malestar
de la ANP
«No
hay duda de que estamos en crisis, en una crisis difícil», declaró desde
Atenas el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.
Uno
de los negociadores palestinos, Yasser Abed Rabbo, se cuestionó la capacidad
del presidente de EEUU, Barack Obama, para influir sobre Israel y dudó sobre
la conveniencia de continuar con el proceso de diálogo con Tel Aviv y
Washington.
Según Rabbo, este fracaso estadounidense refuerza la intención de la Autoridad
Palestina de dirigirse directamente al conjunto de la comunidad internacional
para la constitución de un Estado palestino. El reconocimiento por parte de
Brasil y Argentina (y el próximo de Uruguay) del Estado palestino son una
muestra de esta estrategia.
En
Bruselas, la responsable de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, lamentó
el rechazó de Israel a aceptar la suspensión de la ampliación de las
colonias, «que siguen siendo ilegales y van en contra los esfuerzos para
alcanzar la paz en la región», según declaró su portavoz, Maja Kocijancic.
El Estado francés instó a Israel a comprender que sin la congelación «no
habrá solución».
La
“Autoridad” Palestina
Abocados al abismo
Por Khalid Amayreh
Al Ahram Weekly, El Cairo, 09/12/10
Rebelión, 12/12/10
Traducido por Sinfo Fernández
La decisión de la administración Obama de abandonar los
esfuerzos para persuadir a Israel de que renueve la congelación de la
construcción de asentamientos fue el último golpe al proyecto de “paz y
unidad nacional” del Presidente de la Autoridad Palestina (AP) Mahmoud Abbas.
Horas antes de que EEUU publicara tal comunicado, las
palabras de Abu Mazen durante una entrevista televisada en Ramala a principios
de semana albergaban aún la conjunción subordinante “si”. Abbas dijo que
si las negociaciones de paz con Israel se venían abajo, los palestinos podrían
buscar el reconocimiento unilateral de las Naciones Unidas a un estado
palestino en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Oriental, territorios
de los que Israel se apoderó en 1967, y ceder todo lo relativo a la policía
a los israelíes.
“Si fracasan todos los esfuerzos, le diré a los
estadounidenses y a los israelíes: ‘Venid y poned fin a todo esto. No puedo
continuar así. No puedo presidir una autoridad que no existe. No, mantenedlo
todo vosotros y liberarme de esta responsabilidad’.”
Al responder a otra pregunta sobre si realmente quería
significar lo que había dicho, Abbas contestó: “Sí, estoy diciéndole
esto a los israelíes: ‘Podéis permanecer [en nuestra tierra] como
ocupantes, pero la situación no va a seguir como hasta ahora’”.
Los comentarios de Abbas parecen reflejar su profundo
desencanto respecto al estéril proceso de paz constantemente erosionado por
la imparable construcción de asentamientos israelíes, junto con los
esfuerzos, a ritmo de tortuga y por lo general infructuosos, de la
administración Obama para conseguir que Israel acepte algún tipo de
“compromiso” que pueda atraer a la AP para volver a las siempre inciertas
negociaciones.
Además, la amenaza de Abbas –que no es la primera vez
que formula– se produjo ostensiblemente una vez que la administración Obama
comunicó de manera informal al liderazgo de la AP su fracaso para conseguir
que Israel renovara la congelación de asentamientos para poder dar una
oportunidad a las negociaciones de paz.
Fuentes de la AP dijeron que no se había recibido un
mensaje final y que estaban aún esperando tal mensaje de Washington. Al
parecer, la administración Obama estaba intentando inducir a Israel para que
congelara parcialmente la expansión de los asentamientos durante 90 días a
cambio de ayuda militar masiva y concesiones diplomáticas que algunos
comentaristas occidentales han tildado de “payasada” y “escandalosas”.
En verdad que no está muy claro si Abbas es totalmente
serio en cuanto a cumplir su amenaza de disolver el régimen de la AP. Los críticos
describen el régimen de la AP como una inmensa pero tentadora responsabilidad
que impide la realización de la verdadera estatalidad e independencia
palestinas.
“La existencia de la Autoridad Palestina, nos guste o no,
sirve para consolidar y perpetuar la ocupación israelí. La cifra de
viviendas para colonos judíos en los territorios ocupados se ha triplicado
bajo el régimen de la AP, e Israel utiliza a la AP para evadirse y evitar sus
responsabilidades legales como potencia ocupante en virtud del IV Convenio de
Ginebra”, argumentó Hazem Kawashmeh, renombrado economista de Jerusalén
Oriental. “En realidad, Israel utiliza a la AP para decirle al mundo que la
ocupación ha terminado.”
Kawasmeh señaló que la AP estaba sumiendo el peor papel
posible que cualquier institución podía adoptar, languidecer bajo una
ocupación militar extranjera. “Por esta razón es por lo que vemos cómo
los miembros de las agencias de seguridad palestinas que EEUU entrena
desaparecen cuando las fuerzas ocupantes asaltan las poblaciones palestinas
para arrestar, reprimir o matar a los palestinos”.
Los seguidores de ese punto de vista defienden que el
pueblo palestino nunca va a permitir que le conviertan en rehén de una
situación en la que tienen que elegir entre una autoridad carente de soberanía
y una perpetua ocupación militar. Sin embargo, un gran número de las
carreras, medios de vida y bienestar financiero de sus ciudadanos ha llegado a
estar inextricablemente entrelazado con la existencia y supervivencia de la
AP. De ahí que hablar de desmantelar la AP sea una cosa y llevarlo a cabo
sobre el terreno otra.
Se estima que hay 130.000 funcionarios que reciben su
salario de la AP al final de cada mes. Además, hay 60.000–70.000 miembros
del personal de seguridad distribuidos por varias agencias de seguridad que
ayudan a establecer la ley y el orden, así como a mantener a raya los
“elementos contrarios a la paz” –un eufemismo para designar a los
activistas islámicos–. ¿Qué le sucedería a todos esos cientos de miles
de personas si perdieran sus puestos de trabajo y fuentes de ingresos?
Por otra parte, ¿qué harían las fuerzas paramilitares y
de policía de la AP? ¿Entregar sus armas, equipos e instalaciones a los
israelíes y marcharse a casa? Israel no siente precisamente mucho entusiasmo
en cuanto retomar la responsabilidad de los asuntos cotidianos de tres
millones de enojados y desilusionados palestinos. A pesar de la oposición de
algunos colonos mesiánicos que querían tomar la tierra y expulsar a sus
habitantes, Israel consideró como algo bueno el establecimiento de un
gobierno propio palestino, que le permitía retener casi todos los recursos
palestinos –como potencia ocupante– mientras volcaba todas las
responsabilidades competencia suya sobre el gobierno palestino.
De ahí que resulte muy dudoso que aunque el liderazgo de
la AP quisiera disolver su régimen, Israel vaya a permitir el retorno del
statu quo anterior (la situación que prevalecía antes de la firma de los
Acuerdos de Oslo en 1993). Tal situación sería una pesadilla para los
planificadores de la estrategia de Israel, cuyos cálculos se basan en
anexionar a Israel tanta tierra palestina, con tan poca demografía palestina,
como sea posible.
Mientras tanto, la AP ha recibido un muy necesario apoyo
moral de tres estados sudamericanos: Brasil, Argentina y Paraguay, que
anunciaron que reconocían un estado–nación de Palestina basado en las
fronteras de 1967. Otros países podrían seguirles, lo que crearía una nueva
realidad e incluso un nuevo momentum en aras a la posible resolución del
conflicto de mayor duración del mundo. El reconocimiento internacional haría
también añicos los planes de EEUU y acarrearía la vergüenza y aislamiento
diplomático de Israel.
Obama deja de frenar las colonias
Página 12, 08/12/10
El gobierno norteamericano decidió no exigir a su aliado
israelí que congele temporalmente la construcción de asentamientos en los
territorios ocupados. Es el requisito que piden los palestinos para sentarse a
dialogar.
Después de tres semanas de infructífero regateo con el
gobierno de Israel, la administración Obama abandonó sus esfuerzos por
convencer al premier israelí, Benjamin Netanyahu, para que cese temporalmente
la construcción de asentamientos en Cisjordania, informaron dos altos
funcionarios de la Casa Blanca. Es el requisito que piden los palestinos para
volver a la mesa de negociaciones. Y puede interpretarse tanto como un fracaso
en su estrategia como un cambio de posición en el conflicto israelí–palestino.
La decisión deja en un limbo las conversaciones de paz y
obliga a Estados Unidos a pensar una nueva fórmula que acerque a palestinos e
israelíes a negociar. Quizá retomar un diálogo indirecto. “Después de
consultar a las partes, hemos determinado que incluso si Netanyahu persuade a
su gabinete para que acepte la extensión de la moratoria, los 90 días en los
que se retome la negociación no resultarán productivos como lo espera el
gobierno”, dijo un funcionario norteamericano en condición de anonimato al
diario The New York Times.
La fuente subrayó, además, que Estados Unidos sigue
comprometido con las dos partes para que reanuden el diálogo directo, “no
estamos cambiando el curso”. “Estamos todavía comprometidos con ambos en
los temas centrales y continuamos trabajando juntos para conseguir el acuerdo
marco” del que se habló durante el relanzamiento de las negociaciones en
septiembre en Washington, dijo la fuente. “Había distintas expectativas
acerca de los términos de la moratoria, los temas en discusión durante ese
plazo y qué sucedería cuando el tiempo expirase”, dijo otro de los
involucrados.
La reacción de los palestinos no se hizo esperar. “El
gobierno de Netanyahu rechazó congelar la colonización y la paz”, declaró
ayer un responsable del gobierno de Mahmoud Abbas. Los palestinos consideran
que los cerca de 500 mil colonos israelíes que viven en los asentamientos en
Cisjordania y Jerusalén Este suponen un obstáculo para la viabilidad de un
Estado palestino.
Washington había ofrecido a Israel un paquete de
incentivos para que acordase la moratoria de 90 días. Ahora los mismos están
fuera de la mesa. Por tanto, el gobierno conservador israelí es probable que
sea presionado para que vuelva a las negociaciones. Los funcionarios
estadounidenses no ofrecieron un Plan B, aunque se espera que la jefa de la
cancillería, Hillary Clinton, se encargue de diseñar las nuevas propuestas
en un discurso que dé mañana en la Brookings Institution.
La administración Obama auspició la reanudación de las
conversaciones directas de paz, después de casi dos años congeladas tras la
operación militar del ejército israelí en la Franja de Gaza, en el que
murieron más de 1400 palestinos y 13 israelíes. Sin embargo, el nuevo
intento quedó en punto muerto poco después de un mes, cuando Tel Aviv decidió
no prorrogar la moratoria parcial de ampliación de colonias judías en los
territorios ocupados.
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