Actualmente vivimos una época en donde el control
mediático, combinado con hipocresía pura, muestran hechos totalmente
falseados o con un mínimo de veracidad. Por ejemplo, recientes invasiones,
como la realizada a Libia, so pretexto de un “rescate humanitario”, fueron
logradas en buena medida gracias a los factores mencionados, los cuales
distorsionaron por completo la realidad libia, exagerando muy convenientemente
el autoritarismo de Muammar Kadafi, con tal de tener el pretexto excelente,
como dije, de armar a mercenarios y autorizar bombardeos de la OTAN, lo que
culminó en la estrepitosa caída de Kadafi, además de su innecesario
asesinato, como para que no quedara duda de que se acababa con el “temible
dictador”, pero que se justificaba por todo lo que había estado haciendo
durante años (en realidad, Libia tenía un aceptable desarrollo económico,
que su población disfrutaba, por lo que las protestas no se explican porque
hubiera existido pobreza extrema). Finalmente, todo pareció una especie de
plan “perfecto” para imponer en Libia a un gobierno títere que permitirá
muy dócilmente a las corporaciones extranjeras, seguir explotando las
cuantiosas reservas petroleras de dicho país, las que, justamente, Kadafi había
pensado controlar y regular mejor desde el Estado (ver en este mismo blog mi
artículo: “Detrás del ‘rescate humanitario’ en Libia: mucho petróleo
y escándalos sexuales”, en donde analizo precisamente el dolo con el que
actuó la colusión de intereses petroleros de prepotentes países como
Francia, Inglaterra y EU). A menos de un año de “rescatada” Libia, el país
enfrenta muy serios problemas entre grupos de mercenarios rivales que se están
peleando el poder económico y político, además de que hostigan, torturan y
encarcelan a la población que se opuso a su control. Por otro lado, se dañó
mucha infraestructura, hubo miles de muertos y en muchos aspectos el país
habrá retrocedido por muchos años respecto a cómo estaba antes de la guerra
(en mi opinión, algo similar está sucediendo con Siria, país que también
cuenta con importantes reservas de petróleo y gas natural, entre otros
importantes, estratégicos recursos. El profesor James Petras se ha referido a
dicho problema, afirmando que no es una “protesta pacífica” la que está
dándose en ese país, sino un movimiento armado, pero que los medios
occidentales han manipulado a su favor y han tratado de mostrar que el
gobierno sirio está atacando a civiles desarmados. Como comento antes, es lo
que el control mediático puede hacer, tergiversar la realidad. Además, en
una reciente entrevista hecha por el fundador de Wikileaks,
Julian Assange, al líder del movimiento chiita libanés Hezbolá, el señor
Hasán Nasralá, éste declaró que “en Siria todos saben que el gobierno de
Bashar Assad ha apoyado la resistencia en Líbano y Palestina. No se ha
acobardado ante las presiones de Israel y Estados Unidos, por tanto, es un régimen
que ha servido a la causa palestina”, otra razón que también explicaría por qué se trata de acabar con el régimen de Assad).
Lo anterior ilustra el punto que analizo, como dije,
control mediático e hipocresía, a favor, sobre todo, de quien detenta el
poder en determinado instante y en alguna región. De esa forma, se justifica
el que a la población de un país la reprima su gobierno o el sometimiento
total de una nación por una o varias. Eso mismo sucede en este momento con
los pretextos que se están buscando para un eventual ataque militar a Irán.
Aquí, la “justificación” es que ese país está desarrollando un
programa para fabricar ojivas nucleares, a pesar de que las autoridades iraníes
han demostrado muy convincentemente que dicho programa es para fines pacíficos.
Y quien más ha arreciado esos mentirosos, mediáticos ataques es Israel, país
que se vale de su holocáustico pasado para satanizar a todo aquel individuo o
nación que se atreva a discordar con sus tácticas militares y sus métodos
violentos para garantizar su
existencia como país. Así, según Benjamin Netanyahu, actual primer ministro
israelí, Irán es una “total amenaza” a la existencia de su país, sin
que realmente medie un factor que, en efecto, diera como un hecho la tal
amenaza. Incluso, por estos días, se satanizó al escritor alemán Günter
Grass, en un acto de medievalismo herético mental, dado que escribió un
poema en donde Grass, más bien afirmaba que la amenaza era el gobierno de
Israel, al tratar de llevar al mundo a un nuevo aventurerismo militar – como
sucedió en Afganistán y luego en Irak –, que acarrearía consecuencias
mucho muy graves para todo el planeta, no sólo a las naciones involucradas.
El resultado del atrevimiento de
Grass, por oponerse a las manipulaciones y mentiras de Israel, es que ya es
considerado persona non grata y
tiene prohibido para siempre viajar a Israel (lo peor es que ese obscurantismo
macartista hizo eco en muchos
supuestos “intelectuales y escritores” que se unieron al boicot judío en
contra del afamado premio Nobel alemán).
Ésas, sólo son actitudes que combinan un exagerado
bombardeo mediático, con posiciones hipócritas, porque basta consultar los
pocos medios informativos, objetivos, que existen, por fortuna, para darse
cuenta de que, en el caso de Israel, los niveles a que ha llegado con tal de
ocultar y minimizar los problemas concretos que está infligiendo al sufrido,
humillado pueblo palestino (ya me he referido en otros trabajos a la constante
represión y masacres que Israel ejerce contra el pueblo palestino. Ver en
este mismo blog mis artículos: “El silencio de Obama” y “Armas, egoísmo,
corrupción y el big money”, en
donde analizo, además, cómo esas brutales tácticas se dan bajo la total
venia de EU, aliado incondicional de Israel).
Para este análisis, me referiré a los hechos que
presenta un excelente documental, el que a pesar de haberse producido en el
2003, no deja de ser un dramático testimonio de lo que realmente está
haciendo Israel con Palestina, lo que yo llamo, justo, el holocausto palestino. El documental al que aludo se llama “Peace,
Propaganda & the Promised Land”.
Está producido por la Media Education Foundation y abre con la siguiente explicación:
“En 1967, tras la guerra entre Israel y los países de Siria, Jordán y
Egipto, Israel ocupó militarmente la Franja Occidental (Cisjordania), la
franja de Gaza y Jerusalén oriental. Ese mismo año, el Consejo de Seguridad
de la ONU aprobó la resolución 242, instando a Israel a que desalojara los
territorios ocupados por la fuerza. Sin embargo, Israel aún no ha cumplido
con la resolución. Hoy día, tres millones de palestinos viven bajo una
ilegal ocupación militar. Hoy día, las vidas tanto de israelíes, así como
palestinos, están plagadas de diaria violencia e inseguridad”. Como
menciono arriba, puesto que el trabajo fue producido en el 2003, en efecto,
los ciudadanos de ambos países estaban en peligro constante de perder la
vida, especialmente los palestinos. Sin embargo, los peligros que enfrentaban
en ese entonces los israelíes, tenían que ver con los atentados suicidas
perpetrados por los palestinos que de vez en cuando sucedían y que a la fecha
prácticamente ya han sido eliminados. Pero al ver el documental, queda muy
claro el por qué de dichos ataques,
y que no se trataba de simple terrorismo, como el aparato mediático
internacional, sobre todo el estadounidense, en combinación, claro, con el
judío, promovían. Esos ataques eran una respuesta (quizá no la más
conveniente, ni justificada, como los mismos analistas refieren) al constante
sometimiento, represión y frecuentes masacres a las que los palestinos han
sido sometidos desde 1967.
En este objetivo, honesto trabajo visual, de casi
ochenta minutos de duración, se muestran una serie de factores, gracias a los
cuales, Israel ha logrado no sólo justificar el permanente control palestino,
sino ejercer una represión militar constante que llega a niveles de verdadera
barbarie, cometiendo asesinatos y masacres, no sólo de supuestos militares,
sino de población civil inocente, pero que quedan perfectamente justificados
al investirse Israel en su permanentemente papel de “víctima” y de que
los ataques a los palestinos siempre son en “legítima defensa”. Y de
entrada se advierte que el trabajo contiene escenas de violencia gráfica. Y
en efecto, nada más hay que ver, por ejemplo, las escenas en los minutos 6:23
y en los 6:40, y se darán cuenta la forma tan bárbara en que militares judíos
golpean y reprimen a todo aquel palestino que se atreva a cuestionar sus
retenes o las absurdas órdenes que se deben acatar por parte de la vejada,
humillada, encarcelada… nación palestina.
Se combinan escenas de la diaria violencia contra
los palestinos, con entrevistas realizadas a expertos, como al profesor Noam
Chomsky, destacado lingüista del Instituto Tecnológico de Massachusetts,
quien abre afirmando que la franja de Gaza y Cisjordania han estado ocupadas
militarmente desde 1967, de una forma brutal y dura y que la vida de los
palestinos desde entonces se ha vuelto invivible. Sigue el comentario de la señora
Gila Svirsky, de la Coalición de Mujeres para una Paz Justa, asociación
israelí (o sea, son los sectores progresistas que se oponen a las tácticas
de sus paisanos), quien abunda sobre lo que dice Chomsky, agregando que Israel
usurpa el territorio de los palestinos, demuele sus casas, los reprime (en el
minuto 2:55 se observan escenas de brutalidad militar, por ejemplo), en tanto
que los palestinos lo que siempre han hecho es protestar contra tanta
insufrible, violenta opresión.
Luego, se presenta la opinión de la periodista
Alisa Solomon, del periódico The
Village Voice, de EU, quien refiere que al hablar con un defensor de los
derechos humanos en Palestina, éste le indicó que la táctica israelí es de
“completa sofocación, hay puestos de revisión por todos lados, los
palestinos no pueden trasladarse libremente de un lado a otro, ni
siquiera dentro de su mismo territorio, y recorridos que antes se hacían
en diez minutos, ahora se llevan hasta cuatro horas, condiciones sociales
terribles, con un 65% de palestinos desempleados, 75% viviendo por debajo de
la línea de la pobreza (vean desde el minuto 3:16, las escenas de destrucción
y caos urbano), no hay economía, las cosechas se destruyen para dar paso a
colonias judías (les recomiendo ver el filme “El limonero”, del 2008 – Etz
Limon –, de producción alemana, francesa e israelí, dirigido por Erab
Riklis, que muestra perfectamente el drama que significa cuando se despoja a
un palestino de sus cosechas o de sus tierras. En este caso, la historia versa
sobre una mujer, Salma Sidane (Hiam Abbas), la que tiene la desgracia de que
junto a su huerta de limones, se va a vivir un militar de alto rango israelí
y para evitar que entre los limoneros de Salma pudieran esconderse
“terroristas” que pudieran atentar contra el militar, el gobierno,
prepotentemente, le dice a la humillada mujer que le talarán todos sus árboles,
sin que les importe que de ellos vivía Salma, y sólo le dicen que la
“indemnizarán”, con una irrisoria cantidad. Sin embargo, Salma emprende
una tenaz lucha y al final logra que los árboles, en vez de cortarse, sólo
se poden. Claro que la realidad es peor, pues a los campesinos palestinos se
les despoja sin darles nada a cambio).
Luego, se presenta el testimonio de Toufic Haddad,
coeditor de la publicación palestina Between
The Lines, establecida en Cisjordania, quien afirma que los palestinos no
tienen ninguna libertad para ejercer su cotidianeidad, pues desde ir de
compras, al trabajo, a la escuela, al doctor… todo es revisado y controlado
por los judíos. Por ejemplo, en el minuto 4:03, hay una escena de dicho
control, en la que una mujer palestina pide a un guardia judío que le permita
pasar para ir a Ramallah, pues allí vive y a pesar de que muestra su
documento de identidad, un soldado le indica que no puede pasar por allí, que
rodee por Wadi Nar, pero la señora insiste y le dice al prepotente soldado
que no tiene dinero para irse por allí. La fría respuesta del molesto
militar es “¡Pues póngase a trabajar y consiga el dinero!”.
Incluso se muestran los comentarios del mayor Stav
Adivi, de las reservas del ejército israelí (que más adelante se informa
que él representa a un grupo de militares que están en contra de las bárbaras
represiones y masacres que su país comete contra los palestinos, a los que el
gobierno acusa de “traidores”), quien también refiere cómo esa
permanente opresión de que los palestinos deben de pasar por varios retenes
durante el día, vuelve su vida terriblemente dura, en la que bajo cualquier
pretexto se niega la entrada, ya sea que porque el permiso no esté vigente o
porque no hay paso por allí en ese momento o que, de plano, ya deben de
buscar otro lado por dónde pasar. Y no sólo eso, sino que los palestinos son
frecuentemente obligados a permanecer en sus hogares debido a que hay toque de
queda y ¡cuidado con violar esa imposición militar, pues el riesgo es perder
incluso la vida! Por ejemplo, en la ciudad de Jenin, entre el 2002 y el 2003,
hubo 122 días de 300 bajo toque de queda. En Belén, en ese mismo periodo,
107 días de 300 estuvieron también bajo toque de queda. En Hebrón, 167 de
300. En Nablus, 177 de 300 días también estuvieron bajo toque de queda. Así,
los palestinos quedan digamos que presos en sus casas, incapaces de hacer
nada, ni de salir a trabajar, a comprar alimentos a mandar a sus hijos a la
escuela (¡vaya si los niños palestinos tienen bastante difícil el ir a la
escuela!, ¿no les parece?).
También se incluyen comentarios del rabí Michael
Lerner, fundador y editor de la revista Tikkun, de EU, quien afirma que desde
la segunda intifada, muchos de los territorios ocupados están constantemente
rodeados por tanques y soldados israelíes, a lo que se refiere como una “¡horrenda
situación, es como si se viviera en una gran cárcel!”. El profesor Neve
Gordon, experto en gobierno y política, de la universidad Ben Gurion, de
Israel, sostiene lo mismo, y que sometido un pueblo a esas constantes
humillaciones y represiones, la única respuesta posible es a través de la
violencia (cursan sus comentarios con las escenas de brutalidad militar que
les comento arriba, en el minuto 6:23, en la que un palestino con la boca
sangrante es nuevamente golpeado contra un muro metálico, y en el 6:40, en la
que dos indefensos palestinos están siendo pateados y golpeados con piedras,
ensañadamente, por soldados judíos).
Tras esos testimonios, se indica que Amnistía
Internacional ha documentado regularmente todas las violaciones en las que han
incurrido los militares judíos, en las que se citan asesinatos ilegales,
tortura y maltrato de prisioneros, destrucción de casas con inquilinos
adentro, bloqueo de ambulancias, impedimento de ayuda humanitaria, así como
el uso de civiles palestinos como escudos humanos. Todo eso constituyen crímenes
de guerra. Y de nuevo la señora Gila Svirsky comenta que no se puede
comprender todo lo que significa la ocupación palestina por parte de Israel,
si no se coloca uno en su lugar, de los palestinos, de que no puedan caminar
libremente, de que mujeres trasladadas por ambulancias que están por dar a
luz, deban de arriesgar sus vidas, pues tienen que esperar durante horas en
los retenes hasta que se les “autorice” el paso. Y, sí, en efecto, esa
parte inicial del documental basta para comprender que los territorios
palestinos se han convertido en nuestros días en simples campos de
concentración en los que muchas veces ni siquiera se permite el paso de ayuda
humanitaria, como alimentos, o que constantemente son bombardeados por
cualquier pretexto, dejando a cientos de muertos, destruyendo la poca
infraestructura que aún queda de las ciudades y poblaciones palestinas, dejándolas
así, ruinosas, como parte del plan que Israel tiene de ir desocupando dichos
territorios palestinos para reocuparlos
y desaparecer totalmente del mapa lo que aún queda de esa humillada, vejada
nación.
Pero, como se enfatiza en el documental, el hecho de
que no se conozca la realidad de la ocupación palestina se debe
principalmente a que el control mediático de la “información” está
hecho a la medida de los intereses comunes de Israel y su incondicional aliado
EU. No sólo es el ocultamiento de la verdad, sino su frecuente deformación
lo que ha provocado que una gran parte del mundo ni siquiera esté al tanto de
la ocupación israelí de Palestina desde hace años.
En el documental se muestra perfectamente cómo, en
efecto, los hechos se han manipulado por años por medios estadounidenses y
judíos, tan a favor de Israel, que hace ver como los culpables de su dramática,
penosa situación a los palestinos, y que por ello éstos son merecedores del
constante “castigo” infligido por el ejército israelí, el cual sólo
recibe “órdenes”, las que en todo momento son simplemente
“defensivas”. Y trata de ser un trabajo testimonial, al acompañarse
justamente de crudas escenas, en donde se ve la cotidiana represión de la que
son sujetos los palestinos, así como de objetivos comentarios hechos incluso
por los intelectuales judíos que ya he mencionado arriba, quienes se oponen a
la política de permanente represión, hostigamiento y gradual expulsión de
los palestinos de sus legítimos territorios, en los cuales han vivido por
siglos, hasta que poco después de concluida la segunda guerra mundial, parte
de lo que era Palestina, fue arbitraria y prepotentemente despojada por las
potencias imperialistas, Inglaterra, la principal, así como EU y la extinta
URSS, para dotar de territorio a los judíos de aquellos tiempos, los cuales,
una vez dejada atrás su hasta entonces humillada existencia, han hecho con
Palestina, lo que en su momento ellos sufrieron y criticaron duramente.
Y ha sido tan importante para Israel dejar en claro
que es víctima y no victimario, que el control mediático a que me refiero
antes, es vital. Por ejemplo, en el documental se recuerdan las masacres
provocadas en 1982, tras la invasión de Líbano, una más de las frecuentes
ocupaciones que Israel ha hecho en sus países limítrofes. En los campos de
refugiados palestinos de Sabra y Chatila, los falangistas libaneses (pro judíos),
asesinaron a cientos de aquéllos. En ese caso, a Israel no le importaron
tantos muertos, sino su imagen pública mundial, que en ese momento no pudo
controlar del todo. Por ello, el gobierno israelí, desde entonces, ha tenido
muy buen cuidado de ejercer un pleno control mediático para que ninguna nota
o información que pudiera estar en su contra o dañar la imagen de “víctima”
que se ha adjudicado, sea filtrada.
Así, la “información”, sobre todo la destinada
al público estadounidense (pues es vital que los estadounidenses entiendan por
qué su país es aliado incondicional de Israel), es filtrada, primero,
por los dueños de las corporaciones mediáticas, luego, por los políticos y,
por último, por el propio gobierno israelí, quien contrata a “agencias de
imagen” (relaciones públicas o pr,
como se define este término en inglés), tales como Rubenstein
(http://www.rubenstein.com/), con
tal de que se maquille y se vuelva totalmente inocua la información
procedente de la ocupación palestina (de hecho, la empresa Rubenstein
se define como “comunicaciones estratégicas y relaciones mediáticas”, y
abunda “Somos creadores de oportunidades publicitarias innovadoras, así
como soluciones comunicacionales que apoyan la totalidad de los objetivos de
nuestros clientes. Adicionalmente, somos expertos en el manejo de crisis
gerenciales y de relaciones financieras, además de que aconsejamos un
adecuado manejo de imagen y de ciudadanía corporativa”. Así que, como ven,
el trato que reciben las desafortunadas informaciones de la ocupación
palestina reciben un hermoseador trato
publicitario).
Por otro lado, también contribuyen a la deformación
y maquilleo noticiosos muchas asociaciones privadas, como las religiosas,
tanto cristianas, así como judeo-cristianas, además de civiles, como la
AIPAC (American Israeli Public Affaires
Commitee), que constituye uno de los más poderosos entes que buscan la
defensa de los intereses israelíes en EU, sobre todo el mencionado control
mediático y que su “gran amigo” EU siga siendo un incondicional aliado en
las acciones de Israel, sobre todo la gradual ocupación de Palestina.
Desafortunadamente, asociaciones progresistas que se oponen a las acciones
genocidas de Israel, tales como Judíos en Contra de la Ocupación o
Americanos por la Paz Ahora, muy rara vez logran pasar a través de los
filtros que menciono arriba. Y si es que alguna nota negativa para la imagen
de Israel llegara a filtrarse, aún están asociaciones como CAMARA (Committee
for Accuracy in Middle East Reporting in America) que “monitorearía”
y censuraría a dicha nota, antes de que se pudiera hacer pública.
Así pues, la mayor parte de las noticias que se
difunden sobre esa infame ocupación, llegan rasuradas, blanqueadas y
hermoseadas.
Toda esta situación, en el documental, se explica
que es parte de las “relaciones públicas” de Israel con el mundo, para
ocultar la realidad de la ocupación palestina.
Así, un primer objetivo es, justamente ocultar
la ocupación. Como señala el comentario del profesor Robert Jensen, de
la universidad de Austin, Texas, “el problema al mostrar la cobertura que se
hace en el conflicto israelí-palestino no es lo que se dice, sino lo que no
se dice y en ese sentido, el problema es que todo se saca de contexto, y el
contexto es que las airadas protestas palestinas se deben a una ocupación que
ya lleva casi 45 años”.
En efecto, se muestran escenas de cómo las cadenas
noticiosas estadounidenses, como CNN o NBC, difunden los enfrentamientos entre
jóvenes palestinos, lanzando piedras a soldados judíos y a éstos
respondiendo con disparo o incluso cañonazos. Pero no se aclara que esas
batallas son dentro de los mismos territorios palestinos ocupados, que si los
jóvenes están apedreando a esos soldados es porque Israel acaba de cometer
algún nuevo acto de arbitrariedad o de fuerza, como el tomar tierras, demoler
casas, asesinar a civiles inocentes. Así, al descontextualizar la raíz del
problema, quien mire eso, por ejemplo, un estadounidense, ignorante de los
antecedentes de invasión, de hostigamiento y de represión judía hacia los
palestinos, simplemente verá a jóvenes “violentos” a los que, con
justificada razón, el ejército judío reprime “en legítima defensa
propia”. Son, pues, notas editadas.
Y es tanto el control, que sólo cuatro por ciento de las cadenas que difunden
ese tipo de notas, dejan claro que la violencia se lleva a cabo en territorios
ocupados y que se trata de represión militar judía contra palestinos en la
defensa de sus intereses. Y de hecho, siendo más enfáticos, Israel,
contraviniendo convenios de la ONU, es el único país que en la actualidad
mantiene a sus tropas, fuertemente armadas con tanques y equipo pesado, fuera
de sus fronteras, estacionadas en forma permanente en otro país, Palestina, a
cuya población está hostigando y obligando a abandonar, por la fuerza, las
pocas tierras que aún le quedan.
El segundo objetivo de la deformación mediática es
la de hacer invisible la colonización
de las tierras palestinas por parte de los colonos judíos, la que nunca ha
parado. Generalmente las colonias judías se construyen sobre partes elevadas,
tales como colinas o cerros, con tal de que sean difícil de ser atacadas por
los palestinos, pero también para que los militares que se destacan para
“defenderlas”, tengan una mejor vista del panorama. Y prácticamente están
diseminadas por todo lo que son los territorios de la franja de Gaza y
Cisjordania, pues la idea es ocupar gradualmente dichos territorios hasta que
llegue el día de la anexión plena de lo que aún es Palestina y la expulsión
total de sus ciudadanos. Por otro lado, las reservas acuíferas de las que prácticamente
se surte Israel están en esos territorios, y esa es una muy vital razón más
para no desocuparlos jamás. Además de las colonias, Israel también expropia
las tierras aledañas a aquéllas, así que ya más del 40% del territorio de
Gaza y Cisjordania está en su control y son más de 300 mil los judíos que
habitan ya esos ilegales asentamientos. Por lo mismo, hay retenes por todos
lados, pues las colonias y “sus” tierras de influencia están tan
interconectadas entre sí y con Israel, que los humillados palestinos, las más
de las veces, tan sólo para ir al mercado, supongamos, deben de cruzar varios
retenes, claro, eso si se les permite hacerlo.
Además, para que las colonias judías no se vean
como una presencia invasora en Palestina, ahora se les llama simplemente
“barrios”, con lo que se presentan como algo inocuo. El periodista del
diario inglés The Independent,
Robert Fisk, quien también da sus puntos de vista en el documental, refiere
que en cierto momento la cadena estadounidense CNN ordenó a todos sus
periodistas que en adelante ya no usaran la palabra “colonia” al referirse
a los asentamientos judíos, sino simplemente “barrios”. Así, si jóvenes
palestinos aparecen atacando un “barrio”, parecerá como si esa violencia
es irracionalmente dirigida a un tranquilo conjunto habitacional judío… ¡y
por eso los militares tienen que defenderlo y matar, incluso, a los agresores,
quienes las más de las veces sólo poseen piedras para defenderse! Pero esa
situación tiene la ventaja adicional, para los israelíes, de que les da un sentido
de posesión sobre los terrenos en donde se asientan, como si ellos fueran los habitantes originales, de tal modo que los
vuelve agresivos y violentos contra cualquier protesta o intento palestino por
tratar de recuperar sus tierras. Así, forman una especie de comandos armados,
especialmente jóvenes judíos, que atacan a los palestinos o sus posesiones
(ver en el minuto 27:50 a un judío que porta una ametralladora y en las
subsiguientes escenas, cómo varios jóvenes israelíes atacan a palestinos.
En el minuto 28:42, pueden ver a judíos destruyendo un área cultivada
palestina, sus plantas, su sistema de riego, de forma totalmente irracional. Más
adelante, un buldócer destruye una cosecha para dar paso a una nueva, ilegal
colonia judía). Por otro lado, bajo cualquier pretexto, los judíos pueden
despojar de sus tierras o expropiar las casas de los palestinos y demolerlas
(ver el minuto 29:11). Entre septiembre del 2000 y febrero del 2003, 1123
hogares palestinos fueron arbitraria, ilegal y prepotentemente demolidos, con
el absurdo pretexto de no haber presentado los habitantes de dichas casas
“documentación” que avalara que se habían construido “legalmente”.
Pero como señalan los comentaristas al respecto, son acciones ilegales, pues
los palestinos no requieren de tales “permisos”, dado que ellos son los
habitantes originales, quienes por siglos han vivido en tales tierras (las
escenas que toman lugar a partir del mencionado minuto 29:11 al 31:56, son en
verdad dramáticas, al ver cómo, sin ninguna verdadera razón, los habitantes
de casas palestinas con orden de demolición son sometidos por policías y
echados, para que luego maquinaria pesada destruya en pocos minutos hogares
que se llevaron años para ser edificados. Y se comparte el dolor de los
palestinos y el coraje con el que reaccionan hacia sus permanentes opresores,
quienes seguramente serían felices si un día amanecieran muertos todos los
palestinos, para ya no lidiar con ellos).
Un objetivo más de la deformación mediática es
presentar las entendibles protestas de los palestinos, en especial los
atentados suicidas, como injustificados, siendo que, como comentan los
entrevistados, no es otra cosa que una natural reacción de aquéllos a tantos
años de sometimiento, de humillaciones, de maltratos, torturas, de estar
asediados permanentemente por un ejército enemigo muy bien armado armado, que
los asesina o masacra constantemente. Pero, claro, presentados esas protestas
o los atentados suicidas sin el contexto correspondiente, son tomados por la
opinión pública mundial como simple injustificada, irracional violencia.
Sin embargo, como aclaré al principio del artículo,
los atentados suicidas cada vez son más raros, y pienso que ya han sido prácticamente
controlados por los servicios policiacos y de inteligencia israelíes. Eso
explica por qué hay más de cuatro mil 700 prisioneros palestinos en cárceles
de Israel, muchos de ellos detenidos simplemente por “detención
administrativa”, heredada medida colonialista inglesa, bajo la cual, se
puede arrestar a cualquier palestino sólo por parecer “sospechoso” y sin
informarle de los cargos, ni presentar ninguna prueba en su contra (como una
ley que acaba de aprobar el “progresista” de Obama, que permite que
alguien se encarcele de antemano si se piensa que puede ser sospechoso en el
futuro, ¡así de surrealistas se están volviendo las prepotentes leyes de
esos dos países, todo con tal de “combatir” al terrorismo, la mayoría
del cual dichos países han promovido!).
Por otro lado, en la manipulación mediática que
hemos venido refiriendo, otra forma de acentuar la victimización de los
israelíes es magnificando las muertes que provocan las “acciones de
violencia” de los palestinos contra ellos. Así, si un soldado judío muere,
por ejemplo, se muestran a sus padres y hermanos, diciendo todo lo
“maravilloso” que el soldado era, el hogar donde vivía, fotos de cuando
era niño (allí, supongo que es acción directa de las empresas diseñadoras
de imagen estadounidenses, las que justamente así presentan, muy
hollywoodescamente a los soldados o policías de EU caídos en el
deber)… en fin, se da una “conmovedora” semblanza biográfica, así, de
pasada, pero enfatizando en esos momentos el dolor provocado por su muerte.
También se hace así con algunas de las víctimas de los atentados suicidas
(o se hacía), entrevistando a sus familiares o amigos para que describan el
dolor tan terrible que experimentan en ese tormentoso instante.
Sin embargo, la contraparte es que a los palestinos
caídos, incluso los que son asesinados por
error, nada más se refieren a ellos los medios noticiosos como “tantos
muertos dejó un enfrentamiento entre manifestantes y tropas del ejército
israelí, las que fueron agredidas por aquéllos con piedras”. Y se dice sólo
el número de víctimas, y ya, nada más, los palestinos asesinados, no vale
la pena hablar más de ellos en los medios. Ni tampoco los que son asesinados
“por error”. Por ejemplo, en una escena del documental, se muestran a
cinco niños que por esas fechas murieron cuando caminaban a sus casas y
accidentalmente uno de ellos pisó una mina, la que detonó, matándolos a
todos en el acto. Un reportera de la BBC (de los contados medios extranjeros
que presentan objetivamente las notas, sin manipularlas), entrevista a un jefe
policiaco acerca del incidente, de por qué estalla una mina y mata a varios
niños, el obeso hombre le dice que porque es una zona “sospechosa” de
actividades subversivas palestinas. Ella le replica que no es así, que estuvo
en la zona y es completamente civil, aferrándose a lo que ella misma pudo
comprobar, a pesar de que el hombre le dice que no es así. Acorralado, éste
le dice que entonces es lo que se va a investigar, el por
qué había un artefacto explosivo en un área civil, paso de niños
palestinos a la escuela. Pero supongo que habrá quedado en eso, pues no hacen
nada las autoridades judías por investigar las muertes por “error”, que
en todo caso se presentan como “daños colaterales”. En la recientes
matanzas que han perpetrado los soldados judíos, como la de finales del año
2008, es totalmente desproporcionado el número de muertos de ambos lados.
Entre los israelíes, del total de bajas, 14, once fueron de militares, de los
que seis murieron “por error”, alcanzados por las balas de sus compañeros,
y sólo tres muertos fueron civiles israelíes. Entre los palestinos, hubo más
de mil víctimas, todas de civiles
inocentes, alcanzados por los encarnizados bombardeos judíos, lo que da una
proporción de 71 muertos palestinos por cada muerto israelí.
Esas frecuentes matanzas que se tratan de minimizar
lo más posible, cuentan con la complicidad tácita de EU, permanente aliado
incondicional de Israel. Justo en la matanza de diciembre del 2008 referida, a
pesar de los cientos de muertos civiles inocentes, el hipócrita presidente
estadounidense, Barack Obama, no condenó los ataques, diciendo solamente que
esas muertes “eran lamentables”, pero que los palestinos se “lo habían
ganado”, por su actitud beligerante (se refería a las acciones de Hamas, el
grupo que controla políticamente en la actualidad a la franja de Gaza,
considerado por Israel como “terrorista”, y que había realizado algunos
lanzamientos de misiles, en respuesta a acciones militares previas judías sin
sustento. Ver en este mismo blog mi artículo “El silencio de Obama”).
Y no sólo EU es cómplice incondicional de las
permanentes agresiones de Israel a Palestina, sino que incluso le brinda ayuda
militar. Cada año, Israel recibe $6000 millones de dólares, de los cuales
tres mil son en ayuda directa. De esta cantidad, dos tercios se dedican a la
compra de armamento de las empresas estadounidenses (como pueden ver, la
industria armamentista es la eterna beneficiada, sobre todo la estadounidense.
Ver en este mismo blog mi artículo “Ferias de armas, exhibición de fuerza
de la muy lucrativa industria armamentista mundial”). Y de los otros tres
mil millones, que son de “ayuda” indirecta, la mitad es para financiar a
las industrias militares israelíes. Así que quizá también por dicha
“ayuda”, que beneficia sobre todo a los armeros estadounidenses, es que EU
continúa apoyando a Israel para que haga de lo que queda de Palestina un
enorme campo de concentración (desde 1949, que Israel ha recibido “ayuda”
estadounidense, se le han entregado más de cien mil millones de dólares,
gracias a los cuales aquel país está apertrechado hasta los dientes, incluso
poseyendo varias ojivas nucleares, más de 200, según los cálculos más
conservadores, que convierten a su ejército en el cuarto mejor armado del
mundo. Ese es el ejército que se emplea contra palestinos armados las más ve
las veces de piedras y palos).
Igualmente, EU nunca condena los excesos judíos. Sólo
cuando son exhibidos a nivel mundial dichos excesos y prepotencia con la que
actúan los soldados judíos, como en nuestros días, gracias al Internet, por
ejemplo, son “castigados” aquéllos. Por estas fechas (abril del 2012), un
grupo de activistas extranjeros pro palestinos, trataron de viajar, como
siempre lo hacen cada año (coincide, generalmente, con el 17 de abril, día
mundial del prisionero) a Cisjordania y a Gaza, para manifestarse pacíficamente
en contra de la ilegal ocupación judía. Sin embargo, casi todos fueron
retenidos en el aeropuerto Ben Gurion, pues el gobierno sabía sus nombres
(tenía una lista de ellos) e incluso a muchos, ni siquiera en sus países de
origen se les dejó abordar los aviones que los llevarían a Israel (véase la
complicidad de tales países y de sus líneas aéreas para hacerle el juego a
esas dictatoriales medidas). Los pocos que pudieron pasar, algunos realizaron
un tour en bicicletas para protestar pacíficamente, como dije. Sin embargo,
hay en Youtube un video que muestra a un salvaje, troglodita “soldado judío”
el cual, sin motivo alguno, golpea con su metralleta fuertemente el rostro de
un joven activista danés, que no estaba haciendo absolutamente nada que
pusiera en peligro al obeso, bruto uniformado. Inmutable, sigue amenazando al
resto de perplejos activistas ( http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=uL-GmYBNDqY
).
Como hasta en la televisión israelí se difundió
bastante la nota (debe de haber algunos medios honestos y objetivos), el
castigo que se le aplicó al agresivo militar fue la “suspensión”, pero,
claro, por presión internacional por tanta difusión y además porque lo hizo
contra un extranjero. En ese sentido, ¿cuántas escenas muestra el
documental, motivo de este trabajo, de militares judíos agrediendo
brutalmente a jóvenes civiles palestinos, sin que se haya hecho algo al
respecto? Y así seguirá siendo, por desgracia, esta infame situación.
Sin embargo, tanta prepotencia y autoritario control
no puede mantenerse eternamente. Tocando ese punto, resultan interesantes las
declaraciones de la señora Talia Sasson, ciudadana israelí que trabajó
durante 25 años en la oficina del procurador estatal hasta que renunció en
el año 2004. Declara que llegó a ser experta en toda clase de problemas
relacionados con Cisjordania. Hace poco fue entrevistada por el periodista
David Horovitz, del diario The Times of
Israel. “Yo representaba al ejército en la Suprema Corte. Me encargaba
de los problemas relativos al muro divisorio, los caminos laterales, la
seguridad de las colonias. Yo era la jefa del equipo que debía de aplicar la
ley en los israelíes que vivían en los territorios”. Es decir, Sasson es
una mujer muy experimentada en los problemas que he estado mencionando, además
de que se considera muy patriota y que no está “traicionando” a su país
con sus honestas declaraciones, afirma. Pues bien, en ese año, poco antes de
que se retirara, le fue encomendado, debido a su experiencia, por el entonces
primer ministro Ariel Sharon, que realizara un estudio para ver cuál era la
manera más eficaz de resolver el problema de los asentamientos ilegales
israelíes en territorio palestino. Eso, porque Sharon estaba siendo muy
presionado por EU para que cumpliera una serie de acuerdos para lograr la paz
con Palestina, que, en los puntos principales, demandaba la remoción de
varias colonias de tierras privadas palestinas, que gobiernos israelíes
sucesivos habían mentido que pertenecían a Israel y habían consentido una
ilegal colonización.
Sasson entregó un reporte titulado “Sumario de la
opinión concerniente a los asentamientos ilegales”, a principios del año
2005. En él, Sasson dejó muy claro cómo sucesivos departamentos
gubernamentales, sin autorización expresa, habían dispuesto financiamiento y
recursos para la expansión de la presencia judía en Cisjordania, notablemente en decenas de asentamientos que aquellos mismos
gobiernos reconocían como ilegales,
incluso bajo la propia ley judía. O sea, que no les importó hacerlo. El
documento, señala Sasson, fue devastador, y Sharon prometió tomarlo muy en
cuenta para tratar de resolver el grave problema que se ha ido gestando con
los años, pues de acuerdo con Sasson, implica la existencia misma de Israel,
porque está llegando a niveles cada vez menos manejables, por mucha represión
militar que se emplee. “Considere usted – le dice Sasson al entrevistador
– que en los territorios tomados en 1967 vivían un millón de palestinos.
Actualmente viven dos punto cuatro millones, así que los problemas cada vez
se agravarán más, pues no es posible seguir con tantas arbitrariedades, so
pena de que se buscara su aniquilación total”. Ella recomendó “medidas
urgentes” con tal de revertir la situación y eran que el gobierno aplicara
la ley en cuanto a los asentamientos ilegales. “Estoy segura que usted tiene
el poder para hacerlo”, le escribió a Sharon.
Sasson hubiera pensado, en ese entonces, que su
informe, en efecto, se tomaría en cuenta para llegar a un acuerdo de paz,
pero no ha sido así y los gobiernos que sucedieron a Sharon han seguido con
la misma táctica ilegal de continuar permitiendo asentamientos judíos
ilegales, con lo que el problema es cada vez más grave.
“Yo pienso que los sucesivos primeros ministros
que le siguieron a Yitzhak Rabin, han tenido miedo de oponerse a los
colonizadores, pues quizá teman que los asesinen, como a él”, agrega
Sasson, recordando que Rabin realmente fue el único primer ministro contemporáneo
que al firmar los acuerdos de Oslo, quiso poner una solución radical al
problema. “Y, ya ve, quién iba a pensar que justo un judío lo iba a
asesinar”, le dice con cierto pesar a Horovitz.
Para ella, la única solución posible es mover a
los más de cien mil judíos que viven dentro del territorio palestino,
trasladarlos a la llamada “barrera de seguridad” y que Israel se concrete
a un proceso de paz en el cual israelíes y palestinos vivan cada quien en su
territorio, digamos que “amistosamente”. “Si eso no se hace, Israel está
condenado a la perdición”, sentencia Sasson, firmemente convencida.
Y es que en la situación de arbitraria ocupación
militar israelí, incluso la propia autoridad palestina está perdiendo el
control de sus representados, al no ver éstos señales claras de arreglo. De
hecho, el 17 de abril pasado, Día Mundial del Prisionero, la Autoridad
Nacional Palestina, presidida por Mahmoud Abbas, le envío una carta al actual
primer ministro israelí, el muy conservador señor Benjamin Netanyahu, en la
que afirmó que “como consecuencia de las acciones emprendidas por los
sucesivos gobiernos israelíes, la ANP ya no tiene competencia a nivel político,
económico, territorial y de seguridad y por tanto la ANP ha perdido ya su razón
de ser y de seguir así, será incapaz de cumplir sus compromisos”. Y por
ello, insta Abbas a Netanyahu a reanudar las negociaciones de paz con base en
las fronteras de 1967.
Pero la prepotente respuesta de Israel a esa
desesperada petición es que el 24 de abril otorgó estatus legal a tres
colonias judías ilegales, Bruchin, Sansana y Rechelim, existentes en la
ocupada Cisjordania, medida de fuerza contraria a los acuerdos del llamado
Mapa de Ruta, un frágil plan que busca que Israel desmantele colonias
ilegales, sobre todo las que más contribuyen a agravar el añejo conflicto. Y
aunque la arbitraria acción mereció la condena enérgica de la ONU y de
Europa, así se va a quedar. Pero como advirtió Abbas, llegará el momento en
que nada pueda hacer cuando los palestinos, ya sin nada que perder, se revelen
masiva y violentamente contra sus opresores.
El documental que refiero está dedicado a Edward
Said (1935-2003), intelectual palestino y estadounidense, que nunca dejó de
ser crítico hacia la política de ocupación israelí contra los palestinos y
siempre pugnó porque se creara un estado palestino independiente.
Así que a menos que Israel extermine a los más de
dos y medio millones de palestinos que viven en los ocupados territorios, de
lo que fuera hace tiempo Palestina, las protestas y la resistencia de aquéllos
seguirán, a pesar de todas las balas y bombas que Israel use para
reprimirlas.
Contacto:
studillac@hotmail.com