Paraguay
¿víctima de un mosquito?
El
regreso de la fiebre amarilla
Por
Pablo Ramos
APM, 24/02/08
La
nación Guaranda atraviesa por un rebrote de fiebre
amarilla. Además del mosquito aedes aegyptis, son
responsables por esta irrupción el cambio climático, el
clientelismo político y la desidia en temas sanitarios.
La
información oficial originada en Asunción indica que ocho
personas han muerto a causa del rebrote de fiebre amarilla
en Paraguay. Una cifra insignificante para hablar de
epidemia –con todo el respeto que las víctimas y deudos
se merecen– pero que desató una psicosis por la reaparición
de una enfermedad mortal pero fácilmente prevenible. Existe
una vacuna que inmuniza por diez años desde 1937, por lo
que la muerte puede evitarse con un simple pinchazo. Pero
detrás de este conmovedor evento aparecen viejas y nuevas
culpas.
La
fiebre amarilla, vómito negro o plaga americana, es una
enfermedad viral aguda e infecciosa causada por el virus homónimo,
que pertenece a la familia de los flaviviridae. Sólo se
transmite a través de un vector, el mosquito de la especie
aedes aegyptis, a través de su picadura. Su zona de acción
comprende regiones tropicales y lluviosas de Sudamérica, el
Caribe y Africa. Nuestras naciones padecieron por mortíferas
epidemias de fiebre amarilla en el siglo XIX, pero se
encontraba controlada hasta el año último, cuando apareció
un foco en el Mato Grosso brasileño, y ahora en Paraguay.
Pero
su reaparición llama la atención sobre sus causas. La
enumeración siguiente no implica valoración. Además del
mencionado mosquito, el cambio climático es una de las
causas, el clientelismo político y la falta de políticas
sanitarias contundentes tienen un papel importante en esta
tragedia. La enfermedad reapareció a inicios de enero en su
variedad selvática en una localidad rural del departamento
de San Pedro, a 200 kilómetros al norte de Asunción, donde
fueron detectados seis casos.
Un
artículo aparecido en la revista "The Lancet"
refleja las consecuencias sanitarias del cambio climático.
"Con el incremento de las temperaturas en todo el
mundo, el mayor movimiento de personas de un lugar a otro y
el aumento del transporte de bienes, animales y productos
agrícolas, la aparición de los virus causantes de estas
enfermedades en nuevas regiones parece más que
probable", escriben en la publicación médica los
doctores Ernest Gould, del Centro de Ecología e Hidrología
de Oxford (Reino Unido) y Tom Solomon, de la Universidad de
Liverpool.
Ambos
expertos explican que los cambios meteorológicos que está
experimentando el planeta favorecen que los insectos
–mosquitos y garrapatas– que transmiten estos virus se
aclimaten a entornos que hasta ahora eran hostiles para
ellos. Así, señalan que es posible que el virus del Oeste
del Nilo aparezca en el sur de Europa y, quizás también en
el norte, o que la encefalitis japonesa se propague más allá
de las fronteras que le dan nombre.
Esta
es la posición sostenida por la candidata a presidente por
el oficialismo, Blanca Ovelar de Duarte.
El
gobierno del presidente Nicanor Duarte Frutos declara haber
vacunado a más de un millón de personas en los últimos
tiempos, y si tenemos en cuenta que la inmunización dura
diez años, no deberían tener mayores problemas. Además,
compraron dos millones de dosis a Francia para realizar
vacunaciones masivas a su arribo a tierras guaraníes. Pero
lo grave son las denuncias sobre el manejo político de esta
campaña de vacunación. De esta forma, se podría inmunizar
a un poco más de la mitad de la población paraguaya.
El
candidato opositor a la presidencia, el obispo Fernando
Lugo, tras definir a las autoridades como "gobierno de
la desidia, incapaz, mafioso, comerciante, y
peligroso", señaló que durante la actual gestión
vencieron más de 1.200 dosis de la vacuna, debido a la
desidia e inutilidad de esas autoridades, y que el gobierno
actual es responsable de la muerte de esos pobres
compatriotas.
Además,
en declaraciones a la prensa, Lugo aseguró que en los
puestos de la candidata oficialista, Blanca Ovelar de
Duarte, se repartía la vacuna, pero se exigía a los
beneficiados "votar en las elecciones próximas por la
candidata presidencial. Ese hecho constituye una verdadera
vergüenza y que es obra de un gobierno mercenario y
comerciante, que se aprovecha de la pobreza de las familias
paraguayas".
Cualquier
conocedor de los manejos cleintelísticos de Paraguay o
Argentina no descontaría la veracidad de estas acusaciones.
Vale
la pena recordar la solidaridad regional ante la catástrofe.
Los primeros en enviar vacunas fueron los gobiernos de
Brasil, con 400.000 dosis, y de Perú. Venezuela envió
100.000 dosis de la vacuna y médicos especialistas en
epidemiología. Mientras que Cuba envió presencia médica,
con cinco especialistas. El viceministro de Salud paraguayo,
Antonio Barrios, señaló que "Cuba ya erradicó la
fiebre amarilla, y estos expertos vienen para darnos a
conocer sus experiencias y la estrategia que se empleó en
ese país para terminar con este flagelo".
Argentina
no envió asistencia en la medida de sus posibilidades, pero
en todas las regiones fronterizas la población paraguaya
pudo ingresar a territorio argentino y vacunarse en los
centros médicos de atención primaria. De hecho, tanto las
provincias que tienen frontera con Paraguay como el gobierno
nacional reforzaron las partidas destinadas a satisfacer a
los guaraníes que pidiesen ser inmunizados. Además se
dispuso la vacunación gratuita de quien lo solicitase en
los principales centros urbanos.
La
falta de políticas sanitarias paraguayas y regionales
concluyentes también figuran en la causas de este retroceso
al Siglo XIX. Por ejemplo, al tratarse de una enfermedad que
afecta a nuestra región ¿por qué no se producen más
vacunas en nuestra región? Esas dosis que provienen de
Francia debieron haber salido del propio Paraguay o alguna
otra nación vecina.
Hasta
incluso algunos medios señalan que el actual estado de
situación sería fruto de una "gringada". Según
el diario Corrientes Noticias "Varias fuentes revelaron
a la prensa paraguaya que el uso de insectos para trasmitir
enfermedades ha sido objeto de profundos estudios por parte
del ejército norteamericano en Fuerte Detrick, cuyo
inventario ya en 1959 incluía mosquitos infectados con
fiebre amarilla, malaria y dengue; pulgas infectadas con
plaga, garrapatas con tularemia, fiebre recidiva y fiebre de
colorado; moscas domésticas infectadas con cólera, ántrax
y disentería".
"Según
datos al respecto revelados por el propio Ejército
norteamericano, el Centro de Armas Bacteriológicas de las
Fuerzas Terrestres de Estados Unidos realizó experimentos
con mosquitos Aedes aegypti portadores de la fiebre
amarilla, que se llevaron a cabo en un polígono aéreo en
el estado de la Florida", agregó el mismo medio.
No
puede descartarse ninguno de estos disparadores. Pero lo
cierto es que la fiebre amarilla, que mató decenas de miles
de personas en todo nuestro subcontinente, está de nuevo
entre nosotros. Hemos mencionado distintas causas que pueden
haber originado esta reaparición, todas ellas evitables.
Pero cuya superación merecen de un fuerte compromiso político
porque los intereses detrás son históricos y muy
poderosos.
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