La caída del Partido Colorado y el recambio
sin
sobresaltos
Por Marco Boltes
Agrupamiento por el Socialismo, 23/04/08
La amplia mayoría del movimiento de masas esta festejando,
y no es para menos, el partido más conservador de América
Latina y que ejerció el control del aparato estatal en
forma hegemónica en el Paraguay durante 60 años, la ANR
–Partido Colorado– ha sido derrotado contundentemente en
las elecciones del domingo pasado.
Ahora las expectativas y esperanzas
están puestas en Fernando Lugo y la Alianza Patriótica
Para el Cambio. Faltan aún como cuatro meses para que el
mismo asuma, pero importantes sectores del movimiento y la
vanguardia no caben en sí de la alegría. Esta gran
expectativa esta basada en las promesas hechas en el
transcurso de la campaña electoral tocando reivindicaciones
muy sentidas por el campesinado pobre y los trabajadores, el
apoyo que recibe de varias organizaciones de izquierda y del
aura que se le ha atribuido a Lugo de ser el “obispo de
los pobres”.
Durante la campaña electoral, el nuevo presidente electo,
al mismo tiempo que tranquilizaba constantemente a los
sectores oligárquicos como los sojeros y los ganaderos
afirmando que se va a respetar por sobre todo la propiedad
privada, prometió llevar adelante una reforma agraria
integral, rever o renegociar los ilegítimos y entreguistas
tratados de Itaipu y Yacyreta,
así como combatir la corrupción y generar empleos para que
la emigración masiva se revierta. Otra de las propuestas
electorales centrales fue la de llamar a una mesa de
reconciliación nacional y organizar un gobierno
participativo de todos los sectores sociales y políticos.
Pero contradictoriamente los resultados electorales
reflejan otros hechos que a pesar de la voluntad que pueda
tener Lugo de realizar alguna que otra reforma, el panorama
para los sectores organizados del campo popular no es de los
mejores ni justifica festejar a lo grande.
Los grandes ganadores en estas elecciones, el PLRA
y la consolidación del bipartidismo
Al final la maquinaria colorada no pudo reaccionar ante la
derrota contundente en las urnas, no solo los viejos métodos
fraudulentos sirvieron para algo, no aparecieron ni ensayos
de la conocida prepotencia colorada. Una diferencia
incontestable del 10% a favor de Fernando Lugo sobre su
principal contendiente, la representante del partido oficial
Blanca Ovelar, llamó a la resignación de la burocracia
colorada que durante la jornada electoral parecía presentir
los resultados. Y no era para menos, el desastre social y
económico al que condujeron al país era ya insostenible, y
a ello se debe sumar la ruptura interna que no fue posible
salvar entre el sector oficialista liderado por el actual
presidente Nicanor Duarte Frutos y el opositor movimiento
Vanguardia Colorada de su ex Vicepresidente Luis
Castiglioni. Conflicto que refleja bastante el grado de
putrefacción interna a la que llegó el partido y el régimen.
Desde pocas horas después de ser conocidos los resultados
hasta el día de hoy, el todavía presidente Nicanor Duarte
Frutos, muy alicaído viene repitiendo que no hay porque
preocuparse, que se realizará un traspaso pacífico del
poder, sin sobresaltos. Esto antes que nada confirma que el
proyecto de la Alianza Patriótica para el Cambio es una
opción aceptada de hecho para el recambio del régimen por
varios sectores de la clase dominante, es la salida que
estaban buscando a la desastrosa administración de la
burocracia colorada. Solo buscaban la simple alternancia, es
decir el cambio en el gobierno de un partido patronal por
otro partido patronal y no otra cosa. La garantía para ese
traspaso sin sobresaltos la pone ahora el PLRA, el partido
patronal con un aparato partidario capaz de hegemonizar la
Alianza y que en estas elecciones se quedó con la parte del
león.
Lamentablemente esto fue reafirmado por los resultados en
las urnas. Por la futura conformación del Parlamento, la
votación fue la expresión del hartazgo contra el partido
Colorado, pero sin embargo no expresó una apuesta hacia
nuevas expresiones políticas, en este caso específico las
diferentes opciones de izquierda que en estas elecciones
cobraron notoriedad.
La votación no fue para nada favorable a los diferentes
sectores del movimiento popular que se presentaron como
parte de la misma Alianza o en forma independiente pero
llamando a votar a Lugo. No pasó algo muy diferente con las
organizaciones que presentaron candidaturas propias como la
del PT o la del PH.
Según la última confirmación de los resultados, podemos
ver por ejemplo que la izquierda en su conjunto solo pudo
elegir a un senador, sin contar al candidato por el PMas que
en realidad solo hizo el “rekutu”.
Solo el movimiento Tekojoja, que sin dudas generó muchas más
expectativas en cuanto a una mejor votación, pudo lograr
tener un representante parlamentario. Hecho de gran
significación histórica, por ser el primer representante
de signo socialista en el parlamento después de casi 70 años.
Por otro lado, el fenómeno más resaltante, tanto en la cámara
de diputados como en la de senadores es que tendremos un
parlamento bipartidizado, donde el PLRA logró casi la misma
cantidad de escaños que la ANR. Esta proporción fue
obtenida a expensas incluso de otros partidos patronales
como el UNACE o el Partido Patria Querida, que quedaron
reducidos a insignificantes minorías.
En síntesis podemos afirmar que contradictoriamente la
votación no reflejó los deseos en la conciencia de las
masas de votar por el “cambio”, sino que en los
resultados concretos desembocó en una votación por la
estabilidad. No fue el esperado cambio por la izquierda,
sino una reafirmación del viejo esquema burgués
bipartidista en Paraguay de origen decimonónico (Colorados
y Liberales), es decir un recambio en la administración del
estado, pero que en líneas generales tiene más de
retroceso en contrapartida a cualquier pequeño avance. Es
un engaño sostener que como este es el fin de la famosa
“transición democrática” se ha dado un paso hacia
adelante. Para los sectores privilegiados y sus voceros
evidentemente el fin de este periodo es muy positivo porque
significan la regularización y cristalización del régimen.
A no engañarse,
el gobierno al frente del cual estará Fernando Lugo será
un gobierno liberal –del PLRA–, apuntalado por su
oposición colorada. Este gobierno como ya señaláramos
antes, a lo sumo puede que tenga un sesgo “progresista”
y nada más. No es coincidencia, que Lugo al día siguiente
de conocerse los resultados declaró que desea que su
gobierno sea como el de Tabaré Vázquez en el Uruguay.
En cuanto a la izquierda, podemos
decir que no va a pasar mucho tiempo para que los resultados
de las urnas y la distribución parlamentaria arriba citada,
se reflejen al interior de la Alianza en cuanto a relaciones
de poder. Tanto el P–Mas como Tekojoja y otros, tarde o
temprano se van a volver molestos para los liberales, a no
dudar que ya en este momento son los parientes pobres de la
familia. La luna de miel de los sectores de izquierda con
los liberales, encuentristas, estronistas, etc en la Alianza
Patriótica para el Cambio va a durar muy poco. Salvo que
los primeros se desdibujen totalmente y abandonen cualquier
postura crítica y posiciones minimamente clasistas en pos
de la ilusión de “formar parte del gobierno”. Cosa muy
probable, con el rumbo y las posiciones que ya están
tomando.
La izquierda y la vanguardia de luchadores, puede sacar
como lección más importante de este proceso, que no les
sirvió de mucho a los grupos que decidieron aliarse a los
sectores “progresistas” de la burguesía, colgarse del
saco de Lugo. Desperdiciando al mismo tiempo la oportunidad
de construir una herramienta política independiente de los
trabajadores, el campesinado pobre y el conjunto de los
explotados. Antes bien se terminó apuntalando un sistema de
partidos desde todo punto de vista obsoleto y al servicio de
la defensa de los privilegios
El verdadero cambio sólo es
posible de la mano de una Constituyente Soberana y Popular
Insistimos una vez más que se impone a muy corto plazo un
reagrupamiento del movimiento popular y de trabajadores para
relanzar la construcción de un frente único de luchas que
exija a Lugo una Asamblea Nacional Constituyente Soberana y
Popular.
Para que desde todas las organizaciones políticas y
sociales de los sectores explotados se desarrolle una
discusión integral acerca de toda la organización política
y social del Paraguay, la que necesariamente pondría en
cuestión no solo al actual régimen putrefacto heredado de
los 60 años del Partido Colorado, sino a la propia sociedad
paraguaya capitalista como tal.
Insistimos
que una Constituyente realmente transformadora solo podría
ser convocada, no por las actuales instituciones al servicio
de las clases y roscas sanguijuelas, sino desde las
organizaciones independientes de los trabajadores de la
ciudad y el campo.
Solo
esta Constituyente puede garantizar el cambio que los
trabajadores están necesitando, un cambio de régimen que
abra las puertas a un cambio radical de las estructuras económicas
y sociales hoy al servicio de los privilegios de una ínfima
minoría.
Debemos
exigir a Fernando Lugo que la asuma como eje central de su
gobierno en contraste a la propuesta de la “mesa de
reconciliación nacional”. Una Constituyente donde se
planteen los mecanismos para erradicar la corrupción de la
administración del estado. Una Constituyente que garantice
la Reforma Agraria Integral desde, con y para las
organizaciones campesinas. Una Constituyente que asegure un
plan de obras públicas y la industrialización del país
para la generación de empleos genuinos.
No en balde los primeros opositores al llamado de una
Constituyente de este tipo, están dentro de la propia APC,
dentro del nuevo gobierno. Las declaraciones de importantes
referentes del liberalismo
sobre este tema es una muestra del terror que inspira en
ellos una Constituyente. La Constituyente es una institución
que ha sido vaciada por el formalismo de la democracia
burguesa, pero la misma en manos de sujetos sociales que
buscan su liberación como los trabajadores y el campesinado
pobre, con sus métodos y sus tareas históricas, puede
llenarse de un contenido radical.
Por lo tanto las organizaciones políticas y sociales del
campo popular deben salir del sopor producido principalmente
por la importante derrota que sufre la que fuera la máquina
de dominación por décadas y por otro lado las falsas
expectativas que genera el futuro gobierno. Se debe
reactivar lo antes posible un Frente Único de Luchas como
lo fuera el frente Nacional por la Soberanía y la Vida. El
cual pueda llevar adelante la construcción de un programa
de luchas y exigencias al nuevo gobierno que dice
representar al “cambio”. Todo esta por hacerse. De los
trabajadores depende que cambie algo.
Ambos tratados hidroeléctricos además de lesionar la
soberanía y los ingresos paraguayos, son el producto de
acuerdos entre las respectivas contrapartes militares de
Argentina y Brasil con la dictadura de Alfredo
Strossner.
Partido Liberal Radical Auténtico
Entre ambas candidaturas llegan a sumar un promedio de
5000 votos.
Significa “Reenganche” en guaraní. Nicolás Morínigo
fue reelecto por otro periodo más como candidato del
P–Mas. En el periodo legislativo anterior fue senador
por el centroizquierdista Partido País Solidario.
Declaraciones de Efraín Alegre, miembro del directorio
del PLRA en un programa radial, “No necesitamos una
Constituyente, nuestra Constitución es una de las más
democráticas…”
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