Paraguay
reclama y Brasil mira para otro lado
Lula
y Lugo en Brasilia
Por
Nuria Gonzalez Rouco
APM, 21/09/08
Desde que
llegó a la presidencia, Fernando Lugo se propuso revisar,
discutir y modificar el tratado que mantiene con Brasil por
la represa de Itaipú. Pero Lula se niega a cualquier
cambio.
Paraguay es
consciente que el problema energético afecta a todo el
mundo por igual. Por ende quiere insertarse en el mercado
internacional exportando un recurso tan necesario y carente
como la energía eléctrica, que ellos producen en conjunto
con Argentina –Yacyretá– y con Brasil –Itaipú–.
La represa
hidroeléctrica de Itaipú inaugurada oficialmente en 1973,
por entonces la mayor represa del mundo, está ubicada en el
Río Paraná –14 kilómetros al norte del Puente de la
Amistad– en el trecho fronterizo entre Brasil y Praguay.
De acuerdo
al “Acta de Iguazú” firmada el 22 de junio de 1966
entre los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países,
la energía producida se dividiría en partes iguales. Sin
embargo, una de las cláusulas de dicha declaración
estipula el excedente de energía que no fuera utilizada por
uno de los dos países, sería vendido en exclusividad al
otro país participante del proyecto. (Ver: “Relaciones
energéticas desiguales”. APM 29/08/2008).
Otro dato
importante es que a la hora de construir la central hidroeléctrica,
la inversión fue totalmente brasilera, en tanto que
Paraguay se comprometía a pagar su parte con lo recaudado
por la venta de energía eléctrica. Esto se acordó como
consecuencia de que la nación guaraní dispondría de una
cantidad de electricidad excedentaria para el tamaño de su
población y economía. (Ver: “Paraguay quiere discutir
los precios”. APM 27/04/2008).
Entonces se
fijó un precio "de amigos", que significaba que
el valor de la unidad eléctrica se vendería "al
costo" de producción. Por estos tiempos, Asunción
satisface el 90 por ciento su demanda con el 5 por ciento de
la energía producida en Itaipú. El 95 por ciento restante
acaba en Brasil, que paga por ella unos 300 millones de dólares.
Lugo
sostiene que ese precio debe revisarse y aumentar hasta unos
2.000 millones de dólares, pero Brasilia no lo acepta y
sostiene que solo puede discutir ese asunto a partir del
2023, cuando vencerá el tratado.
Principalmente,
éstos son los puntos del tratado de Itaipú que Lugo quiere
modificar para que la economía paraguaya realmente vea los
beneficios de exportar energía eléctrica.
El
presidente guaraní, en conferencia de prensa dada a su
arribo a San Pablo, manifestó que “el tratado puede
cambiarse, lo concreto es abrir el debate y encontrar una
solución justa para el tema energético”.
Si bien
ambos mandatarios llegaban a la reunión del miércoles
pasado en Brasilia con grandes diferencias, acordaron la
conformación de una “mesa de diálogo y negociación”,
que según el canciller brasileño, Celso Amorim, será
coordinada por los ministerios de Minas y Energía de Brasil
y de Obras Públicas de Paraguay y tendrá su primera reunión
en un plazo de unos diez días.
Por su
parte, el canciller paraguayo, Alejandro Hamed Franco explicó
que su país "tiene urgencia para comenzar a
trabajar" y aseguró que el presidente Lugo percibió
del lado brasileño "una amplia voluntad para la
colaboración y el entendimiento".
En la
"mesa técnica", según ambos cancilleres, serán
discutidos todos los puntos planteados por Paraguay, que
abarcan la revisión de los precios de la electricidad y de
varias cláusulas del tratado, como la que prohíbe la venta
de la electricidad no usada a terceros países.
Por su
parte, Amorim dijo –a título de resumen– que en el
encuentro entre ambos presidentes "se reafirmó el
principio de la integración", que lleva a un país de
las dimensiones económicas de Brasil a "comprender las
dificultades de los más débiles".
Desde el
otro lado, el canciller Hamed valoró los resultados de esa
reunión y dijo que Paraguay está en búsqueda de
"empresarios serios para invertir en el país " y
"los ha encontrado" en San Pablo.
Por otro
lado, el embajador brasilero en Asunción, Valter Pecly
Moreira explicó que para modificar cualquier punto del
Tratado de Itaipú llevará aún “mucho tiempo”,
teniendo en cuenta que en Brasil existen varios órganos políticos
al que hay que convencer y citó primero al Congreso, a
Itamaraty y luego al Ejecutivo.
“El
procedimiento en el Congreso brasileño son normalmente muy
largos, algo que se cambia en el tratado no se aprueba y si
se aprueba se llevaría unos tres a cuatro años, o sea hay
que ser también un poco realista en ese sentido”,
sentenció el embajador.
“La
negociación sobre Itaipú no es una negociación fácil y
el presidente Lula e Itamaraty está dispuesto a establecer
con el Paraguay una cooperación mucho más grande de la que
tenemos hoy”, añadió Moreira.
Si bien el
tratado de Itaipú fue el eje primordial del encuentro,
también se conformaron comisiones para iniciar proyectos
industriales, comerciales y de inversión entre ambos países.
Entre estos
proyectos, se encuentra el visto bueno del Parlamente
brasilero para la construcción del segundo puente sobre el
Río Paraná, creando así un nuevo punto de contacto entre
las dos naciones. Además, se analizaron planes de cooperación
en el área social y la situación de los brasileños en
Paraguay.
Principalmente,
este último punto hace referencia a los “brasiguayos”
–productores agrícolas brasileños radicados en
Paraguay– que se oponen a la reforma agraria del gobierno,
que según palabras de Lugo las tierras que poseen en
territorios fronterizos son fiscales, y por lo tanto serían
utilizadas por el Estado para realizar la reforma agraria.
En tanto,
en una reunión con empresarios brasileros el mandatario
paraguayo defendió la reforma agraria, y señaló que se
pretende “armonizar los intereses de las grandes
explotaciones agropecuarias –muchas de ellas de brasileños
o de origen brasileño– con los intereses del pequeño y
mediano agricultor, generalmente paraguayo. La cuestión no
representa confrontación sino integrar armónicamente el
desarrollo".
También se
tocó el tema del Régimen Tributario Unificado (RTU) con el
fin de formalizar el circuito comercial fronterizo para los
microimportadores paraguayos que unen Ciudad del Este y Foz
de Iguazú.
”Todo
hace suponer que la aprobación del RTU para Ciudad del Este
estará incluida dentro del paquete negociador que tendrá
Brasil con Paraguay, a cambio de no innovar en el tratado de
Itaipú”, indicó el viceministro de Economía e Integración
del Ministerio de Hacienda, Manuel Alarcón.
Se habló
de la creación de un banco de inversiones en Brasil, el
Banco del Sur, y de la cooperación ampliada que se abre
especialmente para las pequeñas fincas de familiares de
Paraguay. “En fin, yo creo que fue una reunión bastante
positiva”, resumió Lugo en conferencia de prensa en la
embajada paraguaya en Brasil.
Además,
afirmó que se crearon “comisiones de seguimiento”, de
tal manera a que las innumerables reuniones y acuerdos de
siempre, no se queden estancados.
Sin
embargo, al volver a Paraguay, la comitiva que había estado
en Brasilia no estaba tan contenta como pareció en la
conferencia de prensa brindada por los ministros de
Relaciones Exteriores luego de la reunión.
A su
regreso, Lugo fue entrevistado por el diario francés “Le
Monde Diplomatique”, en donde reiteró que quiere revisar
el contrato de explotación de la central hidroeléctrica de
Itaipú con Brasil hasta que se agoten todas las instancias
de diálogo y que "el recurso a tribunales
internacionales es sólo una hipótesis".
Además, en
la entrevista publicada el jueves pasado, advirtió que los
paraguayos "no nos contentaremos con compensaciones
financieras. No queremos regalos, sino un precio justo para
nuestra energía".
“La energía
de Itaipú ha favorecido el desarrollo de la industria
brasileña, particularmente la de San Pablo. Es hora de que
los paraguayos reclamen un precio justo para su energía, es
decir, el precio del mercado”, sentenció Lugo.
En términos
más generales, el nuevo presidente paraguayo reiteró que
su "principal objetivo es bajar progresivamente el índice
de corrupción para garantizar la institucionalidad de la
República, para que Paraguay sea de nuevo creíble en el
mundo y atraiga a los inversores".
Paraguay,
de la mano de Fernando Lugo, quiere reinsertarse en el
mercado mundial. Sabe que tiene recursos –como la energía
hidroeléctrica– de los cuales puede sacar beneficios
monetarios importantes.
Sin embargo
parecería que sus “hermanos mayores” sudamericanos no
se lo quisieran permitir. Tanto Argentina como Brasil no
quieren revisar y modificar los tratados que los unen con
Paraguay en relación a las represas que manejan
conjuntamente.
Ambas
potencias sudamericanas, que se llenan la boca hablando de
“integración latinoamericana”, están más preocupadas
en solucionar sus propios problemas energéticos, que en
ayudar al porvenir de las economías regionales más
empobrecidas. Así la integración es sólo una simple
palabra.
|