El último sábado, día 24,
el Senado paraguayo votó y autorizó que el Poder Ejecutivo declare Estado de
Excepción (estado de sitio) por 30 días en los cinco departamentos
paraguayos de Concepción, San Pedro, Alto Paraguay, Amambay y Presidente
Hayes. La medida, que apunta a ocupar el norte del país a fin de capturar a
los miembros de la guerrilla de izquierda denominada Ejército del Pueblo
Paraguayo (EPP), entrará en vigor después que sea promulgada por el
Presidente paraguayo Fernando Lugo.
Lugo se decidió por el
Estado de Excepción después de la muerte de cuatro personas, el miércoles
(21). El gobierno cree que los asesinatos fueron cometidos por los miembros de
la guerrilla en la región de Arroyito, donde se encontró un campamento con
materiales para prácticas de tiro. Lugo pidió urgencia "para que las
fuerzas militares tengan amplia libertad" para actuar junto con la policía
y capturar a los miembros del EPP.
La decisión del presidente
está causando descontento en varios estamentos de la población paraguaya, ya
que el Estado de Excepción, medida bastante usada durante los más de 30 años
de la dictadura de Alfredo Stroessner, permite que se implanten toques de
queda, que se prohíba la realización de reuniones públicas, que se realicen
detenciones sin mandatos judiciales, restringe los derechos de manifestación
y amplía los poderes de las fuerzas militares.
Mostrando descontento con la
medida que debería quedar restringida a situaciones de emergencia o a
guerras, dos organizaciones campesinas y una de las principales centrales
sindicales del país decidieron que no respetarán el Estado de Excepción,
porque no pretenden renunciar a sus libertades y movilizaciones públicas.
Movimientos sociales y políticos
de izquierda como la Organización de Trabajadores de la Educación de
Paraguay (Otep), el Partido de los Trabajadores (PT), el Movimiento Popular
Revolucionario Paraguay Pyahürã MPR–PP, el Partido Patria Libre (PPL) y el
Partido Comunista también rechazan la decisión de Fernando Lugo, considerada
por todos como la reproducción de un estado de sitio.
Varias organizaciones de
derechos humanos también niegan la necesidad de la ley por recelo de que la
actuación de las fuerzas militares y de la policía sea abusiva para con los
ciudadanos paraguayos. El domingo, Lugo se reunió con activistas de los
derechos humanos a fin de explicar el alcance y la necesidad de la medida; sin
embargo, las palabras del jefe de estado no convencieron a los activistas, que
garantizaron que permanecerán atentos a todas las acciones.
El Estado de Excepción está
siendo considerado por los movimientos sociales del país como una medida de
persecución a los movimientos populares. "El gobierno del ex–obispo
Lugo y de su ministro Rafael Filizzola (...) viene aplicando una sistemática
política de represión y persecución al movimiento popular que no se acomoda
con sus dádivas, cargos y corrupción. La profundización de la alianza
fascista Lugo–Uribe en la lucha ‘antiterrorista’ sólo viene a
perfeccionar la persecución al movimiento popular y confirmar a Lugo como
payaso de la oligarquía traicionera", afirma en un manifiesto el PPL.
La medida está siendo
considerada también como una manera en la que el gobierno de Fernando Lugo
intenta desviar la atención de la población de todas las denuncias de
corrupción, violación a los derechos humanos, agravamiento del hambre y la
miseria en el país y el incumplimiento de promesas electorales. En materia de
derechos humanos el gobierno del ex–obispo está siendo equiparado a los
gobiernos colorados de la dictadura.
La
decepción es el estado de ánimo común entre los paraguayos que creyeron que
el gobierno de Fernando Lugo sería diferente y transformaría la realidad de
robo del dinero público, entreguismo de los bienes naturales, torturas,
desapariciones y asesinatos presenciados durante la dictadura. Lugo dio
continuidad a la corrupción, no cumplió sus promesas de reforma del Poder
Judicial, protegió a ejecutores de crímenes de lesa humanidad, persiguió a
los refugiados políticos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR) y por todas las atrocidades cometidas en sus dos años de
gobierno, como el asesinato de más de 2000 personas por las fuerzas militares
del país, fue apodado "Carnicero de la Macarena".