Codo a
codo, en la calle fuimos mucho más de dos. Dejamos de mascullar la bronca como
el tango, lamentándonos por el país que tenemos. Dijimos "Basta" al
modelo neoliberal capitalista y a sus personeros, el gobierno de De La
Rúa-Cavallo. Y la cabeza nos cambió...
Los desocupados y excluidos empezaron a sentir que se puede pelear y no dejarse morir de hambre. Los jóvenes de la clase media que hasta hoy sólo pensaban en emigrar parecen dispuestos a pelear un futuro en su país. Flota en el aire la convicción de que ya no vamos a bancar cualquier cosa. Y mientras el "usurpador" Saá intenta calmar los ánimos con anuncios populistas que nadie cree, la gente piensa y discute, en el bar, en la oficina, en el tren. Cuentan lo que hicieron, lo que vieron, lo que viene. Argentina es hoy un gran debate en cada rincón.
Los medios de prensa y los
opinólogos que durante 12 años trabajaron para "lavarle la cabeza" al
pueblo convenciéndolo de las bondades de las privatizaciones y las AFJP, hoy
buscan recuperar el control ideológico
y llamarlo a confiar en las instituciones y el orden burgués.
Urgente, tenemos una
tarea: es necesario que después de la acción empiece a fraguar alguna forma
de organización independiente de las masas, donde el debate que ya existe
se vuelva colectivo y propositivo. La clave para que un nuevo estallido no sea
sólo eso, está en si este tiempo es aprovechado para construir formas de
organización. Los barrios, las plazas, fueron lugares naturales del estallido
que tuvo características "populares". El llamado a la realización de asambleas
populares puede ser una forma a explorar.
Varias organizaciones de
izquierda así como de organismos sociales (como el Bloque de Piqueteros donde
participa el Polo Obrero y los MTD, que formaron parte del combate en las
calles) han coincidido en la necesidad de impulsar estas asambleas populares.
Al mismo tiempo, diversas organizaciones sindicales clasistas como los mineros
de Turbio, Zanón, UNTER de Río Negro o SUTEBA Matanza han superado en sus
programas las meras plataformas reivindicativas sectoriales y han formulado
propuestas de medidas nacionales para salir de la crisis.
En general existe
coincidencia entre los grupos de izquierda en levantar un programa de medidas
de salida a la crisis. Con matices se comparten puntos como la nacionalización
de la banca, el control obrero de las fábricas que amenazan con despidos, la
estatización de las AFJP, el no pago de la deuda y la ruptura con el FMI.
Varios de estos partidos coincidimos además en el esfuerzo por explicar pacientemente que estas medidas deben enlazarse
con la necesidad de un gobierno de los trabajadores qu,e en el marco de una
lucha latinoamericana, inicie la construcción del socialismo.
Pero el accionar disperso
de cada una de estas organizaciones no ha logrado poner en escena nacional el
debate sobre una salida no capitalista a la crisis. De allí que tenemos que
pensar en una acción común de convocatoria a estas asambleas. En el plenario
del Bloque Piquetero propusimos hacer una campaña nacional de convocatoria a
las asambleas populares. Si se pudiera acordar esta orientación con los
partidos de izquierda, Autonomía y Libertad de Zamora, IU, PO, el PTS, etc, el
esfuerzo disperso se potenciaría y tal vez podríamos incidir en la realidad
para que estas asambleas que en algunos lugares existen (en Plaza de Mayo hay
reuniones espontáneas todos los días) se extendieran y profundizaran. Podríamos
por ejemplo sacar un llamado nacional con afiches, con boletines para
distribuir masivamente firmados por todos, para meter bajo la puerta de cada
vecino de la cacerola o en las colas del Plan Trabajar, explicando con
sencillez por qué hay que nacionalizar la banca, romper con el FMI, etc.
Pero nuestra estrategia de
promover la organización independiente y revolucionaria mediante el ejercicio
de la democracia directa de las masas, como podrían ser estas asambleas
populares u otras formas que las masas se pudieran dar, no puede ser un salto
al vacío sin mediaciones con la realidad existente, porque quedaría en mero
discurso y no en palanca de movilización.
No podemos ignorar que Saá
ha usurpado el poder y que no existe aún alguna forma de organización
independiente que pueda constituirse en una alternativa de poder. Por eso hay
que discutir no sólo quién gobierna sino con qué régimen. Tenemos que
defender el derecho de las masas a decidir su
futuro gobierno y forma de gobierno aun dentro de la democracia representativa
y aun cuando estimemos que no vaya a ser aún "de los trabajadores".
Al mismo tiempo
alertaremos que todas estas formas de democracia representativa son una trampa
y que nuestra meta debe ser lograr que se desarrolle la democracia directa que
empezamos a ejercer en el Argentinazo en las calles.
En este marco podemos y
debemos discutir con todas estas organizaciones, y en particular con los
partidos de izquierda, el llamado a una candidatura única de la izquierda.
Sería muy bueno para este ejercicio mismo de la democracia directa que los
candidatos surgieran del debate de las asambleas, rompiendo los
"corralitos" que actualmente tienen fraccionada a la izquierda y que
en última instancia los electos expresen la voluntad de quienes actuaron en las
calles. Si esto ocurriera debemos destacar que Luis Zamora se fortaleció como
un referente masivo que cuestionó las instituciones y supo empezar a hacer
entrar en la cabeza de Doña Rosa el problema de que la lucha es anticapitalista
y por nuevas formas de democracia directa surgidas de abajo.