Masacre
de La Plata
25
años pasaron de la Masacre de La Plata, cuando fueron asesinados por la Triple
A ocho militantes del Partido Socialista de los Trabajadores, el partido
antecesor del MAS.
Ellos
fueron parte de una amplia vanguardia que, desde distintas posiciones políticas,
cuestionaba el capitalismo. ¿Que querían eliminar con esa “juventud
molesta”? Querían hacer desaparecer, junto con sus cuerpos, sus ideas, la
experiencia y la solidaridad desarrolladas en muchas jornadas de lucha y fuertes
debates político-ideológicos, donde estaban en el “tapete” las distintas
concepciones y vías para llegar al socialismo.
Hoy,
a 25 años de haberlos perdido, junto con las lágrimas que salen de nuestros
ojos y nuestros puños en alto como en aquel momento, queremos recuperar para
nosotros y las generaciones futuras su ejemplo de solidaridad, fervor
revolucionario y combate por el socialismo.
Socialismo
o Barbarie entrevistó a Susana Zaldúa, hermana de Adriana y al “Tano”,
amigo del “Laucha”, ambos militantes del PST. Aquí van sus recuerdos.
Los
hechos
Susana,
contános qué pasó. “En el anochecer del 4 de septiembre iban en un Renault
Gordini cinco militantes de lo que
se llamaba el Partido Socialista de los Trabajadores. Laucha Loscertales había
sido un dirigente importante de Ingeniería y estaba trabajando en la fábrica
Propulsora Siderúrgica. Adriana trabajaba en Obras Públicas, militante del
partido, y activista bastante reconocida en la facultad de Arquitectura. Hugo
Frigerio, delegado del ministerio de Obras Públicas. Ana María Guzner,
activista de los no-docentes de La Plata. Y Lidia Agostini, una piba que estaba
en un dispensario público, odontóloga, cuñada de Frigerio. Lidia había
entrado al partido hacía muy poquito tiempo”, describe Susana. Los compañeros
iban en el Gordini a llevar el dinero que habían recaudado en la Universidad
para donarlo al fondo de huelga de Petroquímica Sudamericana, en huelga en esos
días. En pleno centro de La Plata, cerca de la Catedral, un comando de la
Triple A los secuestra y los traslada a la seccional policial de la calle 56,
entre 13 y 14, donde golpean brutalmente al Laucha. Tanto lo golpearon que “no
se lo pudo velar con el cajón abierto porque tenía destrozada la cara”.
Inmediatamente los trasladan a La Balandra, un descampado de Berisso y los
acribillan a balazos. “Adriana, cuando vamos a reconocer su cuerpo, tenía 79
balas. Con Itakas fueron fusilados. Estaban todos dentro del auto, menos Ana María
Guzner, que estaba fuera del auto”. “Asesinada a balazos, fuera del auto”,
repite Susana como para convencernos de que no escuchamos mal. Los diarios del
momento titulan: “Aparecieron cinco cadáveres en La Plata”.
“A
la mañana nos avisan que ninguno de ellos había ido a dormir, por lo tanto
comenzamos la búsqueda. Y durante el transcurso del 5 fuimos notificados de que
aparecieron los cadáveres. El 5 a la mañana, enterado de la desaparición de
Hugo un compañero llamado Oscarcito Lucatti, que trabajaba con él en Obras Públicas,
va al local del partido, porque iba a haber una asamblea. Hacen el volante y
salen del local Dicky Povedano, que era dirigente de Previsión Social, Patricia
Claverie, una pibita de la juventud, que venía a estudiar a La Plata, creo que
era oriunda de Bahía Blanca y Oscarcito. Los tres salen del local, que está en
pleno centro de La Plata, a dos cuadras de la Plaza San Martín, donde está la
gobernación. A media cuadra de allí, en 8 entre 54 y 55, los interceptan en un
auto, delante de un montón de transeúntes, y desaparecen. Horas más tardes
son encontrados en las afueras de La Plata, con las manos atadas atrás, típico
asesinato de la Triple A, y acribillados a balazos los tres compañeros...”
“Todo
tipo que se enfrentaba podía ser blanco de la Triple A”
“La
Plata estaba en manos de la Triple A”, asegura Susana y nos ilustra:
“Inmediatamente que nos enteramos de los primeros cinco muertos, la dirección
del partido y mi familia van a entrevistarse con Calabró. No está. El
gobernador de la provincia de Buenos Aires, Calabró, no está. Piden por el
vicegobernador, no está. Piden por el ministro, no está. Van a ver al jefe de
policía, tampoco está. No había absolutamente nadie. Sólo una secretaria. De
modo que en La Plata no había ninguna autoridad. Absolutamente ninguna
autoridad”.
“Hacer
un velorio era peligroso porque la Triple A patrullaba la ciudad con los famosos
autos sin patente. Y en principio discutíamos que era muy peligroso”. Pero la
bronca pudo más y el velatorio se hizo. Del velorio participaron también
trabajadores de Petroquímica Sudamericana y del ministerio de Obras Públicas.
Estos últimos sostuvieron un paro de 72 horas para presionar por el
esclarecimiento de los asesinatos.
“Yo
creo que el ataque era a todo el que se oponía a los planes económicos del
gobierno, que en última instancia fueron la antesala de lo que estamos viviendo
hoy. Porque necesitaron aniquilar a esa vanguardia, para poder aplicar los
planes después con todo. Entonces, todos los que se oponían evidentemente podían
ser blancos de un ataque”.
Los
rostros ocultos de la Triple A
La
Triple A era solventada y dirigida por el gobierno nacional. En ese momento
estaba Isabel Martínez de Perón. Susana busca un diario de la época. En la
portada del diario El Día del 6 de setiembre de 1975 dice: “Asesinaron a tres
mujeres y dos hombres” en alusión a la Masacre de La Plata. En la misma
portada: ”Contactos con la banca privada emprenderá el Dr. Cafiero en Nueva
York”. Susana se enfurece y agrega “Cafiero hoy plantea ser el adalid de la
ética y la moral, pero en el ’75
no dijo absolutamente nada por el accionar de las bandas fascistas. Es más,
formaba parte de su gobierno... por eso es muy importante no olvidar, hay que
tener memoria y saber que estos políticos hoy reciclados también formaban
parte de ese gobierno”. Zaldúa la emprende también contra la UCR, al
recordar que el dirigente Ricardo Balbín abrió la puerta a la represión
cuando denunció la existencia de una guerrilla fabril.
¿Fue
en vano?
Susana
responde a la pregunta que todo el mundo se hace cuando se habla de estos temas.
“Una se pone a pensar... Si hacemos un balance y una radiografía de este
momento, la situación es grave. Pero junto con eso me da la impresión de que
comienzan a despuntar acciones que aunque atomizadas o aisladas comienzan a
enfrentar este plan siniestro”. En este sentido, Susana redobla la apuesta:
“mi impresión es que hay que lograr que esas luchas tengan una coordinación.
En lo político pienso tiene que haber una alternativa nueva, una alternativa
que se construya con las corrientes de izquierda existentes y con todos los
sectores que sean luchadores intransigentes contra este plan económico. Para
buscar la salida por la cual pelearon nuestros compañeros, que es la salida
socialista, por una sociedad socialista donde no existan opresores ni oprimidos,
donde en realidad se termine con la explotación. Por eso los compañeros
peleaban. En realidad, mataron esa vanguardia para imponer esto. Nosotros
tenemos que retomar esta lucha. Retomarla y ver si le podemos dar un canal orgánico,
para evitar una nueva frustración. Por eso yo digo que si uno lo mira fríamente
dice se perdió. Lucharon pero fue en vano. Pero creo que hay condiciones para
decir que esa lucha no fue en vano. Y creo que nosotros vamos a poder decir
finalmente hasta el socialismo siempre Por eso busco permanentemente una
alternativa, no el aislamiento de la izquierda, no el aislamiento de las
corrientes, sino la necesidad de una nueva alternativa política, donde el
disenso forme parte de la construcción, donde rompamos con ciertos dogmas, y
donde construyamos realmente esa alternativa en función de la sociedad por la
cual pelearon nuestros compañeros”.
Con
Susana repetimos que no fue en vano y seguimos apostando al socialismo, sin
dejar de abrazar a los compañeros.
Tano:
Recordar a “Laucha”, Roberto Loscertales, es más o menos tratar de
acordarse de lo que era el movimiento estudiantil de la esa época y cuando yo
lo conocí. El “Laucha” era pampeano, de General Pico. Era muy común en esa
época ir a estudiar a La Plata. Estaba la Universidad de Buenos Aires (la UBA)
y la Universidad de La Plata. Pero La Plata era una ciudad universitaria por
naturaleza, por distintas razones. Primero porque era una universidad que tenía
mucho nivel académico. Segundo, porque estaba llena de pensiones para
estudiantes. Tercero, porque había comedor estudiantil. Entonces, la gente del
interior de la provincia, y hasta bolivianos y peruanos (Hugo Blanco, el gran
dirigente peruano estudió en La Plata) era muy común que fueran a estudiar a
La Plata. Entonces, había mucha vida… el movimiento estudiantil tenía una
vida impresionante. Era muy común que los estudiantes, por el hecho de vivir
solos en La Plata, fueran muy independientes. ¿Se entiende?
Yo
conozco al “Laucha” en el cruce de dos caminos o de dos hechos políticos
muy importantes. Uno local, que fue una huelga que se hizo contra el gobierno de
Onganía. Una huelga larga, que fue la de SUPE, los petroleros de La Plata, en
el 68. El otro hecho es que eso ocurre en medio del Mayo francés. Con todas las
cosas que decía Daniel Cohn-Bendit y toda esa gente. Lo importante del Mayo
Francés es que, más allá de los hermosos slogans y frases que surgieron en
esa época, planteaba la unidad obrera-estudiantil. Que para la realidad de la
Argentina y el movimiento estudiantil en ese momento, era algo que pegó muy
fuerte. Por lo menos en la vanguardia de esa época. Y que al año se iba a
expresar obviamente a nivel de todo el país, fundamentalmente con el Cordobazo.
Bueno, el “Laucha” me ganó en ese proceso.
Él
estudiaba ingeniería mecánica, estaba en tercer año. Yo estudiaba ingeniería
aeronáutica y estaba en primero, era anarquista... no entendía mucho. Era un
tipo que se podría definir de acción, locoide. Y el “Laucha” se avivó que
yo era un tipo inconscientemente de izquierda, con no mucha claridad. Que estaba
de acuerdo en la unidad obrera-estudiantil y que había que llevarla a la práctica.
El “Laucha” venía discutiendo conmigo, me perseguía... Él era un tipo resimpático, no muy ortodoxo, de una sensibilidad y olfato político muy grandes. Justamente usando la sensibilidad y el olfato político se dio cuenta de que no me iba a ganar por el lado de discutir políticamente. Entonces, me gana de la forma más insólita. Muy hábilmente un día me dice: Esta noche hay que ir a reprimir a un carnero de la huelga de SUPE. Porque esta huelga hay que ganarla sí o sí. ¿Té prendés? Yo dije: Vamos… y ahí me ganó.
Era
tan poco ortodoxo que, como yo andaba en conflicto con el tipo que alquilaba
conmigo la casa (era un terrible pelotudo), me dijo: Veníte a vivir conmigo.
Me llevó a una casa que él tenía en Tolosa, que le decíamos “La Mansión”.
Era un “aguantadero” trotskista. Ahí vivía de todo. Pero así era nuestro
partido en ese momento. Dentro de nuestra corriente, La Plata era el lugar más
fuerte. Eso es en el ’68.
SoB:
Ahora avancemos en la historia para ver por qué la Triple A lo va a buscar a él,
en qué circunstancias.
Tano:
Yo ya no estaba en La Plata. La Triple A lo va a buscar a él, en realidad lo
tenía en la mira. El “Laucha” era muy conocido en La Plata como dirigente
estudiantil. Porque después se desarrolló, más allá de que no era muy
ortodoxo y llegó a ser un gran dirigente estudiantil. Pero con la tradición
del partido... dejó la universidad en el 73, se proletarizó y se fue a militar
en una fábrica en Ensenada: Propulsora Siderúrgica.
Sob:
¿Ya se había recibido?
Tano:
Él se recibió de ingeniero mecánico. No obstante fue a laburar como obrero a
una fábrica. Obrero calificado, obviamente. Porque en esas fábricas casi todos
son obreros calificados.
SoB:
¿Era parte de la tradición de la unidad
obrera-estudiantil?
Tano:
No, era parte de la política del partido. Nosotros en esa época teníamos una
política. Ganábamos militantes en el movimiento estudiantil y construíamos el
partido en la clase. A los mejores cuadros del movimiento estudiantil los
proletarizábamos. Cuando yo tenía seis meses de militancia… vino un gran
dirigente del partido que se llamaba Arturito y nos dijo: Bueno, compañeros,
necesitamos gente que vaya a la fábrica. Yo largué la universidad y me fui
a laburar al frigorífico. Al Swift de La Plata. Eso era muy común en el
partido. Era la tradición del partido.
SoB:
¿Y el “Laucha” se va a...?
Tano:
El “Laucha” se va a Propulsora Siderúrgica. Una fábrica muy moderna, de
alta tecnología, del grupo Techint, que todavía está. Va a laburar ahí
porque recién la estaban instalando. Él se las ingenia y entra. Y no le cuesta
mucho salir de delegado al “Laucha”. Porque era un gran dirigente natural.
Aparte era un tipo humanamente increíble. De una calidez humana... tenía una
gran sensibilidad. Era un revolucionario hecho y derecho.
SoB:
Ubicame, año 75, ¿cuál era la situación política?
Tano:
Y, era una situación política muy jodida, porque la Triple A mataba como
“Pancho por su casa”. No era una cosa esporádica. Ya había ocurrido la
masacre de Pacheco, también a manos de la Triple A. Todas las semanas había
muertos. Estamos hablando de setiembre del 75, a meses del golpe. Seis meses
antes del golpe del 76. Y lo levantan. Estaba con su pareja, con su compañera,
que era la menor de las Zaldúa, Adriana. Y con tres compañeros más.
SoB:
¿Levantan a los cinco?
Tano:
A los cinco. Había un conflicto de Petroquímica Sudamericana. Había paro,
creo que estaba tomada la planta. Ellos estaban realizando actividades de
solidaridad. (...)
Yo
me entero... Yo estaba militando en Arquitectura de Buenos Aires. En esa época,
en la Universidad de Buenos Aires estaba la misión Ivanisevich y también
actuaba la Triple A. Pero con otro compañero estábamos medio prófugos… En
el partido se había discutido que los dos, que éramos dirigentes de
arquitectura, nos teníamos que borrar porque nos iban a ... Entonces, me vienen
a avisar de lo que pasa y me prohíben expresamente viajar a La Plata. No pude
asistir al entierro del compañero. El “Laucha” ya se había convertido en
un dirigente histórico de La Plata.
Un
momento, hay un quiebre en todo mi relato: desde el 68 hasta el 75 pasaron siete
años.
El
“Laucha” en esos siete años se transformó en un dirigente de La Plata. Era
un dirigente muy importante en el movimiento estudiantil. Ese grupo de Ingeniería
y nuestra corriente, que era ultra minoritaria en el 68, en el movimiento
estudiantil de La Plata se transformó en una corriente importante, y nosotros
empezamos a tener mucho peso en el movimiento obrero de La Plata, como
corriente. Entonces, obviamente que la Triple A lo tenía en la mira. Yo opino
que hay todo un seguimiento del “Laucha”. Y ahí vieron la oportunidad.
SoB:
¿Algo más?
Tano:
El “Laucha”, en última instancia, para hacer una semblanza de él, resume
lo que es la tradición del partido. Fue un compañero dispuesto a dejar toda
perspectiva individual en aras de construir el partido y hacer la revolución.
Era
un tipo bárbaro por la calidez humana que tenía, era muy querido. El
“Laucha” en esa época te decía: Hay que construir un hombre nuevo,
y vos lo aceptabas, porque vos te querías parecer a él. No te puedo decir otra
cosa. Yo cada vez que lo recuerdo se me llenan los ojos de lágrimas. Primero
porque siento un gran dolor por no haber podido despedirlo, y además porque
compartió una etapa muy linda de mi vida, cuando uno despierta a la vida política
revolucionaria. Si no hubiera sido por él, no sé si hubiera pasado. Más allá
de que la política del partido era muy sólida y muy fuerte. Pero también el
canal que la llevó a la práctica, o la persona que la materializó, tuvo mucho
que ver...
¡Ah!
las anécdotas del “Laucha”.
SoB:
Contános alguna.
Tano:
Del “Laucha”... hay dichos inventados alrededor de él. Era un prototipo de
militante medio extraño en su primera época. Lo llamábamos Militante 24 x 48,
que no eran las medidas de la camisa ni de los zapatos. El “Laucha” militaba
24 horas y se dedicaba 48 a descansar y pensar en cómo aplicar la política.
Entonces, cuando uno le preguntaba: ¿estás en las 24 o en las 48? Se
rascaba la cabeza, algo típico en él, y contestaba: creo que estoy en las
48. Obviamente que no siempre fue así. Pero en una época así lo llamaban.
Después tiene algunas anécdotas, en la “Mansión” de Tolosa, por ejemplo.
(...) Esa casa era una risa. A ver si se ubican los compañeros. Había un
gobierno militar, pero era super legalista. En la dictadura de Onganía. La
dictadura de Onganía, al lado de la de Videla, eran nenes de pecho. Era super
legalista. Entonces, los dos practicábamos defensa personal. Y era una risa. Yo
nunca me voy a olvidar que en el garage, porque era una casa enorme, dormía un
compañero que laburaba en fábrica, que se había proletarizado.
“Anteojitos” le decíamos. Y el “Laucha”... estábamos probando unos
nuevos petardos que habían llegado a la zona. Y el “Laucha”, para probar la
efectividad... había un ventiluz del garage donde dormía el compañero, a las
seis de la mañana, dice: Vamos a probar la efectividad. Y tiró un par
de petardos y le cayeron al compañero en medio de la cama. Entonces, el otro
salió como loco en bolas por la calle. Dice: son buenos. Esas son las anécdotas.
Era un tipo increíble. (...) Pero tiene miles el “Laucha”, todas así. Era
terrible.