Ir
a la pelea por la alternativa
El
pasado mes de marzo ha estado marcado por la agudización de la crisis política,
la más grave desde el ‘89. Al mismo tiempo, en momentos que estamos cerrando
este numero, se está desarrollando la reunión de los presidentes americanos en
la perspectiva del establecimiento del ALCA. Mientras tanto, el nuevo gobierno
Cavallo-De la Rúa, intenta rescatar “el modelo” del pantano en que ha caído.
¿Pero, cual es el marco más general de estos acontecimientos?.
Con
el inicio del nuevo siglo, se esta configurando un clima político e ideológico
internacional distinto al prevaleciente a lo largo de los ’90. A diez años de
la caída del muro de Berlín, la gran mayoría de la humanidad se ve
confrontada de una manera directa con el capitalismo tal cual es hoy. Y este, en
su época “globalizadora”, lejos de las promesas de progreso y bienestar,
muestra, para las grandes mayorías, sus elementos de barbarie, miseria y opresión..
Esto
es lo que ha dado lugar al desarrollo de un creciente proceso de rechazo,
cuestionamiento y movilización contra la “globalización”. Esto es lo que
esta en el trasfondo de la gravísima crisis del país. Todo lo cual está
generando, la apertura de un debate sobre las posibles y/o necesarias
alternativas a esta dura realidad, algo impensable en la última década. La
mundialización del capital, las transformaciones impuestas en la Argentina a lo
largo de 20 años, vienen perdiendo
legitimidad, favoreciendo el regreso del “debate ideológico”.
Estos
cambios en la realidad mundial y nacional son
los que explican la irrupción de una importante corriente “neoreformista”,
la que se ha dado cita –meses atrás- en la reunión del “Foro Social
Mundial” en Porto Alegre. Se trata -sobre todo- de direcciones burocráticas
de sindicatos y partidos (tradicionalmente considerados “de los
trabajadores”), al mismo tiempo que intelectuales y periodistas, que comienzan
a cuestionar determinados aspectos del ordenamiento actual del capitalismo y/o
pretenden negociar sus privilegios en condiciones algo más favorables con el
gran capital. No buscan ir más allá del capitalismo, sino conseguir otra forma
de regulación del mismo ”humanizándolo”.
Sin
embargo, se trata de plantear con claridad, que no se puede acabar con la
creciente tragedia que se vive entre los explotados y oprimidos sin acabar con
el capitalismo: no es posible humanizar la vida humana sin la perspectiva de
otro sistema social.
Al
comienzo del siglo XXI, más que nunca, hay que poner de relieve el hecho de que
el capitalismo es irreformable. Por el contrario, de lo que se trata es de
relanzar la batalla por el socialismo. Porque dadas las características
destructivas del sistema, la alternativa para las grandes mayorías es:
Socialismo o Barbarie.