En medio de crisis y contradicciones en las alturas

MIEDO AL DESPERTAR DEL “GIGANTE”

Por Roberto Sáenz

 

Parece importante realizar una somera "cronología" de la crisis. La propia sucesión vertiginosa de acontecimientos permiten ilustrar por si mismos la magnitud de ésta, al mismo tiempo que hacer algunas previsiones en relación al futuro desarrollo de la nueva situación política que se está viviendo en el país; y de la cual, esta crisis, no ha sido más que una confirmación.

 

Como antecedentes de lo ocurrido en marzo, podemos partir señalando que el de De la Rúa ha resultado ser un gobierno que ha vivido de crisis en crisis.

Esta última comenzó con la renuncia de Machinea. El gobierno no estaba preparado para la misma, por lo que se apeló a un López Murphy que no tenía preparado un "plan" y que se la pasó nada más y nada menos que 15 días de cabildeos.

 

"Tienen 48 horas para rectificar los anuncios... si no lo hacen, el país estallará"

 

Cuando finalmente anunció su "megaajuste" (el viernes 16 por la noche), medio gabinete renunciaba en momentos en que hacía su discurso e inmediatamente se provocaba el rechazo de gobernadores del PJ, de gran parte de los sectores de la UCR, de la Juventud Radical, del Frepaso, e incluso de los sectores patronales nucleados en la UIA. En pleno intento de pasar a una durísima ofensiva, el gobierno entraba en una crisis más profunda.

Aplaudido a rabiar por 700 empresarios reunidos en la Bolsa de Comercio (el sábado 17 por la mañana) el ministro con cara de Bulldog duró en el cargo apenas dos días más. En el marco de fuertes grietas y divisiones en las alturas del poder burgués, se produjo el proceso siguiente: "(...) La movilización social les dobló la muñeca a los fieles del mercado que encabezó López Murphy (...) Las huelgas, las ocupaciones de facultades, el descontento general, crearon una situacion muy dificil (...) A las opciones económicas disponibles, hubo que agregarle un dato esencial: la sociedad dijo basta, acotó el mismo día Miguel Ángel Broda (...) En efecto: la huelga del miércoles 21, la multitudinaria marcha del sábado 24 (...) más la agitación de las comunidades universitarias y educativas, confirman esas apreciaciones. Por primera vez, en mucho tiempo, los políticos de mayor caudal electoral, le temieron más a la desobediencia civil que a los mercados" (1)

Así, aún con un desarrollo desigual entre la dinámica de la crisis “en las alturas” y la de la movilización popular, había comenzado y se preanunciaba una reacción de proporciones inéditas en los últimos años. Lo que muestra que algo está cambiando en la lucha de clases del país. Posiblemente, otra relación de fuerzas entre las clases esté asomando, aunque no haya llegado aún a consumarse, en la medida que los trabajadores y los sectores populares tienen por delante una ardua tarea de recomposición global de su organización y conciencia como clase.

El mismo sábado 17/3, inmediatamente después de escuchar el discurso de L.M., con fino olfato de zorro viejo, Ruckauf alertó (con la frase que titula este punto) que este ajuste no se podía aplicar y que había que desandar los pasos dados antes que llegara el lunes y se comenzara a desarrollar la movilización.

Entre el domingo 18 y el lunes 19 el gobierno estuvo pendiendo de un hilo. Llamó desesperadamente a Cavallo y echó brutalmente al hombre de FIEL. El martes 20 (mientras se realizaba la marcha de los desocupados convocada por la CTA y la CCC) asume Cavallo y el día posterior se realiza el contundente aunque pasivo paro general. No fuera a ser cosa que a los “dirigentes” se les escapara de las manos la movilización en medio de semejante crisis... Al mismo tiempo, Cavallo anunciaba su “plan de competitividad”. El sábado 24, una Plaza de Mayo desbordante por 80.000 personas, chiflaba contra Cavallo.

"El espanto ante la posibilidad de un desborde social alineó (...) a los jefes de la oposición peronista, en sus diversas variantes, y a las mayorías del Congreso nacional, que se amucharon para transferir de apuro las facultades extraordinarias que exigió el ministro para aliviarles el sofocón, quien podrá legislar hasta abril del próximo año sin el concurso de los representantes del pueblo" (2). Así, de una u otra manera, los principales sectores patronales, políticos y burocráticos cerraron filas alrededor de Cavallo. Le votaron los “poderes especiales” y la CGT "combativa" de Moyano (lo mismo que la CTA de De Gennaro), terminaron levantando el paro programado para el 5 y 6 de abril. Cuando más se trataba (y se trata) de alertar sobre el significado de Cavallo y de prepararse para responder uno a uno a sus ataques, Moyano (y Marta Maffei entre los docentes) se escudó en que: "no podemos negar que hay otro estado de ánimo, una esperanza en la gente (...) hay que esperar a los resultados del plan económico", siguiendo a su verdadero jefe: el burgués y reaccionario Carlos Ruckauf, el mismo que fue vice de Menem, el que ahora apoya a Cavallo, buscando que éste engrupa a los trabajadores y la población en general, haciendo pasar sus medidas de ataque de una manera distinta a López Murphy, dando un rodeo.

 

La nueva situación política sigue abierta

 

"Al final (...), ¿terminó en derrota la indignación popular que despertó el plan ajustador de López M.? Por ahora, nada ha concluido de manera contundente. La crisis política está ahí, oculta por el espanto y el barullo de las últimas semanas, pero sigue sin resolver. El porvenir de Cavallo está condicionado a los resultados que consiga y a su capacidad de mantener la paz social" (3).

Así, la historia sigue abierta. Se trata de alertar que Cavallo viene con trampa, llamando a los trabajadores y a la juventud a organizarse de manera independiente y a enfrentar cada uno de los próximos ataques. En las próximas semanas y meses veremos cómo y quién la escribe...

 

Notas

(1) Pasquini Durán, José María, Página 12, 31/3/01.

(2) Idem, Pasquini Duran.

(3) Idem, Pasquini Duran.

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