Ante
el agravamiento de la crisis global
Por Roberto Sáenz
“Sin embargo, basta con fijarse y reflexionar un poco para convencerse de que existen los medios necesarios para luchar contra la catástrofe y el hambre, de que las medidas que se requieren para combatirla son muy claras, muy sencillas, perfectamente realizables y al alcance de las fuerzas del pueblo, y que si no se toman es sólo y exclusivamente porque su cumplimiento afectaría los beneficios fabulosos de un puñado de terratenientes y capitalistas (...) Control, inspección, registro: son los requisitos principales para luchar contra la catástrofe y el hambre (...) toda una serie de medidas de control, que consisten casi todas ellas, en agrupar a la población, crear o fomentar asociaciones de diverso tipo” (V.I.Lenin, "La catástrofe que nos amenaza". Septiembre de 1917).
Tomamos la inspiración del gran
revolucionario ruso porque contiene enseñanzas y lecciones que bien pueden
aplicarse hoy a nuestro país, en el que la profundización de la crisis nos está
acercando
a una catástrofe económica y social que tiene pocos antecedentes en la
historia del país.
Cuando el desempleo significa la
“muerte social” de 5 millones de trabajadores;
cuando desde el gobierno se impulsa una rebaja general de los salarios a
jubilados y trabajadores del Estado; cuando esa rebaja en la provincia de Buenos
Aires es del 29% y, al mismo tiempo, parte del salario va a ser pagado en esa
moneda trucha, el “Patacón”; cuando el deterioro en los sistemas públicos
de salud, jubilaciones y educación es un derrumbe sin piso... efectivamente,
para millones, se trata de
una situación de creciente catástrofe, a la que nos conducen con el solo
objetivo de seguir pagando la deuda externa pública y garantizar los derechos
de propiedad y las ganancias de los capitalistas.
Entonces,
ante una situación así, donde está amenazada hasta la supervivencia
cotidiana de millones, es una obligación reaccionar: hay que decir
basta, ¡esto ya no se aguanta más! La bancarrota del gobierno, de las
instituciones de la democracia y de la burguesía en general, está a la vista. No
pueden gobernar más el país. Lo han hundido a los ojos de todos los
explotados y oprimidos. Por esto mismo, es el momento de impulsar y tomar
medidas drásticas, desde abajo, desde la lucha y organización independiente de
los trabajadores, que, al mismo tiempo, se planteen la perspectiva de
un gobierno de los que nunca gobernaron: los trabajadores y el pueblo, apoyados
en la democracia directa desde abajo.
Los
famosos “mercados” le han impuesto al gobierno el plan de déficit cero.
Quieren que vaya con los botines de punta contra la población, incluso
sacando el Ejército a las calles si es necesario. Esta es la receta del
imperialismo yanqui, de los grandes grupos financieros, de las privatizadas y de
sus agentes políticos y empresariales.
Por
otro lado, sectores como la “Unión Industrial”, las Pymes, Alfonsín, los
restos del Frepaso e, incluso la mayoría de la dirigencia sindical, tienen
algunos matices en relación a De la Rúa/Cavallo. Algunos de ellos coinciden
con el eufemismo del “déficit cero”, que no es otra cosa que hacer lo
posible por seguir pagando la deuda. Pero pretenden que haya un cierto piso,
ciertas limitaciones a las rebajas de las jubilaciones y los salarios. Es lo que
Alfonsín llama “hambre cero”. Junto con esto, de manera encubierta,
apuestan al camino de la devaluación, imponiendo por esta vía el ajuste y la
rebaja general de los salarios que se pretende. Para esto, quieren formar un
nuevo gobierno de “salvación nacional” en torno a De la Rúa,
“alternativo” al actual gobierno Cavallo/De la Rúa.
Frente
a estas dos alternativas patronales, planteamos
con claridad: ni el ajuste salvaje en curso ni el ajuste “encubierto” vía
la devaluación pueden ser salidas para los trabajadores. Son
dos salidas capitalistas, antiobreras y antipopulares, que tienen en común
descargar el peso de la crisis en nosotros.
Por
esto, ya es hora de que comprendamos que nada bueno podrá venir para los
trabajadores de la mano de los sectores patronales, sean “oficialistas” u
“opositores”. Ni de “Frentes contra el Hambre”, como postula la CTA,
conjuntamente una serie de diputados frepasistas o del ARI. Por el contrario, de
una vez por todas, hay que ir contra los intereses de todos los capitalistas.
Cuando
está amenazada hasta la supervivencia cotidiana de millones, hay que salir a la
lucha por las cuestiones más elementales: por la defensa del derecho a comer,
contra la reducción de los ya insuficientes planes Trabajar, contra la nueva
tanda de despidos en curso, contra la rebaja general de los salarios y
jubilaciones, contra el pago en bonos truchos como el "Patacón".
Muchas de estas cuestiones se sintetizan hoy en ¡“derrotemos el plan de déficit
cero"!
Al
mismo tiempo, esto se debe combinar con
el planteo de una serie de tareas y/o medidas por la positiva, que vayan de
frente contra los intereses, ganancias
y la propiedad de los capitalistas y el imperialismo, unificando un pliego de
reivindicaciones comunes a los trabajadores ocupados y desocupados: por un
verdadero seguro al desempleo de 500$; por trabajo para todos; por la escala móvil
de puestos y horas de trabajo sin reducción del salario; por la "requisa
de trabajo" como han puesto en marcha los compañeros en Mosconi y Tartagal;
por el control obrero y la redistribución de las regalías; por la apertura de
los libros contables de las empresas que dicen perder plata; por impuestos
progresivos a los grandes emporios como la Repsol, las telefónicas y demás
privatizadas; por la nacionalización
de la banca y el comercio exterior bajo control de los trabajadores; por el no
pago de la deuda extern y la expropiación bajo control obrero de toda empresa
que cierre, despida o rebaje los salarios.
En
este marco, es decisivo que el llamado al enfrentamiento del brutal ajuste en
curso parta del terreno real en el cual la pelea se está efectivamente
desarrollando. Parte de esto ha sido el plan de lucha “piquetero”
resuelto en el plenario de la Matanza, al que ahora se le debará dar
continuidad en el nuevo plenario citado para el 4 de septiembre. Por el
contrario, hay que rechazar por burocrático y externo al verdadero
desarrollo en curso de las luchas, el plan presentado por la CTA y su
“Frente contra el Hambre”, que tiene un calendario que nadie votó y
que culmina en una “consulta popular”... el próximo 10 de diciembre. En el
mismo sentido va la propuesta de la dirección de CTERA de volver a instalar la
“Carpa Blanca” en el Congreso... lo que se plantea, evidentemente, para
contraponer al proceso que por la base, prácticamente por fuera del sindicato,
están desarrollando los docentes, explosivamente, a lo largo y ancho de la
provincia de Buenos Aires.
Porque,
efectivamente, en el desarrollo de la autoorganización en la lucha y en la
democracia desde abajo, en la
coordinación de los procesos y en la perspectiva de una gran lucha nacional,
activa, con piquetes y cortes de ruta, que enlace a trabajadores ocupados y
desocupados, está la verdadera posibilidad de acabar con estas medidas y con el
gobierno De la Rúa/Cavallo, comenzando a abrir paso a una salida desde
abajo, obrera y popular.
Avanzar
hacia una coordinadora nacional y democrática de todos los trabajadores
”De
taller en taller, de fábrica en fábrica, de barrio en barrio, de ciudad en
ciudad, los comités de acción deben establecer una ligazón estrecha entre sí,
reunirse en conferencia entre ciudades, por ramas de producción, por distritos,
para terminar en un congreso de todos los comités de acción en Francia. He aquí
el que será el nuevo orden que debe reemplazar a la anarquía actual" (León
Trotsky, "¿A dónde va Francia?", 1934).
Es
un hecho, que se debe apreciar en toda su magnitud, que a nivel de ciertos
sectores de los trabajadores, se
comienzan a dar experiencias de congresos, coordinadoras o plenarios de sectores
de trabajadores en lucha como no ocurría desde los 70.
En
las últimas semanas se realizaron los “Cabildos Abiertos” en Mosconi, la
convocatoria del Suteba de la Matanza, las dos reuniones de coordinación de los
MTD y MTR de todo el país, el Congreso Minero en Río Turbio, el reciente
plenario de desempleados y piqueteros también en La Matanza y los encuentros de
trabajadores de Zanón y los de Haedo. Es absolutamente central, con toda la
fuerza del activismo, de los luchadores, de los militantes de izquierda, ayudar
a desarrollar, propagandizar, masificar entre las más amplias capas de
trabajadores, estas experiencias. No se debe perder de vista su inmenso
valor: pueden apuntar a expresar en los hechos, en la medida en que
efectivamente se desarrollen y generalicen, elementos embrionarios de un
"doble poder" en el país, de un doble poder democrático de los
trabajadores desde abajo. Esta es la importancia que tienen estas
experiencias, aunque los mismos sectores de trabajadores que empiezan a
participar en ellas, no tengan todavía entera conciencia de lo que están
haciendo y aunque, en sí mismas, cada una de estas experiencias tiene un valor
diferente.
Sin
embargo, desde los medios y el gobierno sí se tiene clara conciencia del
“peligro” potencial que pueden significar la extensión de estas
expresiones. Por eso, se han lanzado a una campaña brutal, sobre todo
cuestionando la legitimidad de la reunión de la Matanza y de los exitosos
cortes realizados en las últimas semanas. En La Nación se pudo leer: "Si
se sorprende Moyano es porque no escuchó cada propuesta. El denominador común
de la reunión fue la búsqueda del poder a través de una pueblada que
derribe al gobierno. Vale un dato: a su estilo, Alderete y D'Elía
procuraron bajar el nivel de efervescencia revolucionaria y lograron que la
asamblea votase como objetivo la derogación del decreto de ajuste. Algo que
casi resulta políticamente aceptable frente a lo que se dijo en la tribuna (...)
Los organizadores de este congreso no parecieron conscientes de las fuerzas que
invocan" (25/7).
El
plenario de la Matanza, el Congreso del Carbón de Río Turbio o la experiencia
de Mosconi y Tartagal tienen una importancia enorme, porque hay un elemento
de contenido en el que es preciso detenerse: ante el desastre, es la clase
trabajadora como tal la que convoca al conjunto de la sociedad para discutir qué
hacer,en la cuenca del carbón en Turbio o en el departamento de San Martín en
Salta. O sea, no es que convoca el gobernador Kirschner o Romero, sino que,
ante la aguda orfandad de proyectos de
parte del Estado burgués y del sistema que no sean ajustes y más ajustes, son
sectores de la clase trabajadora los que toman en sus manos discutir qué
perspectiva dar a sus regiones, organizando a su alrededor al conjunto de los
sectores populares.
Y
si estas experiencias se generalizaran, si estas experiencias de manera
democrática se coordinaran a nivel nacional, y si en las mismas se comenzara a
discutir qué salida dar a la crisis del país, se comenzaría a expresar en los
hechos un “doble poder” de los trabajadores, potencialmente alternativo al
poder burgués.
"(...)
Todo obrero comprende que, con dos millones de desocupados y semiocupados, la
lucha sindical por los convenios colectivos es una utopía. En las condiciones
actuales, para obligar a los capitalistas a hacer concesiones serias, es
necesario quebrar su voluntad (...) La tesis marxista general: las reformas
sociales no son más que subproductos de la lucha revolucionaria, en la época
de la declinación capitalista, tiene la importancia más candente e inmediata.
Los capitalistas no pueden ceder algo a los obreros más que cuando están
amenazados de perder todo. Pero incluso las mayores "concesiones" de
las que es capaz el capitalismo contemporáneo (...) seguirán siendo
absolutamente insignificantes en comparación con la miseria de las masas y la
profundidad de la crisis social. He aquí porque la más inmediata de todas las
reivindicaciones debe ser reivindicar la expropiación de los capitalistas y la
nacionalización (socialización) de los medios de producción. ¿Que esta
reivindicación es irrealizable bajo la dominación de la burguesía?
Evidentemente. Por esto es necesario conquistar el poder” (León Trotsky,
"Una vez más, ¿a dónde va Francia?", fines de marzo de 1935).
Evidentemente,
lo que se está “derrumbando” es un país. Y cuando se cae a pedazos el país,
no se puede sostener creíblemente ninguna reivindicación particular, si no es
desde la perspectiva de una salida general. Es por esto por lo cual, por
ejemplo, el “seguro de desempleo
y formación” de la CTA, para ser consecuente, se debería plantear desde la
perspectiva de un poder alternativo, lo que no es el caso: simplemente se le
plantea como exigencia al actual gobierno. Porque la CTA no propone
verdaderamente ninguna salida política de poder alternativa. En esto
recoge una característica tradicional del “reformismo”: hacer planteos
“reivindicativos”, cuando es imposible avanzar en ellos si no es de la mano
de una perspectiva de transformación revolucionaria, global. Porque hoy, en
las actuales condiciones del capitalismo a nivel mundial, y, en particular, ante
la bancarrota del país, cualquier mínima reivindicación, para concretarse
consecuentemente, debe ir más allá del capitalismo. Porque casi no hay
espacio para concesiones de tipo reformista. Y las cosas que se
"arranquen" sólo podrán ser como subproducto de una lucha
revolucionaria de los trabajadores.
Sin
embargo en el conjunto de la población trabajadora, la indignación con el
gobierno y con toda “la clase política” es inmensa. Las cargadas a De la Rúa,
Cavallo, Alfonsín y a todos los políticos son expresión de este inmenso odio
y repudio popular a todos ellos. Es este mismo elemento de rechazo el que tiene
a Menem detenido. Y es precisamente esta realidad la que plantea el interrogante
en la cabeza de millones acerca de que salida puede haber a la actual situación.
Interrogante al cual hay que comenzar pacientemente a responder buscando el
apoyo en las experiencias reales que vienen de sectores de los trabajadores.
Por
ejemplo, en los casos como Mosconi y Tartagal, donde la población movilizada, directamente
borró del mapa a las viejas instituciones de la “democracia” del voto y el
engaño: los concejales e intendentes brillan por su ausencia. Y, de hecho,
los que tuvieron en sus manos durante varios días la representación popular,
han sido las “asambleas populares”, la “Plaza del Aguante”, los
“Cabildos Abiertos” y las organizaciones de los trabajadores desocupados.
Esta es una experiencia nueva, decisiva, que sirve de ejemplo y demostración de
que es posible establecer otras formas de representación, de gobierno y de
poder que surjan desde abajo, desde la democracia directa de los trabajadores y
los sectores populares. Es una experiencia que es decisivo propagandizar,
hacer conocer, llevar a todos los trabajadores del país.
Porque
a De la Rúa/Cavallo y su plan de “déficit cero”, el pueblo trabajador
no los puede soportar ni un minuto más: los debe echar con su movilización.
Pero no se trata de echarlos para que venga De la Sota o algún otro figurón
patronal, como la “progresista” Carrió o el cura Farinello. Tampoco se
puede esperar que de las próximas elecciones en octubre venga una salida para
los de abajo. Porque de la mano del voto, del mismo mecanismo por intermedio del
cual nos vienen engañando hace ya 20 años, no puede venir una solución. Ni
siquiera bajo la forma de una “Asamblea Constituyente” como la que realizó
el gobernador de Córdoba, con el solo
objetivo de legitimar el brutal ajuste en marcha, bajo el verso del “achique a
la política”.
Por
el contrario, desde abajo, desde las experiencias de acción y decisión
directas de los trabajadores, desde los piquetes y cortes de ruta, desde las
asambleas populares y desde la coordinación de todos estos procesos, se
trata de pelear por un gobierno de los que nunca gobernaron: la amplia mayoría
explotada y oprimida, basado no en la papeleta electoral, sino en la democracia
desde abajo.
______________________________________________________________________________________________
Con
la asistencia de unos 150 compañeros de todo el país y la presencia de una
delegación de la LSR, se realizó un plenario nacional de toda la organización.
En él se expresó una rica discusión y la comprensión mayoritaria de que la
organización tiene por delante la enorme responsabilidad y obligación de
lograr un “giro militante”. Esto es, poner a tono la actividad de
cada compañero y del partido en su conjunto, con la dinámica de la crisis y de
la lucha de clases en el país. Esto con el objetivo de colaborar a una
recomposición revolucionaria del movimiento de los trabajadores en medio de la
actual crisis, en la perspectiva de la pelea por una salida de poder de los
trabajadores. En este marco, parte de los artículos que presentamos en este
número expresan el análisis y los
lineamientos de políticos votados en dicho plenario.