Movimiento por la Consulta Popular y Frente Nacional contra la Pobreza
¿Combatir la pobreza... con los ricos?
Por Marcelo Yunes
El Movimiento por la Consulta Popular (MCP) está compuesto de un conjunto de organizaciones que se proponen constituir un Frente Nacional contra la Pobreza (Frenapo) a partir de una Consulta Popular, a tener lugar en diciembre, que sostenga un Seguro de Empleo y Formación. El principal motor de este movimiento es la Central de Trabajadores Argentinos.
Está circulando como parte de los materiales de discusión de este movimiento un documento elaborado en la provincia de Buenos Aires y presentado al gobierno y la legislatura provinciales.
En momentos en que la crisis global del país pega nuevos saltos casi día a día, resulta de extrema importancia para los trabajadores debatir cuál puede ser la salida a esta situación de catástrofe nacional en que nos han sumido el capitalismo y los políticos capitalistas. Y queremos señalar que, lamentablemente, la salida que propone el MCP no es tal, sino que conduce a un callejón sin salida y busca que, una vez más, los trabajadores seamos la masa de maniobra para proyectos de salvataje de capitalistas en crisis.
El documento del MCP cuestiona la política del gobierno provincial y afirma, con toda razón, que "la única receta que aplica (...) es ajustar a los sectores más desprotegidos, en lugar de hacerlo sobre las exorbitantes ganancias de los beneficiarios de la última década: las empresas privatizadas, las transnacionales, los especuladores financieros". Más adelante veremos qué clase de "ajuste" sugiere el MCP contra los grandes capitalistas.
Donde no coincidimos en absoluto es en el diagnóstico del origen de la crisis financiera de la provincia de Buenos Aires: "la irresponsabilidad, la mediocridad, la ineficiencia extrema y la corrupción en el manejo de las finanzas públicas".. En esto, el MCP no hace más que repetir el desprecio, por parte de la CTA, del factor decisivo de la crisis económica nacional y provincial: el pesadísimo costo de la deuda pública (véanse nuestra crítica a la CTA en SoB No. 5 y el trabajo de Claudio Katz en esta misma edición).
Para el MCP (¿también para la CTA?), todo el problema parece ser que en la Casa Rosada y en La Plata gobiernan funcionarios "corruptos", "mediocres" e "ineficientes". Pongamos en su lugar a políticos "honestos", "inteligentes" y "eficaces" y todo se resolverá como por encanto. Así lo dicen, no exageramos: "debe construirse una solución y no una mera postergación de los problemas (...) La solución está en una administración que propenda la eficiencia y combata la corrupción, en una importante y posible mejora en la administración tributaria (...) y en una reforma impositiva". En esto, el MCP dice exactamente lo mismo que Elisa Carrió o Luis Farinello.
En cambio, los socialistas del MAS afirmamos que la Argentina se derrumba no por las carencias éticas, intelectuales o técnicas de sus funcionarios y políticos (que sin duda las tienen), sino que el nudo de la cuestión es que esos funcionarios y políticos trabajan para los capitalistas y sus ganancias; son socios y representantes de los explotadores y cumplen la función de engañar a los trabajadores, impidiendo que generen una alternativa propia, independiente y de clase.
El MCP está prisionero de la concepción de que entre las clases sociales puede haber armonía e intereses comunes pero, ante la emergencia nacional, no duda que la clase de los capitalistas debe tener prioridad de asistencia. Es por eso que el documento del MCP ve "el recorte de los ingresos de los asalariados" no como un brutal atropello al derecho a la vida, a la comida, a la salud y a todos los derechos básicos de millones de trabajadores, sino como "un nuevo golpe a la alicaída demanda interna, que llevará a las Pymes a su definitiva desaparición".
En esta sencilla frase está condensada toda la política y la perspectiva del Frenapo: lo que importa no es la destrucción social de millones, sino la salvación de las pequeñas y medianas empresas. Hay una lógica de hierro en esto: el MCP-Frenapo critica a las privatizadas y las transnacionales, pero como no cree que los trabajadores podamos ser capaces de romper con el sistema capitalista y reorganizar la sociedad sobre nuevas bases, socialistas y sin explotadores, se ve obligado a dirigir la mirada hacia "la pequeña y mediana empresa, la producción rural, las cooperativas de trabajo" con el fin de "salvaguardar las fuentes de trabajo". Por eso proponen medidas, como el congelamiento de deudas por cinco años, que "eviten la quiebra (...) de los sectores mencionados, ya que los mismos son imprescindibles para la reactivación y el empleo" (resaltado nuestro).
Si quiere un razonamiento más claro, échele agua: 1) los trabajadores solos no pueden garantizar "la reactivación y el empleo" ni ninguna otra cosa; 2) los grandes capitalistas no van a ayudar, por lo tanto, 3) lo que los trabajadores debemos hacer es echarnos en brazos de las Pymes, los productores rurales y las cooperativas, que son capitalistas, sí, pero no de la variedad malvada y antinacional, sino de otro tipo: honestos, eficientes y preocupados por el bienestar de su pueblo.
Tan arraigada está en el MCP-Frenapo esta concepción de la impotencia de los trabajadores que, aunque cueste creerlo, no hay en el documento que analizamos ni una sola medida que vaya a favor de los trabajadores: las únicas medidas propuestas para "combatir la recesión y el desempleo" son las que mencionamos para beneficio de las Pymes. No hay ni una palabra de defensa del salario mínimo, de los derechos laborales, del reparto de horas de trabajo ni de ninguna reivindicación de los trabajadores. Una vez más, es lógico: como los trabajadores aportan la masa pero no el programa ni la orientación política, sus necesidades tendrán que esperar hasta que se resuelva la mala situación de los patrones. Es la idea típica de la colaboración de clases: primero que engorden los capitalistas, y luego los trabajadores veremos si quedan algunas migajas de su festín. Ni hablar de sacarles el plato y echarlos a patadas de la mesa; el MCP ya nos advirtió que los capitalistas son "imprescindibles".
Para terminar, veamos en qué consiste el "ajuste a las exorbitantes ganancias" y la reforma impositiva, que son presentadas (junto con el saneamiento moral, claro) como "una solución, no una postergación de los problemas". Las medidas son: impuesto a las grandes herencias (por las dudas, no se estipula la alícuota); un 2% de aumento en el impuesto a los ingresos brutos de los hipermercados y a las grandes empresas de servicios (excluyendo salud y educación, es decir, las prepagas y los colegios privados); dos centavos por comprobante de peaje (lo moderado de la suma busca impedir que el aumento sea trasladado al usuario, lo que demuestra tanta ingenuidad como falta de audacia), e impuestos inmobiliarios especiales para grandes propiedades, countries y embarcaciones.
Cuesta imaginar un programa más timorato para alguien que amenaza con "ajustar a los grandes beneficiarios" del capitalismo salvaje que devastó económica y socialmente al país. Si el MCP-Frenapo cree que conseguirá su objetivo de "ningún hogar pobre en la Argentina" con un módico impuesto del 2% a las ganancias de las privatizadas, 2 centavos por auto y medidas por el estilo, o no tiene idea de la dimensión de la crisis estructural de la Argentina o está, simplemente, haciendo demagogia.
El desastre que es este país no se va a arreglar pasando una alcancía bajo la nariz de los capitalistas para que éstos colaboren casi a voluntad. Hay que decirles la verdad a los trabajadores: sólo hay salida para las grandes mayorías populares si rompemos con el sistema capitalista, si ponemos todos los resortes de la producción, las riquezas y las ganancias en manos de los trabajadores, para que éstos las administren en beneficio de los millones que vienen sufriendo las consecuencias de este orden social injusto. Y esto es imposible sin una gran lucha nacional revolucionaria.
Toda propuesta que les diga a los trabajadores y el pueblo que se puede salir del pozo ajustando (¡de a un dos por ciento por vez!) a los grandes capitalistas y recostándonos en las Pymes (que, como sabe cualquier trabajador, son las campeonas de la explotación, la flexibilización, el trabajo en negro y la evasión de impuestos) esconde el problema central de la economía, que es el hecho de que está sometida al imperialismo y los capitalistas a través de la deuda. Y toda propuesta que llame a los trabajadores a confiar en "consultas populares" y en el mecanismo de las urnas, con el que se los ha venido engañando durante casi veinte años, esconde el problema central de la política: cuál es la clase social que debe gobernar en la Argentina. El MCP-Frenapo dice, de manera vergonzante y escudándose tras el tamaño y la nacionalidad, que tienen que ser los capitalistas. Los socialistas del MAS decimos abiertamente que tienen que ser los trabajadores.