La elección de la izquierda
SALIENDO DE LA MARGINALIDAD
Por Roberto Sáenz
"En la vertiginosa sucesión de acontecimientos que sacude a la Argentina, no hay que evaluar el avance electoral de la izquierda como un episodio más. Este salto introduce un cambio significativo en el panorama político, porque coloca una cuña en el monopolio radical-peronista-frepasista y abre por primera vez en décadas, un espacio de expresión masiva para el socialismo. Los primeros indicios de un giro en la conciencia popular están a la vista. La izquierda ha comenzado a canalizar el cansancio de los trabajadores (...) que resisten en la calle un ajuste tras otro, pero que a la hora de votar permanecían fieles a la Alianza o el PJ (...) En perspectiva, lo más relevante es la acelerada erosión de los prejuicios antisocialistas, que históricamente permitieron al peronismo bloquear el desarrollo de la izquierda" (Claudio Katz, "Avance de la izquierda", 21/10/01).
La izquierda ha hecho la elección más importante desde 1983. Este es un hecho de magnitud, que, como dice Katz, no es "un episodio más", sino que plantea para la misma el desafío de salir de la marginalidad y comenzar a pesar como fuerza real en el desarrollo de la vida política del país.
Al mismo tiempo, este importante crecimiento electoral no debe dar lugar a falsos exitismos. La legítima alegría por el resultado de los esfuerzos militantes debe transformarse inmediatamente en la comprensión de las responsabilidades revolucionarias que debe asumir la izquierda en medio de la actual crisis, sobre todo en nuestro terreno principal, el de la lucha de clases cotidiana.
Experiencias y resultados
Los resultados muestran que una minoritaria pero real franja de las masas trabajadoras y populares han votado a la izquierda, que ha casi triplicado sus votos a nivel nacional, lo que le da en lo electoral un peso prácticamente equivalente al centroizquierda. Es un dato no menor, que está expresando el fracaso de esos sectores funcionales al sistema en actuar como "muro de contención" del giro de algunas franjas de las masas hacia la izquierda. Esto, al mismo tiempo, se da en momentos en que han aparecido debilitadas las opciones de derecha: es evidente que, hoy por hoy, el proceso político del país va del centro hacia la izquierda.
Haciendo la campaña, fue significativo el hecho de que muchas compañeras y compañeros de trabajo o estudio señalaran que "esta vez sí votaremos por partidos chicos...por la izquierda". Muchos de estos compañeros/as nos pedían las boletas, y actuaban de factor activo convenciendo al conjunto de su familia. A tal punto esto fue así, que en muchos casos, desde el PJ (por ejemplo en el Gran Buenos Aires), se notó preocupación porque la izquierda le comenzara a cuestionar su monopolio político territorial, al perforar su influencia sobre familias enteras en los barrios populares.
En este marco, señalamos algunos datos significativos. En la ciudad de Buenos Aires, sumando los votos del conjunto de la izquierda, se arriba a un 27%, que la dejaría en primer lugar entre las fuerzas políticas. En la provincia de Buenos Aires, la suma de la izquierda logra en varios municipios la segunda ubicación detrás del PJ. En el interior del país, es de destacar el resultado de IU en las elecciones provinciales de Córdoba, o del PO en Salta.
Pinceladas sobre las campañas de la izquierda
Las políticas presentadas durante las campañas deben demostrar su valor ahora, en el periodo pos electoral, frente al desarrollo de la situación política y la crisis del país. Desde ese ángulo hay que evaluar las distintas opciones, de las que debemos realizar aquí una somera pincelada, aun a riesgo de quedar algo "unilaterales".
Izquierda Unida, la más beneficiada por el crecimiento de la izquierda, desarrolló una campaña básicamente electoralista, cuyo mensaje principal fue apelar al "voto útil" de la izquierda: "la izquierda que se une y puede meter diputados". Empapelaron las calles con carteles que decían: "el voto en blanco no castiga, castigue con IU". El centro estuvo puesto en lo electoral, precisamente en momentos en que se profundiza masivamente la experiencia con el régimen. En cuanto al balance político que hacen de las elecciones, se habla de las posibilidades de que la izquierda aparezca como una "alternativa de poder", pero ni se menciona al movimiento social de los trabajadores más importante de los últimos años: el movimiento piquetero; ni mucho menos, las otras experiencias clasistas y de democracia directa que se han ido desarrollando.
Por su parte, el compañero Luis Zamora tuvo un discurso bastante desparejo, combinando planteos muy justos, como la insistencia alrededor del no pago de la deuda, reclamos antiimperialistas y la denuncia a la democracia de los ricos y al propio parlamento, con otros extremadamente confusos, equivocados o peligrosos. Sostuvo un discurso abstracto, desligado del diálogo con los procesos reales de los trabajadores, por detrás de la gravedad de la situación del país. Además, con expresiones del tipo "tengo más preguntas que respuestas", se termina perdiendo el sentido de fondo de su presentación electoral y la perspectiva efectiva por la cual pretende luchar desde su agrupamiento. Con su ataque a la construcción de partidos, transforma en virtud lo que en realidad es una de sus principales debilidades: el estar "en el aire", desligado de toda organización política o social con trayectoria y tradición de lucha. Después de las elecciones ha seguido por este mismo curso: ha dicho que "no sabe" si su organización "es de izquierda", ha llamando a todas las organizaciones de la misma a "disolverse" y ha manifestado que la izquierda "no debe plantearse tomar el poder"...
En el caso del PTS, centró su campaña en el eje político de "basta de Argentina capitalista", pero no dio explicaciones satisfactorias de su negativa a sumarse al acuerdo realizado entre el PO y el MAS, debilitando la posibilidad de formar una opción más contundente... contra el sistema. Parece ser una organización en la que siempre pesan más sus supuestas necesidades "internas", que la obligación de poner en marcha un polo o movimiento de la izquierda y los trabajadores claramente alternativo a las variantes de "humanización del capitalismo".
Por ultimo, los compañeros del PO, sosteniendo un perfil clasista y de los trabajadores que consideramos correcto, sin embargo también cayeron en el tipo de electoralismo emparentado al de IU, al ponerse en la vereda de enfrente del fenómeno del "voto protesta" (este fue el eje de su campaña en varias provincias), en vez de ser capaces de dialogar con esta expresión de sectores de jóvenes y trabajadores. Luego de las elecciones, en su balance, insisten en este craso error: se muestran ofuscados ante este fenómeno, al que atribuyen la responsabilidad por no haber obtenido todos los votos esperados... perdiendo de vista lo progresivo de esta manifestación masiva de repulsa al régimen de los capitalistas.
Del éxito electoral a la influencia orgánica
Sin embargo, más allá de las diversas campañas, el transformar este relativo éxito electoral en influencia orgánica entre los trabajadores es, evidentemente, uno de los principales desafíos que está puesto por delante. Porque no hay que olvidar que la recomposición revolucionaria de los trabajadores no puede pasar sencillamente por construir partidos o sumas de partidos, y mucho menos en el terreno puramente electoral. La recomposición de los trabajadores ocupados y desocupados combina una serie de procesos y corrientes con manifestaciones en los dos terrenos: el político y el social.
Al mismo tiempo, no hay ninguna corriente política o político-social de la izquierda que sea verdaderamente hegemónica, sino que hay un amplio espectro de "derecha a izquierda", donde las distintas fuerzas tienen un desarrollo desigual de su influencia, algunas más centradas en lo social y otras en lo político y/o electoral. En todo caso, habrá que calificarse en los hechos de la lucha de clases (y no sólo en las palabras), como corriente socialista revolucionaria.
Este agudo desarrollo desigual, puede hacer efímeros, "gaseosos", muchos de los éxitos electorales. No hay que perder de vista, que ninguna de las organizaciones de la izquierda que se han presentado en las elecciones, poseen aun una influencia y/o presencia orgánica entre las masas, como fue el caso –por ejemplo- del MAS en los ’80.
Creemos que el desafío pasa por tener la voluntad real de ser parte y colaborar con las luchas y recomposición de los trabajadores en el terreno concreto en que se desarrolla diariamente: en los diversos barrios, en los movimientos de desocupados, en las experiencias combativas del proletariado industrial, entre los docentes y trabajadores del Estado, etc.
Escapar al electoralismo y aportar a la recomposición revolucionaria de los trabajadores
Aún así, la fragmentación de las fuerzas organizadas de la izquierda sigue siendo un hecho. Esto plantea un sentimiento justo y real entre amplios sectores de trabajadores y jóvenes, reclamando la unidad. Y este reclamo se hará más fuerte ahora que la izquierda está comenzando a mostrar la posibilidad de salir de la marginalidad y disputar influencia sobre sectores de las masas.
Por su parte, Izquierda Unida ha hecho esfuerzos por apropiarse de este sentimiento, pero dándole una respuesta que es en el fondo falsa: la unidad se concretaría ingresando todas las demás fuerzas en IU, soslayando tanto el debate estratégico-programático como el proceso real de recomposición en el terreno social de las organizaciones piqueteras y combativas del movimiento obrero.
El problema de la unidad está, en nuestra visión, subordinado a esas dos cuestiones centrales. Toda construcción de una alternativa revolucionaria no puede hacerse por fuera del proceso real: la izquierda revolucionaria deberá hacer los mayores esfuerzos para ayudar a fecundar políticamente la lucha y recomposición del movimiento obrero, y deberá probar sus acuerdos y desacuerdos justamente en este terreno decisivo.
Por otra parte, la unidad no puede surgir simplemente de la suma de las partes: será necesario llevar adelante un debate programático y estratégico en la perspectiva de la revolución socialista, sin lo cual toda unidad tendrá pies de barro, será "pan para hoy y hambre para mañana", porque no podrá resistir las exigencias que seguramente la lucha de clases nos pondrá por delante.
Al mismo tiempo, creemos que el necesario nuevo partido revolucionario de los trabajadores aún está por construirse y deberá surgir de la confluencia entre sectores de la militancia revolucionaria, de las actuales organizaciones y de los trabajadores y jóvenes más avanzados, dando pasos para auto superarnos, para revolucionarnos en medio del actual proceso en curso.
En este camino, seguiremos trabajando alrededor de la necesidad de conformar un polo, movimiento político o corriente de los trabajadores, anticapitalista y por el socialismo desde abajo, y de la constitución de una tendencia clasista, antiburocrática y anticapitalista que apunte a la recomposición y nueva dirección que la clase trabajadora necesita cada vez con más urgencia.
¿Reforma o revolución?
Ni bien la izquierda comienza a asomar su nariz fuera de la marginalidad, se abre un debate estratégico. Y es que la izquierda va a estar claramente sometida a la presión de la centroizquierda y, por esa vía, del régimen capitalista.
En este sentido ha sido emblemático el artículo del periodista Raúl Kollmann, ex socialista revolucionario, que resume muy bien la encrucijada que se abre: para que la izquierda crezca en serio, dice, debe dejar atrás la perimida idea de la revolución. Debe hacerse reformista, como el PT de Lula...
Dejemos al periodista hablar por sí mismo: "…Tal vez lo más urgente es que la izquierda defina qué es hoy la izquierda, qué es el socialismo. Están los que insisten en la socialización de los medios de producción, o sea, el socialismo en sus términos clásicos. La gente no cree en esta propuesta que, además, ha perdido casi todos los debates, y en un lugar parecido está la toma del poder y el partido leninista" (Página 12,16/10/01).
Esta supuesta incompatibilidad entre alcanzar influencia política entre las masas y sostener una perspectiva revolucionaria (sin la cual, la influencia no tendría ningún sentido), ha sido un elemento clásico del debate entre "reforma o revolución" que ahora, no casualmente, aparece cuando la izquierda está comenzando a dejar la marginalidad. En este sentido tienen gran actualidad las afirmaciones de Rosa Luxemburgo: "El propio Bernstein lo ha dicho claramente y en su estilo habitual: "el objetivo final, sea cual fuere, es nada; el movimiento es todo". Pero puesto que el objetivo final del socialismo es el único factor decisivo que distingue el movimiento socialdemócrata de la democracia y el radicalismo burgueses, el único factor que transforma la movilización obrera de conjunto de vano esfuerzo por reformar el orden capitalista en lucha de clases contra ese orden, para suprimir ese orden, la pregunta "reforma o revolución", tal como la plantea Bernstein es, para la socialdemocracia, el "ser o no ser" (...) se trata (...) de la existencia misma del movimiento socialdemócrata" (Rosa Luxemburgo, "Reforma o Revolución". Obras escogidas. Ediciones Pluma, Tomo I, 1976). Y esto se hace aún más agudo, en condiciones donde el capitalismo a nivel mundial acentúa sus rasgos más parasitarios, más agresivos y destructores, conduciendo a la humanidad a una barbarie creciente.
Para nosotros hay que ir, entonces, en un sentido diametralmente opuesto: el mayor peligro es que la izquierda canalice su reciente e importante avance por una vía que no ayude a transformar revolucionariamente el país, como le pasó a esa gran experiencia frustrada que fue el viejo MAS de finales de los ‘80. Y justamente en momentos en que hasta para poder comer hace falta hacer una revolución social...
Por el contrario, creemos firmemente que el necesario rearme y actualización programática y estratégica del marxismo revolucionario, se debe desarrollar para ayudar mejor a los trabajadores a concretar la revolución socialista.
La campaña del MAS
RECUPERANDO INFLUENCIA
R. S
"Para la socialdemocracia, que considera ante todo las elecciones como un medio de educación política del pueblo, el problema principal es, sin duda, el del contenido político e ideológico de toda la propaganda y toda la agitación vinculadas a las elecciones" (V. I. Lenin, "Campaña y plataforma electoral", 18/10/1911. Obras Completas, tomo XVII, Editorial Cartago, 1971).
La actuación electoral de nuestro partido podemos evaluarla desde varios ángulos. En primer lugar, desde el punto de vista del "contenido político e ideológico de toda la propaganda y toda la agitación vinculadas a las elecciones", nuestro objetivo fue hacer llegar a más amplios sectores que en nuestra actividad regular, nuestro mensaje central frente a la situación actual: que vamos hacia una crisis creciente, donde estará planteado señalar una salida anticapitalista, por el socialismo, lo que en la práctica significa el ejercicio del poder de los trabajadores desde abajo. A esto le sumamos, la clara denuncia de la guerra imperialista y del régimen político de falsa democracia de los ricos.
En esta perspectiva, dimos dos pasos tácticos que creemos han sido correctos: el primero, la decisión de presentarnos a las elecciones, dando una batalla activa por difundir las propuestas socialistas entre las más amplias masas, recuperando la practica, el "entrenamiento" de la agitación política sistemática en barrios, estaciones y lugares de trabajo o estudio. El otro fue plantear la necesidad de ampliar el rango de fuerzas para dar esta batalla política, mediante la conformación de un "polo o movimiento político" alternativo a las variantes de centro izquierda que se estaban anudando alrededor de Carrió y Farinello. Con esta propuesta de frente único socialista y de clase, salimos a debatir con diversas expresiones de la izquierda. Respecto de IU, estuvo el problema de que aparece como un paquete cerrado ("venga a IU") y, sobre todo, en que no posee claras perspectivas de tipo estratégicas. Con el compañero Luis Zamora no nos pudimos poner de acuerdo en el contenido político-ideológico central de la campaña.
Por el contrario, sí logramos un acuerdo principista con los compañeros del Partido Obrero y del agrupamiento "Piquete Socialista", más allá de las continuas idas y venidas del PO alrededor del planteo de "Asamblea Constituyente", el que no formo parte del acuerdo. También se invitó al PTS, pero éste se negó a sumarse al acuerdo, luego de haber pasado meses y meses declamando la necesidad de la conformación de un "bloque" con PO y el MAS... y escapando de el cuando realmente se pudo haber concretado.
Opinamos que fue correcto el acuerdo realizado, que no se debe evaluar centralmente alrededor de los votos obtenidos, sino especialmente por la corrección de los postulados por los cuales se concretó, y que se deberán poner a prueba en el próximo periodo. Centralmente, el planteo de que "a los De la Rúa y Cavallo, y los Ruckauf y De la Sota hay que echarlos, y el poder debe pasar a manos de los trabajadores, de sus expresiones de coordinación, plenarios y asambleas populares que comienzan a surgir desde abajo, desde la democracia directa de los explotados" (SoB No 8).
Al mismo tiempo, en el terreno estrictamente electoral, creemos que se logró una elección global nada despreciable de 240.000 votos en todo el país. El PO y el MAS se presentaron juntos en provincia de Buenos Aires, en la Capital Federal y en Córdoba, lo cual ahora, en su balance, a los compañeros del PO "se les pasa por alto", equivocadamente agobiados por no haber obtenidos más votos... En el resto de los distritos, los votos corresponden esencialmente al esfuerzo del PO. Según nuestra evaluación, se realizó una buena elección en provincia de Buenos Aires. No así en Capital, donde entre Zamora e Izquierda Unida canalizaron la mayoría de los votos de la izquierda.
En el Litoral (provincias de Corrientes, Misiones y el Chaco, en los que el MAS no tiene legalidad y el PO no posee militancia activa), los compañeros del MAS hicimos campaña por el voto nulo y el blanco.
Al mismo tiempo, logramos –en todos los lugares en los que se hizo la actividad- aprovechar la campaña para dar pasos en organizar núcleos de nuevos y viejos compañeros que habían abandonado la militancia, y que miles de trabajadores y jóvenes sepan que el MAS está dando pasos en su reconstrucción para aportar a una perspectiva genuinamente socialista y revolucionaria frente a la crisis del país. Este es un segundo aspecto central de nuestro balance, dado que no se puede perder de vista que nuestra organización está sosteniendo un duro esfuerzo de rearme programático, relanzamiento y recuperación de influencia política luego de la dura década de crisis que sufrimos a lo largo de los 90.
(recuadrito)
QUE SE OTORGUEN LAS DOS BANCAS ROBADAS A IU
Desde estas páginas nos solidarizamos con el reclamo que están realizando los compañeros de IU por las dos bancas burladas a ellos en la provincia de Buenos Aires. Es que más allá de lo antidemocrático que ya de hecho es el sistema de reparto de cargos y de pisos para acceder a las bancas electorales, aquí se trata lisa y llanamente de un robo de dos bancas que corresponden a esta organización de la izquierda.