El
sábado 15 de octubre, en numerosos ciudades del mundo, se hicieron marchas,
ocupaciones, sentadas, y otras actividades de protesta. El número de
participantes fue extremadamente desigual en las distintas ciudades y países.
Las movilizaciones más importantes se desarrollaron en el Estado español
(cuna del movimiento), Estados Unidos e Italia.
Nueva
York, los indignados llenan Broadway: "¡Somos el 99%!
La
insólita “protesta global” del 15–O significa la extensión
internacional del “15–M”, el movimiento nacido el 15 de mayo en Madrid,
cuando los jóvenes que habían participado en una manifestación, iniciaron
la ocupación de la Puerta del Sol, una protesta que se prolongó varias
semanas. Días después, en las principales ciudades del Estado español,
otros seguían su ejemplo. Plazas y calles de decenas de localidades se
llenaron de “indignados”. Ahora, la cosa ha ido mucho más allá de las
fronteras españolas. Se hicieron protestas en sitios tan distantes de Madrid
como Nueva York, Hong Kong o Santiago de Chile.
Las
lógicas desigualdades de las distintas movilizaciones no deben confundirnos
sobre la extraordinaria importancia de lo que está ocurriendo, y que
se refleja en el fenómeno de los “indignados”. En ese marco, hay un hecho
que, de persistir y profundizarse, implicaría por sí mismo un cambio de
consecuencias mundiales: ¡se está acabando la “paz social” en
Estados Unidos! ¡Al fin, después de décadas de derrotas y silencio, asoma
un movimiento de masas en ese país clave del capitalismo mundial!
La segunda fase de
la crisis mundial no viene sola
La
primera fase de la crisis que salió a la luz con la caída de Lehman Brothers
en el 2008, estuvo marcada por hechos puramente “económicos”... y por las
acciones de los gobiernos frente a ellos: la bancarrota financiera iniciada en
Wall Street y expandida a todo el mundo, y la intervención desesperada de los
bomberos de Washington y la Unión Europea, que creyeron apagar el incendio
echando al fuego billones de dólares y euros... a costa de las finanzas de
los estados y los bolsillos de los contribuyentes.
Nueva
York: protestas frente a los bancos... mientras la policía cuida a los
banqueros
En
ese momento, en la mayoría de los países, los trabajadores y los jóvenes, a
los que hoy se les hace pagar la cuenta de gastos de esa monstruosidad, se
limitaron a contemplar lo que pasaba, sin llegar a comprender lo que
estaba en juego. Fueron los convidados de piedra, mientras su futuro estaba
siendo inmolado en los altares de Wall Street y la banca europea.
Pero
en la presente fase, esto ha cambiado por completo. Ya no sólo hay crisis
económico–financiera (en muchos aspectos, más grave que en la
coyuntura del 2008). ¡Ahora hay también protestas y rebeliones! El
2011 va a ser recordado como el año en que se produjo este cambio
fundamental.
Se
inició en enero con la gran rebelión de las masas árabes. Toda una región
de capital importancia mundial se puso en movimiento, iniciando un proceso de
luchas y transformaciones políticas que aún está lejos de haber finalizado.
Madrid:
de regreso a Puerta de Sol
Pero,
evidentemente, no sólo en el mundo árabe la “atmósfera” estaba cargada
de electricidad. En estos meses hemos visto sucederse luchas y protestas en
los más variados países y regiones: huelgas obreras en China, movilizaciones
estudiantiles en Chile y ahora en Colombia, estallidos sociales como el de
Inglaterra, la “rebelión permanente” de los trabajadores y el pueblo
griego, los movimientos de indignados en el Estado español y otros de Europa,
protestas masivas en la India, y por último, el despertar de Estados
Unidos.
Juventud condenada
por el capitalismo
En
este cuadro, el movimiento obrero ha desarrollado, con variados resultados,
triunfos y derrotas, algunas luchas destacadas, como los grandes conflictos
por salario en China, la reciente ola de huelgas en Egipto, la infinidad de
paros y movilizaciones en Grecia y el movimiento de Francia en octubre del año
pasado, que amenazó repetir el Mayo del 68.
Roma:
importante manifestación y choques con la policía
La
clase trabajadora sigue siendo la fuerza social estructuralmente decisiva, el
“sujeto estratégico” de la lucha de clases. Pero ponerse en movimiento no
es sencillo, entre otros motivos porque el capitalismo ha corrompido las
organizaciones sindicales, que nacieron como organismos para la lucha de
clases, transformándolas en aparatos burocráticos, apéndices del estado y
los patrones. Para los movimientos obreros de todos los países, salir a
luchar también exige simultáneamente enfrentar y desbordar esa jaula burocrática.
En
esa situación, como “onda” más general, han sido principalmente las
masas juveniles, que no sufren esos controles burocráticos, las que
han iniciado y llevado adelante los grandes movimientos, desde las
rebeliones árabes hasta las movilizaciones de los “indignados”, primero
en Europa y ahora en EEUU.
Es
que el capitalismo está condenando a toda una generación a no lograr
empleo o a tener trabajos precarios por salarios miserables. La
perspectiva de vida para gran parte de los jóvenes es el desempleo crónico o
los trabajos–basura. ¡Esto es así, aunque vivan en el “Primer Mundo” y
tengan títulos universitarios!
No
es casual, entonces, que el estallido de los “indignados” se haya
producido en el Estado español, el país con mayor desempleo de Europa. ¡Tienen
de qué indignarse! Tampoco es casual que EEUU, finalmente, comience a salir
de su largo letargo de luchas sociales, a través de movimientos de protesta
similares. El desempleo juvenil estadounidense (o el empleo precario) no es
menos escandaloso que el del estado español: la única diferencia es que en
Washington falsifican las cifras “oficiales” de desempleo con más descaro
aún que en Madrid.
De las rebeliones a
las revoluciones
Como
advertía Trotsky, las masas no inician las grandes luchas y revoluciones con
un plan acabado para construir una nueva sociedad. Estallan porque la vieja
sociedad se vuelve cada vez más insoportable. En EEUU y Europa,
amplios sectores de la clase trabajadora y de la pequeña burguesía, en
primer lugar, de la joven generación, están ante la perspectiva del descenso
a los infiernos. La percepción de esa realidad es el motor que impulsa este inmenso
estallido de indignación social.
Berlín,
frente al parlamento: "Es hora de una verdadera democracia:
¡Despierta!"
La
condena al desempleo y la miseria para cientos de millones es tanto más
exasperante, cuando el otro extremo de la sociedad –el 1%, como se lo
llama en EEUU– concentra en su manos cada vez más riqueza. El lujo y el
derroche se exhiben provocativamente en las narices de las masas de jóvenes
que jamás tendrán un empleo digno y estable.
Esta crisis social golpea sobre la conciencia de
millones, impulsando cambios progresivos que hasta hace poco parecían difíciles
y lejanos. Eso lo expresa bien una de las pancartas de la manifestación del
15 en Times Square, Nueva York: "Wall Street ha matado al sueño (norte)americano".
Se desinfla el American dream, el mito fundacional de EEUU, de
que bajo el capitalismo yanqui se puede vivir cada vez mejor si uno trabaja
duro.
Sin embargo, esto no
implica que las cosas estén perfectamente claras en la conciencia de los
millones de indignados, tanto de EEUU como del resto del mundo. En este
colosal movimiento, se
mezclan en la cabeza de la gente los
más diversos elementos falsos y verdaderos, las ilusiones
y las realidades.
Los correctos
sentimientos anticapitalistas se combinan en la mayoría con la idea de que
existe un capitalismo “malvado” y “codicioso” (bancos, finanzas,
especulación, Wall Street, etc.) y otro bueno y “creativo” (emprendedor,
“productivo”, que genera empleos, etc.).
De la misma manera,
la justificada desconfianza en los viejos políticos y sus partidos se
presenta junto con las ilusiones de lograr una “verdadera democracia”, una
“democracia real”, pero sin destruir revolucionariamente los actuales
Estados, sino mediante reformas más o menos profundas. El desprestigio y
rechazo a la “clase política” en general se combina con las esperanzas de
“mejorar” o “sanear” las instituciones existentes.
Hay una pérdida
de la legitimidad de las instituciones de los regímenes “democráticos”
y sobre todo de su personal político, desde Obama hasta Zapatero o Berlusconi,
lo que es muy bueno. Se hace patente, además, la crisis de dirección política
de la burguesía.
Pero, en general, la
dominación global de la democracia burguesa no ha sido cuestionada aún.
O, para ser más precisos, aún estamos en el prólogo o el umbral
de ese cuestionamiento. Todavía, en los países del Norte, el péndulo político
sigue oscilando en la reducida alternancia de centroizquierda / centroderecha.
En América Latina sucede lo mismo, aunque con expresiones más a la
“izquierda”, frentepopulistas o nacionalistas burguesas. Y en regiones
donde las rebeliones han derribado dictaduras, como en Egipto, la coyuntura
inmediata va hacia las elecciones (que de todos modos, en estos casos, son una
conquista).
Indignados
en Hong Kong: "Los bancos son el cáncer"
Pero, de
profundizarse la crisis, podría traspasarse ese umbral, comenzar a desbordar
a la democracia burguesa: ese sería un elemento históricamente nuevo que
apuntaría hacia una verdadera radicalización de los procesos, algo
que hasta el momento no se ha dado en toda su magnitud.
Ahí es donde
empezarían realmente las grandes cosas. Mientras no se desborde a la
democracia burguesa, estamos en el terreno preparatorio, donde no se ven los
extremos, se ven rebeliones, pero no todavía revoluciones.
Para seguir
avanzando
En esta situación,
a los socialistas revolucionarios se nos está abriendo una oportunidad histórica.
Al mismo tiempo, nos exige intervenir en estos movimientos para dar una lucha
política que los lleve adelante, avanzando en sus aciertos y superando sus
confusiones.
En esa compleja
tarea, hay dos elementos fundamentales que definen esa lucha política:
• La necesidad de dirigirse
hacia la clase obrera y trabajadora, rompiendo el cerco que generalmente
constituyen las burocracias sindicales. ¡Ir hacia la clase trabajadora,
ayudar a ponerla en acción, unirse con sus activistas independientes de los
aparatos burocráticos, es la primera premisa para que estos movimientos no se
desvanezcan en el aire, y para dar una lucha que golpee en el centro vital,
estructural, del capitalismo!
En
ese sentido, las movilizaciones en EEUU de trabajadores organizados
sindicalmente junto con los movimientos “Occupy”, son un ejemplo muy
positivo. También, los casos de apoyo a conflictos obreros que se han
registrado allí.
Asimismo,
en el Estado español, el debate sobre la posibilidad de que el movimiento
15–M impulse un paro general juntamente con sectores del sindicalismo
resistente, que desborde a los aparatos burocráticos UGT–CCO, indica una
sana preocupación (más allá de que existan condiciones inmediatas para
lograr así una huelga general).
•
En segundo lugar, es imprescindible la pelea por la independencia política
de los movimientos, lo que incluye la necesidad de una expresión política
propia, absolutamente independiente del estado y los partidos del sistema.
En
esto hay que combatir dos errores “opuestos” pero que en verdad son
gemelos. Uno, es confiar en los partidos “de izquierda” del régimen, o
por lo menos apoyarlos como “mal menor”. En EEUU, ir tras los sectores
“progresistas” del Partido Demócrata, o en Francia, tener esperanzas en
el Partido Socialista o el Front de Gauche; o en el Estado español, apoyar de
cualquier modo al PSOE o IU. Pero el otro error no menos grave es el rechazo
a cualquier acción y organización política.
Se
trata de algo motivado por la justa indignación con los políticos del régimen.
Pero la resultante de “abstenerse” en ese terreno es dejarles el campo
libre para que hagan su juego.
Por
ejemplo ahora, en EEUU, ¿qué van a hacer los miles y miles de jóvenes y
trabajadores que vienen haciendo ocupaciones y manifestando, frente a las
elecciones del año próximo? ¿Votar otra vez a Obama como “mal menor”
frente al Tea Party y los republicanos? ¿Dar la espalda a ese problema? ¿O
luchar por romper el maldito bipartidismo y la subordinación histórica del
movimiento obrero y los movimientos populares al Partido Demócrata,
impulsando una alternativa política independiente?
En
ese sentido, cabe recordar lo que dijimos en una Declaración de Socialismo o
Barbarie, al iniciarse el movimiento de indignados en Madrid. Estas
conclusiones que sacábamos en relación al Estado español, hoy también son
aplicables en los países donde el movimiento ha tomado amplias dimensiones,
que está abarcando por lo menos una numerosa vanguardia de masas:
“¡Sí; la
lucha es política!
“Finalmente, hay
que acabar con un malentendido
de nefastas consecuencias. Hay una justa
indignación y rechazo entre
los jóvenes y los trabajadores con los partidos y los políticos del régimen:
PSOE, PP, IU, etc. Como para muchos son los únicos que han conocido, eso
lleva a un rechazo global a
cualquier acción y organización política.
“Pero ir hacia la
clase trabajadora y luchar coordinadamente por un programa de
reinvindicaciones obreras, juveniles y populares, es una lucha política.
Y de la misma manera que no se puede ir a la guerra sin un ejército
organizado, no se puede dar esa pelea política sin
una herramienta o instrumento
político, movimiento o partido.
“Es que, en última
instancia, la lucha de la juventud y los trabajadores del Estado español podrá
ganar tal o cual demanda, pero nada
cambiará en el fondo si siguen mandando los de siempre. El punto crucial
–insistimos– es si seguirán mandando el Banco Santander, Telefónica,
Repsol, BBVA e Iberdrola a través de sus agentes políticos, el rey, el PSOE,
el PP & Cía., o si mandarán los trabajadores y los jóvenes que
comienzan a expresarse en este movimiento.
“En perspectiva,
esta alternativa de hierro implica una lucha
por el poder, que no puede tomarse ni ejercerse sin amplios organismos
democráticos de las masas –como los que se esbozan en el Mayo Español–
pero también sin instrumentos
y herramientas políticas; es decir, partidos!!
Sólo así la clase trabajadora, los jóvenes y los sectores populares, con
el poder en sus manos, podrán satisfacer plenamente sus demandas. Como
dijo una vez un gran revolucionario: «¡Fuera del poder, todo es ilusión!»”