El
15 de octubre de 2011, sin duda alguna, ha sido un día importante para la
configuración política del futuro próximo de Estados Unidos.
Al
momento de escribir estas líneas el “Occupy Wall Street” se acerca a
cumplir sus dos meses de existencia. Cómo señalásemos en un artículo
anterior,
las confluencias al respecto de la ocupación han sido diversas.
Sectores
Existe
el núcleo propio de la ocupación, el cuál parece albergar múltiples y
heterogéneos intereses políticos, principalmente configurado por jóvenes de
distintos estratos sociales (por sobre todo clase media) que golpeados de
manera directa por la crisis y el desempleo han ubicado, de manera correcta,
como uno de sus problemas el corazón del capitalismo financiero: Wall Street.
La
ocupación de Zucotti Park, en las cercanías de Wall Street: los "bailouts"
fueron los rescates
que el Estado dio a los bancos e instituciones financieras en quiebra
También,
ha confluido un sector de clase trabajadora que por momentos parece querer
salir fuera de la “camisa de fuerza” de las burocracias sindicales
norteamericanas.
Habría
que señalar, por lo menos, dos participantes más. Por un lado, sectores
estudiantiles universitarios sin mucha consistencia orgánica, y por otro
lado, un sector de la sociedad civil aún indeterminado como sujeto colectivo,
pero indudablemente indignado por su situación de precariedad en medio de la
crisis.
De
momento, todos estos actores sociales se vinculan en un clima de espontaneidad
política.
Movilizaciones del 15/10/11
El
15 de octubre registró movilizaciones en al menos 35 ciudades del país. El
pico fue por supuesto la movilización en New York que rondó las 10 mil
personas, una cifra un tanto inferior a la que registró la movilización del
6 de octubre: entre 15 y 20 mil personas.
En
esta ciudad, las protestas tuvieron distintos momentos: 92 personas fueron
arrestadas mientras protestaban frente a una sucursal de Citibank, otras 45
también fueron detenidas durante el transcurso de las protestas por Times
Square, la zona comercial y de tiendas de lujo en Manhattan. Ya al anochecer,
unas mil personas se tomaron el parque público Washington Square Park, pero
fueron desalojadas por la policía a la medianoche. Muchas de estas regresaron
a la ocupación central en el parque Zucotti.
En
Chicago decenas de personas fueron arrestadas mientras procuraban iniciar la
ocupación del Grant Park. En Washington D.C., varios cientos de personas
marcharon por el centro, a partir de la madrugada, pasando por varios bancos.
Escoltados
por la policía, los manifestantes también protestaron frente a la Casa
Blanca y el Departamento del Tesoro, antes de pasar a un mitin en el National
Mall, donde se les unieron representantes sindicales y otros partidarios.
En
Pittsburgh, Pennsylvania unas 3000 mil personas marcharon por el centro de la
ciudad hacia el distrito financiero, donde se realizó un mitin. En estos
momentos, un parque propiedad del banco BNY Mellon ha sido ocupado.
Algunos elementos para una interpretación
Más
allá de las desigualdades y limitaciones del movimiento es necesario apuntar
su central importancia. Esto porque en Estados Unidos no existían
movilizaciones de naturaleza nacional y con consignas que cuestionaran la
totalidad de la organización social desde las protestas contra la Guerra de
Vietnam y el Movimiento por los Derechos Civiles. Es decir, hay un vacío de
casi cuarenta y cinco años.
Esto
no significa que no haya pasado nada en este transcurso –quizá lo más
importante y numeroso hayan sido las protestas de inmigrantes en 2006–
sino que no habido un proceso donde sectores centrales de la sociedad
norteamericana con posibilidades reales de transformación social comiencen a
organizarse y cuestionar el ordenamiento político de conjunto.
Cuestionamiento que hasta ahora ha tenido mucho de anticapitalista y
anticorporación.
Perspectivas
Uno
de los problemas centrales que atraviesa al movimiento es su falta de
consistencia material, lo que facilita las posibilidades de aislarlo e irlo
debilitando lentamente. Vinculado a esto, la dinámica de las ocupaciones
puede tener un gran valor simbólico, pero si los métodos de lucha no tocan
lo económico, los circuitos productivos y de acumulación de capital, difícilmente
la lucha logrará arrebatarle nada al Estado.
Asímismo,
la indefinición política del movimiento causa dispersión en un momento en
que todas las fuerzas deberían de estar confluyendo en objetivos comunes y
planificando las rutas de lucha según los planteos consensuados.
Sin
embargo, a pesar de sus debilidades, el movimiento “indignado”
norteamericano ya ha logrado dos cosas inestimables: reintroducir de
manera clara en la conciencia política estadounidense la movilización
nacional como método de lucha y cuestionar de manera colectiva el (des)orden
de la actual forma política que tiene el Estado.
http://www.socialismo–o–barbarie.org/eeuu_nuevo/111013_a_indignados.htm
Indudablemente es necesario estudiar mejor el posible rol de la clase
trabajadora inmigrante en un proyecto de transformación radical dentro de
los Estados Unidos.