“[…]. Esta idea de la competitividad aparece con fuerzas renovadas
en la “teoría endosimbiótica de la célula” de Lynn
Margulys en la que describe el paso de la célula procariota
a la célula eucariota como un proceso de fusión de
diversos organismos que colaboran mutuamente en la
supervivencia (¿tal vez el ‘apoyo mutuo’ de Kropotkin?).
Dicho en otras palabras: el apoyo mutuo favorece la adaptación
y, por tanto, la supervivencia.”
Doctor en
biología con una tesis sobre “Flora y vegetación del
Prepirineo Central Catalán (Solsonès – Alt Urgell)”,
Joan Devis ha sido profesor de ciencias experimentales en el
IES Terra Roja de Santa Coloma de Gramenet y actualmente es
profesor en el Centro de Formación de Adultos Singuerlín
de la misma ciudad. Partidario firme y tenaz del software
libre, intervino activamente en la organización de las
“Primeres Jornades Populars de Programari Lliure –
Tecnolliure” celebradas en Santa Coloma de Gramenet en
octubre del 2008, y ha participado como formador en
numerosos cursos sobre Linkat y software libre. Presidente
del Centre d'Estudis de la Natura del Barcelonès Nord, es
igualmente colaborador del Grup de Geobotànica i
Cartografia de la Vegetació del Centre de Recerca de
Biodiversitat Vegetal de la Universitat de Barcelona.
Doscientos años
del nacimiento de Darwin, 150 años de la publicación de
““El origen de las especies”!. Es el año Darwin sin
duda. ¿Por qué ““El origen de las especies”” es un
clásico de la ciencia? ¿Dónde reside su importancia científica?
Diría que la explicación, tal como pasa con algunos temas vitales de
nuestra existencia, hay que buscarla en la religión y su
extenso dominio cultural y intelectual de la sociedad de
aquellos tiempos. Personalmente pienso que a lo largo de los
siglos siempre ha habido personas que han sido críticas con
los conceptos religiosos, ya sea de forma abierta o, las más
de las veces, encubierta de mil formas diferentes (en ello
te iba la vida).
Desde
este punto de vista, la aparición de ““El
origen de las especies”” abre puertas y ventanas
dejando entrar una gran cantidad de aire fresco en forma de
nuevas ideas que son científicamente explorables. Si a esto
le añadimos que la época de la que estamos hablando es un
período de gran evolución cultural y técnica, con
replanteamientos novedosos en el mundo de la geología, la física,
la química…. y también la biología (por supuesto),
tenemos en la olla – el libro “El origen de las
especies” – , los ingredientes necesarios para hacer una
buena sopa, científicamente hablando claro está.
¿En qué consiste la teoría
de la selección natural? ¿Es equivalente a la afirmación
de la supervivencia de los más dotados? ¿Qué se quiere
apuntar con este “mayor dotados”?
Para
comprender la teoría de la selección natural podríamos
partir de las observaciones sobre las que Darwin sustenta
sus conclusiones:
La
primera observación se refiere a la capacidad reproductora
de una especie que excede en mucho las necesidades reales
para su propia subsistencia como especie en el tiempo.
Pensemos, por ejemplo, en la cantidad de semillas que
incluye en su interior un simple tomate, o la cantidad de
frutos que puede generar un manzano,… o las huevas que
pone un esturión.
La
segunda, que es producto de su fina y rigurosa observación,
constata que en la descendencia de una especie se observan
dos hechos de gran importancia: el primero es que de forma
generalizada nacen más individuos de los que pueden
sobrevivir y, en segundo lugar, que se observa una gran
variabilidad entre estos individuos (Darwin lo denomina
“poca uniformidad en la descendencia”). Por ejemplo, no
todos los perros de una camada se parecen, ni todos los
tomates de una misma tomatera,… y qué decir de las
semillas de una tomatera que pudieran convertirse en plantas
adultas.
En
tercer lugar, su larga observación de los fenómenos
naturales le lleva a postular que la variabilidad de las
condiciones naturales (climatología, catástrofes
puntuales….) generan condiciones especiales que sólo
ciertos descendientes –ya sea por azar (una semilla que
cae en una zona que retiene la humedad) o por su
variabilidad (mutaciones)– tendrán la capacidad de
resistir.
Por
último y casi a forma de corolario de las tres
observaciones anteriores, Darwin afirma que solamente los
individuos que han conseguido sobrevivir a las nuevas
condiciones llegarán a adultos y podrán, por tanto,
reproducirse. A esto lo denomina “sólo los mejor
adaptados sobreviven”, yo creo que sin ninguna pretensión
especial; simplemente había que darle un nombre a la
“cosa”. Pero también afirma que es la naturaleza, con
sus cambios, la que selecciona y que el azar juega un papel
esencial en todo el proceso (estar en el sitio adecuado, en
el momento adecuado).
Darwin
es consciente en todo momento de las consecuencias de sus
palabras, sobre todo en referencia a las ya conocidas frases
“las especies luchan por su supervivencia” o “la
selección natural de las especies” y comenta en el mismo
libro que se tratan de metáforas para explicar lo que desde
su punto de vista es una realidad constatable.
Pero, al hablar de la selección natural, ¿estamos
hablando de genes, de individuos, de especies?
Sobre
esto me gustaría aclarar que hoy en día sabemos que la
evolución de una especie se produce en el seno de la
población, definiendo población como el conjunto de
individuos de una especie que ocupan un biotopo (territorio)
en un tiempo común. No es el “individuo” el que
evoluciona, sino un subconjunto de la población el que lo
hace.
Resumiendo: La evolución de los organismos se genera mediante la
selección natural de las diferencias hereditarias que
surgen aleatoriamente en cada generación, de forma que
aquellas diferencias que otorgan ventajas a sus portadores
(o sea, las que estén mejor adaptadas al medio) se
multiplicaran y las perjudiciales se eliminaran.
Por
supuesto que también habría que considerar la posibilidad
de que existan otros factores y mecanismos evolutivos.
Es un tópico pero debo volver sobre él:
“El origen de las especies” es un título que no da lo que promete: no aclara el origen de las
especies que es lo que anuncia en su título. ¿Es el caso
en tu opinión? ¿Qué aclara entonces “El origen de
las especies” sobre las especies?
Es
verdad que el libro no lo aclara del todo. El mismo Darwin
afirma que no sabe exactamente cómo “sucede” pero que
tiene muy claro que “sucede”. Para ello acepta algunas
premisas que podemos considerar poco científicas desde el
punto de vista moderno, como, por ejemplo, la teoría de la
“herencia de los caracteres adquiridos” de Lamarck (Philosophie
zoologique, 1809), en la que se afirma que los
caracteres adquiridos por un individuo se heredan mediante
la descendencia.
A
pesar de ello, el título no deja de ser correcto, ya que
las especies (las nuevas especies) surgen de la variabilidad
natural que la propia reproducción (sexual, sobre todo)
genera en la descendencia de la especie de la cual surgirá.
En todo caso el título puede ser confuso si pensamos que
las especies provienen de “filums” diferentes, cuando en realidad lo que está ocurriendo es
que unas especies van substituyendo y ramificándose en
otras, en una evolución continua en el tiempo y en el
espacio. Por lo tanto, podemos concluir que “el origen de
una especie” está en otra especie que la precede.
Hablabas del lamarckismo de Darwin. Pero,
generalmente, se señala que darwinismo y lamarckismo son
concepciones opuestas, antagónicas, que el darwinismo
supera y critica las insuficiencias y especulaciones de
Lamarck. ¿No es el caso?
Son
concepciones opuestas en los libros de texto actuales, pero
cuando comienzas las cosas no son blancas o negras. De hecho
algunas de las tesis creacionistas se basan en esta cuestión
todavía no resuelta satisfactoriamente.
Aunque
evolucionamos, Darwin desconoce el mecanismo interno que nos
hace evolucionar y el conocimiento de la época tampoco daba
para comprender procesos genéticos o metabólicos bien
conocidos hoy en día. Por este motivo Darwin acepta una
tesis que podríamos llamar lamarckiana, en primer lugar
porque reconoce en “El origen de las especies” la importante contribución que las
ideas de Lamarck han tenido en sus investigaciones y en
segundo lugar porque piensa que es una buena idea, el hecho
de que la vida siga las leyes de la naturaleza.
En realidad, lo que se plantea es como se fijan y transmiten esos
cambios a las futuras generaciones (la herencia de los
caracteres adquiridos), y ninguno de los dos lo sabia con
certeza.
La principal
predicción de la teoría de la evolución es que todos los
seres vivos del planeta, sin excepción, provienen por
ramificaciones sucesivas de una sola especie simple y
primordial. ¿Cómo se puede corroborar o falsar una hipótesis
así?
Hoy
en día son numerosas las pruebas (aunque reconozco que no
concluyentes) que nos llevan a aceptar la posibilidad de que
todos los seres vivos provengan de un solo organismo que ha
ido evolucionando en el tiempo.
Las
pruebas no son concluyentes (científicamente hablando)
porque trabajamos con fenómenos que han pasado hace
millones de años y, por lo tanto, no directamente
reproducibles en laboratorio, pero cada día son más
consistentes las pruebas indirectas que nos llevan a esta
afirmación.
¿Y cuáles son estas pruebas?
Algunas
de ellas son algo complejas para los conocimientos generales
a pie de calle, pero comentaré algunas que a mi parecer son
fáciles de comprender.
Podemos
citar en primer lugar la anatomía comparada, disciplina que tiene más de 200 años
de antigüedad y fundamental para entender la evolución.
Estudiando el esqueleto de un vertebrado podemos observar la
analogía entre nuestra extremidad superior, el ala de un
ave o la extremidad anterior de un delfín o de un murciélago.
También podemos fijarnos en órganos vestigiales como las
alas de un avestruz (tan pequeñas que no sirven para
volar), o los dientes de una ballena que nunca llegan a
salir de las encías. Et.
También
el estudio y comparación de los embriones nos depara
grandes sorpresas al mostrar similitudes que en los
organismos adultos quedan ocultas. Por ejemplo, las
hendiduras branquiales que permiten a un pez conectar la
faringe con el exterior y mantener una corriente de agua
procedente de la boca aparecen en los renacuajos pero no en
las ranas. Pero lo más sorprendente es que reptiles, aves y
mamíferos no presentan estas hendiduras en estado adulto,
aunque sí en su fase embrionaria. Dicho en otras palabras,
todos los vertebrados pasan por una fase pisciforme.
La
conclusión más importante es que los primeros estadios de
desarrollo de un organismo tienden a parecerse a las formas
juveniles o embrionarias de otros organismos más primitivos
de su mismo grupo (filum)
Otra
prueba de gran importancia nos la ofrece la paleontología.
Su estudio e interpretación, ayudado de las modernas técnicas
de datación, llevan a conclusiones a mi modo de ver casi
demoledoras en este tema. Existen, en buena lógica,
registros fósiles de fácil interpretación como sucede en
la secuencia evolutiva de caballos o elefantes, con otros
registros de interpretación más dudosa, como la explosión
cámbrica, que ha dado lugar a algunas de las modernas teorías
que discrepan parcialmente del neodarwinismo, como la
conocida teoría de los equilibrios puntuados de Gould
Eldredge.
Citaremos
la biogeografía, que combinando geografía y reproducción
nos ayuda a interpretar la supuesta disposición caótica de
los organismos sobre la Tierra y además ha introducido
nuevos conceptos, como deriva, aislamiento, especiación,…para
señalar que cuanto más lejos está un territorio de otro,
más diferentes son sus faunas y floras.
El
estudio de la composición química de los seres vivos ha
deparado algunas de las pruebas más consistentes de la
evolución. Desde aspectos que hacen referencia a los
componentes básicos de la vida (agua, glúcidos, proteínas,
…) comunes a todos los seres vivos, hasta el estudio de la
similitud del ADN entre el hombre y el chimpancé.
La
genética molecular nos ha permitido realizar árboles
genealógicos (filogenias) entre las diferentes especies,
pasando de las similitudes morfológicas, estudiadas
antiguamente, a las similitudes moleculares, en base al
estudio de una misma proteína, como la hemoglobina o los
citocromos, en diversas especies.
En
todo caso la combinación de conocimientos que nos ha
proporcionado la bioquímica y la genética molecular por si
solas, representa a día de hoy, la mayor y más contundente
prueba tanto de la evolución como de nuestro pasado común.
Todo ello se plasma en la universalidad tanto del código
genético, como de los procesos básicos de la vida, iguales
para bacterias, algas, plantas, insectos, peces,... aves, el
hombre.
Por otra
parte, ¿de dónde pudo surgir esta especie primordial? ¿Hay
un creacionismo que subyace al evolucionismo?
Aquí
sí que hay para charlar un rato. Actualmente los estudiosos
de las ciencias naturales aceptan la separación en tres
fases del proceso evolutivo:
La
primera de ellas que denominaremos Evolución Geológica,
implica la evolución desde el polvo interestelar hasta la
formación del sistema Solar y del planeta Tierra. En ello
tienen mucho que hablar y explicar los estudiosos del
Universo: Físicos, Químicos, Astrónomos, ...
La
segunda, denominada Evolución Bioquímica, explica la
formación en las condiciones primigenias de la Tierra de
los componentes básicos de la vida: glúcidos, lípidos,
aminoácidos, nucleótidos,… y posteriormente diversas
macromoléculas, como proteínas, ADN, …. Para ello nos
hemos basado en las propuestas de El origen de la vida sobre la Tierra (Oparin, 1938), que posteriormente Stanley
Miller
(1953) llevó a la práctica en el laboratorio, demostrando
que se pueden crear substancias orgánicas a partir de
substancias inorgánicas en condiciones ambientales
adecuadas (Por cierto que, como es sabido, hoy en día son
innumerables las substancias orgánicas creadas en el
laboratorio).
La
tercera, denominada Evolución Biológica, es la que nos
compete en el tema que estamos desarrollando en la
entrevista y un apasionante tema de investigación.
Siguiendo a Lynn
Margulis que en 1966 consigue publicar, no sin
esfuerzo, El origen de
la célula, una vez tenemos los ingredientes básicos
(moléculas orgánicas sencillas), el proceso de formación
de la vida se produciría mediante autoensamblaje de estas
pequeñas moléculas en moléculas más grandes y complejas
que tendría lugar en la superficie de arcillas y otros
cristales, todo ello gracias a la energía proporcionada por
las radiaciones ultravioletas, las descargas eléctricas y
el calor. Si a ello le añadimos que los experimentos
realizados en los años cincuenta por Miller
y Urey ya
demuestran la posibilidad de sintetizar compuestos orgánicos
provocando descargas eléctricas en un recipiente que
contiene una mezcla de los gases que componían la atmósfera
de la Tierra joven, observaremos que tenemos una propuesta sólida
y bien fundamentada sobre el posible origen de la vida.
Es
evidente que faltan muchos detalles por reconstruir, pero
puede que no esté demasiado lejos el día en que se puedan
especificar los pasos que condujeron a la formación del DNA,
el RNA o las proteínas. Aquí citaría la formación de las
estructuras disipativas de Prigogine,
estudio que le deparó el premio Nobel de Química en
1977.
¿Y cómo es
posible que pequeños, pequeñísimos cambios evolutivos den
cuenta de la enorme diversidad de especies existentes?
Recuerda los ejemplos usuales de la tesis dialéctica
engelsiana sobre cantidad y cualidad, y la transformación
de la primera en la segunda.
Para
explicarlo tendremos que echar mano de los conocimientos
actuales de genética.
Hoy
en día sabemos con certeza que una alteración en el código
genético puede tener unas consecuencias mínimas o catastróficas,
que puede generar una evolución o una regresión. ¿De qué
depende?
Todo
el metabolismo (respiración, fermentación, glucólisis,
ciclo de Krebs, fotosíntesis,...), toda la constitución
(esqueleto, alas, dedos, ojos, …), toda la información
necesaria para que seamos y funcionemos como tal o cual
especie reside en el ADN, cuya mayor parte se encuentra en
el núcleo de la célula formando los cromosomas. Dicha
información se transcribe en un ARN que mediante un
complejo sistema, hoy en día perfectamente conocido,
producirá proteínas que, en definitiva, son la plasmación
de todo el metabolismo, la estructura,… de una especie.
Pequeños
cambios en la secuencia de ADN transcrita a ARN o en la
traducción de éste a proteínas, pueden generar
alteraciones en estas últimas, dando lugar en algunos casos
a su inutilización que a su vez puede ser causa de una
enfermedad, grave o no, como el albinismo, el daltonismo o
la anemia falciforme; o también puede dar lugar a una nueva
proteína que proporcionará nuevas cualidades a la especie
considerada. Es precisamente esa nueva cualidad adquirida
mediante la mutación la que puede dar lugar a la
supervivencia del individuo en situaciones de estrés climático
y, por tanto, quedaría teóricamente cerrado el círculo
iniciado por Darwin: “es la naturaleza (estrés ambiental)
y el azar (cambios aleatorios en el ADN) los que presionan y
hacen evolucionar –o desaparecer– una especie
concreta”
Por
supuesto que hoy conocemos otros mecanismos evolutivos.
Citaré por ejemplo la maravillosa aportación de Lynn
Margulis en su teoría endosimbiótica que propone que la
cooperación y el apoyo mutuo (simbiosis entre especies)
también son, sin duda, elementos que favorecen la evolución,
idea que se opone parcialmente a las tesis neodarwinistas, a
la denominada teoría sintética de la evolución.
Aunque sea lateral en nuestra conversación,
¿por qué has señalado que Lynn Margulis, la que fuera
compañera de Sagan, consiguió publicar en 1967 “El
origen de la célula” no sin esfuerzo?
¿Qué pasó?
Lynn
Margulys era (y es) una prestigiosa microbiologa que
partiendo de su experiencia y estudio del mundo de las
bacterias y de la recuperación de textos de autores
anteriores, describe la evolución de los seres vivos en términos
de incorporaciones simbiogenéticas concepto que conocemos
con el acrónimo de SET (Serial Endosymbiosis Theory).
Margulys de
forma magistral, como se ha visto posteriormente, describe
el proceso de formación de la célula eucariota mediante
cuatro incorporaciones sucesivas de bacterias que dan forma
a los cuatro reinos: protistas, animales, hongos y plantas.
Al mismo tiempo (1960 – 1970) adquieren notoriedad las
teorías neodarwinistas citadas anteriormente y Lynn
Margulys aparece en la tarima deconstruyendo esta teoría
que justifica la evolución a partir de un único organismo,
que una vez fijada en los genes su variabilidad, se verá
sometido a la selección de la naturaleza.
Durante
dos años acudió a numerosas revistas de prestigio viendo
rechazado su artículo “Origin of Mitosing Cells” (hasta
15 veces), donde proponía su teoría sobre el origen de las
células eucariotas. Posteriormente volvió a tener
problemas para publicar hacia 1970 “Origin
of Eukaryotic Cells”, un libro donde ampliaba y daba
forma a sus teorías.
Por último me gustaría añadir que en la actualidad podemos leer en
todos los libros de texto, el hecho de que se aceptan como
científicamente demostradas tres de las cuatro
incorporaciones endosimbióticas planteadas por Margulys.
Los seres humanos
compartimos con ratas o gusanos una enorme cantidad de
fundamentos genéticos y bioquímicos, ¿cómo explicar
entonces la enorme diversidad de potencialidades entre unas
y otras especies?
Para
comprender este fenómeno es necesario explicar que la
existencia de una determinada dotación cromosómica no
implica necesariamente su total expresión, o sea la
trascripción y posterior traducción en proteínas de todo
el material genético.
En
realidad, sucede más bien al contrario. Son muy pocos,
relativamente hablando, los genes o unidades básicas de
información que se transcriben y plasman en proteínas.
Aunque existen diversas hipótesis, hoy por hoy desconocemos
el sentido que tiene el mantener esta gran cantidad de
información que no se va a utilizar.
Como
hemos comentado antes, el hecho de compartir vías metabólicas
(respiración, por ejemplo), estructuras orgánicas (corazón,
intestino, ovarios), es una prueba irrefutable de que
mantenemos algún tipo de parentesco más o menos lejano con
ratas y gusanos. Este devenir por la historia de la vida a
lo largo de millones de años ha generado cierta acumulación
de información (ADN) que una especie concreta no utiliza.
Volviendo
a la pregunta diríamos que ciertos genes se expresan, se
traducen en proteínas, en unas especies y en otras no. La
explicación sólo puede ser adaptativa: si una solución
metabólica representa un éxito y un avance en las
condiciones de supervivencia de la especie, está tenderá a
fijarse en su código genético gracias a su propia
supervivencia y, por tanto, a la posibilidad de transmitir a
su herencia esta nueva cualidad.
Hemos hablado de ello
anteriormente, pero ¿dónde reside la diferencia esencial
entre lamarckismo y darwinismo?
Una
de ellas está en la herencia de los caracteres adquiridos
que hemos citado antes.
Lamarck,
en su obra “Filosofía
Zoológica” (1809), defiende una teoría que se ha
denominado transformismo del mundo y acepta la generación
espontánea, ideas que sabemos hoy que son erróneas, pero
también acepta, de manera digamos pionera, un progreso en
los seres vivos (evolución) generado por la influencia del
medio. Para él los caracteres adquiridos a lo largo de la
existencia de un individuo son heredables. En palabras
llanas diríamos que el hijo de una gran pianista adquiere
por herencia genética una mayor habilidad en sus dedos que
cualquier otra persona cuya madre no sabe tocar el piano.
Dejando
de lado su concepto de generación espontánea, que no
quedaría resuelto hasta los experimentos de Pasteur en
torno a 1850, Lamarck afirma que el uso frecuente y
sostenido de un órgano lo desarrolla mientras que su falta
de uso lo debilita progresivamente hasta hacerlo
desaparecer. La diferencia estriba en que para Lamarck la
función desarrolla el órgano y para Darwin primero se ha
desarrollado el órgano y luego la naturaleza selecciona.
¿A qué se suele llamar
neodarwinsimo? ¿Es equivalente a la teoría sintética de
la evolución?
Para
mi sí. Podemos resumir el neodarwinismo o la teoría sintética
como una refundación del evolucionismo a la luz de los
conocimientos biológicos y bioquímicos actuales.
Es
conocido que la teoría de la evolución de Darwin ha pasado
por momentos críticos y momentos estelares, por así
decirlo. En la primera cuarta parte del siglo XX las nuevas
aportaciones de la bioquímica, la genética, la paleontología,…
llevan a la revisión del concepto de darwinismo, que de
forma resumida podríamos basar en:
Los
genes, constituidos por ADN, se definen como la unidad básica
de información hereditaria y el elemento determinante sobre
el que actúa la evolución.
Las mutaciones,
o cambios aleatorios en la estructura de los genes, son la
causa de la variabilidad, o sea son el ORIGEN de la posible
evolución o desaparición, con mayúsculas.
La
selección natural y otros factores evolutivos, como por
ejemplo, la migración, la deriva genética, las barreras
geográficas, actúan sobre la variabilidad debido, sobre
todo, a la presión que ejerce el medio natural sobre los
organismos.
Las
poblaciones son las unidades evolutivas. Los ambientes
diversos, las diferentes presiones, las situaciones de
aislamiento, conducirán a una misma especie por caminos
diferentes.
El
aislamiento también se considera clave en la “especiación”
o formación de nuevas especies al dificultar la mezcla y
generar una diversificación genética de las diferentes
poblaciones.
Factores externos, como el
clima, la tectónica o la oceanografía, ¿influyen en la
evolución de las especies? ¿De qué modo si es el caso?
Diría
que es difícil interpretar en la actualidad la historia
evolutiva de la vida en nuestro planeta sin considerar la
evolución geológica de la Tierra. Por ello la tectónica y
la oceanografia nos ayudan en la comprensión de la teoría
evolutiva.
¿Y cómo lo hacen?
Alfred
Wagener
formuló su hipótesis sobre la deriva continental hacia
1910, idea fuertemente rechazada en un principio hasta el
estudio y interpretación del fondo marino en los años 60,
en que se demostraba las correctas ideas de Wagener, formulándose
la teoría de la tectónica de placas que corregía y
ampliaba sus propuestas.
La
tectónica de placas nos ayuda a interpretar tanto la
distribución de la vida sobre el planeta como su distinta
evolución en los diferentes continentes. También nos
permite una mejor interpretación del registro fósil y de
los grandes cambios climáticos acaecidos en la historia de
la Tierra (el Cámbrico, el Jurásico,..). Conjuntamente con
el estudio del fondo oceánico nos ha permitido hacer
proyecciones de futuro sobre la posición de los continentes
y comprender definitivamente fenómenos como terremotos,
erupciones volcánicas o formación de cordilleras.
En
cuanto al clima, sabemos que la distribución de las masas
de agua y de los continentes, la rotación de la tierra, la
inclinación de su eje, numerosos aspectos físico–químicos
de la atmósfera,….influyen en la formación de un clima
que a su vez es también dinámico, como dinámica es también
la Tierra. Todo apunta a un Universo cambiante, dinámico,
nunca estático, que ha de favorecer a su vez el dinamismo y
el cambio en los seres vivos que son parte integrante de
este Universo.
Se habla a veces del
problema estrella de la biología evolucionista, de la
explosión cámbrica. ¿Qué explosión es esa? ¿Por qué
es un problema para la biología que acepta la teoría de la
evolución?
Estamos
ante uno de los numerosos retos que poco a poco los estudios
científicos realizados desde diversas disciplinas van
aclarando.
El
cámbrico es sin duda una fase de la historia de la Tierra
de gran importancia en términos evolutivos pero son
numerosos los científicos que cuestionan este hecho por las
limitaciones técnicas de la época en que se postuló. En
aquellos momentos solo se tenían en cuenta, sólo se podían
estudiar, los macrofósiles de concha dura, de forma que, de
los aproximadamente 20 “filums” de metazoos aceptados
actualmente, teóricamente la mitad aparecen por primera vez
en el registro fósil del período cámbrico.
Con
el paso del tiempo esta idea, la explosión biológica del cámbrico,
va perdiendo fuerza a la vez que mejoran las técnicas de análisis
de microfósiles, las de datación radiológica de rocas,…
llegando a la situación actual en que hemos sido capaces de
reconocer estructuras precursoras de algunos “filums” de
cuerpo blando en las rocas precámbricas.
Podemos
concluir que nuevamente Darwin sale victorioso de este reto.
Situémonos ahora en el
contexto de descubrimiento de las teorías científicas. Un
año antes de la publicación de “El origen de las
especies”, Darwin recibió una carta de Alfred Russell
Wallace pidiéndole consejo sobre una teoría que había
desarrollado: la selección natural como mecanismo de la
evolución. ¿Fue Wallace entonces un coinventor de la teoría
de la selección natural?
No
sabemos mucho, o por lo menos yo no sé demasiado, sobre
Wallace que después de publicar varios escritos proponiendo
el concepto de evolución envía a Darwin un artículo para
su revisión en el que manifiesta la idea de selección
natural.
Por lo que parece, Darwin, que ya lleva más de 20 años tratando de
plasmar sus ideas en un libro, comprende que la propuesta de
Wallace es la idea que sintetiza todo lo que él ha estado
pensando y madurando. Se pone en contacto con él y al año
siguiente Charles Lyell presenta su trabajo en la Sociedad
Linneana de Londres citándolos como coautores, lo cual,
creo, ciertamente es justo.
Lo
más importante a mi modo de ver es que Wallace envía un
artículo a una persona que él sabe que trabaja con unas
ideas afines a las suyas en este terreno y demuestra que
Darwin –y en el libro “El
origen de las especies” se puede constatar– hablaba,
preguntaba, investigaba, recogía numerosos datos, que iban
configurando poco a poco su idea sobre la evolución y la
selección natural.
Está también Erasmus
Darwin, el abuelo de Darwin En su libro “Zoonomía”
anticipaba las tesis de Jean–Baptiste Lamarck. ¿Influyó
en la obra de su nieto? ¿Darwin bebió también de fuentes
familiares?
Darwin
no se refiere en citas concretas a las propuestas de su
abuelo Erasmus, pero sí que conoce el libro y es evidente
que Darwin crece en un ambiente dominado por el gusto, entre
otras disciplinas, a las ciencias naturales. Estudiante de
medicina, posteriormente casi ordenado sacerdote, Darwin
participa, antes de zarpar en el Beagle conjuntamente con
importantes naturalistas de la época, en diversos estudios
naturalistas, ayudando en la clasificación de coleópteros,
estudiando entomología, botánica, anatomía comparada en
animales, …..
A
la pregunta de si bebió de fuentes familiares podríamos
contestar que es muy probable, ya que en su libro “El
origen de las especies”, propone como posible causa de
la variabilidad la teoría de los caracteres adquiridos de
Lamark… ¿O, tal vez, a partir de las propuestas de su
abuelo? Difícil de saber.
Está luego Thomas Malthus
y su lucha por la existencia en un mundo desarrollado. ¿Influyó
directamente en Darwin? Se ha dicho, si no ando errado, que
Darwin proyectó en la naturaleza los esquemas de la
sociedad burguesa victoriana de la época. ¿Es el caso? ¿Esta
proyección ideológica no quita valor a su conjetura científica?
Darwin
afirma en su autobiografía que la lectura del escrito de
Malthus le ayudó a consolidar las ideas que sobre la lucha
por la existencia ya tenia de alguna manera preconcebidas. A
partir de las numerosas observaciones realizadas en los hábitos
de los animales y las plantas, conceptos como la excesiva
reproducción de las clases pobres, la preparación de las
clases más ricas,… le llevan a entender – él mismo lo
dice explícitamente – como las variaciones favorables
tienden a preservarse y las desfavorables a destruirse dando
como resultado la formación de una nueva especie.
Si
por proyección de los esquemas de la sociedad burguesa en
la que vivía entendemos, siguiendo a Malthus, que las
clases más ricas estaban mejor preparadas, es evidente que
Darwin, una persona que ha estudiado, ha viajado, ha crecido
en un ambiente de amor al conocimiento, que su poder económico
le permite dedicarse a sus estudios sin tener que trabajar,
… se ha de sentir por fuerza mejor preparado. Considerados
estos supuestos no creo que su aportación científica
pierda valor, al revés; creo que su comportamiento personal
dista mucho del comportamiento general de la sociedad
victoriana, hecho que habla muy en su favor y tal vez se
pueda aplicar a sí mismo aquello de que la naturaleza
selecciona a los mejor preparados, siendo él uno de ellos.
Horacio Capel ha hablado de la influencia
de un militar español, Félix de Azara, en las concepciones
de Darwin. Azara, tras su viaje y estancia en Paraguay,
escribió obras de historia natural, Viajes por la América meridional
(1809) entre ellas, en las que parecía defender la adaptación
de los animales al medio e incluso la misma extinción de
las especies. De hecho, Darwin le cita en varias de sus
obras. En su “Diario
de viaje de un naturalista alrededor del mundo”
lo hace en 15 ocasiones. ¿Crees que hubo influencia directa
de la obra de Azara en las tesis y conjeturas de Darwin?
No
puedo afirmar con rotundidad si tal o cual persona influyó
en poco o en mucho en la elaboración de su teoría. Darwin
tarda 23 años en publicar “El
origen de las especies” y en este libro (y en toda su
obra posterior) se pueden constatar las numerosas
referencias a personas, desde simples criadores de palomas a
científicos reputados en aquel momento, como el geólogo
Charles Lyell, ….
Antes y después del viaje en el Beagle, Darwin no deja de consultar
todo aquello que puede serle interesante. Al principio por
el simple hecho de introducirse en el conocimiento de la
naturaleza, posteriormente por todo aquello que le pueda
aportar explicación a su incipiente teoría.
Déjame que viaje un
momento a la Unión Soviética de los años treinta. ¿Qué
fue el lysenkismo, qué tesis defendía Lysenko? ¿Era
cierto, es cierto, que el materialismo dialéctico era
consistente con sus tesis y no en cambio con el darwinismo?
Los
experimentos de Lysenko estaban relacionados con la producción
agraria –cereales principalmente– y consistían en el
desarrollo de una técnica que el mismo denominó vernalización.
Digamos que hasta ese momento se creía que el frío no era
un buen aliado de las plantas y Lysenko demuestra lo
contrario con sus experimentos.
A
partir de aquí comienzan las dobles interpretaciones, desde
un lado (la URSS) y desde el otro (EEUU, Occidente). Lo que
se debate ya no es genética, ya no es ciencia, sino el
aprovechamiento político de la ciencia, cosa por otro lado
muy común actualmente y a lo largo de los siglos.
La
praxis, el incremento de la producción agrícola real y
constatable, fue lo que le dio prestigio, el gobierno soviético
le dio lo demás: cargos, responsabilidades, foros de
discusión en forma de revistas, conferencias científicas.
El materialismo dialéctico era claramente consistente con
sus posiciones, puesto que Lysenko representaba la materia,
la transformación, la tesis y la antítesis, mientras que
el darwinismo se movía principalmente en aquellos años,
1930, en el mundo de las ideas.
Para
el gobierno soviético dirigido por Stalin, mientras los
genetistas trabajaban el laboratorios aislados de la
realidad cotidiana (ciencia burguesa), Lysenko trabajaba
para mejorar la producción agrícola con los campesinos, en
los que insuflaba esperanzas de mejoras y bienestar futuro.
Curiosamente
todavía hoy en día continúan las discusiones sobre la
figura de Lysenko. Por un lado la revisión de sus trabajos
niegan en buena parte los argumentos científicos que el
mismo esgrimía, a lo que hay que añadir las acusaciones
sobre las gravísimas consecuencias que tuvieron sus
actuaciones para el mundo científico soviético, acusándole
de la encarcelación y, en algunos casos, de la muerte de
opositores científicos de sus tesis. Por otro lado, sus
defensores aducen que su linchamiento moral proviene de
occidente y concretamente de las campañas iniciadas desde
EEUU con motivo de la guerra fría.
Hablábamos
antes de Azara, ¿cómo se recibieron en España las teorías
evolucionistas? ¿Tardamos muchos años en aceptar la
revolución darwinista?
No puedo contestar con certeza, pero lo que si sé es que la Institución
Libre de Enseñanza, creada en 1876, y con ella diversos
catedráticos españoles, ya recogen y enseñan las teorías
darwinianas sobre la evolución. Entre ellos podemos
destacar a Augusto González Linares, catedrático de la
Universidad de Santiago de Compostela, que fue represaliado
por su defensa de las ideas evolucionistas.
Por
otro lado Diego Núñez en su libro El
darwinismo en España afirma que hacia 1860 Antonio
Machado ya habla en su cátedra de la Universidad de Sevilla
sobre evolucionismo, y que en la década de 1870 en actos
inaugurales de algunas Universidades (Barcelona, Granada,
..) ya se realizan comentarios a favor del evolucionismo, y
también, por supuesto, muchos actos en contra.
Núñez
habla en su libro de que la primera traducción de El
Origen de la Especies se publica en Barcelona en 1880,
unos 20 años desde su publicación original, y puede
decirse que hay un cierto retraso evidente con respecto a
otros países de Europa que ya habían leído a Darwin, pero
no por eso deja de crecer rápidamente al amparo de todos
los movimientos progresistas que tenían lugar en la España
a finales del XIX y sobre todo en el siglo XX hasta 1936.
Que
el debate también ha sido largo y tortuoso en la España de
finales del XIX y principios del XX lo constituye, a forma
de anécdota, la famosa etiqueta de “Anís del Mono” con
la imagen de Darwin transformado en un simio.
¿Qué huecos de las
aportaciones de Darwin han sido rellenados por la
investigación posterior?
Son
numerosas las aportaciones posteriores y creo que Darwin
estaría muy orgulloso de ellas puesto que en ocasiones
apelaba al sentido común para explicar aspectos de su teoría,
sentido común que en muchos casos investigaciones
posteriores ha podido fundamentar.
Por
ejemplo, Darwin desconocía el motivo de la variabilidad
hereditaria sobre la que actúa la selección, aspecto que
han conseguido aclarar los estudios de genética, disciplina
que no existía en sus tiempos. También son numerosas las
aportaciones realizadas desde la tectónica de placas, la
anatomía comparada, la paleontología, … la bioquímica.
Hablábamos antes de todo ello.
En
su presentación de su película sobre Freud, John Huston
hablaba de las grandes revoluciones conceptuales de la
humanidad. Una de ellas, desde luego, la del propio Freud,
pero también la de Darwin. ¿Cómo es entonces que
actualmente en muchas escuelas norteamericanas se sigue
defendiendo el creacionismo y situando al mismo nivel esa
creencia religiosa y la teoría darwinista?
El
tema del creacionismo –según noticias recientes, más de
120 millones de personas creen en él en EEUU– no es más
que lo mismo de siempre. Por un lado, continúan las
investigaciones entorno a los conceptos de evolución,
selección natural,… Por otro surgen nuevas formas de
oponerse a las continuas aportaciones. Y creo que seguirá
siendo así todavía durante mucho tiempo, puesto que es
demasiado lo que nos jugamos todos, los unos y los otros.
El
problema en las escuelas de EEUU surge en 1987, a partir de
una sentencia en la que se obligaba a los centros de enseñanza
a explicar las diversas teorías científicas sobre el
origen de la vida, en lugar del relato del “Génesis”.
Un par de años más tarde los grupos creacionistas
agrupados en el “Discovery
Institut” comienzan a substituir en sus textos la
palabra creador y creación por “diseñador inteligente”
y “diseño inteligente” para poder incorporarlos como
teoría científica a los libros de texto.
En
las sociedades occidentales actuales se da una dualidad
dominada por innumerables aspectos económicos, sociales,
culturales,.... Por una parte se fomenta y dotan económicamente
centros de investigación genética, laboratorios, se crean
centros multidisciplinares dependientes de Universidades,
…. para profundizar, por ejemplo, en la resolución de
enfermedades, en la producción de nuevos fármacos. La
gente pide esas mejoras, o lo que es peor, confía en que
llegaran esas mejoras. “No hay problema que la ciencia no
pueda resolver con paciencia y tiempo ... así lo demuestra
la historia de la humanidad”. Lo que originalmente era una
idea “la evolución de las especies” hoy puede ser un
gran negocio al que no hay que hacerle ascos, como en el
caso de la genética.
Por
otro lado, se mantienen y dotan económicamente a iglesias,
centros de culto,…. asociaciones y fundaciones
parareligiosas de todo tipo. Se trata en definitiva de
seguir manteniendo al mismo nivel a evolucionistas y
creacionistas, cuando todo parece acabarse para estos últimos.
¿Es compatible el
darwinismo con la teoría del diseño inteligente en tu
opinión?
Desde
su aparición el darwinismo no se ha desvinculado nunca de
la dicotomía ciencia–ideología política. La teoría
evolutiva, y remarco teoría, no ha dejado continuamente de
imponerse gracias a las numerosas contribuciones de
infinidad de estudiosos de la genética, la bioquímica, la
paleontología, la fisiología,.... pero la discusión en el
plano ideológico continua alimentada por defensores del
creacionismo o por la aparición de nuevas formas de combate
como el caso del “diseño inteligente”.
El
D.I acepta que hay evolución, pero que ésta no puede ser
al azar sino que ha de ser dirigida por un ente superior y
por tanto justifica la existencia de un ser: demiurgo, dios,
... La naturaleza es perfecta y esta perfección solo puede
ser el fruto de una mente inteligente, de una providencia
divina. Recogen textos de Platón y su ideal de naturaleza,
de Canterbury y su teología racionalista (creer para
entender), de Tomas de Aquino y su idea de que lo
sobrenatural perfecciona continuamente lo natural, etc.
El
D.I no es más que una nueva vuelta de tuerca, en este caso
acompañada de una sofistificación pseudocientífica, que
lo más interesante que tiene desde mi punto de vista es que
obliga a los evolucionistas a profundizar en las líneas de
investigación aportando pruebas y más pruebas. Investigación
que, paradójicamente para los defensores del diseño
inteligente, se vuelve continuamente en su contra.
Por
ejemplo: Afirman que el modelo
científico de la evolución por selección natural es
insuficiente para explicar el origen, la complejidad y la
diversidad de la vida, cosa de la que ya hemos hablado y que
es aceptada por todos los evolucionistas, o que el universo
está demasiado bien adaptado a las criaturas vivientes como
para pensar que es así por pura casualidad. En este último
caso podemos referirnos a la teoría Gaia de J. Lovelock y
Lynn Margulys autores que afirman que al igual que el
entorno (el medio natural) modifica la vida, asimismo la
vida modifica el entorno con su actividad físico–química
a lo largo de millones de años.
¿Qué opinión te merece la obra de Stephen Jay
Gould? ¿En qué consiste su teoría de la evolución
punteada? ¿Es una forma de disolver la contradicción
aparente entre los registros fósiles, que apuntan a saltos
bruscos en la evolución, y los ínfimos cambios acumulados
de generación en generación?
La
evolución punteada sostiene que el ritmo evolutivo no es
continuo sino que más bien parece acelerarse en
determinados momentos y situaciones de estrés ambiental, a
los que siguen largos períodos de estabilidad de las
especies. Su explicación se basa en el estudio de diversos
yacimientos de organismos fósiles del período cámbrico,
en los cuales se constata una falta de formas intermedias
entre la especie hallada y los organismos actuales.
Su
posición es alabada por unos y criticada por otros (R.
Dawkins, por ejemplo), pero en todo caso la comunidad científica
está de acuerdo en que es un intento brillante de aclarar
ciertos aspectos de la teoría de la evolución, realizado
por un científico con una prosa elegante y siempre cercana
al gran público.
¿Por qué fue tan
criticado por reconocidos evolucionistas como Dennett o
Dawkins?
Como
siempre hay que volver a la religión. Jay Gould nos habla
de los “magisterios no superpuestos” diciendo que no ve
conflicto alguno entre religión y ciencia ya que la primera
se encarga de la moral, mientras que la segunda se encarga
de explicar el mundo.
Gould
defiende un adaptacionismo moderado afirmando que algunos de
los caracteres adaptativos que muestran las especies
actuales no tienen en su origen esta finalidad, sino que
aparecidos por unas u otras causas han sido posteriormente
utilizados para otros fines no inicialmente previstos. Por
ejemplo: ese sería el caso del esqueleto de los vertebrados
que en un principio tendría una función protectora de órganos
y de reservorio de calcio en especies antiguas o
extinguidas, y actualmente tiene además la función de
soporte estructural en especies evolucionadas.
Por
otra parte es de sobra conocida la posición de Richard
Dawkins respecto a todo tipo de religiones y a sus
fanatismos. Miembro honorífico de la prestigiosa National Secular Society, ha participado en numerosos debates,
charlas, ha escrito numerosos libros, en los que sistemáticamente
carga las tintas contra todo tipo de religión, siempre en
base a poderosos argumentos que muchos teólogos intentan
rebatir con más o menos éxito.
Dennett,
que proviene del campo de la filosofía, defiende el
adaptacionismo o idea central de que la selección natural
genera adaptación. Además es sumamente crítico, al igual
que Dawkins, con los fenómenos religiosos, aspecto que
analiza en profundidad en algunas de sus obras.
¿Por qué la izquierda no ha sido siempre aliada
fiel del darwinismo? ¿Se puede conciliar las posiciones de
izquierda con una teoría que afirma la supervivencia del más
fuerte? ¿No suena eso a competencia sin piedad, alma motora
del capitalismo salvaje?
La supervivencia del más fuerte es en esencia mentira, la
supervivencia va a corresponder al mejor adaptado a las
condiciones cambiantes del medio. Kropotkin, el príncipe y
anarquista ruso, afirmaba en 1902 que los mejor adaptados no
tienen porque ser los más fuertes, ya que pueden serlo los
más solidarios y sociales, es decir que la competitividad
no es el único fenómeno que explica la evolución. Esta
idea aparece con fuerzas renovadas en la “teoría
endosimbiótica de la célula” de Lynn Margulys en la que
describe el paso de la célula procariota a la célula
eucariota como un proceso de fusión de diversos organismos
que colaboran mutuamente en la supervivencia (¿tal vez el
“apoyo mutuo” de Kropotkin?). Dicho en otras palabras el
apoyo mutuo favorece la adaptación y, por tanto, la
supervivencia.
El
problema creo que surge del concepto “darwinismo
social”. Aplicar sin más, los conceptos desarrollados por
Darwin a una especie como la nuestra, en la que interviene
una cuarta evolución de la que no hemos hablado hasta ahora
y que siguiendo a Jorge Wagensberg llamaremos “evolución
cultural”, es sumamente peligroso.
Hay
una tendencia a simplificar la evolución, ya que
probablemente basten un par de minutos para explicarle a
alguien en qué consiste. Para entender esto basta con
recordar que Darwin tardó más de veinte años en publicar
su “Origen de
las especies” y que estoy completamente convencido de
que sabia de sobra que estaba poniendo sobre la mesa la hipótesis
más genial que seguramente ha planteado persona alguna, a
la vez que arrinconaba las explicaciones que sobre la
naturaleza daba la teología.
Al resto yo le llamo “arrimar el ascua a tu sardina” de forma que
tanto la economía, como la sociología se convierten en
altavoces de la nueva teoría que es sumamente manipulable
cuando se queda en lo superficial. A lo largo de la historia
hemos soportado grandes desgracias en nombre de la supremacía
de la raza aria, la supremacía del dios de los judíos, la
supremacía del dios de los cristianos, la supremacía del
hombre blanco, ….
Para finalizar, ¿cuáles
son los grandes problemas que se están investigando dentro
del, digamos, programa de investigación darwinista?
La
idea de que existe un programa de investigación darwinista
no creo que sea muy correcta. Darwin dejó sentadas unas
coordenadas de partida que han servido durante estos 150 años
para ahondar en el problema de la evolución. Tanto los
defensores como los detractores de la teoría evolucionista
llevan todos esos años profundizando, los primeros
intentando dar una explicación a los fenómenos tratados
por Darwin desde el método científico; los segundos
rechazando desde sus castillos teológicos cada uno de los
avances y propuestas que se lanzan continuamente.
Desde
mi punto de vista acepto que no solo la selección natural
sea el motor de la evolución. Seguramente existen otros
mecanismos físico–químicos o biológicos que también
intervienen en el proceso. Por ejemplo la teoría de la
“evolución por incorporación” desarrollada por Lynn
Margulys a partir de su teoría endosimbiótica, o la teoría
Gaia de James Lovelock que propone mecanismos homeostáticos
y de autoregulación, dan una nueva y brillante perspectiva
a las ideas evolucionistas volviendo a abrir importantes
caminos de investigación.
Por
otro lado, las investigaciones en genética y biología
molecular son seguramente las que nos darán más y mejores
explicaciones. Un tema clave está en desentrañar el
mecanismo de la expresión génica, conocer los patrones
mediante los cuales tiene lugar la expresión fenotípica de
un determinado gen o secuencia de genes en una especie y por
tanto también lo no expresión de otros.
A
modo anecdótico podríamos comentar los continuos informes
sobre la presencia o no, de agua en la Luna, en Marte, ... y
las posibilidades de instalar seres humanos en esos
planetas. Detrás de estas informaciones hay importantes
grupos de investigación que trabajan en conceptos como
“terraformar” Marte, la Luna,… y todos siempre basados
en la teoría de una evolución a partir de la proliferación
de bacterias que se encargarían de transformar las
condiciones físico– químicas del planeta o satélite en
cuestión, para permitir el desarrollo de organismos
superiores. Este planteamiento que parece de ciencia ficción
está basado, ni más ni menos, en aceptar con todas sus
consecuencias la evolución natural de los seres vivos que a
la vez que a sí mismos modifican también su entorno que a
su vez los modificará a ellos, en una espiral de
retroalimentación.